miércoles, 23 de octubre de 2024

CLAVES AMERICANAS, LITERATURA Y LIBERTAD Y EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DE MAR DEL PLATA EN PELIGRO




Ridículo Consejo de DD.HH. de la ONU
Andrés OppenheimerMIAMI

Muchos aplaudieron, con razón, la reciente votación en las Naciones Unidas que rechazó la candidatura de Arabia Saudita para un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Pero, lamentablemente, el Consejo de Derechos Humanos del organismo internacional ha sido desde hace años, y sigue siendo, un chiste. El Consejo, de 47 países, sigue teniendo entre sus países miembros más activos a dictaduras como Cuba, China y Sudán. Alrededor del 60% de los países miembros son dictaduras o países no democráticos, según la organización de derechos humanos independiente UN Watch.
Los miembros del Consejo son elegidos mediante votación secreta por todos los países miembros de la ONU, bajo directrices según las cuales los países miembros deben “mantener los más altos estándares de promoción y protección de los derechos humanos”. Sí, leyeron bien: Cuba, China y Sudán, entre muchos otros violadores sistemáticos de los derechos humanos, han sido elegidos según estos criterios. La más reciente votación de nuevos miembros se realizó en la Asamblea General de la ONU el 9 de octubre.
Entre los 18 países que fueron elegidos o reelegidos para el período 2025-2027 del Consejo se encuentra Qatar, que comete graves violaciones de los derechos humanos y ha dado ayuda financiera a Hamas y otras organizaciones terroristas palestinas. Qatar ha justificado su ayuda a Hamas diciendo que es necesaria para apoyar a las familias palestinas necesitadas. Bolivia, la República Democrática del Congo y Etiopía también fueron elegidos para el próximo período del Conseusar jo a pesar de no estar “calificados” para formar parte del panel, según una declaración conjunta de UN Watch, la Fundación de Derechos Humanos y el Centro Raoul Wallenberg para los Derechos Humanos. México y Colombia, que también fueron elegidos para el nuevo período del Consejo, fueron descriptos por la declaración conjunta de las tres organizaciones de derechos humanos como opciones “cuestionables”, en parte debido a sus votos a favor de países violadores de derechos humanos en la ONU.
Cuando le pregunté por qué tantas dictaduras y países no del todo democráticos han sido elegidos para obtener bancas en el Consejo, el director ejecutivo de UN Watch, Hillel Neuer, me dijo: “La verdad es que los regímenes más violadores de los derechos humanos buscan ser elegidos mucho más que otros”. Agregó: “Si tú eres Costa Rica u otro país que no es un grave violador de los derechos humanos, no estás tan motivado para buscar un asiento en el Consejo como las dictaduras que buscan proteger sus abusos ysus bancas con fines propagandísticos”. Como resultado, las dictaduras suelen ofrecer a los países democráticos sus votos para los comités económicos y comerciales de la ONU a cambio del apoyo de estos a sus candidaturas para escaños en el Consejo de Derechos Humanos.
Estados Unidos, cuyo mandato como miembro del Consejo termina este año, no se presentó a la reelección. No está claro si no quiso seguir siendo miembro del Consejo porque llegó a la conclusión de que es inútil tratar de reformarlo desde adentro o si no fue para evitar ser blanco de acusaciones diarias por su apoyo a Israel. El Consejo de la ONU es bien conocido por su sesgo contra Israel. Entre su creación, en 2006, y mediados de 2023, el Consejo emitió 103 resoluciones contra Israel, en comparación con 16 contra Corea del Norte, 14 contra Irán, 3 contra Venezuela y ninguna contra China y Cuba, según grupos de derechos humanos.
De nuevo, leyeron bien, ninguna contra China o Cuba. En suma, el Consejo es una sociedad de protección mutua en la que las dictaduras más brutales del mundo se ayudan entre sí para rechazar las acusaciones de violación de los derechos humanos y acusar a sus enemigos. Debería disolverse, como sucedió con su predecesora, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en 2006. Lamentablemente, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se creó en su lugar ese mismo año, ha sido nuevamente secuestrado por las dictaduras. Es hora de clausurarlo, porque tener a China, Cuba y Qatar y otros regímenes abusivos evaluando a otros países en esta materia es una burla a la causa de los derechos humanos

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Leyendo se ensancha la interioridad
Carolina Riva Posse

