
Museo Nacional Ferroviario: la epopeya de los trenes en un antiguo galpón de Retiro
Museo Nacional Ferroviario
A unos 500 m de la Plaza San Martín, una centenaria construcción de la clásica arquitectura inglesa para los ferrocarriles, es sede de un museo consagrado a esta temática tan relacionada con el desarrollo del país durante el siglo pasado
Hugo Mouján
En el imponente frente de ladrillos clásico de la arquitectura ferroviaria británica con ventanales de hierro y vidrio, sobresalen dos antiguas grúas de hierro rojas. Sólidas y en perfecto estado, lucen como si fueran esculturas modernas, pero un siglo atrás fueron capaces de soportar hasta 1.500 kg porque el edificio formaba parte del sistema de carga y descarga del entonces Ferrocarril Central Argentino.

Aquí, en Avenida Del Libertador 405, frente a donde termina su trazado la calle Suipacha, llegaban los vagones y furgones provenientes de distintos lugares repletos de mercaderías que posteriormente se depositaban en camiones que las distribuían en la ciudad de Buenos Aires. Este galpón N°1 de operaciones se levantó en 1915 (cuando se erigió la monumental estación de Retiro) y es donde funciona desde 1971 el Museo Nacional Ferroviario (MNF) Raúl Scalabrini Ortiz.
Su enorme y variada colección temática sobre el devenir de este medio de transporte, refiere también la vida de los argentinos, una épica atada al sentido de porvenir y símbolo del progreso nacional. Con solo hablar con los visitantes –o escucharlos cuando están de recorrida con el equipo de guías–, es revelador que cuenten anécdotas o vivencias familiares o recuerdos lejanos todos asociados a la aventura o hábito de viajar en tren.

La auto-referencia es ineludible porque gran parte de la dinámica económica, social y turística de la gran mayoría de los habitantes tuvo algún nexo con viajar en tren desde que, en 1857, partió la primera locomotora, La Porteña, fabricada en Gran Bretaña y conducida por los hermanos e ingenieros John y Thomas Allan, nacidos en Liverpool. Hecho que aconteció el 30 de agosto de ese año cuando se inauguró un trayecto pionero entre la actual Plaza Lavalle (la Estación del Parque estaba emplazada donde luego se construyó el Teatro Colón) hasta Floresta.
Evolucionó tanto que una cifra sorprende: en 1955 la red tenía ¡45.700 km de vías!, extensión que equivale a una vuelta completa al mundo y todavía sobran 5.625 km, longitud equiparable a un ficcional tren que cubriera desde Mar del Plata hasta Cartagena en Colombia. Este desarrollo kilométrico ubicó a la Argentina en el quinto lugar del mundo en la materia y segundo en el continente americano, detrás de los Estados Unidos.

Marcelo Alejandro Vila, director del MNF, contó sobre el galpón: “En los años 60 aquí funcionó una imprenta que producía piezas para instituciones o empresas estatales incluyendo la impresora de boletos de tren que aún está en funcionamiento. Luego, en 1971, se creó este centro cultural e histórico patrimonial después de una gran exposición ferroviaria organizada por el gremio de La Fraternidad. Como el material rodante y tractivo quedó estacionado en la playa de coches del Mitre, fue entonces que se decidió abrir el Museo”.

Las distintas salas y bloques relatan de modo altamente atractivo el acontecer del medio con equipos, locomotoras, coches, zorras, velocípedos, piezas de señalamiento, herramientas, implementos típicos, documentos, relojes, teléfonos, telégrafos y fotos, además de incluir una sala que rinde homenaje a Scalabrini Ortiz, quien impulsó la nacionalización de los ferrocarriles durante el gobierno de Juan Domingo Perón, en 1948.
Un gigantesco arcón para la memoria
Los lazos afectivos o emotivos de los visitantes se estrechan cuando la máquina marca los boletos de cartón para llevarse como recuerdo, se ve la pintoresca y tradicional “Boletería”, o suena la campana de partida de una eventual formación.
Del mismo modo que sorprende ir descubriendo que hubo un tiempo en que el trabajo en algunos puntos de la geografía territorial implicó la participación de muchos hombres –en cualquier clima o dificultad– usando herramientas manuales como pico, pala o barreta, dinamita y cargando material en carretillas. A la vez que grandes trazados exigieron material pétreo de base, durmientes de quebracho y extensas vías para armar los distintos anchos de trocha. Las líneas Mitre, Sarmiento, Roca y San Martín usan trocha ancha, el Urquiza corre sobre media, angosta es la del Belgrano y en la Patagonia está La Trochita (que une ocasionalmente Esquel con El Maitén).

