viernes, 25 de octubre de 2024

LA HISTORIA DE TERRABUSI


La fábrica fundada por tres hermanos italianos que dejó una huella inolvidable en Constitución
La fábrica Terrabusi estuvo en el barrio de Constitución durante casi 100 años; allí se crearon productos icónicos que muchos siguen vigentes
Silvina Vitale
La primera fábrica de Terrabusi se instaló en 1911
Los vecinos de la manzana comprendida entre las calles San José, Carlos Calvo, Santiago del Estero y Humberto Primo, aún recuerdan el aroma dulzón que impregnaba el aire en los alrededores y que, como ocurría con otras fábricas alimenticias de la zona, empezaba a sentirse bien temprano en las mañanas.
Exactamente en el edificio donde hoy funciona la sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la calle San José 1060, los hermanos Terrabusi hicieron realidad su gran sueño. Establecida en el barrio porteño de Constitución, la planta Terrabusi llegó a crear productos que se volvieron familiares en los hogares argentinos.
El edificio de estilo racionalista mientras funcionaba la fábrica
Llegados desde Italia a principios del siglo XX, Ambrosio, Felipe y Julio Terrabusi, comenzaron con un emprendimiento pequeño. Según explica Federico Andino, director de marketing de Mondelez Cono Sur, en 1911 instalaron su primera fábrica llamada Terrabusi Hermanos, en la calle Sadi Carnot 217 (hoy Mario Bravo), en Almagro. Y asegura que, con apenas 25 operarios, la producción alcanzaba unas cinco toneladas mensuales de bizcochos y galletas que eran fabricados de forma artesanal.
El rápido crecimiento hizo que, para 1919, la empresa se trasladara a una nueva planta en la calle San José, en un terreno de más de 25.000 metros cuadrados. Cuenta Andino que la imagen y el eslogan de la marca surgieron de una visión simple pero memorable. “Se dice que mientras tomaba café en un bar, Don Ambrosio Terrabusi vio salir a una chica de un almacén con una caja de galletitas Variedad bajo el brazo y un paraguas multicolor. Esto lo inspiró a pronunciar la frase: ‘Ni la lluvia detiene a los compradores de galletitas Terrabusi’, lo que dio paso al recordado eslogan y al comienzo de la historia de éxito de su fábrica”, dice. Incluso Ambrosio llevó la imagen de la chica con el paraguas al logo de la marca.
Tita y Rodhesia, dos emblemas de la marca
En esa planta de la calle San José nacieron las galletitas que serían parte de los desayunos y meriendas de los argentinos durante décadas como las Express, los anillos con glaseado de colores, las Melba, Duquesa, Rococó, Boca de dama, Manon, Lincoln, las Champagne y Aventura —luego discontinuadas—, además de las clásicas Tita y Rhodesia, entre otras tantas creaciones.
Para el director de marketing del Cono Sur de Mondelez, el éxito de la empresa se consolidó por su enfoque en la investigación y el desarrollo, lo que le permitió anticiparse a las tendencias del mercado alimenticio. La empresa siguió adelante en manos de la familia, en 1963 se construyó la fábrica Modelo Terrabusi en la zona de General Pacheco, Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, entre 1980 y 1990, Terrabusi fue adquirida por Nabisco, diez años más tarde la compró Kraft Foods y, finalmente, a principios del 2010 pasó a Mondelez.
Melba y Duquesa
La fábrica de Constitución cerró en el 2004. El edificio había sido adquirido por la UBA en 2002, durante la gestión como rector de Guillermo Jaime Etcheverry para albergar a la facultad de Ciencias Sociales cuyas carreras pasaban por una situación de falta de espacio y se dictaban en diferentes sedes. Tras las reformas en la ex fábrica, concretadas en tres etapas, en marzo de 2011 el edificio de Constitución se convirtió en la única sede para las carreras de esa facultad.
En cuanto al estilo edilicio de la construcción que hoy ocupa la UBA, Fernando Luis Martínez Nespral, director del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas Mario Buschiazzo, perteneciente a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU-UBA), explica que se trata de un edificio de tipo racionalista que responde a un tipo de arquitectura que se difundió a partir del período de entreguerras durante el siglo pasado, entre 1918 y 1939.
