Cinco propuestas navideñas para ver con el aire acondicionado encendido
Matthew Morrison y Jen Lilley en Vals navideño en París
Llegó la época del año para ver romances con final feliz asegurado y soñar con las blancas Navidades del hemisferio norte
Natalia Trzenko
Muchas de las tradiciones navideñas que se ponen en marcha cada diciembre en la Argentina tienen origen en otras latitudes del planeta. De las comidas calóricas al infaltable pan dulce hasta los Papá Noel abrigados para el invierno europeo, por este lado del mundo ya no se cuestiona lo absurdo de consumirlas en pleno verano y con la temperatura en alza. Claro que otras costumbres navideñas no tienen la misma aceptación popular. Una de ellas es la producción y consumo de telefilms dedicados a las vísperas de la Nochebuena tan arraigada en el hemisferio norte, especialmente en los Estados Unidos dónde la combinación de comedias románticas con el espíritu de las fiestas resulta en una abundante oferta de historias que aseguran paisajes nevados, algún conflicto de nivel entre medio y bajo y, por supuesto, un final feliz.
Cada año las plataformas de streaming y algunos canales de cable dedican buena parte de su programación a esas películas al punto de hacer que resulte difícil esquivarlas. Muchos lo intentan, poco interesados en los relatos edulcorados que se parecen demasiado entre sí y que tienen la profundidad de un charco de esos que se forman cuando la nieve empieza a derretirse. Sin embargo, para muchos espectadores esos mismos telefilms resultan un bálsamo en medio del caos de las fiestas y la llegada del fin de año que les ofrece la justa dosis de romance, fantasía y la ilusión aspiracional de cambiar el calor por un poco de frío. Claro que incluso para ese público que quiere soñar con una blanca Navidad, la enorme oferta de películas disponibles hace que elegir entre ellas sea casi imposible. Para ellos sigue una recomendación de cinco de las más originales y entretenidas opciones para ver con una taza de chocolate caliente en mano. Y el aire acondicionado prendido, por supuesto.
Navidad en la avenida del molino
Este film disponible en Netflix no rompe el molde del género película navideña, pero le agrega una especificidad que lo hace destacarse del resto. Como otras de su tipo, esta historia transcurre en un pintoresco pueblo que intenta preservar sus tradiciones frente a la amenaza de una corporación que está dispuesta a descartarlas en busca de ganancias económicas y cuyo representante llega al lugar con un plan despiadado que gracias al poder sanador del amor de un residente decide dejar de lado. En este caso, la fórmula está, pero con sus propios toques: el pueblo fue un asentamiento de familias llegadas de los Países Bajos a los Estados Unidos, quienes llevaron sus tradiciones a su nuevo hogar, incluyendo el uso de un molino construido al modo de la madre patria. Una de las herederas de aquellos inmigrantes se esfuerza por preservar su herencia cuando un empresario de bienes raíces aspira a tirarlas abajo para construir un complejo hotelero. Que el encargado de llevar adelante el proyecto sea su primer amor y otro hijo pródigo del pueblo que dejó en busca de un futuro (Chad Michael Murray) completan el romántico cuadro que incluye trajes tradicionales, frases en neerlandés y un zueco que tiene un lugar fundamental en el desarrollo del cuento. Disponible en Netflix.
#Navidad
Como parte de la programación de Hallmark, el canal especializado en telefilms navideños, que se puede ver a través de la señal local Studio Universal, esta película se desarrolla en el escenario habitual del género, un pueblo nevado en los días previos a la Navidad que podría transcurrir en cualquier década, pero al incorporar a las redes sociales a su trama le da un giro actual a todo el cuento. Jen (Clare Bowen) y su hermana mayor Ali (Anna Van Hooft) viven en Astoria, Oregon, dónde comparten una tienda de decoración tan bonita como insolvente. Con la idea de resolver sus problemas económicos, Ali convence a su hermana de que participe en un concurso organizado por una pareja de influencers. Poco interesada en aparecer en cámara, Jen acepta solo cuando se da cuenta de que en las redes sociales todo el mundo crea un personaje de sí mismo. El problema es que en su caso eso incluye pedirle a su mejor amigo Max (Brant Daugherty), quien evidentemente sigue pensando en ella como la novia de la universidad, que finja ser su esposo para crear la imagen perfecta. Como es de esperarse, la mentira tiene patas cortas, pero el guion se anima ir un poco más profundo de lo que este tipo de enredo suele ir, incluyendo como impedimento para la pareja la tensa relación entre la protagonista y su madre, que lleva años complicando todo. Disponible en Universal Studio/Flow.