Como contracara, admirables los detalles de confort y decoración del coche presidencial, así como las vitrinas con la vajilla inglesa o la platería colonial o el servicio de cine con proyector. Pero, por supuesto, las estrellas del lugar son las locomotoras y los coches. Reluciente es la locomotora francesa “Patria”, una Schneider 2622 construida en 1896, que –entre otros destinos– cubrió hace un siglo el tramo chubutense entre Comodoro Rivadavia y Colonia Sarmiento. También la máquina inglesa “1567″ fabricada por la firma Vulcan Foundry en 1949 que prestaba servicio tanto de pasajeros como de cargas en el Ferrocarril Roca y que aún se usa para viajes en eventos especiales.
Otra pieza notable es el “Coche 1417″, con un bastidor importado, que se armó en los talleres del Ferrocarril Sud en Remedios de Escalada en 1920 y por tres décadas estuvo asignado al gerente general de la compañía. Después dejó de circular, pero dada la calidad y lujo, siguió usándose para recepciones y almuerzos.
Así como en el patio que da a la avenida impacta la locomotora “658″, fabricada por la firma Hunslet durante la Primera Guerra Mundial. Lo insólito es que la fabricaron mujeres porque los hombres estaban en los frentes de batalla. Vueltas de la vida, en nuestro territorio se usó para transportar papas en el sur bonaerense en ramales auxiliares.
En tanto que entre el mobiliario más apreciable está la mesa del Ferrocarril Oeste donde fue firmada en 1948 la nacionalización de los servicios ferroviarios, la transferencia y la posesión efectiva de estas líneas por la gerencia de la empresa y las nuevas autoridades.

Un sector que genera interrogante está ornamentado con banderines de clubes deportivos. Vila lo explicó: “Es una muestra de los 120 clubes del país de varias disciplinas deportivas que tienen su origen en la actividad ferroviaria”. … Basta citar cuatro: Ferro Carril Oeste (emblema del barrio porteño de Caballito, fundado en 1904 por 95 empleados de esa compañía), Talleres (nacido en 1913 gracias a los obreros de los talleres del Ferrocarril Central Córdoba), Central Córdoba (creado en 1919 por ferroviarios y vecinos del barrio Oeste de Santiago del Estero) y Palmira (surgido en Mendoza en 1912 con el nombre Pacific Athletic Club Palmira). Referencias elocuentes de que muchas ciudades nacieron a partir de una estación.
Lo insólito, lo curioso y cómo acceder
Entre lo extravagante, hay un implemento culinario que escandalizará a los veganos militantes. Se trata de una ¡prensa para patos!, fabricada por la empresa británica Elkington & Co, que perteneció a la cocina del Hotel Sudamericano de Bahía Blanca y que en 1919 pasó a formar parte del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. Este artificio se usaba para elaborar el menú francés Canard Tour d’Argent (o Canard au sang), nacido en el restaurante parisino homónimo. Lo concreto, al plato: porciones de pato con una salsa formada por tuétano y sangre del ave obtenidas mediante esta prensa.

Otro aparato curioso es un cardador de lana que se utilizaba en colchonería para renovar la elasticidad de las cuchetas de los coches dormitorio o los muebles que tenían asientos mullidos o sillones de las unidades especiales. También de antaño es la central telefónica, que aún opera y los niños pueden jugar con ella.

Logística importante, a fin de acercar la historia a las provincias, el MNF dispone de un Tren Museo Itinerante –que se guarda en el taller de Haedo– y cuyo último viaje fue a la ciudad rionegrina de Cipolletti. Es un convoy integrado por una locomotora, un coche presidencial de origen holandés en el cual viajó el Papa Juan Pablo II, un coche bar del tren Libertador, uno de cine que integraba el Expreso Los Arrayanes, uno dedicado a exhibir el acervo del Museo, una unidad de primera clase de origen nacional de 1960 y un pullman de 1952. El tren para en la localidad que lo solicita y ahí es recorrido por sus habitantes.

Por otra parte, en el ala izquierda del vistoso edificio funciona el Centro de Estudios Históricos (accesible para investigadores e historiadores), que conserva fotografías, documentación y originales relacionados con la ingeniería y la arquitectura de estaciones, el uso de la tierra, las empresas constructoras, las técnicas de trabajo e informes sobre organización y explotación. Material cuyo contenido maneja con celo y mucho conocimiento Marcelo Andrada, quien refirió informaciones y mostró valiosos registros y fotos para la investigación que motivó este artículo.

Museo Nacional Ferroviario. Av del Libertador 405, CABA. T: 2120-9070 interno 3018. Todos los días de 10 a 20 horas (feriados de 10 a 18). $2.000 mayores, $1.000 menosres de 6 a 12 años. Miércoles, gratis. Ferroviarios, jubilados y pensionados, y personas con discapacidad, sin cargo.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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