martes, 24 de septiembre de 2024

EL ESCENARIO Y RUPTURA EN LA UCR


Señales de un cambio de clima social y político
Claudio JacquelinMáximo Kirchner y Javier Milei
La perplejidad, la parálisis y el temor empiezan a dejar paso al despertar del debate público (y las peleas) dentro de las fuerzas políticas a las que el triunfo de Javier Milei puso a la defensiva, tras dejarles al desnudo su crisis de liderazgo, de representación y hasta de identidad.
El cambio de clima político y social es evidente. No sus efectos. Sobre todo, para determinar a quién favorece.
La agitación en la oposición puede ser una señal confusa para la Casa Rosada
La voracidad de La Cámpora precipita el debate y acelera el intento de renovación del peronismo
En el macrismo puro comenzó a discutirse la naturaleza de su vínculo con el oficialismo
La primavera acaba de empezar no solo en el almanaque y en el termómetro, a pesar (o a causa) de que el invierno sigue demasiado presente en la economía.
La gran pregunta dominante es si la convulsa realidad de la oposición, que en estos días fue subrayada por el match de fondo del kirchnerismo, entre cristicamporistas y kicillofistas, es un buen síntoma para el Gobierno, como muchos interpretan. O si, en cambio, enciende una luz de alarma a la que la Casa Rosada y sus analistas predilectos pueden estar desatendiendo.
La primera respuesta certera es que esa alteración de la dinámica y de las actitudes en el fragmentado campo de la oposición se produce al mismo tiempo que se advierte (no solo en las encuestas) una incipiente fisura en el hasta hace poco hegemónico humor social, favorable al oficialismo libertario.
Por ahora, el Gobierno tiene un buen motivo para desestimar la preocupación o para no darle mayor entidad.
La modificación que se está dando en las dimensiones social y política no es (por ahora) convergente. El aumento del número de quienes cuestionan al Presidente y a su gestión no pasa a engrosar el volumen de simpatizantes de otras fuerzas o dirigentes políticos.
El rechazo a lo que había y el vacío de ofertas atractivas para la gran mayoría de la sociedad que existe fuera del oficialismo siguen siendo el gran ordenador político. En beneficio de Javier Milei.
Más aún, la discusión política en esta etapa podría ampliar la brecha entre esos caminos paralelos por los que transita la mayor parte de la ciudadanía, por un lado, y la muy heterogénea dirigencia política opositora, por el otro. La gente quiere soluciones, no dirigentes que se peleen, podría ser la frase que sintetice la opinión dominante de la ciudadanía.
Sin embargo, el aumento de la fatiga o la insatisfacción social, así como el hostigamiento mileísta a todo aquel que no se le someta y sus crecientes maniobras de cooptación de dirigentes opositores empiezan a tener derivaciones menos lineales y a estimular el desperezamiento de los espacios arrasados por la ola libertaria.
El instinto de preservación, la prolongación de la incertidumbre en casi todos los planos y la cercanía con el comienzo del año electoral operan como incentivos para reaccionar en el entramado no oficialista. A contrapelo de la física, la ebullición no vuelve gaseosa a la política, sino que la hace un poco más líquida de lo que era, en busca de alguna solidez y consistencia. Nada que ahora pueda llegar a plasmarse sin antes pasar por un proceso de reconfiguración profunda, cuyo final parece imposible de vislumbrar todavía.
El peronismo, en primer lugar; el radicalismo, luego, y el macrismo, finalmente, están atravesados por esos incentivos revisionistas con distinta intensidad.
Las preguntas respecto de la identidad de cada uno, la calidad de su oferta político-electoral y la viabilidad de su espacio son interrogantes vitales que no pueden dejar de hacerse ni de disparar debates (o enfrentamientos).
El Gobierno, que no termina de encaminarse (como pretende hacer ver) ni de fracasar (como imaginaba la oposición más dura) no les ha resuelto esos cuestionamientos. Ni para bien ni para mal.
Por eso, buena parte de los dirigentes opositores con expectativas de futuro y con experiencia de fracasos se han puesto en movimiento en busca de algún destino. Algunos lo hacen de manera subterránea. Otros, a la luz del día (y con amplificadores).
Kirchneristas y radicales están en la vanguardia ruidosa de ese debate. El macrismo, más sigilosamente, no se queda al margen.
