La zona azul porteñaLa manzana con los vecinos más longevos de la ciudad y el curioso oficio que encontró su nicho
Texto de María Nöllmann
No son muchas las personas que pueden afirmar ir periódicamente a la misma cafetería desde hace 50, 60 o incluso 70 años. La excepción se da en La Biela, en el corazón de Recoleta, donde son varios los clientes que se jactan de ello. Este es el caso de Francisco José Lachiondo, de 90 años, quien en la mañana lluviosa del lunes de la semana pasada, a eso de las 10, hacía su entrada triunfal a la cafetería con una camiseta de Racing, que desentonaba con su vestimenta señorial, y era recibido entre aplausos por los mozos que se acercaban a saludarlo por el triunfo de su cuadro de fútbol. Desde su mesa de todos los días, en la galería que da a la plaza, frente al Cementerio de la Recoleta, Lachiondo hace un comentario sobre el bar que bien podría ser una reflexión sobre su barrio: “Cuando empecé a venir, a los 20 años, este era un lugar de moda. Venían corredores de autos chetos. Ahora somos todos viejos”, dice y se ríe. Los mozos lo confirman: entre los más de 50 habitués del lugar, la mayoría tiene más de 60 años y hay un puñado que se encamina hacia los 100. El envejecimiento no es un síntoma del bar, sino de todo el barrio: en las últimas décadas, Recoleta envejeció junto a sus habitantes. La zona, una de las más exclusivas de la ciudad y sin dudas la más elegante, es el reservorio del esplendor de una época pasada, donde no solo parte de su arquitectura y de sus bares y restaurantes son centenarios: según el último censo nacional, en el 2022 había en este barrio porteño 140 personas entre los 98 y 110 años. Para ese entonces, la manzana con mayor tasa de habitantes centenarios de toda la ciudad era la delimitada por la avenida Alvear, la avenida Callao, Ayacucho y Posadas, a una cuadra del Cementerio, donde vivían cinco.
““Cuando empecé a venir, a los 20 años, La Biela era un lugar de moda. Venían corredores de autos chetos. Ahora somos todos viejos.”
FRANCISCO JOSÉ LACHIONDO
Dentro de una ciudad ya de por sí envejecida –Buenos Aires tiene una población media de 39 años, similar a la de países como Noruega, Luxemburgo y China– Recoleta era en 2022 la versión más exacerbada de esta realidad: tenía el mayor porcentaje de población por encima de los 80 años (6,4% del total, es decir 10.293 personas), realidad que se acentuaba particularmente en algunas cuadras cercanas a la Avenida Alvear, en especial en la manzana ubicada entre esa avenida y las calles Montevideo, Posadas y Libertad, en el límite entre Recoleta y Retiro, donde el 13,87% de los vecinos superaban las ocho décadas. Se trata de un fenómeno que tiene diferentes explicaciones y, a la vez, diferentes efectos, especialmente a nivel inmobiliario, con propiedades “imposibles de vender” y otras que comienzan a devaluarse y a encontrar, cada vez más, un nuevo perfil de comprador. Es, al mismo tiempo, una realidad totalmente opuesta a la que se vive del otro lado de las vías ferroviarias que desembocan en la terminal Retiro, en la cada vez más congestionada Villa 31, donde el 35,9% de la población es menor de edad. Mientras que de ese lado de las vías solo hay 172 personas mayores a 80 años, en Recoleta los mayores de 80 son 10.293.
Personas mayores de 80 años en la ciudad de Buenos Aires
Tal vez es por eso que el trabajo de Juan Morrone es tan fructífero. El lunes pasado, sentado junto a su botiquín en la mesa que ocupa todos los días en La Biela, su base operativa, con la camisa mojada por la lluvia, el enfermero a domicilio de 70 años intentaba organizar con el celular una mañana ajetreada de consultas médicas. “Yo los jodo a los mozos de acá: me paro y les digo: ‘ya vengo, voy a atender a una nena de 83’. Mis pacientes son como las nenas de Sandro”, dice entre risas. Morrone trabaja por derivación de médicos de Recoleta, especialmente con pacientes con patologías como hipertensión arterial, artrosis, ciática o anemia crónica, que necesitan inyectarse medicación, o que les midan la presión. Hace el mismo trabajo desde hace 40 años, principalmente en Recoleta, y va de domicilio en domicilio, a pie o en colectivo. Atiende de manera casi rutinaria a nonagenarios. Incluso ha tenido pacientes de 103 y 104 años. Según afirman adultos mayores del barrio, Recoleta es su zona de confort, su microclima de calma y bienestar, un barrio con dinámica de pueblo chico donde se puede ir caminando a todos lados y donde, en muchos casos, pueden comprar a consignación en la panadería o en la rotisería de la esquina. A los adultos mayores que vivieron toda su vida en este barrio –en algunos casos, siempre en un mismo departamento– se suman los que vivían por ejemplo en zona norte o en otros barrios, como Barrio Parque o Belgrano R, y decidieron mudarse a Recoleta para pasar su vejez con mayor independencia y movilidad propia.