Entre sus características principales se destacan las líneas rectas y los volúmenes prismáticos, mientras que se ausenta la decoración que había caracterizado a las arquitecturas anteriores. “Estas formas consideradas modernas para su tiempo buscaban una relación con la estética industrial y por eso en un principio fueron adoptadas para edificios industriales como este caso”, dice Martínez Nespral.
Mientras que aclara que otra característica del estilo racionalista que puede verse en esta fábrica son las ventanas apaisadas que tienden a formar una suerte de cintas horizontales continuas en la fachada. Detalla además que, en este caso en particular, se ve un recurso que se observaba con frecuencia en los edificios de este estilo donde interactúan volúmenes de ladrillo a la vista con otros blancos lo que genera un contraste cromático.
Entre las características principales del edificio se destacan las líneas rectas y los volúmenes prismáticos
Por otra parte, explica que los edificios industriales caracterizados por plantas libres de grandes dimensiones destinadas originalmente a las maquinarias, depósitos y demás procesos de la fabricación, resultan especialmente aptos para su refuncionalización en edificios de oficinas o establecimientos educativos. “Se aprovecha la ubicación, hoy en día céntrica, de estas antiguas plantas industriales que ya hace tiempo se han trasladado, por lo general, a sectores suburbanos”, aclara.
“Incluso los antiguos patios de maniobra de camiones y otros vehículos, se convierten hoy en espacios de esparcimiento”, añade.
La fachada de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde funcionó la Fábrica Terrabusi
La reforma permitió que la facultad de Ciencias Sociales de la UBA contara con cuatro pisos y un subsuelo, más de 70 aulas, auditorio de 630 metros cuadrados, estacionamiento, biblioteca, microcine, estudios de radio y salas de redacción y patios internos. En total se reformaron tres lotes que la universidad adquirió en ese entonces por $ 2.600.000. La remodelación significó el traslado de 20.000 estudiantes y 1700 profesores de la facultad.
Sabores familiares
Actualmente, los productos Terrabusi se fabrican en la misma planta que la compañía había instalado en Pacheco en los años 60 y que hoy pertenece a Mondelez. Allí se elaboran los clásicos que acompañaron a varias generaciones como la Tita y Rhodesia, Variedad, Melba, Duquesa, Lincoln, Manon, Express y los alfajores, entre otros.
Una antigua publicidad de Tita y Rhodesia
Desde el primer momento, las Express fueron un rotundo éxito, estas se lanzaron en 1928 y rápidamente lideraron el rubro de las llamadas galletitas de agua o crackers como se conocen hoy. Mientras que la Tita y la Rhodesia, dos productos icónicos que están entre las golosinas preferidas por los argentinos, tienen una historia particular. Se dice que la Tita fue creada por Edelmiro Carlos Rhodesia en 1949 y bautizada con el apodo de Lidia Martínez de Terrabusi, una viuda que unos años antes se había convertido en su esposa. Diez años más tarde, Rhodesia había fallecido y Lidia decidió vender la empresa a un primo de su ex marido, José Félix Terrabusi, quien en los setenta lanzó la oblea Rhodesia en homenaje al creador de Tita.
Productos de Terrabusi con su viejo packaging
Para el director de marketing de Mondelez Cono Sur, la vigencia de Terrabusi se explica porque la marca instaló en el mercado local una imagen ligada a la familia, con productos de calidad. Además, puso el foco en la calidez de las cosas cotidianas y logró instalar a través de la publicidad sus famosos y recordados eslogan como “Dígale sí a Terrabusi”, “Sabores que acompañan tu vida”, “El gustito de estar en casa”. “Con el paso del tiempo se convirtieron en parte del discurso social local”, asegura.
Con más de 100 años, Terrabusi sigue presente. “La marca atraviesa y conecta generaciones de consumidores y familias. Tiene un vínculo histórico con el consumidor porque los productos Terrabusi generan una conexión emocional y acompañan recuerdos. La marca se ha convertido en un referente de las meriendas de los argentinos con productos que llevan más de 100 años en los hogares”, finaliza Andino.

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