viernes, 4 de octubre de 2024

CRÍTICA DE STREAMING ..."Wolfs" Y DE TEATRO..."El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer."


Una comedia que merecía la pantalla grande
Marcelo StiletanoBrad Pitt y George Clooney
Wolfs
(ESTADOS UNIDOS / 2024) .GUION Y DIRECCIÓN: Jon Watts. FOTOGRAFÍA: Larkin Seiple. MÚSICA: Theodore Shapiro. EDICIÓN: Andrew Weisblum. ELENCO: George Clooney, Brad Pitt, Amy Ryan, Austin Abrams, Poorna Jagganathan. DURACIÓN: 108 minutos.
DISPONIBLE EN APPLE TV+


El primer día de septiembre, cuando Wolfs tuvo su estreno mundial fuera de concurso en el Festival de Venecia, se supo que George Clooney y Brad Pitt habían resignado buena parte de sus respectivos sueldos para que la película tuviese asegurado un paso más o menos razonable por los cines.
Ese anuncio llegó acompañado de bastante revuelo porque The New York Times reveló que el estipendio para cada uno de ellos por ese trabajo ascendía nada menos que a 35 millones de dólares. Clooney reaccionó con incomodidad, oculta detrás de la eterna calma que lo caracteriza. Dijo que la cifra final que ingresó en su cuenta era mucho menor (aunque no especificó cuál era) y conjeturó que semejante salario haría imposible cualquier película.
Más allá de los números, la discusión expuso con toda claridad un cuadro de situación que ni Pitt ni Clooney ni el público que los reconoce de inmediato en cualquier parte del mundo imaginaron hace apenas dos décadas, cuando los dos se ganaron con toda justicia un lugar privilegiado entre las grandes estrellas de cine de su tiempo. Título que hoy ambos conservan en plenitud. Todo lo que hacen y muestran en Wolfs lo confirma ampliamente.
Lo que nadie anticipó fue que, apenas 17 años después de La gran estafa, primer gran triunfo en la pantalla grande del estilo cool y relajado de Clooney y Pitt para liderar astutas tramas policiales con aire de comedia, una nueva película de perfil parecido encabezada con semejantes nombres no pasaría por los cines (al menos por las salas de nuestro país) por una decisión estratégica de los poderosos dueños de la marca.
Apenas hizo el recuento de daños de los magros resultados de taquilla de El otro lado de la luna en los cines, Apple TV decidió estrenar Wolfs directamente en su propia plataforma de streaming (todavía limitada en alcance y llegada respecto de sus competidores), previo paso por la pantalla grande durante apenas siete días.
La idea original era sostener la película en los cines al menos durante tres semanas, lo que garantizaba en nuestro medio un estreno amplio distribuido por Sony. Pero el estudio de la manzanita cambió de opinión y, como sabemos, ni las majors ni las cadenas multipantalla están dispuestos a apoyar un estreno de esta magnitud en los cines para que se quede allí nada más que siete días. Así pasó en la Argentina y en la mayoría de los mercados.
No queda más que lamentar todo lo ocurrido, porque Wolfs hubiese ganado mucho si se veía como en los tiempos, para nada lejanos, en los que alcanzaba con la mención de algunos nombres propios para garantizar una convocatoria amplia. Aquí no solo Pitt y Clooney confirman una vez más el carisma, la fotogenia, la personalidad y la presencia que definen a los grandes actores de cine devenidos en estrellas (o viceversa). Cierta manera de mirar, de caminar, de reaccionar frente a la palabra del otro. Hasta de jugar con tics o guiños que el espectador percibe inmediatamente como gestos de complicidad. Canchereadas bien entendidas, se diría por aquí.