Vals navideño en París
Cuando se trata de comedias románticas, el escenario en el que transcurren es, muchas veces, tan importante como la trama. Si se trata de historias urbanas, Nueva York y Londres suelen estar en la lista de la mayoría, aunque para los más exquisitos el mejor destino para el amor es París. Y allí es donde se desarrolla esta historia que además incorpora vistosas escenas de baile a su trama. Todo comienza cuando Emma ( Jen Lilley) asiste a un espectáculo de baile de salón dónde queda fascinada por la habilidad de su protagonista, Leo Monroe (Matthew Morrison, al que muchos reconocerán como el profesor de Glee). Un año después, por una serie de encuentros casuales, Emma y Leo se transforman en un dúo de danza que debe ensayar para participar de un concurso que se llevará a cabo en París. Una vez allí, con el objetivo de aprender a moverse en el escenario como una pareja, Emma y Leo, alentados por su profesor de danza, recorren la ciudad para conocerse mejor, lo que resulta en un vínculo que va mucho más allá de la pista de baile. Disponible en Netflix.
Un recuerdo de Navidad
En busca de elementos que agreguen novedad o algo de originalidad al género que funciona tracción a tópicos y fórmulas repetidas, este film incorpora a la trama un misterio a resolver y un toque de drama. La historia comienza con Russell (Paul Greene), el dueño de una tienda de antigüedades que en una de sus búsquedas de artículos para sumar a su negocio encuentra la chaqueta de un condecorado soldado de la Segunda Guerra Mundial y en uno de sus bolsillos una emotiva carta de su esposa que lo esperaba en casa mientras él estaba en una misión en Europa. Fascinado, Russell intenta rastrear al dueño del uniforme o a su familia para devolverles la chaqueta, pero sobre todo la carta antes de Navidad. Para lograr su objetivo se contacta con Caroline (Jill Wagner), una militar retirada que se dedica a dictar una clase de historia militar en la universidad local. Así, el dúo de detectives amateurs emprende su búsqueda y en el camino encuentran el amor que se complicará por los traumas que Caroline arrastra desde su tiempo en el frente. Disponible en Netflix.
Chimeneas
Entre las tradiciones televisivas de la época navideña creadas en los Estados Unidos, la más exótica para los espectadores del hemisferio sur tal vez sean los programas Yule Log, lo que se podría traducir como programas del tronco de leña navideña. Que es literalmente lo que son. Se trata de una idea que nació en los años 60 por iniciativa de un canal de TV de Nueva York, que decidió emitir en la Nochebuena un ciclo que consistía en un plano fijo de una chimenea con un tronco escogido especialmente para ser quemado durante las fiestas. La idea era que las familias celebraran con esa imagen de fondo y las canciones que la acompañaban. Y, por absurdo que parezca, aquella vieja iniciativa ahora está disponible para el consumo global cortesía de Netflix. Con el título más sencillo de Chimenea, la plataforma lanzó la semana pasada tres programas que combinan algunos de sus contenidos más exitosos con esta vieja tradición televisiva. Así, los espectadores pueden elegir entre ver la chimenea de El juego del calamar, la de Bridgerton o la de la película animada Hechizados. Los segmentos duran una hora cada uno y dan tres versiones diferentes relacionadas con sus contenidos de origen con los troncos quemándose en el hogar. Disponible en Netflix.
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La temporada en Mar del Plata culminó con datos positivos, pero en el circuito comercial porteño hubo menos espectadores
Alejandro Cruz
En lo que refiere a la actividad escénica, el año que culmina está marcado por la agenda política y por los cambios que se produjeron en organismos culturales tanto a nivel del Ejecutivo nacional con la llegada de Javier Milei a la Rosada como en la ciudad de Buenos Aires, donde todo quedó bajo el mismo partido gobernante con el triunfo de Jorge Macri. Como telón de fondo, la crisis económica, con el descenso de consumo en todos los niveles, también dejó su marca en lo que se refiere a espectadores.
El año se inició con dos postales en Buenos Aires y Mar del Plata de signos distintos, aunque no necesariamente opuestos. El centro porteño fue el lugar en donde se realizaron diversas manifestaciones contrarias al cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro (NT), organismo de fomento clave para la escena independiente de todo el país. En los planes originales de aquello que se llamó Ley Ómnibus, el Ejecutivo proponía el cierre de ambos organismos (cosa que, finalmente, no sucedió).
