Con críticas a la ONU, Milei da un giro al alineamiento internacional de la Argentina
Cuestionó la agenda del organismo, que incluye áreas como igualdad de género, desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático; va en contra de la mayoría de los países
Rafael Mathus Ruiz
El presidente Javier Milei, ayer, en la Asamblea General de las Naciones Unidas
En su primer discurso ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, el presidente Javier Milei desplegó duras críticas al rumbo del multilateralismo, anticipó que el país abandonará “la neutralidad” para colocarse “a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad” y cuestionó la Agenda 2030, que promueve el organismo. “El colectivismo y el postureo moral de la agenda
woke se han chocado con la realidad y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo”, dijo Milei. El principal blanco de Milei fueron la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por la mayoría de los 193 miembros del organismo, que promueve objetivos sobre la igualdad de género, el desarrollo sostenible y el cambio climático.
NUEVA YORK.– En su primer discurso ante los líderes y dignatarios del mundo reunidos para la 79º Asamblea General en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Javier Milei desplegó durísimas críticas al rumbo del multilateralismo; acusó al organismo de darle la espalda a su mandato original y promover una agenda “socialista”, y lanzó una “doctrina de la nueva Argentina”, anticipando que el país abandonará la neutralidad para colocarse “a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.
“Estamos ante un final de ciclo. El colectivismo y el postureo moral de la agenda woke se han chocado con la realidad, y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo. De hecho, nunca las tuvieron”, dijo Milei durante su mensaje, que se ajustó al tiempo estipulado, de 15 minutos.
“A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, definió sobre el final del discurso, que cerró con su habitual grito: “¡Viva la libertad, carajo!”.
Milei arrancó su primera exposición ante el foro que reúne a las naciones del mundo –un mensaje breve, atípico, alejado de los carriles habituales de los discursos que se escuchan en el histórico recinto– presentándose como “un economista liberal libertario que jamás tuvo la ambición de hacer política”, que llegó al poder por el fracaso de las “políticas colectivistas que destruyeron nuestro país”.
Ese hilo recorrió el resto de sus palabras, que dejaron de lado el punteo sobre los problemas de la coyuntura global a favor de la presentación de una idea rectora: su nueva doctrina.
En su discurso, Milei elogió los primeros años de vida de las Naciones Unidas y el progreso logrado en los 70 años del período de la posguerra, que coincidió, remarcó, con el período de mayor crecimiento de la historia. Pero luego dijo que la ONU “dejó de velar por los principios esbozados en su declaraciones fundante y comenzó a mutar”, y se transformó en un “leviatán de múltiples tentáculos” que pretende decidir cómo debe vivir la gente, y a querer imponer “una agenda ideológica”. La ONU original de Woodrow Wilson, siguió, fue reemplazada por “un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales”. Un rumbo “trágico”, dijo.
El principal blanco de Milei fueron la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por una amplísima mayoría de los 193 miembros del organismo. La Agenda 2030, dijo, “no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista”. El rumbo a la prosperidad, dijo, era “limitando el poder del monarca”.
Milei fustigó la falta de respuestas al reclamo argentino por la soberanía en las islas Malvinas, el uso del poder de veto por parte de las cinco potencias que dominan el Consejo de Seguridad, la falta de respuesta a la “aberrante” invasión de Rusia a Ucrania, el ingreso de Cuba o Venezuela al Consejo de Derechos Humanos, o las votaciones contra Israel por el conflicto con los palestinos, incluida la condena a la ocupación de territorios en Cisjordania, que la Argentina rechazó.
La ONU, dijo, perdió credibilidad. Y ahora es una de las “principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad”.
“La Argentina, que está viviendo un profundo proceso de cambio en la actualidad, ha decidido abrazar las ideas de la libertad. Esos principios, que ordenan el proceso de cambio que estamos llevando adelante en la Argentina, son también los principios que guiarán nuestra conducta internacional a partir de ahora”, adelantó.
“Queremos expresar oficialmente nuestro disenso sobre el Pacto del Futuro”, sostuvo Milei, que llegó a la sede de la ONU acompañado por su hermana Karina.
“A partir de este día, sepan que la Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, afirmó.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Un quiebre que deja al país “en minoría”
Rafael Mathus Ruiz
El discurso de Javier Milei en las Naciones Unidas colocó a la Argentina en una posición ciertamente atípica: el Presidente defenestró y le dio la espalda, en solitario, a una agenda de desarrollo, el Pacto del Futuro, adoptada apenas dos días antes por consenso –sin votación– por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un plan pensado para reformar y rescatar el papel del multilateralismo. Para Milei, solo refuerza un rumbo “trágico”.