Las dimensiones de un cine no solo resultan las más adecuadas para apreciar todo el magnetismo que una estrella es capaz de transmitir. También nos hubiese permitido, en el caso de Wolfs, disfrutar a pleno en términos visuales una historia que funciona mucho mejor con las dimensiones de la exhibición en una sala. El relato, que transcurre a lo largo de toda una noche, comienza en las estrechas dimensiones de una habitación de hotel, pero luego se traslada a las calles de Nueva York. Hay secuencias, sobre todo una extraordinaria persecución a través de las calles, los corredores y los pasadizos de Chinatown, concebidas para ser vistas y alcanzar su atractivo máximo en pantalla amplia.
La trama, en casos como este, es lo menos importante. Lo que vale es el modo en que Jon Watts, el artífice de la más reciente trilogía del Hombre Araña, construye una historia bastante ingeniosa y entretenida, aunque a veces sobrecargada de explicaciones, alrededor de las andanzas de dos “fixers” o “cleaners”, especialistas en dejar limpios de toda sospecha a aquellos escenarios en donde se producen hechos criminales.
Como se aprecia con claridad en los trailers y anticipos que circulan desde hace algún tiempo, los dos personajes encarnados por Pitt y Clooney, acostumbrados a trabajar por las suyas, terminan aliados a la fuerza. Y a partir de ese escenario propio de las buddy movies empiezan a desplegar una verdadera fiesta de señales, intercambios y complicidades que aluden con distintos niveles de sutileza y espíritu burlón a su propia condición de estrellas, a la capacidad para resolver problemas o dar lecciones, al mayor o menor talento profesional, a su condición de “lobos solitarios” (¿otra manera de identificarse a sí mismos frente al resto en este momento de Hollywood?) y al paso del tiempo.
En el medio aparecen una madura fiscal de distrito (Amy Ryan) en situaciones equívocas, un muchacho muy locuaz y siempre descolocado (Austin Abrams, de The Walking Dead y Euphoria), varios paquetes de drogas de incierta procedencia y unos cuantos mafiosos con acento centroeuropeo. Todo esto, en el fondo, no es más que una suma de componentes casi anecdóticos y siempre subordinados a lo que Clooney y Pitt aportan como una suerte de explicación, siempre en movimiento, de todo lo que significa ser estrella ¿Cuántas veces en la historia de Hollywood hemos visto películas que valen mucho más por la presencia protagónica de alguna gran estrella que por todo lo demás?
De hecho, esta aventura ya tiene confirmada una segunda parte. En un momento, al ver a estos dos colosos, uno de los personajes secundarios reacciona con sorpresa por algo que para cualquier espectador del mundo resulta casi obvio. “Ustedes son básicamente la misma persona”, dice. Todo lo que pasa en Wolfs se resume en esta frase.

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Para agendar
El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer. Sala: Martín Coronado, del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). Funciones: miércoles a sábados, a las 20, y domingos a las 19
Agustín Pardella: los proyectos que descartó, el éxito de La sociedad de la nieve y su debut en el gran teatro donde alguna vez fue guía

Agustín Pardella, el actor que, tras su éxito en La sociedad de la nieve, finalmente llega a las tablas del teatro que marcó su infancia
El actor que se hizo popular gracias a su interpretación de Nando Parrado en el film sobre la tragedia de Los Andes asume esta semana el protagónico de la máxima apuesta del CTBA para este año, una obra clásica de Christopher Marlowe, dirigida por Alejandro Tantanian; “volvería a rechazar todo por estar acá”
Agustina Surballe-Müller
Subir al escenario de la Martín Coronado del Teatro San Martín no es solo un logro, es la culminación de un sueño. Especialmente para un actor que, de niño, corría por los pasillos de la sala donde ahora protagoniza una de las obras más importantes de su carrera. Esta es la historia de Agustín Pardella, el actor que, tras su éxito en La sociedad de la nieve, finalmente llega a las tablas del teatro que marcó su infancia.