Cuando se defiende la libertad humana en lo político, lo económico y en las decisiones personales de todos los días, se advierten voces preocupadas que temen que ciertas realidades humanas sean vulneradas. Y es justo que tengan esta preocupación, dado que pertenece a la debilidad de la naturaleza humana la inclinación a la injusticia, a la miseria y al aprovechamiento del otro.
La advertencia sobre la naturaleza humana caída es una constante en los escritos de Russell Kirk, filósofo político norteamericano, partidario de promover la libertad en el orden para la vida política. En su fecunda trayectoria, Kirk rescató la centralidad de la formación literaria en la educación de la persona, como el camino para un verdadero desarrollo moral. Los grandes libros enseñan qué es ser humano. Muestran lo que T. S. Eliot, Nobel de Literatura y amigo de Kirk, llama las “cuestiones permanentes” de la naturaleza humana. Las grandes obras literarias, aun cuando describen la depravación en la que podemos caer, despiertan la conciencia de que eso puede ser un espectáculo repudiable que debemos evitar.
La imagen de Ulises atado al mástil, voluntariamente restringido por conocer la tentación de las sirenas, pero queriendo escuchar su canto, ha servido de inspiración para explicar muchas situaciones humanas. La Divina comedia ha servido para expresar una experiencia tan humana de haber extraviado el rumbo, de cómo el propio yo puede perderse en la vida. Y Dante nos recuerda cómo el corazón desea elevarse para volver a ver las estrellas.
La “imaginación moral”, como la llama Kirk, nos hace experimentar a través de la experiencia de otros lo que más nos conviene, a través de la contemplación de ejemplos encarnados y no de fórmulas abstractas. Imaginación moral les faltó a los hombres y mujeres de la Revolución francesa, cuando impusieron por la violencia una ideología que prometía una perfección meramente soñada. También les faltó a quienes pusieron en escena, con curioso orgullo, la imagen de María Antonieta decapitada cual trofeo en los Juegos Olímpicos de este año.
Los hombres pueden ser prisioneros de sus pasiones. No hay sistemas que garanticen la libertad y la moralidad de sus miembros. Por eso dice Russell Kirk que la justicia, el orden y la libertad no provienen de arengar a las masas, sino que corren por el frágil camino del crecimiento personal, que nunca es individualista, sino también comunitario. El Papa escribió hace poco una carta sobre el papel de la literatura en la formación personal. Lejos de buscar la salvación en proyectos políticos o en planificaciones eficientes de gran escala, la propuesta se centra en la persona humana. Leyendo se ensancha la interioridad y se desarrolla la necesidad humana de “nombrar” las cosas, que hoy es tan valorizada con la educación emocional. La literatura nos da acceso al núcleo de la persona, al corazón humano, a ese nivel misterioso de su ser, dice el Papa. Este corazón humano está tejido de los mismos deseos de bien, verdad y belleza con los que nacen los hombres de todas las épocas.
Para Francisco, la literatura no es relativista, y tiene valor eterno. Que la lectura haya decaído acarrea un empobrecimiento humano, y probablemente nos cabe a todos una responsabilidad para las futuras generaciones en transmitir su riqueza y sentido. Si su valor es eterno, no podemos dejar que caiga en desuso. La vida interior que favorece la literatura nos ayuda a encontrar por nosotros mismos las razones por las que se vive y ganar protagonismo en las decisiones inexorables que tenemos que tomar.
La apuesta por la vida interior, favorecida por el escuchar las voces de otros en la literatura y por la relación con verdaderos maestros que apunten a lo valioso, es una apuesta arriesgada y aventurada. Pero es la propuesta más humana, salvo que se pretenda que eduquen el Estado o el mercado, o los influencers o las series. Para no volverse totalmente apáticos o ser presas de humanitarios que cortan cabezas, podemos recurrir a las grandes obras literarias para encontrarnos con quienes nos entusiasman para la lucha y la aventura de la vida.

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El patrimonio arquitectónico de Mar del Plata, en peligro
La ciudad balnearia de Mar del Plata enfrenta una nueva amenaza que podría marcar el destino de su patrimonio arquitectónico y cultural: la construcción de una torre de 120 metros de altura en Playa Chica. El proyecto, aprobado por varias comisiones del Concejo Deliberante, arrasa con casonas centenarias en una zona donde el código urbanístico solo permite edificaciones de hasta siete metros. Esta aberración es el último capítulo de un proceso que ha visto cómo la ciudad debilita su patrimonio arquitectónico en manos de la desenfrenada especulación inmobiliaria.
Desde hace décadas, Mar del Plata ha sido víctima de una “ordinarización” urbana que ha borrado su historia y su singularidad. Las casonas y chalets, armónicos con su paisaje, han sido reemplazados por torres anodinas, conformando un entorno despojado de carácter. Este falso progreso, que promete desarrollo y modernidad, en realidad está convirtiendo a la ciudad en un espacio genérico, indistinguible de cualquier otra urbe balnearia del mundo.
No se critica la construcción de edificios de gran altura, sino la ubicación que se pretende. Una obra que impactaría el paisaje y la vida cotidiana de los marplatenses debido a la proyección de una gran sombra sobre la playa y la ruptura de la relación entre la ciudad y el océano. Las normativas urbanísticas destinadas a proteger nuestro patrimonio son violadas sistemáticamente por decisiones políticas que benefician a un pequeño grupo de desarrolladores, dejando de lado el interés general de la comunidad.
Es imperativo que los ciudadanos y las autoridades se cuestionen el tipo de ciudad que desean. No se trata de oponerse al progreso, sino, por el contrario, de exigir un desarrollo que valore su historia y su identidad, y no que contribuya a su deterioro.
¿Se busca una ciudad que respete su riqueza patrimonial y su cultura o una urbe que se entregue sin reparos a los intereses políticos e inmobiliarios coyunturales?
El verdadero desarrollo es compatible con la preservación de lo que hace única a Mar del Plata. No es tarde para rectificar el rumbo, pero el momento de decidir es ahora. Los marplatenses y las autoridades tienen la palabra.


http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA   

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