La avenida Callao concentra una de las poblaciones más envejecidas de la ciudad. Ricardo de la Fuente Belaustegui y Jorge Rosen Sain son mejores amigos desde hace cinco años. La Plaza Vicente López concentra muchos vecinos de Recoleta.
“Acá todo se hace a pata. Tengo varias amigas cerca, vamos a pasear a algún museo, al Centro Cultural Recoleta, salimos a caminar por algún parque, vamos a alguna cafetería. Los sábados vamos a escuchar a la Sinfónica en la Facultad de Derecho. También tengo mi grupo de oración. Recoleta es lindo para una persona retirada”, dice Ana, quien es nutricionista jubilada y prefiere preservar su apellido. Tiene 76 años, es madre y abuela. Actualmente se encuentra en la casa de una amiga del edificio de su misma edad, con quien planea salir a pasear. Efectos Pero así como atrae a personas adultas, el barrio también es un eyector de adultos jóvenes, en especial de personas entre 25 y 35 años, y esto produce efectos en el mercado y en la dinámica del lugar, destacan vecinos y expertos inmobiliarios. “Hoy es difícil que los hijos de las personas que viven en Recoleta se queden en Recoleta. En otra época sí sucedía. Hoy se van a Palermo, o más lejos. También muchos se van a countries, a zona norte”, afirma Morrone, quien solo atiende a domicilio en barrios más alejados de la ciudad cuando se trata de un hijo o nieto de algunos de sus pacientes. En Recoleta muchos departamentos se venden con un trámite de sucesión de por medio, tras el fallecimiento de sus propietarios. Los de mayor metraje son los más difíciles de vender, especialmente si se trata de una propiedad como un petit hotel, destaca Iuri Izrastzoff, de la inmobiliaria Izrastzoff, que tiene una oficina en Recoleta desde hace 52 años.
Los barrios más longevos de la ciudad
Porcentaje por radio censal

Fuente: Censo 2022, Indec.
“No ves muchas personas de 25, 30 años, jóvenes solteros viviendo acá. Recoleta tiene vida, pero una vida más 60. Los jóvenes en general eligen departamentos con amenities, con jardín y pileta. Es difícil que haya eso en los pisos históricos de Recoleta. Otros buscan expandirse a un barrio privado, o a una casa en zona norte”, suma el agente inmobiliario. Mientras que hace 20 años los Petit Hotel de Recoleta eran bienes con movilidad en el mercado, hoy pueden estar años a la venta y se venden principalmente a embajadas o organizaciones no gubernamentales. “Se consideran poco funcionales para una familia. Cambiaron los hábitos y muchas veces las familias de alto valor adquisitivo tienen un departamento más chico en la ciudad y suman una expansión a las afueras. Por ejemplo, en un barrio cerrado”, afirma Izrastzoff Los datos del último censo muestran esto. En los barrios de Palermo, Palermo Hollywood y Colegiales se observa un especial porcentaje de adultos jóvenes de entre 25 y 35 años. Algunas de las manzanas con los porcentajes más altos de vecinos de este rango etario (entre el 30% y el 38% del total) se encuentran en la zona conocida como Ministro Carranza. Mientras que algunos barrios de la ciudad con departamentos de alta categoría comenzaron a revalorizarse en el mercado inmobiliario, Recoleta se depreció. En el último informe por barrios de Zonaprop, de noviembre pasado, Recoleta aparece en el puesto número 7 del ranking de precios de los departamentos de 3 ambientes. La lista, que es encabezada por Puerto Madero (US$477.800), Palermo (US$265.200) y Núñez (US$242.400), marca que en promedio los departamentos de tres ambientes a la venta en Recoleta cuestan US$199.000. Una situación que hubiese sido impensada hace 15 años, cuando el barrio aún se mantenía en su histórico primer puesto.
