domingo, 27 de octubre de 2024

AL MARGEN Y DE NO CREER


Macri se la pasa, pero Milei no la devuelve
HÉCTOR M. GUYOT
Mauricio Macri se la pasa, pero Javier Milei se las morfa todas. Es su naturaleza. No mira para los costados y arremete llevándose puesto todo lo que encuentra a su paso. Más que la pared virtuosa con quienes patean para el mismo lado, prefiere embestir a toda carrera mientras seduce a los defensores rivales con la ayuda del frío estratega que, desde el banco, mueve las piezas. Dueño de la pelota, Milei no la presta y quiere que todos jueguen para él. Pero así se llena de aliados dudosos, traicioneros; hoy se la dan al pie, pero en cuanto la cancha se incline para el otro lado empezarán a patear en contra. Igual, con el campo de juego en mal estado y tantas caídas en el barro, a las camisetas ya no se les distingue el color y por momentos nadie sabe para dónde patear. Ventaja para Milei. A un bilardista confeso solo le importa el resultado. Nada de jogo bonito.
Primera inquietud, desde la tribuna: ¿no se cansa Macri de pasar pelotas que nunca vuelven? El destrato que le dedican Milei y su entorno induce a pensar que en el oficialismo no hay conciencia de lo que vale el apoyo que recibió de Pro, así como de otras expresiones de Juntos por el Cambio, en instancias claves. Muchos libertarios le dirigen a Macri un desprecio más o menos velado y señalan su fracaso en promover el cambio que ellos vienen a instaurar. Olvidan que la posibilidad de éxito del Presidente, y hasta su misma irrupción en los primeros planos de la política, se debe al desastre que dejó el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Macri elige ignorar las ingratitudes y persiste en el acompañamiento a Milei, sobre todo en lo relativo al rumbo económico, convencido –así lo ha dicho– de que el país no debe perder la oportunidad de acabar con un corporativismo que ha convertido al Estado en un botín a rapiñar. Ambos patean para el mismo lado, pero toda jugada del Gobierno se vuelve confusa en la puerta del área. Allí, cuando hay que encarar hacia el arco, afloran las contradicciones.
La razón reside en lo político, donde Milei no encarna el cambio, sino la continuidad. “Todos los fanáticos alimentan su fervor en el rechazo. Cuanto más rechazan, más rectos se sienten”, escribió John Berger. Cité la frase en el pasado para describir una reacción de Cristina Kirchner. Vale hoy para cada insulto que suelta Milei. También escribí que el gen del populismo reside en la personalidad del líder. Habría que buscar ahí la causa de la continuidad. El mesianismo, el dogmatismo, el ataque a quien piensa distinto, la división de la sociedad entre buenos (los que están conmigo) y malos (los que me contradicen), el desprecio por las instituciones, todo esto permanece. Por más que Milei patee hacia el lado correcto, es imposible soslayarlo.
“La democracia solo prospera en una atmósfera de reconciliación y diálogo. Quien absolutiza su opinión y no escucha a los demás ha dejado de ser un ciudadano”, dice Byung-Chul Han en El espíritu de la esperanza, libro muy recomendable en estos tiempos. De acuerdo con Han, los argentinos hemos elegido como presidente a un hombre que todavía no alcanzó los atributos que demanda la condición de ciudadano. Tendemos a no reconocerlo o a olvidarlo.
Esta continuidad “populista” se traduce en políticas concretas, como el ataque sistemático al periodismo independiente, con gran protagonismo del insulto presidencial, y la porfía en llevar a la Corte Suprema al juez Ariel Lijo, un avance contra la independencia de la Justicia que el Gobierno negocia con el kirchnerismo. A veces no está claro para dónde patea el Presidente.
Así las cosas, no es raro que el juego se trabe cuando la pelota llega al área y Milei se dispone a convertir. A diferencia de Patricia Bullrich, Macri es de aquellos que, aun aportando a la viabilidad del gobierno libertario, busca discriminar entre cambios y continuidades. La tarea no es sencilla: en el caos que promueve la personalidad volcánica de Milei, cambios y continuidades tienden a presentarse mezclados. Sin embargo, quizá no haya tarea más necesaria que establecer responsablemente cuándo decirle que sí al Presidente y cuándo plantarse y decirle que no. La gestión de Milei depende de la economía, y lo mismo el rescate de tantos argentinos que están bajo la línea de flotación. Pero la economía depende de la calidad de las instituciones. Palabra de un Nobel.
Segunda inquietud desde la tribuna, más de fondo: ¿cuál es el resultado que busca este bilardista declarado que, como ha deslizado el propio Macri, a veces prefiere a los malos? ¿Dónde está el arco en el que se propone convertir el gol de la victoria? En un interesante artículo, Marcelo Gioffré lo planteaba así en las páginas de este diario: “¿Cuál es entonces el modelo hacia el cual va este gobierno? ¿La sociedad abierta o un corporativismo de clóset?”. No está tan claro. Lo sabremos con el correr de la gestión, mientras acecha el contraataque del peronismo, nostálgico de la pelota. Aun con muchos lesionados (y condenados), siempre es peligroso cuando se propone recuperar el balón para romper la defensa. Y más todavía si esa defensa tiene infiltrados y no está bien abroquelada

