
Lecturas: Un diario íntimo que explora el miedo, el dolor y el deseo
Al morir tempranamente, Leopoldo Brizuela dejó entre sus manuscritos un original Diario del abandono en el que, en vez de forjar un registro cotidiano de su vida, indaga de manera minuciosa un trauma de infancia
Verónica Boix
Todo empieza con un hallazgo: entre las cajas, los cuadernos y los biblioratos que dejó ordenados el escritor Leopoldo Brizuela (La Plata, 1963- 2019) se encontró una bolsa roja de tela que contenía hojas tipeadas, impresas y anilladas, casi listas para ser publicadas. Así nace Diario del abandono, un texto escrito en la intimidad, no como un registro cotidiano de vida, sino como su contracara, ya que el tiempo parece detenerse durante tres semanas hasta hallar en la infancia la clave de una existencia más libre, más plena, más verdadera.
Como todo diario, el de Brizuela se escribe en la intimidad, pero tiene vocación de ser público
La escritura del diario parte, también, de un descubrimiento; Brizuela tiene un período de vómitos y contracturas que sucede siempre a las dos y media de la madrugada, y así se entera a través de su terapia que esa hora nocturna remite a un episodio traumático de la infancia. La experiencia encarna el origen del miedo al abandono que lo acecha en cuanto desea a alguien, por eso, a fines de diciembre de 1990 empieza a escribir sistemáticamente en un cuaderno. Como todo diario, se escribe en la intimidad, pero tiene vocación de ser público. Una intención que queda clara por los epígrafes, títulos y dedicatoria que incluyó Brizuela, como solía hacer solo con la obra que pretendía dar a conocer. Solo que murió antes de concretarlo, con tan solo 55 años y un proyecto literario inmenso, sólido, inusualmente ético que le valió múltiples premios y el reconocimiento como uno de los escritores más talentosos de su generación.
"Recién cuando el escritor abandona la casa familiar es capaz de recordar su infancia: antes de eso era apenas un clima, una atmósfera, nada concreto"
“Estamos solos para amar; pero para destruir, toda la historia nos acompaña” escribe en una de las primeras entradas. La frase certera condensa las múltiples líneas que sostienen la escritura. Por un lado, la valentía dolorosa de excavar en la memoria hasta dar con el suceso que anuda un trauma; por otro, la escritura en sí misma como un modo de pensar. Es decir, las frases desenredan la maraña de recuerdos, ideas, fábulas personales y, acaso, dan un orden al caos reciente en la vida del autor, que vio desmoronarse todas las estructuras convencionales que había montado. Hasta los 25 años tenía proyectos de casarse con su novia, vivía en su casa de infancia, junto a sus padres en Tolosa. Poco antes había ganado el Premio Fortabat de novela por Tejiendo agua (que publicó Emecé), estudiaba Letras, tenía un trabajo estable y múltiples libros en proceso de publicación. A fines de 1988 sorprendió a todos cuando suspendió el casamiento y se separó porque se había enamorado de un chico con el que nunca iría mucho más allá. Ese fue el punto de inflexión: dejó el trabajo, la facultad y la casa familiar para vivir una experiencia más libre con su deseo. Un poco más adelante, en 1990 tuvo una pelea fuerte con su padre, que ya no le hablaba por su homosexualidad, se mudó a Buenos Aires, y pocos días antes de que terminara el año comenzó la escritura del diario.