Asordinada por su padre fundador y acosada por la neomileísta Patricia Bullrich, la dirigencia de Pro que no fue sumada al Gobierno, pero se ve obligada a apoyarlo (por convicción, por conveniencia o por obediencia) empieza a verse atravesada por los replanteos. Los últimos días fueron revulsivos.
Filtraciones del tapón Cristina
En el peronismo, el recobrado protagonismo público de Cristina Kirchner está generando un movimiento de placas tectónicas que llega hasta la superficie del kirchnerismo.
“La jefa” obtura como un tapón o monopoliza el debate y elude toda autocrítica, al mismo tiempo que, a través de su hijo Máximo, intenta adueñarse de la construcción a futuro. Pero cada vez genera más reacción y filtraciones.
Así, todo parece indicar que, a diferencia de la máxima de Perón, los peronistas, incluido el otrora monolítico kirchnerismo, no se están reproduciendo, sino que gritan solo porque se están peleando. Al menos, por ahora.
“Para poder volver a ser una alternativa de poder tenemos que revisar muchas cosas. Y, sobre todo, hacernos cargo de haber sido los grandes responsables de la llegada de Milei por el fracaso del gobierno, porque lo ayudamos a armar sus listas, le financiamos la campaña y le cuidamos la boleta en las PASO. Cristina y los suyos no pueden hacerse los desentendidos y pretender seguir siendo los dueños del peronismo”, dice con crudeza un veterano dirigente que fue parte de los cuatro gobiernos kirchneristas.
“Tenemos que ser mejores para volver”, es el estribillo de la nueva canción que entona Axel Kicillof e irrita al cristicamporismo, liderado por el hijo Máximo, como quedó expuesto el viernes pasado en el acto de su espacio. Allí, el diputado salió a desafiar tanto al gobernador, con el que disputa la herencia de la madre Cristina, como a los intendentes que no quieren seguir sometidos a los dictados del Instituto Patria y, mucho menos, al expansionismo voraz de La Cámpora.
El avance del proyecto de ley de “ficha limpia”, que podría impedir para siempre una candidatura de Cristina Kirchner, de confirmarse en segunda instancia la condena en la causa Vialidad, acelera la reconfiguración y, especialmente, el avance de la agrupación que lidera Máximo Kirchner ante el riesgo de que el futuro se anticipe y el paraguas maternal pierda más eficacia.
“Axel [Kicillof] dice que no se va a pelear con Cristina y que se va a alinear con lo que ella disponga, pero si ella no lo apoya y sigue bancando el avance de Máximo y los suyos, se va a complicar”, dice un experimentado armador del peronismo bonaerense. Cada vez que repite esa promesa, el espejo le devuelve al gobernador la imagen de Alberto Fernández y su ignominioso fracaso. También la de Horacio Rodríguez Larreta, que se veía predestinado a suceder a su jefe. No son buenos antecedentes,
El resto del peronismo, mientras tanto, hace su juego. Los gobernadores se dividen entre los colaboracionistas con el Gobierno, encabezados por el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil, y los opositores sin fisuras, que comparten ruta con Kicillof, pero sin cederle los derechos de representación.
En ese último conglomerado aparece el eterno Gildo Insfrán, cuyo portavoz José Mayans, después de decir que quien impuso la candidatura de Alberto Fernández debería ir al psiquiátrico, ahora sostiene que Cristina Kirchner “tiene que ser la conducción del peronismo porque es la persona que más consideración tiene”.
Los que dominan el dialecto político del peronismo formoseño advierten que no hay contradicción en sus dichos, sino que se trata de una argucia para tratar de obligarla a ser jefa de todos y no del camporismo, con el objetivo de neutralizar su avance y abrir el juego. Demasiadas sutilezas frente a alguien que no reconoce más juez que a ella misma y cuya performance para elegir candidatos está en rojo.
Mientras tanto, el ala restante del panperonismo, liderada por el silencioso Sergio Massa, espera que se aclare un poco más el panorama, mientras opera en las sombras y cuida su capital distribuido en varios fondos de inversión.
De cualquier manera, el hecho relevante es que el peronismo, a su manera, empezó a discutir la renovación. No le será fácil recuperar el potencial electoral. El vínculo emocional con los sectores populares, que lo ha sostenido a lo largo de 70 años, está agrietado, pero no ha sido reemplazado.
Por ahora, la emocionalidad que motoriza Milei se sostiene mayoritariamente en el segmento social que históricamente votó a peronistas más por sentimientos negativos que por la fe en un nuevo líder.