Parado solo ante los ojos del mundo en un atril cargado de historia, Milei invitó a los líderes a que lo acompañen en la creación de una nueva agenda de la libertad. Esa invitación difícilmente tenga eco, aunque sí abona a una imagen personalista, radical y rupturista de Milei –incluso, por momentos, contradictoria–, que el propio Presidente se encargó de amplificar en su paso por Nueva York.
Los argumentos que ofreció Milei contra la agenda de desarrollo multilateral llevaron incluso a una paradoja: Rusia, Nicaragua, Bielorrusia, Corea del Norte, Irán, Siria y Sudán –regímenes a los que Milei les ha dado la espalda, al alinearse explícitamente con Estados Unidos, Ucrania, Israel y las democracias occidentales– ofrecieron argumentos algo similares al intentar impulsar una enmienda al pacto. La enmienda fracasó: 143 países votaron para que no se discutiera. La Argentina no estaba presente al momento de esa votación, y tampoco frenó el consenso para la adopción del pacto.
“La Argentina no obstaculizó el consenso de los demás países, dejamos que el pacto se adoptara y nos disociamos después”, matizaron fuentes oficiales.
En el Gobierno también sostienen que el mensaje de Milei buscó más bien rescatar el viejo papel de las Naciones Unidas, más enfocadas en la paz y la seguridad, y menos en los pilares del desarrollo, en el día a día de la vida de la gente.
La nueva línea que marcó Milei no solo lo desmarcó de los aliados que eligió en el mundo. También planteó un quiebre con posturas históricas de la Argentina, que fueron respaldadas por sus antecesores Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, pese a sus diferencias ideológicas. Ese quiebre en la política exterior de la Argentina ya ha generado visibles tensiones entre la Casa Rosada y la Cancillería, como quedó en evidencia con los roces con el embajador ante la ONU, Ricardo Lagorio, quien había sido marginado y finalmente estuvo sentado en la mesa de la Argentina en el recinto. En la comitiva le recriminaron una supuesta falta de alineamiento con la nueva política exterior de Milei, que choca con miradas ampliamente arraigadas en la burocracia diplomática. En la lista aparecen, por ejemplo, el reciente rechazo a una resolución que le exige a Israel dejar el “territorio palestino ocupado”, o la misma Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un andamiaje de acciones que apunta a poner fin a la pobreza, luchar contra el cambio climático y mejorar la vida de las personas en todo el mundo.
El paso de Milei por Nueva York le dejó también una foto altamente simbólica: en la Bolsa neoyorquina, el mercado bursátil más grande del mundo y uno de los templos del capitalismo global, Milei tocó la campana flanqueado por sus funcionarios más cercanos, a los que elogió, entre aplausos y puños de victoria. Pero detrás de las fotos y los videos, en Wall Street se quedaron con ganas de escuchar más precisiones y detalles sobre el futuro del plan económico.
Milei tuvo 72 horas en Manhattan para capitalizar el interés que generó su ascenso político, promocionar su visión para el país, su programa y alentar inversiones, uno de los motores a los que apuesta el Gobierno para reactivar la economía. Con ese fin, el Gobierno enfocó su poder de fuego en el discurso ante la comunidad de negocios en el New York Stock Exchange, el lunes, donde Milei habló por 40 minutos, y se retiró sin responder preguntas, y la cita con Elon Musk, el único empresario al que Milei vio, que ya adelantó su intención de invertir en el país. Su cineasta, Santiago Oría, se encargó de crear un flujo continuo de contenido que inundó las redes y fue amplificado por las cuentas afines al oficialismo. Pese al interés, Milei no dio entrevistas.
Una alta fuente de la comitiva consideró que la visita había sido “muy exitosa”, y se entusiasmó con el trabajo detrás de escena que el gobierno nacional lleva adelante para desbloquear inversiones. “Vamos a tener buenas noticias en octubre”, dijo, sin querer precisar si habrá un anuncio de algunas de las empresas de Musk, o de otra compañía, o en qué sector.
En el frente económico, la visita de Milei tuvo dos ausencias notables. Nunca vio a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pese a que ambos coincidieron en la ciudad, y la Argentina y el Fondo avanzan hacia una nueva negociación. La explicación oficial fue que una delegación de funcionarios viajará a Washington en octubre, para la reunión anual del organismo. Y Milei no aceptó una invitación del Consejo de las Américas, por donde desfilaron estos días varios jefes de Estado regionales, una parada casi obligatoria para los políticos argentinos que pisan Manhattan y uno de los principales foros de las empresas con inversiones en América Latina. En la comitiva dijeron que Milei ya habló en la conferencia del Council en Buenos Aires –aunque en Manhattan es otro público, y se hacen preguntas–, y que “no había tiempo”. Milei se reservó el domingo para visitar El Ohel, la tumba del rebe de Lubavitch, y para una charla off the record con la junta editorial de The New York Times.