De hecho, la homosexualidad es parte de los temas que recorren las entradas. La relación con su pareja, Luis, aparece como el campo de exploración para elaborar y entender el miedo, el dolor, el deseo. Una cuestión que vuelve a abordar en 2000 cuando presentó una antología de relatos de temática gay: Historia de un deseo. El erotismo homosexual en 28 relatos argentinos contemporáneos. Algunas entradas permiten, además, ver el modo en que Brizuela enlaza los conflictos de su imaginario familiar con la historia y la sociedad argentinas; en los fragmentos del diario parece haber encontrado un puente entre ambos que más adelante exploraría en sus novela Inglaterra. Una fábula (1999), en los cuentos sobre el genocidio de los indígenas reunidos en Los que llegamos más lejos y, de modo más directo, en Ensenada. Una memoria (2018), en la que una nena narra el éxodo de su familia en septiembre de 1955, cuando la marina amenaza bombardear una refinería de YPF si Perón no renunciaba a la presidencia.
Aún así, la fortaleza narrativa del diario anida en la sensación de revelación que lo recorre. Quizás una de las razones se encuentre en que recién cuando el escritor abandona la casa familiar es capaz de recordar su infancia: antes de eso era apenas un clima, una atmósfera, nada concreto. El manejo de la tensión narrativa resulta extraordinario. Brizuela tiende los hilos hacia la escena de infancia central, pero demora en revelarla, la rodea de expectativa, le otorga múltiples sentidos, la completa desde sus márgenes. De ahí que el tiempo y la memoria ahondan en una verdad que instala la infancia en el presente como si fuera posible vivirla en cada nueva ausencia.

Hay una búsqueda insistente: el autor procura establecer una estrategia para vencer el trauma y dejar de ser una marioneta de su pasado, constituirse, ser otro para amar. “Es más: nos montan una escenografía que se le parece y nos obligan a actuar siguiendo un libreto escrito por los siglos”, escribe. Y en ese proceso recupera instantes, sensaciones, junto a las voces de algunas escritoras que lo llevaron a pensarse a sí mismo. De modo tal que aparecen citas de, entre otras, Djuna Barnes o Diana Bellessi. A decir verdad, la tarea de rescatar la obra de autoras poco conocidas lo acompañó a Brizuela a lo largo de su vida. Incluso antes del interés por la escritura de mujeres en nuestro país, él puso en valor la lectura de obras de autoras como Sara Gallardo y Libertad Demitrópulos.
Diario del abandono es una narración imperiosa. A medida que Brizuela habita la desesperación de verse atrapado en el dolor, muestra que la escritura puede ser un modo de desarmarlo. La posdata confirma que en el proceso algo halló: “Haber dejado de escribir este texto significa, en cierto modo, dejar de escribir para vivir lo escrito”.

Diario del abandono
Por Leopoldo Brizuela
Bosque Energético
188 páginas / $ 15.900
Novela
Tejiendo agua. Emecé Editores. 1986.
Inglaterra. Una fábula. Arte Gráfico Editorial Argentino. 1999.
El placer de la cautiva. Temas Grupo Editorial. 2000. .
Lisboa. Un melodrama. Alfaguara. 2010.
Una misma noche. Alfaguara. 2012.
Ensenada. Una memoria. Alfaguara. 2018.Los que llegamos más lejos. Alfaguara. 2002.
Poesía
Inglaterra. Una fábula. Arte Gráfico Editorial Argentino. 1999.
El placer de la cautiva. Temas Grupo Editorial. 2000. .
Lisboa. Un melodrama. Alfaguara. 2010.
Una misma noche. Alfaguara. 2012.
Ensenada. Una memoria. Alfaguara. 2018.Los que llegamos más lejos. Alfaguara. 2002.
Poesía
Fado. La Marca Editora. 1995.
Entrevista
Entrevista
Cantoras. Torres Agüero. 1987.
Cantar la vida. El Ateneo. 1992..
Antología
Cantar la vida. El Ateneo. 1992..
Antología
Cómo se escribe una novela. El Ateneo. 1992.
Cómo se escribe un cuento. El Ateneo. 1993.
Quince narradores regionales. Vinciguerra. 1996. .
Instrucciones secretas. Colihue 987-684. 1998
Cuentos en secreto. Alfaguara. 2003.
La locura de Onelli. Bajo La Luna. 2012
Cómo se escribe un cuento. El Ateneo. 1993.
Quince narradores regionales. Vinciguerra. 1996. .
Instrucciones secretas. Colihue 987-684. 1998
Cuentos en secreto. Alfaguara. 2003.
La locura de Onelli. Bajo La Luna. 2012
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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