
Alula Baldassarini, el ingeniero italiano detrás de los chalets pintoresquistas de Mar del Plata
Alula Baldassarini recorría sus obras en un carro tirado por un caballo al que llamaba "El Pibe":
Dejó una huella indeleble en la arquitectura de la ciudad balnearia con un estilo que abarcó distintas influencias a lo largo de varias décadas. Recorría sus obras en carro tirado por un caballo al que llamaba “El Pibe”.
Pablo Junco
Su nombre se asocia a Mar del Plata, pero su obra está presente en todo el país. Nació en Roma en 1887, donde se recibió como ingeniero. Según Felicidad París Benito y Alejandro Novacovsky, autores de Alula Baldassarini el impulsor de la arquitectura pintoresquita, sus padres eran simpatizantes de las tribus africanas por lo que lo habrían bautizado Alula en honor a Ras Alula, el Garibaldi de Etiopía, jefe de las tropas que combatían contra la colonización.

El joven Alula llegó Buenos Aires a principios de la década de 1910. Como nunca revalidó su título, durante los primeros años se desenvolvió solo como constructor. Mar del Plata comenzaba a crecer con mucho ritmo, por lo que trabajó junto a los arquitectos más renombrados de la época. Y a pesar de que se enfrentó con el Colegio –que defendía que profesionales que no se hubieran rematriculado en Argentina pudieran firmar planos y presentarse a concursos– logró contar con el favor de los clientes más encumbrados, entre ellos la Marquesa Pontificia Adelia Harilaos de Olmos (para quien reformó y amplió el chalet que había mandado a construir Pedro Méndez) y el presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear para quien proyectó Villa Regina.

El gobernador bonaerense Dr. Manuel A. Fresco difundió filmaciones de gran cantidad de fachadas de chalets construidos por Baldassarini, como propaganda de Mar del Plata. Fue felicitado por el estilo de sus construcciones por el entonces Príncipe de Gales en su viaje a Mar del Plata. Conocido por su habilidad para combinar materiales locales como la piedra y la madera con diseños innovadores, Baldassarini se destacó en la construcción de chalets y residencias familiares, aunque también incursionó en la arquitectura pública.
En Argentina se casó con Teresa Castagna y tuvo una única hija, Clotilde, que le dio a su nieta Susana (Susuky) Puiggrós. “Villa Susuky” fue el nombre de la residencia que construyó en 1928 para Guillermo Bosch Arana y a su esposa Susana Mayol, en Paunero 2121.

Su huella en Mar del Plata es profunda. A pesar de la especulación inmobiliaria y la falta de protección, aún quedan varias casonas que llevan su firma. Y circulan en redes sociales las fotos del singular ingeniero que recorría sus obras en un carro tirado por un caballo al que llamaba “El Pibe”.
Muchos estilos, una personalidad
La obra de Baldassarini es tan vasta que quienes la estudian suelen identificar distintos períodos. Primero, el normando-clasicista, hasta 1920, en las que intervino solamente como constructor. Pertenecen a esta etapa variantes académicos-italianizantes (Villa El Torreón 1917 y Villa Devoto), normandas (la reforma de Villa Ortiz Basualdo, 1918) y vascas (Villa Quintana, 1917).

Estas viviendas sufrieron transformaciones. La más común fue la incorporación de las áreas de servicio y de la cochera, dado que a partir de 1915 las familias sumaron el automóvil a su vida cotidiana, y entonces fue preciso contemplar volúmenes hasta entonces separados de las viviendas. Un buen ejemplo de esto es la cochera y casa de servicio de Villa Quintana, propiedad de doña Mercedes Unzué de Quintana en estilo pintoresquista vasco. La casa fue demolida, pero subsiste ese anexo tal como era entonces, con sus postigos de madera y su sólida construcción. El frente lleva la firma del arquitecto y el constructor, George Camus y Alula Baldassarini.
El segundo período (entre 1920 y 1930) es el anglonormando y vasco-suizo. Estos estilos combinaban elementos de la arquitectura rural de Inglaterra, Francia y Suiza, con una estética rústica que se adaptaba al contexto marítimo de Mar del Plata. Estas residencias cuyo origen se remonta a la región de Normandía (Francia), produce un híbrido con los cottages ingleses. Formal y materialmente sus obras en este estilo se caracterizaban por cubiertas de pendientes moderadas, y por la combinación de falsos pan de bois, ladrillo visto y piedra Mar del Plata de corte regular e irregular.

El chalet suizo de características similares al vasco en cuanto a planta y cubierta, pero de construcción maderera, (que se combinaba con piedra en la planta baja), encuentra en el chalet denominado Villa Surula el exponente clave de Baldassarini.
En este período también de destaca el chalet vasco, que fue utilizado fundamentalmente entre los años 1920 y 1940 a nivel nacional. La cubierta estaba representada por un techo único a dos aguas, en general de alas desiguales. En el nivel superior se simulaban pans de bois, mientras que los demás niveles estaban cubiertos totalmente en piedra.
El tercer período es el que corresponde al chalet californiano, que se utilizó en las décadas de 1930 y 1940. Sus formas se relacionan con la arquitectura de las misiones españolas de California de los siglos XVII y XVIII, que entre fines del XIX y las primeras décadas del XX fue recuperada y actualizada en los Estados Unidos como Mission Style. Estas obras del repertorio de Baldassarini, se encuentran concentradas en un conjunto de cinco casas perteneciente a la Inmobiliaria Peracca, ubicadas en Falucho y Aristóbulo del Valle.

Son viviendas de dimensiones medianas y pequeñas que se caracterizan por las cubiertas de teja española de poca pendiente, los muros de revoque blanco bolseado en su nivel superior y de piedra en la planta baja. El Chalet Baldassarini, de calle Sarmiento y Falucho, destaca por su originalidad. Este tipo de construcción se caracterizaba por techos inclinados, estructuras asimétricas y una combinación de materiales como piedra y madera, que le daban una personalidad única. Es considerado uno de los más icónicos dentro de este período. En tiempos del ingeniero era conocido como La Marina y fue su casa de veraneo desde 1925 a 1928. Si bien es patrimonio histórico, hoy está abandonado.

A finales de los años 20 y comienzos de los 30, cuando Baldassarini ya tenía una aquilatada experiencia, fue cuando surgieron los conflictos con el Colegio de Arquitectos. Así fue como, en el concurso de fachadas de 1928 de la comisión Pro Mar del Plata, Baldassarini obtuvo el segundo puesto por La Cenicienta –la casa de Paunero y Bolívar–, uno de los chalets más célebres de su obra. El primero le fue concedido al arquitecto Alberto S. Areco por la residencia de Gustavo A., Pueyrredon sita en Primera Junta y Aristóbulo del Valle.

A poco de conocerse el veredicto del jurado, Baldassarini envió una carta al diario Crítica donde renunciaba al premio aduciendo que “tengo sobrados motivos para saber que las fachadas de varias de mis obras son muy superiores a la que ha recibido el primer premio, y eso me hace ver claramente que el valor académico y artístico de una fachada está en el prestigio o situación social del propietario”, decía. “El gringo Baldassarini, como extranjero y sin título nacional tiene una desventaja insalvable, por más estudios, por más esfuerzo, y por mayor mérito real que puedan tener sus obras”.

Con todo, recibió otros primeros premios y logró proyectar grandes hoteles en Mar del Plata y La Cumbre. En los años 50 se radicó en la ciudad cordobesa –donde construyó el Gran Hotel en 1953– y murió en Buenos Aires en 1975.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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