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

De no creer. ¡Entrevisté a Milei! Más Milei que nunca
Carlos M. Reymundo Roberts
La entrevista que me concedió ayer el Presi viene a desmentir eso de que solo habla con periodistas amigos o complacientes. Es cierto que tampoco estoy en la vereda opuesta. Me gusta definirme como un admirador crítico. Soy de los que piensan que es un tipo genial; es genial al menos dos horas por día, y el resto puede ser pillo, diablillo, loquillo. Cuando cae en modo illo “es insufrible”, dicen sus colaboradores. ¿Cómo estuvo durante la entrevista? Lean y opinen. Yo pasé un rato de lo más entretenido. Con Javi siempre se aprende. En primer lugar, a contenerte: cuando habla aparece él, pero por detrás enseguida desfilan Santi Caputo, Trump, Bukele, Agustín Laje (los peores momentos), el Gordo Dan… Alta fauna.
Basta de prolegómenos. Con ustedes, el Presidente, el jefe del Estado que promete destruir el Estado del que es jefe, el inverosímil, el diferente, el campeón libra por libra: Javier Milei.
–Te agradezco, Javier, que me permitas tutearte.
–Adelante, va a ser un gusto putearte.
–Mi estrategia hoy es tomar tus respuestas como si fueran normales, para no entrar en una dinámica en la que vos te movés más cómodo. Dicho esto, ¿por qué aceptaste la entrevista?
–No me lo explico. Digo, a ver, o sea, te vi entrar y ya estaba arrepentido. O sea, disgustado. Terminemos esto rápido.
–Marina dal Poggetto, la entrañable Dalpo, dice que se te alinearon los planetas. Coincido: la economía está rebosante.
–Esa chica, que cuando sea grande quiere ser economista, vuelve a demostrar que es burra, ignorante, torpe. ¿Cómo que se me alinearon los planetas? Los alinee yo. Marina dal Pichetto: no entiende nada.
–Lo dije, no voy a hacerte el juego. Sigo. Muy bien darle la DGI a Andrés Vázquez. Soldadito de los Kirchner contra Clarín, amigo de Larcher y Stiuso, fugador de divisas, le encontraron medio palo verde en paraísos fiscales... ¡El hombre indicado, Javi! ¡Tiemblan los evasores!
–Vos también deberías tener un poco de miedo, porque decir esas pelotudeces no es gratis. Una sola referencia alcanza para dejar a salvo la integridad de Andrés: me lo recomendó Santi Caputo.
“En noviembre era votar el ‘plan platita’ o el plan ‘no hay plata’. La gente eligió bien”
–Ah, OK, me convenciste. De última, si hace una de las suyas lo esperamos en la Corte con Lijo.
–No, Ariel va a estar ocupado con expedientes de periodistas. Como el tuyo, viejo meado.
–Esto último no lo oí. ¡Qué disciplina la mía! Decime, ¿a Santi no le estás dando excesivo poder? Ya se habla de Caputín, aunque de monje no tiene nada. Se lo considera excesivamente ambicioso, inescrupuloso, insensible, amigo de tipos nefastos…
–Por todos esos atributos forma parte del triángulo de hierro. Cómo les duele, eh. Para eso está ahí, para que les duela.
–Vos, en cambio, sos pura sensibilidad. Conmovedor tu llanto esta semana cuando los Granaderos te regalaron un gorro del regimiento. ¿Por qué te llegó tanto ese gesto?
–Porque lo entendí. Estaban pasándome la gorra: no tienen un mango.
–Entonces, preparate para llorar seguido: vas a recibir miles de gorras. Porque tu plan va muy bien, cada vez mejor, pero cómo la estamos pariendo, Javi.
–¡Dejá de protestar! Santi me pasó recién tu ficha, y a vos, gordito, no te va nada mal. Además, aprendé a leer los signos de los tiempos: en noviembre había que votar el “plan platita” o el “plan no hay plata”, y la gente eligió muy bien.
–¿Viste el ajuste del Papa? Para reducir el déficit del Vaticano bajó los sueldos de la casta. Impresionante cómo cunde tu ejemplo. Sos un antes y un después.
–Pará, pará, pará, Fantino del subdesarrollo. El Papa recortó 10% el sueldo de los cardenales. Nosotros, en ARCA, el del personal superior lo bajamos 90%. Mi ajuste es con sangre. El de Francisco, con agua bendita.
–A este tuitero Juan Doe, o Juan Pablo Carreiro, su nombre real, le dieron un puestito en la Casa Rosada y se lleva 2,5 millones por mes. ¿Qué puede esperar: sangre o agua bendita?
–Más trabajo. La libertad avanza en las redes.
–¿Cómo estás viendo la interna entre Cristina y Kicillof?
–Cristina K contra Axel K. Una guerra K: está todo dicho, ¿no? Yo deseo fervientemente un triunfo de los dos bandos: que exterminen al otro. ¡Basta de basura! Lo dije hace poco: Cristina y Kicillof le dejaron al país una deuda de 51.000 millones de dólares.
–Habías dicho 41.000 millones.
–Siguen corriendo los intereses.
–Fuiste muy criticado por eso de que te gustaría ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro. Yo entendí perfectamente que se trataba de una metáfora. Más o menos feliz, pero metáfora al fin.
–¿Viste cómo reaccionaron todas las ratas kakis? La próxima vez va sin metáfora.
–También la UCR vive una convulsión interna.
–Sí, claro. Logramos dividir a Juntos por el Cambio, a Pro, a los radicales, y esto va a seguir. A eso hemos venido, o sea, a separar las aguas. Los buenos con nosotros, y a los del otro lado, que se los lleve la corriente. O sea: glu, glu, glu... jajaja.
–¿Qué sentís cuando dicen que estás loco?
–Que vamos bien.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA    

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.