En ese angosto desfiladero puede terminar por definirse el futuro mapa político nacional. Por ahora, el protagonismo cristinista sigue favoreciendo a Milei.
El partido radical
El radicalismo, por su parte, atraviesa un terremoto disparado por fuerzas contrapuestas.
Por un lado, opera el anzuelo mileísta, con la carnada de Patricia Bullrich. A su candidatura habían adherido en las pasadas elecciones los dirigentes y legisladores de territorios en los que sus votantes están más dominados por un antiperonismo cerril que por el apego al credo partidario, por lo que no los espanta el liberalismo conservador de Milei. Son ellos los que, como el provocador diputado tucumano Mariano Campero, alimentan la ilusión mileísta y disparan la reacción interna partidaria.
Por otra parte, el muy cuestionado liderazgo partidario de Martín Lousteau, signado por un antioficialismo militante, tiene una deriva en la interna de la provincia de Buenos Aires que agita más las aguas.
Allí, Lousteau, junto con el también antimileísta Facundo Manes, pretende enfrentar la conducción del senador Maximiliano Abad, que hace gala de ubicuidad para transitar por la avenida de la oposición colaborativa, pero que podría verse obligado a adoptar posiciones más nítidas.
A esto se suman las necesidades de los gobernadores radicales. Un caldo de cultivo ideal para la proliferación del virus del internismo, pero al que la agresividad y la velocidad del avance oficialista le podrían estar creando anticuerpos.
El presupuesto de déficit cero, algunos proyectos de ley por tratarse en el corto plazo, así como el armado electoral del oficialismo en sus respectivas provincias podrían alterar la relación cooperativa que los mandatarios provinciales mantienen con el Gobierno. El dialoguismo del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se pondrá a prueba. No todos entran en el arca de Milei.
En el macrismo puro, a su vez, empiezan a generar malestar y preocupación el avance de Bullrich en la mesa de decisiones del Gobierno y la consecuente deriva antimacrista, que busca minar lo que queda del capital del expresidente. Los últimos acontecimientos pusieron en alerta hasta a algunos de los legisladores de Pro que han hecho más por el oficialismo en el Congreso que los propios libertarios. No sería una buena señal para el Gobierno.
“Nosotros seguimos los lineamientos que marcó Mauricio [Macri] y por eso bancamos los proyectos del Gobierno, hasta los que podrían tener costo para nosotros. Ahora vamos a ver si él no se está empezando a arrepentir y habrá que discutir cómo seguimos”. La advertencia proviene de una de las figuras del macrismo en Diputados, molesta ante la nueva realidad y a la espera de una reunión con su jefe, cuando este encuentre un hueco en su agenda dominada por el fútbol mundial y los negocios personales.
La liquidez de la política se ha empezado a acelerar ante la prolongación del ajuste, la demora de la recuperación y el creciente cansancio social. El futuro siempre puede llegar más rápido de lo que los dirigentes imaginan y nadie quiere quedarse afuera antes de tiempo. Expresiones de un cambio de clima.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

La crisis de la UCR: los tres frentes que definirán el futuro de un partido al borde del abismo
Los bloques en el Congreso están cerca de la ruptura; los cinco gobernadores radicales tratan de conservar sus distritos y armar las listas para 2025, y Lousteau intenta mantener el control partidario
Delfina Celichini
El senador Martín Lousteau es el presidente de la UCR a nivel nacional
La falta de cohesión en la UCR no es una novedad, pero esta semana llegó a su paroxismo. Atravesado por la irrupción de Javier Milei en la escena política, el partido centenario no encuentra el eje y su dirigencia se despedaza en disquisiciones sin fin en torno a cómo posicionarse. Se dividen casi por igual entre los radicales libertarios y los opositores acérrimos al gobierno nacional. Una minoría casi inaudible transita por un territorio neutral que prioriza el fin de la guerra interna y pondera el debate de ideas.
La crisis es tal que conquistó casi todos los frentes del espacio: el legislativo, el partidario y el político-electoral. Por ahora, solo el de la gestión provincial permanece al margen de los desequilibrios. Los cinco gobernadores radicales todavía preservan la armonía en su territorio a través de un trabajoso equilibrio entre sus aliados y la Casa Rosada. Esta semana, no obstante, algunos de ellos rompieron el mutismo y salieron a defender a los conversos. Fue el caso de Alfredo Cornejo, de Mendoza, quien cuestionó el pedido de sanción de los rebeldes y cruzó al presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau. “Si es por votar distinto al bloque, tenemos toda la historia de estos últimos meses: los diputados que responden a [Facundo] Manes y a Lousteau votaron en contra de lo que votó la mayoría en la Ley Bases y en el paquete fiscal, y no fueron suspendidos ni expulsados”, subrayó.