Las demoras en las designaciones del director ejecutivo del INT (Mariano Stolkiner asumió esa responsabilidad recién cuatro meses después de iniciada la gestión libertaria) y del nuevo equipo del Teatro Nacional Cervantes (Gonzalo Demaría fue nombrado tres meses más tarde) fue aumentando el malestar del sector.
De besos y arrumacos a un mimo para el bolsillo
En paralelo, la otra postal la aportó Mar del Plata. Frente a la pérdida de poder adquisitivo y la disminución de consumo cultural, el empresario teatral Carlos Rottemberg puso en marcha aquello que llamó como “precios amigables” para sus seis salas en La Feliz. Aquella iniciativa que estableció como precio máximo de las entradas 12.000 pesos se terminó extendiendo a todos los teatros comerciales marplatenses. Los resultados de esa iniciativa fueron contundentes: la temporada cerró con un incremento del 33 por ciento en venta de entradas en relación con 2023 (Buenos Aires y en Carlos Paz culminaron con signo negativo en lo que hace a cantidad de público). Para lograr este milagro marplatense fue clave el acuerdo entre productores, dueños de salas y de todos los elencos que consensuaron acomodar sus pretensiones de cachet en tiempos de bolsillos flacos. La temporada 2024 en MDQ aportó otra postal única que dio mucho que hablar: Javier Milei fue en dos oportunidades a ver a su novia de entonces, Fátima Florez. La segunda vez fue a pocas horas de que el Congreso aprobara la nueva versión de la Ley Ómnibus. Una vez finalizado el show, el mandatario se subió al escenario.
De los lobos de mar a la ciudad de la furia
En lo que refiere al circuito comercial porteño hubo verdaderos tanques en términos de recaudación y venta de entradas. Cuando en abril Mercedes Morán e Imanol Arias estrenaron Mejor no decirlo inmediatamente se convirtió en un fenómeno popular a pesar de que las entradas fueron las más costosas de la avenida Corrientes. En mayo, desembarcó Felicidades, con Griselda Siciliani, Adrián Suar, Jorgelina Aruzzi y Benjamín Vicuña. Fue otro éxito. Desde otra perspectiva, implicó la llegada de una obra de un dramaturgo vinculado con la escena alternativa, como es Mariano Pensotti, al circuito comercial. En varios momentos, esa propuesta compartió los primeros puestos en las estadísticas de audiencia con otro texto “casi” local: Esperando la carroza, del uruguayo Jacobo Langsner. Con la llegada de las vacaciones de invierno, el momento del año de mayor consumo teatral, School of Rock, el musical con Agustín “Soy Rada” Aristarán y Ángela Leiva, en apenas seis semanas acaparó la atención de unas 80.000 personas.
Según cifras de Aadet, la cámara del circuito comercial, hubo una disminución del 9 por ciento en cantidad de espectadores en comparación con 2023. No obstante, también rindieron obras como Mamma mia!, el musical con Florencia Peña que se había estrenado en Carlos Paz y que ya está haciendo temporada en Mar del Plata, y la segunda temporada de Tootsie, con Nicolás Vázquez. A lo largo de varias semanas, los dos primeros puestos en taquilla lo ocuparon montajes musicales, un género que pasó a ser uno de los preferidos del público argentino.
Otro rasgo distintivo fue la gran cantidad de primeras figuras que poblaron las grandes marquesinas. Claro que el desplazamiento de tantos actores y actrices de amplia llegada popular da cuenta de una realidad mucho menos glamorosa: la falta de trabajo para el sector.

Según datos que aporta Sebastián Blutrach, el presidente de Aadet, a lo largo del año se alcanzó un total de 2,5 millones de espectadores, lo que implica una disminución del 11 por ciento en comparación con 2023. Sin embargo, la cantidad de funciones aumentó un 6 por ciento. “Se realizaron más de 9900, la más elevada de los últimos siete años”, apunta el dueño de El Picadero.
El panorama en los teatros públicos
En lo que hace a los dos teatros más significativos sostenidos con dineros públicos, el Teatro Cervantes y el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA), la agenda de lo político marcó a ambos organismos, en donde hubo cambios en sus respectivas direcciones. En el primero, se pasó de una desdibujada administración anterior a la del director y dramaturgo Gonzalo Demaría. En el segundo, Gabriela Ricardes, actual ministra de Cultura de la Ciudad, dejó la conducción del CTBA en manos de Alberto Ligaluppi, quien ya formaba parte del su equipo. Por lo cual, ambas temporadas estuvieron marcadas por criterios curatoriales definidos anteriormente.