“Este lugar es mi casa”, le dice ahora “Mientras mi mamá trabajaba, yo corría por esos pasillos y me imaginaba que algún día iba a estar sobre el escenario con todas las luces encendidas”, reconoce desde uno de los sillones del indiscutido edificio porteño de la década del 50 creado por los arquitectos Mario Roberto Álvarez y Macedonio Ruiz. Pardella no solo corrió por estos pasillos y estas salas cuando era chico, llegó a trabajar como guía del teatro en 2021, y observaba con fascinación a los grandes actores. “Recuerdo cuando estaba haciendo Rey Lear justo enfrente, cruzando la calle; miraba la fachada del San Martín y pensaba: ‘Algún día voy a estar ahí’”, confiesa emocionado.
Desde este jueves 3 de octubre, Pardella protagonizará El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer, una versión escénica de Carlos Gamerro, Oria Puppo y Alejandro Tantanian de la célebre obra Eduardo II escrita por Christopher Marlowe. “Siempre soñé con este momento, y encima con una obra como esta”, cuenta. La puesta, adelanta, promete un enfoque estético y visual que complementa el profundo arco emocional de la historia del rey inglés Eduardo II.
El talento de Pardella no es casualidad. Su abuelo, Agustín Pérez Pardella, fue dos veces nominado al Premio Nobel de Literatura, autor de novelas históricas como Camila, y fue también presidente de Argentores. “Su camino me mostró que uno puede venir de cualquier lugar y llegar lejos si trabaja duro. Él nació en la pobreza y llegó tan lejos como escritor, que fue una inspiración. Me mostró que todo es posible”, cuenta ahora el nieto. Crecer rodeado de historias y literatura lo marcó desde muy joven.
Amor y tragedia
En esta nueva etapa de su carrera, el actor enfrenta uno de los desafíos más grandes: interpretar a Eduardo II, un rey que lo pierde todo por amor. “Es una historia de amor que termina en tragedia, y eso es lo que la hace tan potente. Eduardo II cree tener todo bajo control, pero su amor por Gaveston lo lleva a perder el poder y, finalmente, su vida”, comenta sobre la complejidad del personaje. Este rey atrapado entre el poder y el amor prohibido se convierte en un desafío emocional lleno de matices.
Agustín Pardella encarna al rey Eduardo II en la puesta de Alejandro Tantanian de la gran obra de Marlowe, que estrena en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín
La obra, escrita por Christopher Marlowe en el siglo XV, aborda temas que, a pesar de su antigüedad, son relevantes: poder, amor prohibido y decisiones personales con repercusiones políticas. “Alejandro [Tantanian] tiene una visión muy clara. Hay muchos elementos visuales y coreográficos que son clave para transmitir lo que pasa emocionalmente con los personajes”, explica Pardella sobre el enfoque visual y estético de la obra.
Alfredo Alcón y Antonio Banderas la interpretaron para el público porteño en 1986, en el Teatro Cervantes. La historia tiene una carga histórica significativa. La hizo Alcón, nada menos”, reflexiona. “Una vez, en medio de una función, alguien del público le gritó ‘‘maricón’ y él respondió: ‘¡Maricón, tu padre!’. Esa anécdota muestra lo fuerte que es este personaje y la historia que cuenta”, recuerda Agustín.
—¿Cómo fue tu experiencia para conseguir el papel?
—Fue algo muy loco. Estaba por tomarme el Buquebus hacia Colonia, pero perdí el barco. Volví frustrado a Buenos Aires, y en ese momento me llega un mensaje; decía que Alejandro (Tantanian) estaba buscando mi número. Era como una señal. Nos juntamos al día siguiente y, un mes después, ya estaba ensayando en el San Martín. Fue mágico e inesperado.
—¿Qué resultó lo más desafiante de los ensayos?
—El arco emocional del personaje es enorme. Eduardo II pasa de ser un rey poderoso y seguro de sí mismo a alguien completamente destruido por el amor, la traición y la pérdida del poder. Mantener esa transición en escena fue muy desafiante porque tenés que estar completamente presente en cada momento. No hay pausas para desconectar.