En su primer discurso ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, el presidente Javier Milei desplegó duras críticas al rumbo del multilateralismo, anticipó que el país abandonará “la neutralidad” para colocarse “a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad” y cuestionó la Agenda 2030, que promueve el organismo. “El colectivismo y el postureo moral de la agenda
woke se han chocado con la realidad y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo”, dijo Milei. El principal blanco de Milei fueron la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por la mayoría de los 193 miembros del organismo, que promueve objetivos sobre la igualdad de género, el desarrollo sostenible y el cambio climático.
NUEVA YORK.– En su primer discurso ante los líderes y dignatarios del mundo reunidos para la 79º Asamblea General en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Javier Milei desplegó durísimas críticas al rumbo del multilateralismo; acusó al organismo de darle la espalda a su mandato original y promover una agenda “socialista”, y lanzó una “doctrina de la nueva Argentina”, anticipando que el país abandonará la neutralidad para colocarse “a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.
“Estamos ante un final de ciclo. El colectivismo y el postureo moral de la agenda woke se han chocado con la realidad, y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo. De hecho, nunca las tuvieron”, dijo Milei durante su mensaje, que se ajustó al tiempo estipulado, de 15 minutos.
“A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, definió sobre el final del discurso, que cerró con su habitual grito: “¡Viva la libertad, carajo!”.
Milei arrancó su primera exposición ante el foro que reúne a las naciones del mundo –un mensaje breve, atípico, alejado de los carriles habituales de los discursos que se escuchan en el histórico recinto– presentándose como “un economista liberal libertario que jamás tuvo la ambición de hacer política”, que llegó al poder por el fracaso de las “políticas colectivistas que destruyeron nuestro país”.
Ese hilo recorrió el resto de sus palabras, que dejaron de lado el punteo sobre los problemas de la coyuntura global a favor de la presentación de una idea rectora: su nueva doctrina.
En su discurso, Milei elogió los primeros años de vida de las Naciones Unidas y el progreso logrado en los 70 años del período de la posguerra, que coincidió, remarcó, con el período de mayor crecimiento de la historia. Pero luego dijo que la ONU “dejó de velar por los principios esbozados en su declaraciones fundante y comenzó a mutar”, y se transformó en un “leviatán de múltiples tentáculos” que pretende decidir cómo debe vivir la gente, y a querer imponer “una agenda ideológica”. La ONU original de Woodrow Wilson, siguió, fue reemplazada por “un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales”. Un rumbo “trágico”, dijo.
El principal blanco de Milei fueron la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por una amplísima mayoría de los 193 miembros del organismo. La Agenda 2030, dijo, “no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista”. El rumbo a la prosperidad, dijo, era “limitando el poder del monarca”.
Milei fustigó la falta de respuestas al reclamo argentino por la soberanía en las islas Malvinas, el uso del poder de veto por parte de las cinco potencias que dominan el Consejo de Seguridad, la falta de respuesta a la “aberrante” invasión de Rusia a Ucrania, el ingreso de Cuba o Venezuela al Consejo de Derechos Humanos, o las votaciones contra Israel por el conflicto con los palestinos, incluida la condena a la ocupación de territorios en Cisjordania, que la Argentina rechazó.
La ONU, dijo, perdió credibilidad. Y ahora es una de las “principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad”.
“La Argentina, que está viviendo un profundo proceso de cambio en la actualidad, ha decidido abrazar las ideas de la libertad. Esos principios, que ordenan el proceso de cambio que estamos llevando adelante en la Argentina, son también los principios que guiarán nuestra conducta internacional a partir de ahora”, adelantó.
“Queremos expresar oficialmente nuestro disenso sobre el Pacto del Futuro”, sostuvo Milei, que llegó a la sede de la ONU acompañado por su hermana Karina.
“A partir de este día, sepan que la Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, afirmó.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Un quiebre que deja al país “en minoría”
Rafael Mathus Ruiz
El discurso de Javier Milei en las Naciones Unidas colocó a la Argentina en una posición ciertamente atípica: el Presidente defenestró y le dio la espalda, en solitario, a una agenda de desarrollo, el Pacto del Futuro, adoptada apenas dos días antes por consenso –sin votación– por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un plan pensado para reformar y rescatar el papel del multilateralismo. Para Milei, solo refuerza un rumbo “trágico”.
Parado solo ante los ojos del mundo en un atril cargado de historia, Milei invitó a los líderes a que lo acompañen en la creación de una nueva agenda de la libertad. Esa invitación difícilmente tenga eco, aunque sí abona a una imagen personalista, radical y rupturista de Milei –incluso, por momentos, contradictoria–, que el propio Presidente se encargó de amplificar en su paso por Nueva York.