En el segundo semestre del año en el Teatro San Martín, la nave insignia del CTBA que depende del gobierno porteño, se estrenó El trágico reinado de Eduardo II…, dirigido por Alejandro Tantanian. Esa verdadera maquinaria teatral de fuerte impacto en la actualidad lidera el listado de las mejores obras del año seleccionadas por los críticos El mismo listado destaca a otras tres obras que se presentaron en el San Martín: La gran ilusión, con puesta del catalán Lluís Pasqual; La mujer fantasma, con dramaturgia y dirección de Mariano Tenconi Blanco y un elenco español, así como Clase póstuma, con dramaturgia y dirección de Alejandro Robino.

La panorámica del CTBA incluye otras fotos de signos preocupante. En la sala Martín Coronado, la sala de mayor valor real y simbólica del circuito, se estrenó solamente una obra de texto a lo largo del año. El Teatro de la Ribera estuvo más tiempo cerrado que con actividad (como había sucedido en 2023). Y cuando abrió sus puertas para funciones regulares lo hizo apelando a una reposición. Sumado a eso, casi como un dato de época, este año cuatro de los títulos programados fueron coproducciones con privados. Según números oficiales, durante 2024 hubo mayor cantidad de funciones y de espectadores para obras de teatro y danza que en 2023 (de 680 se pasó a 898, y de 220.00 a 306.000, respectivamente). Cabe suponer que la larga y exitosa segunda temporada de Cyrano de Bergerac, que protagonizó Gabriel Goity y que actualmente se mudó a Mar del Plata, haya sido un elemento a tener en cuenta para entender la suba de espectadores.
En el Teatro Cervantes, según cifras oficiales, a lo largo de 2024 hubo 8 estrenos en la sala histórica (frente a 9 de 2023) y cuatro en el interior (frente a los 7 de 2023). En lo que hace a espectadores se pasó de 81.147 entradas vendidas a 72.300 de la actual temporada. Ambos registros distan mucho de los 220.697 espectadores registrados en 2015.
La situación en el circuito alternativo
En la ciudad de Buenos Aires hay más de 100 salas alternativas distribuidas en los diferentes barrios porteños. A lo largo del actual período democrático el centro de este circuito fue, y sigue siéndolo por la cantidad de salas, la zona de Almagro/Abasto. En la temporada que culmina, por la repercusión y los nombres de creadores que pasaron por El Galpón de Guevara y por Santos 4040, se ha producido una especie de corrimiento hacia el barrio de La Paternal. En términos de dicho vecindario, hay que sumar a la Fundación Cazadores, un lugar que oficia de plataforma de proyectos de neto corte experimental. De hecho, allí Juan Pablo Gómez estrenó Los bienes visibles, uno de los montajes seleccionados por los críticos , que luego hizo temporada en Santos 4040.

Los corrimientos son en varias direcciones. Y así como obras nacidas y criadas en la escena alternativa se han traslado a salas como el Astros, Maipo, Metropolitan y El Picadero, una obra de la factoría del Teatro Nün de Villa Crespo, como es Quieto, con Miguel Ángel Rodríguez y Florencia Naftulewicz; está en plena mudanza hacia una sala comercial de Mar del Plata para los primeros días de 2025.
Los diversos desplazamientos entre los distintos circuitos teatrales es, y viene siendo desde hace un tiempo, otra de las marcas de la actividad escénica de este 2024 definida a fuego por la situación política y económica.
Los mejores espectáculos del año según los críticos *El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer. Versión escénica de Eduardo II, de Christopher Marlowe, por Carlos Gamerro, Oria Puppo y Alejandro Tantanian; y dirección de Alejandro Tantanian.
Los bienes visibles. Dramaturgia y dirección de Juan Pablo Gómez.
La mujer fantasma. Dramaturgia y dirección de Mariano Tenconi Blanco.
La gran ilusión. Traducción y versión de Lluís Pasqual.
Clase póstuma. Dramaturgia y dirección de Alejandro Robino.
* Según los votos de los críticos Alejandro Cruz, Carlos Pacheco, Leni González, Juan Carlos Fontana, Mercedes Méndez y Valeria Agis.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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