En los zapatos de Alcón
—Estás haciendo la misma obra que Alfredo Alcón interpretó hace 40 años. ¿Cómo ves que ahora la protagonice un elenco joven?
—Es fascinante. Es algo muy potente que sigue resonando en la actualidad. Alcón fue uno de los grandes. Mi mamá, en la oficina, tenía colgada una foto suya. Yo lo admiraba tanto que hasta me regalaron unos zapatos que habían sido de él. Y creo que volver a ver un clásico como este, ahora protagonizado por un elenco joven, le da vitalidad. Alcón lo hizo en los 80, era una producción española, ahora es argentina y con un enfoque nuevo, moderno. Es una historia de amor que termina en tragedia, y eso es lo que la hace tan potente. Eduardo II es un rey que, por amor a Piers Gaveston, se encuentra atrapado en un juego de traiciones políticas que termina destruyendo su reinado. Eduardo comienza siendo un rey que cree tener todo bajo control, pero su amor lo lleva a perder el poder y, finalmente, su vida.
Agustín Pardella, de La sociedad de la nieve a Christopher Marlowe en el Teatro San Martín
—¿Cómo ha sido trabajar bajo la dirección de Alejandro Tantanian?
—Él es un director con una visión muy clara. La obra tiene muchos elementos visuales y coreográficos que son clave para transmitir lo que está pasando emocionalmente con los personajes. Trabajamos mucho en cómo los cuerpos cuentan una historia. Eso fue algo nuevo para mí, y me encantó el proceso.
—¿Es una obra muy exigente a nivel físico y emocional?
—Es muy demandante. Hay coreografías, violencia física, y las emociones trascienden lo psicológico y abarcan lo físico. Yo termino agotado. El personaje es torturado. Es un proceso que te lleva a lugares extremos. El arco emocional es enorme. Eduardo pasa de ser un rey seguro a alguien completamente destruido por el amor. Mantener esa transición en escena fue lo más desafiante, porque tenés que estar presente en cada momento, no hay pausas para desconectar.
Agustín Pardella en la piel de Eduardo II, para la puesta con dirección de Alejandro Tantanian que se estrena en el Teatro San Martín
La versión nueva versión de El trágico reinado de Eduardo II... que Tantanian monta en el San Martín tiene también en su elenco a Sofía Gala Castiglione, Patricio Aramburu, Luciano Suardi, Santiago Pedrero, Gabo Correa, entre otros. Este conjunto de actores, junto a Pardella, recrea la tragedia y el drama de una obra que, aunque escrita en el siglo XV, sigue conectando con el público contemporáneo. “Somos una banda delirando durante dos horas en una obra que se escribió en el 1500. Es un trabajo intenso, pero increíble”, agrega el actor.
Salto a la fama
Pardella no es solo un actor de teatro, su nombre resonó a nivel internacional gracias a su papel en La sociedad de la nieve, la película dirigida por Juan Antonio Bayona, donde interpretó a Nando Parrado, uno de los sobrevivientes más conocidos de la tragedia de los Andes. Este papel marcó un antes y un después en su carrera, y alteró su vida de manera radical. “Sabíamos que estábamos haciendo algo grande, pero no imaginábamos la magnitud. Durante la grabación tuvimos tiempo de prepararnos y de darnos cuenta de que iba a ser una película importante”, reflexiona.
Ese sacrificio, sin embargo, trajo su recompensa. “Después de la película, todo cambió. Antes tenía que lucharla, ahora me convocan. Es increíble”, confiesa sobre el impacto que tuvo el film en su trayectoria. “Sentís que tu carrera toma otro rumbo, y eso te abre puertas que antes parecían imposibles”, agrega.