Los argumentos que ofreció Milei contra la agenda de desarrollo multilateral llevaron incluso a una paradoja: Rusia, Nicaragua, Bielorrusia, Corea del Norte, Irán, Siria y Sudán –regímenes a los que Milei les ha dado la espalda, al alinearse explícitamente con Estados Unidos, Ucrania, Israel y las democracias occidentales– ofrecieron argumentos algo similares al intentar impulsar una enmienda al pacto. La enmienda fracasó: 143 países votaron para que no se discutiera. La Argentina no estaba presente al momento de esa votación, y tampoco frenó el consenso para la adopción del pacto.
“La Argentina no obstaculizó el consenso de los demás países, dejamos que el pacto se adoptara y nos disociamos después”, matizaron fuentes oficiales.
En el Gobierno también sostienen que el mensaje de Milei buscó más bien rescatar el viejo papel de las Naciones Unidas, más enfocadas en la paz y la seguridad, y menos en los pilares del desarrollo, en el día a día de la vida de la gente.
La nueva línea que marcó Milei no solo lo desmarcó de los aliados que eligió en el mundo. También planteó un quiebre con posturas históricas de la Argentina, que fueron respaldadas por sus antecesores Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, pese a sus diferencias ideológicas. Ese quiebre en la política exterior de la Argentina ya ha generado visibles tensiones entre la Casa Rosada y la Cancillería, como quedó en evidencia con los roces con el embajador ante la ONU, Ricardo Lagorio, quien había sido marginado y finalmente estuvo sentado en la mesa de la Argentina en el recinto. En la comitiva le recriminaron una supuesta falta de alineamiento con la nueva política exterior de Milei, que choca con miradas ampliamente arraigadas en la burocracia diplomática. En la lista aparecen, por ejemplo, el reciente rechazo a una resolución que le exige a Israel dejar el “territorio palestino ocupado”, o la misma Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un andamiaje de acciones que apunta a poner fin a la pobreza, luchar contra el cambio climático y mejorar la vida de las personas en todo el mundo.
El paso de Milei por Nueva York le dejó también una foto altamente simbólica: en la Bolsa neoyorquina, el mercado bursátil más grande del mundo y uno de los templos del capitalismo global, Milei tocó la campana flanqueado por sus funcionarios más cercanos, a los que elogió, entre aplausos y puños de victoria. Pero detrás de las fotos y los videos, en Wall Street se quedaron con ganas de escuchar más precisiones y detalles sobre el futuro del plan económico.
Milei tuvo 72 horas en Manhattan para capitalizar el interés que generó su ascenso político, promocionar su visión para el país, su programa y alentar inversiones, uno de los motores a los que apuesta el Gobierno para reactivar la economía. Con ese fin, el Gobierno enfocó su poder de fuego en el discurso ante la comunidad de negocios en el New York Stock Exchange, el lunes, donde Milei habló por 40 minutos, y se retiró sin responder preguntas, y la cita con Elon Musk, el único empresario al que Milei vio, que ya adelantó su intención de invertir en el país. Su cineasta, Santiago Oría, se encargó de crear un flujo continuo de contenido que inundó las redes y fue amplificado por las cuentas afines al oficialismo. Pese al interés, Milei no dio entrevistas.
Una alta fuente de la comitiva consideró que la visita había sido “muy exitosa”, y se entusiasmó con el trabajo detrás de escena que el gobierno nacional lleva adelante para desbloquear inversiones. “Vamos a tener buenas noticias en octubre”, dijo, sin querer precisar si habrá un anuncio de algunas de las empresas de Musk, o de otra compañía, o en qué sector.
En el frente económico, la visita de Milei tuvo dos ausencias notables. Nunca vio a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pese a que ambos coincidieron en la ciudad, y la Argentina y el Fondo avanzan hacia una nueva negociación. La explicación oficial fue que una delegación de funcionarios viajará a Washington en octubre, para la reunión anual del organismo. Y Milei no aceptó una invitación del Consejo de las Américas, por donde desfilaron estos días varios jefes de Estado regionales, una parada casi obligatoria para los políticos argentinos que pisan Manhattan y uno de los principales foros de las empresas con inversiones en América Latina. En la comitiva dijeron que Milei ya habló en la conferencia del Council en Buenos Aires –aunque en Manhattan es otro público, y se hacen preguntas–, y que “no había tiempo”. Milei se reservó el domingo para visitar El Ohel, la tumba del rebe de Lubavitch, y para una charla off the record con la junta editorial de The New York Times.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.