Lousteau y Gastón Manes, éste último presidente de la Convención Nacional -el órgano legislativo de la UCR-, retienen el control del partido así como de la militancia juvenil, presidida por Adriano Morone, un alfil del exgobernador jujeño, Gerardo Morales. En la otra orilla, los gobernadores manejan, aunque con mucha dificultad, los hilos en el Congreso y trabajan para retener el control del armado de listas para el próximo año.
De persistir la fractura expuesta que hoy exhibe la UCR en los tres principales frentes de cara a las elecciones de medio término, ¿cuáles son los escenarios que podrían presentarse?
Congreso
Cornejo y su par correntino, Gustavo Valdés, son los titiriteros de los bloques parlamentarios a nivel nacional. El primero a través del cordobés, Rodrigo de Loredo, líder del bloque en Diputados, y el segundo por medio del senador Eduardo Vischi (Corrientes), jefe de la UCR en la Cámara alta.
En Diputados las complejidades superan con creces a las del Senado y llegaron a un punto cúlmine esta semana. Tras la decisión de la cúpula del partido de suspender provisoriamente a los cuatro conversos que ayudaron a blindar el veto presidencial a la ley jubilatoria, De Loredo impuso su postura y no habrá castigos para los rebeldes, que no serán apartados del bloque. Pero esta decisión, lejos de amalgamar la bancada, profundizó el malestar interno.

La conducción del cordobés pende de un hilo, incapaz de cohesionar a su tropa. Los 33 miembros del bloque están fisurados en distintas tribus y, a pesar de que no se formalizó una ruptura, será difícil que convergan en una votación. Las reuniones de bancada quedaron atrás y es probable que se dinamiten los grupos de WhatsApp que los unía en una misma conversación: los 12 diputados de Manes y Lousteau desconfían de los cinco conversos y los acusan de ser “topos” del Gobierno.
De persistir la fractura, el bloque en la Cámara baja podría dividirse en dos: un espacio aliado a Milei de 21 diputados y otro opositor de 12.
En el Senado, los 13 integrantes de la UCR trataron de moderar sus diferencias tras el estallido en Diputados. Durante la última sesión, la bancada definió previamente votar amalgamados el rechazo del decreto presidencial que incrementó los gastos de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Vischi, un habitué de la Casa Rosada y con muy buen diálogo con el Gobierno, no le quedó alternativa que plegarse a la decisión de la mayoría.


Sin embargo, las diferencias son indisimulables y el espacio radical en la Cámara alta podría reducirse a 12 si las fisuras se profundizan. Lousteau, el principal referente del sector opositor al Gobierno, es uno de los candidatos a escindirse. Lo podría acompañar el fueguino Pablo Blanco, que si bien muestra un perfil más moderado, se rehusó a apoyar algunas de las iniciativas del oficialismo.
El armado electoral para 2025
El radicalismo se enfrenta el año que viene con un desafío. Pone en juego 24 de sus 33 bancas en Diputados, 4 de sus 13 senadores y, en el plano ejecutivo, a la provincia de Corrientes, hoy liderada por Valdés, jaqueado por el caso Loan, un niño de cinco años desaparecido hace más de tres meses.
Atravesado por las internas, el partido deberá definir cómo juega en aquellos territorios gobernados por el Partido Justicialista o sus mutaciones locales. En jurisdicciones como Córdoba, Neuquén y Santa Cruz, el radicalismo baraja una alianza con los libertarios para evitar dividir la oferta electoral no peronista y sortear con ello una rotunda derrota. Buscan sobrevivir.

Los seis distritos clave rumbo a 2025

En los cinco distritos donde gobierna la UCR, sus mandatarios provinciales hacen equilibrio entre sus alianzas locales y la Casa Rosada. El ajuste que impuso el gobierno libertario tensa el vínculo con los referentes del oficialismo, aunque los mantiene a raya frente a la dependencia de las partidas que gira el Tesoro Nacional, muchas de ellas discrecionales.