La experiencia no solo fue profesional, sino también personal. Agustín viajó junto con su pareja, la actriz y cantante Victoria Maurette, y la hija de ella, Ema, para el rodaje en España. “Viajamos los tres juntos. Ema tiene a su papá y está súper presente, pero para mí es como una hija. Compartimos todo como la familia que formamos”, comenta, subrayando cómo su vida personal está profundamente conectada con su carrera.
En tiempos de La sociedad de la nieve, un reencuentro entre Agustín Pardella y Nando Parrado, "su superhéroe favorito"
—Estás por encarnar a un personaje potente y venís de interpretar a Nando Parrado, que también fue, aunque quizás en otro sentido, un gran desafío.
— Definitivamente. Para interpretarlo a Nando tuve que bajar bastante de peso. Él estuvo semanas en condiciones extremas y eso se tenía que ver en la pantalla. Perdí alrededor de 15 kilos. Fue un cambio físico muy fuerte, pero también un desafío emocional; había que poner el cuerpo y la mente en un estado diferente. Me volví obsesivo con mi cuerpo. Tomaba un vaso de agua y sentía que me hinchaba, que los cachetes me engordaban. Incluso, después de rodar todo el día, si comía algo de más, llegaba al hotel y corría 20 kilómetros en la cinta. Estaba completamente obsesionado con mantener el estado físico adecuado para el personaje.
La responsabilidad de elegir
A los 30 años, Agustín Pardella se encuentra en un momento clave de su carrera. Con el estreno de El trágico reinado de Eduardo II... en el horizonte y las oportunidades que llegaron tras La sociedad de la nieve, el futuro parece prometedor. “Siempre estoy buscando lo próximo, ya sea en teatro, cine o televisión. Tengo algunos proyectos, pero no puedo adelantar mucho”, comenta con una sonrisa.
Convencido de que el crecimiento como actor pasa por diversificar sus roles y aceptar nuevos retos, agrega: “Me interesa seguir creciendo, y la única manera de hacerlo es enfrentando personajes que me saquen de lo conocido”. Su ambición artística no se limita únicamente a la actuación; también tiene una pasión por la música que podría tener un lugar en su futuro profesional.
—¿Qué es lo que más te entusiasma en esta nueva etapa de tu carrera?
—Lo que más me motiva es seguir explorando e interpretar roles que me saquen de mi zona de confort. Después de La sociedad de la nieve, me llegaron propuestas que nunca imaginé, pero siempre busco historias que me emocionen y que me reten como actor.
"Me gusta hacer personajes que me obliguen a explorar emociones profundas, que me pongan en situaciones extremas", dice Agustín Pardella, previo al estreno de El trágico reinado de Eduardo II..
—¿Qué tipo de personajes te gustaría interpretar en el futuro?
—Me gustaría hacer personajes que me obliguen a explorar emociones profundas, que me pongan en situaciones extremas. Algo que me permita ir más allá, como fue interpretar a Nando y ahora a Eduardo II. Son roles que me demandan todo física y emocionalmente, y quiero seguir por esa línea, probándome a mí mismo.
—También tenés interés por la música. ¿Es algo que podrías incorporar en tu carrera actoral?
—Sí, definitivamente. Toco la guitarra desde hace mucho tiempo, y a veces comparto cosas en redes, pero nunca lo hice de manera formal. Me gustaría explorar algo en ese sentido en algún momento, ya sea en cine o teatro. No descarto combinar la música con la actuación.
A pesar de las oportunidades que se le presentaron tras el éxito de La sociedad de la nieve, como protagonizar una película en Marruecos que podría haberle significado “cumplir el sueño de la casa propia”, Pardella declinó esa oferta para cumplir su sueño subirse al escenario principal del Teatro San Martín: “Volvería a rechazar todo por estar acá. Me formé en el teatro independiente y esto es muy especial. Siento que estoy preparado para todo lo que venga”, concluye.

Para agendar
El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer. Sala: Martín Coronado, del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). Funciones: miércoles a sábados, a las 20, y domingos a las 19

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