Los cambios de hábito y el envejecimiento de la población cambiaron la fisonomía de la ciudad
La baja de precios en la zona, acercó a la zona a un nuevo grupo: las familias jóvenes. “Se mudan a Recoleta por diferentes razones. Algunos porque hay buenos colegios –como el Mallinckrodt, el Jesús María, el Champagnat y el Salvador– otros porque heredan el departamento y deciden quedarse ahí. Otros eligen la zona porque alquilan un departamento grande que los dueños no logran vender a un buen precio”, menciona Izrastzoff. La presencia de familias con hijos chicos se ve a simple vista al asomarse a la plaza Vicente López, donde por las mañanas, y especialmente a la tarde, después del horario escolar, la zona de juegos se llena. Una ciudad envejecida La Argentina, al igual que gran parte del mundo, muestra en los datos poblacionales de los últimos censos nacionales una tendencia demográfica compleja. Hace 100 años la población era mayormente joven y mostraba un rápido crecimiento. Pero los últimos censos evidencian una imagen totalmente diferente: una estructura poblacional estancada, con un mayor porcentaje de adultos mayores y con tasas de natalidad a la baja. En la ciudad de Buenos Aires esta tendencia es todavía más marcada. Se trata del distrito con la edad mediana, 39 años, más alta de todo el país, seguido por Santa Fe y La Pampa (34) y Río Negro, Chubut, Buenos Aires y Córdoba (33). En Capital Federal, en 1980, la figura demográfica era piramidal, mientras que hoy se acerca a una pirámide invertida, típica de sociedades envejecidas, con una base más estrecha (menos jóvenes) y una parte superior más ancha (más adultos y ancianos).
Recoleta no es el único lugar de la ciudad donde en 2022 había manzanas con un alto porcentaje de personas por encima de los 80 años. También había en otros barrios, aunque en pequeñas zonas. Por ejemplo en Belgrano, en dos manzanas: la que se encuentra entre la avenida Cramer, Olazabal, Vidal y Blanco Encalada, donde el 13.3% de la población superaba los 80, y en la manzana de avenida Cabildo, Sucre, Vuelta de Obligado y Echeverría (13%). También, aunque en menor proporción, había manzanas con características similares en Palermo, Flores y Caballito. “En términos generales, la sociedad de la ciudad de Buenos Aires ya completó su transición demográfica. Tiene una caída de la natalidad similar a la de los países más envejecidos del mundo. En la sociedad porteña la mayoría de los indicadores que tenés son de un país desarrollado, por ejemplo, el nivel de educación”, afirma el demógrafo Rafael Rofman, investigador principal de Cippec. Sobre las diferentes edades poblacionales de los distintos barrios, sintetiza: “En el barrio 31, por ejemplo, primero hay mucha más fecundidad porque hay mucha gente joven y porque tienen menos acceso a anticonceptivos que en la avenida Alvear. Pero además, hay mucha más movilidad. Tenés mucha más gente joven mudándose, y, al mismo tiempo, gente adulta que, si logra acumular algo de dinero, se muda de barrio”, afirma.



“Acá todo se hace a pata. Tengo varias amigas cerca, vamos a pasear a algún museo, al Centro Cultural Recoleta, salimos a caminar por algún parque, vamos a alguna cafetería. Los sábados vamos a escuchar a la Sinfónica en la Facultad de Derecho. También tengo mi grupo de oración. Recoleta es lindo para una persona retirada”, dice Ana, quien es nutricionista jubilada y prefiere preservar su apellido. Tiene 76 años, es madre y abuela. Actualmente se encuentra en la casa de una amiga del edificio de su misma edad, con quien planea salir a pasear. Efectos Pero así como atrae a personas adultas, el barrio también es un eyector de adultos jóvenes, en especial de personas entre 25 y 35 años, y esto produce efectos en el mercado y en la dinámica del lugar, destacan vecinos y expertos inmobiliarios. “Hoy es difícil que los hijos de las personas que viven en Recoleta se queden en Recoleta. En otra época sí sucedía. Hoy se van a Palermo, o más lejos. También muchos se van a countries, a zona norte”, afirma Morrone, quien solo atiende a domicilio en barrios más alejados de la ciudad cuando se trata de un hijo o nieto de algunos de sus pacientes. En Recoleta muchos departamentos se venden con un trámite de sucesión de por medio, tras el fallecimiento de sus propietarios. Los de mayor metraje son los más difíciles de vender, especialmente si se trata de una propiedad como un petit hotel, destaca Iuri Izrastzoff, de la inmobiliaria Izrastzoff, que tiene una oficina en Recoleta desde hace 52 años.
Los barrios más longevos de la ciudad
Porcentaje por radio censal
Fuente: Censo 2022, Indec.