En Mendoza manda Cornejo, uno de los líderes radicales que exhibe mayor afinidad ideológica con el Gobierno, aunque no duda en criticarlo. Creó el “Grupo Malbec” con dirigentes radicales que acompañaron la candidatura presidencial de Patricia Bullrich en la interna de Juntos por el Cambio. Muchos de los legisladores que se referencian con el mendocino, como el propio De Loredo, podrían jugar en alianza electoral con el Gobierno.
Valdés es aliado de Cornejo dentro del partido y mantiene un buen vínculo con la Casa Rosada, a pesar de los chispazos por el caso Loan. Milei arrasó en su provincia y todavía mantiene altos índices de popularidad, por lo que podría buscar un acuerdo político que merme la injerencia de los libertarios a nivel local. El correntino, además, no puede reelegir y deberá construir un sucesor para retener el control de la provincia del norte.
El gobernador que presenta una amplia gama de matices es el santafecino Maximiliano Pullaro. Forma parte de Evolución, al igual que Lousteau, pero la hostilidad dentro de su territorio, marcado por el narcotráfico, lo acercan a Bullrich, con quien comparte el discurso de mano dura contra el crimen. Melina Giorgi, la diputada que le responde directamente, no firmó el pedido de expulsión de los cinco conversos. En este caso, la omisión fue un gesto de acompañamiento a la conducción de De Loredo así como a los radicales filo-oficialistas.
Algo similar ocurre con Carlos Sadir, gobernador de Jujuy. Si bien llegó a la cima del poder provincial de la mano de Gerardo Morales, exgobernador de la provincia del norte y aliado de Lousteau, cuida su territorio y evita exhibirse como un opositor a la Casa Rosada.
En Chaco, Leandro Zdero es el protegido político de Valdés y jugará en sintonía con el correntino. Sus alfiles legislativos acompañaron muchas de las iniciativas de los libertarios.
La Ciudad de Buenos Aires es un territorio que el radicalismo no se resigna a reconquistar. Lousteau culmina su mandato como senador el próximo año y no se resigna a disputarle la Ciudad a los Macri. Con el acercamiento de los libertarios a Pro, no es sorprendente que la UCR porteña se arrime al PJ local, conducido por Mariano Recalde y Juan Manuel Olmos, para armar un frente común.
El control del partido
Las cabezas del Comité Nacional -el órgano ejecutivo- y la Convención Nacional -el órgano legislativo- son Lousteau y Manes, respectivamente. No obstante, en cada uno de estos órganos hay representantes del sector cercano al mileísmo. Como la fractura es total, estas instancias partidarias sufren hoy una parálisis en los hechos: si bien sacan comunicados con pronunciamientos que ratifican los planteos de sus cabecillas, no se reunen ni operan con sus delegados.
De hecho, Martín Arjol, uno de los conversos que forma parte del Comité Nacional, fue expulsado ayer del grupo de WhatsApp a pedido de Lousteau. Ante la consulta un referente cercano al senador explicó la decisión: “Está suspendida su afiliación, entonces como podría integrar la mesa directiva del partido. Eligieron votar en contra de un proyecto del radicalismo por conveniencia personal y ahora reclaman seguir”.
Lousteau junto a las autoridades del Comité Nacional del radicalismo
Previamente, la Convención Nacional había definido suspender provisoriamente a los cuatro radicales -menos Federico Tournier, que no está afiliado- que se fotografiaron con Milei.
Lousteau aseguró recientemente que los diputados de su partido que votaron a favor del aumento de las jubilaciones y luego cambiaron su apoyo para blindar el veto del Presidente lo hicieron a cambio de “prebendas o ventajas personales” en el marco de la reunión que mantuvieron con el libertario en medio de la negociación del oficialismo con la oposición.
El diputado Fabio Quetglas, que se mantiene al margen de las discusiones públicas y apuesta a sostener el partido a través de una reorganización interna, trazó en diálogo un duro diagnóstico de la situación. “Hacia adelante al radicalismo no le alcanza la historia ni la territorialidad. Para poder ser portadores de un mensaje relevante de calidad institucional, equilibrio social y modernización, hay que plantear la agenda concreta donde eso se plasma, y hay que dar los debates que corresponda dar”, consideró el legislador bonaerense. Y explicó: “No podemos invocar institucionalidad y dudar con [Ariel] Lijo -candidato del Gobierno a integrar la Corte Suprema-, o plantearnos como partido de poder e ignorar los legítimos planteos de gobernabilidad de nuestros intendentes y gobernadores”.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.