“No ves muchas personas de 25, 30 años, jóvenes solteros viviendo acá. Recoleta tiene vida, pero una vida más 60. Los jóvenes en general eligen departamentos con amenities, con jardín y pileta. Es difícil que haya eso en los pisos históricos de Recoleta. Otros buscan expandirse a un barrio privado, o a una casa en zona norte”, suma el agente inmobiliario. Mientras que hace 20 años los Petit Hotel de Recoleta eran bienes con movilidad en el mercado, hoy pueden estar años a la venta y se venden principalmente a embajadas o organizaciones no gubernamentales. “Se consideran poco funcionales para una familia. Cambiaron los hábitos y muchas veces las familias de alto valor adquisitivo tienen un departamento más chico en la ciudad y suman una expansión a las afueras. Por ejemplo, en un barrio cerrado”, afirma Izrastzoff Los datos del último censo muestran esto. En los barrios de Palermo, Palermo Hollywood y Colegiales se observa un especial porcentaje de adultos jóvenes de entre 25 y 35 años. Algunas de las manzanas con los porcentajes más altos de vecinos de este rango etario (entre el 30% y el 38% del total) se encuentran en la zona conocida como Ministro Carranza. Mientras que algunos barrios de la ciudad con departamentos de alta categoría comenzaron a revalorizarse en el mercado inmobiliario, Recoleta se depreció. En el último informe por barrios de Zonaprop, de noviembre pasado, Recoleta aparece en el puesto número 7 del ranking de precios de los departamentos de 3 ambientes. La lista, que es encabezada por Puerto Madero (US$477.800), Palermo (US$265.200) y Núñez (US$242.400), marca que en promedio los departamentos de tres ambientes a la venta en Recoleta cuestan US$199.000. Una situación que hubiese sido impensada hace 15 años, cuando el barrio aún se mantenía en su histórico primer puesto.

La baja de precios en la zona, acercó a la zona a un nuevo grupo: las familias jóvenes. “Se mudan a Recoleta por diferentes razones. Algunos porque hay buenos colegios –como el Mallinckrodt, el Jesús María, el Champagnat y el Salvador– otros porque heredan el departamento y deciden quedarse ahí. Otros eligen la zona porque alquilan un departamento grande que los dueños no logran vender a un buen precio”, menciona Izrastzoff. La presencia de familias con hijos chicos se ve a simple vista al asomarse a la plaza Vicente López, donde por las mañanas, y especialmente a la tarde, después del horario escolar, la zona de juegos se llena. Una ciudad envejecida La Argentina, al igual que gran parte del mundo, muestra en los datos poblacionales de los últimos censos nacionales una tendencia demográfica compleja. Hace 100 años la población era mayormente joven y mostraba un rápido crecimiento. Pero los últimos censos evidencian una imagen totalmente diferente: una estructura poblacional estancada, con un mayor porcentaje de adultos mayores y con tasas de natalidad a la baja. En la ciudad de Buenos Aires esta tendencia es todavía más marcada. Se trata del distrito con la edad mediana, 39 años, más alta de todo el país, seguido por Santa Fe y La Pampa (34) y Río Negro, Chubut, Buenos Aires y Córdoba (33). En Capital Federal, en 1980, la figura demográfica era piramidal, mientras que hoy se acerca a una pirámide invertida, típica de sociedades envejecidas, con una base más estrecha (menos jóvenes) y una parte superior más ancha (más adultos y ancianos).
Recoleta no es el único lugar de la ciudad donde en 2022 había manzanas con un alto porcentaje de personas por encima de los 80 años. También había en otros barrios, aunque en pequeñas zonas. Por ejemplo en Belgrano, en dos manzanas: la que se encuentra entre la avenida Cramer, Olazabal, Vidal y Blanco Encalada, donde el 13.3% de la población superaba los 80, y en la manzana de avenida Cabildo, Sucre, Vuelta de Obligado y Echeverría (13%). También, aunque en menor proporción, había manzanas con características similares en Palermo, Flores y Caballito. “En términos generales, la sociedad de la ciudad de Buenos Aires ya completó su transición demográfica. Tiene una caída de la natalidad similar a la de los países más envejecidos del mundo. En la sociedad porteña la mayoría de los indicadores que tenés son de un país desarrollado, por ejemplo, el nivel de educación”, afirma el demógrafo Rafael Rofman, investigador principal de Cippec. Sobre las diferentes edades poblacionales de los distintos barrios, sintetiza: “En el barrio 31, por ejemplo, primero hay mucha más fecundidad porque hay mucha gente joven y porque tienen menos acceso a anticonceptivos que en la avenida Alvear. Pero además, hay mucha más movilidad. Tenés mucha más gente joven mudándose, y, al mismo tiempo, gente adulta que, si logra acumular algo de dinero, se muda de barrio”, afirma.
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