Caputo pone en marcha el plan verano
Florencia Donovan
La última reunión entre Daniel González, secretario coordinador de las áreas de Energía y de Minería, con el referente de Mauricio Macri en materia energética, Emilio Apud, había sido el lunes de la semana pasada. La realidad es que vienen trabajando en un plan desde fines de agosto, después de que en uno de los encuentros de Macri con el presidente Javier Milei en Olivos se acordara trabajar en un programa conjunto para el área de energía. Sería de los pocos acuerdos de colaboración que finalmente avanzan. Aunque desde Pro mantuvieron la guardia alta hasta último momento. Tanto que se sorprendieron ayer con la salida del secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo.
El reemplazo del funcionario era un hecho en el plan que venían consensuando los equipos técnicos del macrismo con la gestión libertaria. Pero cerca de Macri no conocían el timing ni tampoco ayer sabían que sería el último día de Rodríguez Chirillo. Incluso hasta pocas horas antes de que se anunciara tenían poca fe en que efectivamente el equipo de Milei cumpliera con la palabra empeñada de avanzar en una colaboración integral. “Nos han pedido colaboración en términos de reforzar el equipo de energía”, declaró, con picardía, el titular de Pro, cuando fue abordado por el periodismo en Mar del Plata, ayer por la tarde, en el marco del Coloquio de IDEA. Apenas se conocía la noticia. Macri no sabía mucho más de lo que sabían los medios.
La nueva secretaria, María Tettamanti, es uno de los nombres que le había acercado Apud a González. Ambos formaban parte en su momento de los equipos técnicos de campaña de Patricia Bullrich. Pero todavía no está claro si el gobierno de Milei terminará por compartir la marquesina de la energía con el macrismo. “Acá esto es un acuerdo institucional, integral, o no es nada. No es solo acercar un nombre individual. Porque no vamos a asumir de otra forma una responsabilidad si esto fracasa”, advirtió una fuente del macrismo.
Se viene probablemente un verano complicado en materia de cortes de electricidad. Al menos, así lo creen internamente en el Gobierno. El plan en el que venían trabajando en colaboración ambos espacios incluye no solo un recambio en la secretaría, sino que además se prevén cambios en otras entidades, como el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE); Cammesa, la compañía encargada de despachar la energía que se produce en todo el país, y hasta parte del directorio de Enarsa. Las designaciones estarían en línea además con un cronograma de objetivos y metas en el tiempo, que incluiría el intento de reanudación de las represas. En Economía saben que estos son los términos, pero dentro del círculo de Milei no todos parecen estar tan convencidos.
Al menos, en la tríada de poder de La Libertad Avanza (LLA) no todos están tan convencidos de que haga falta una alianza con Pro, incluso de cara a las elecciones del año próximo. “Lo que hay que entender es que nosotros solo ponemos en juego 4 diputados. Si sacamos un 30% de votos, ya sacamos ocho veces más que eso”, explicó una fuente que participa de muchas de las conversaciones más relevantes dentro de LLA. “Para nosotros, todo es ganancia. No sé si ellos pueden decir lo mismo”, ironizó. Cualquiera sea el caso, es evidente que el diálogo y la colaboración entre Pro y LLA son de dos conocidos que se respetan, pero que al mismo tiempo se recelan.
Es, a su vez, un momento de fortaleza para LLA. Al menos, así lo sienten, con las variables económicas y financieras acompañando desde hace semanas. El crecimiento del crédito privado está impulsando industrias que, a comienzos de año, debieron sortear caídas en la demanda de hasta 50%. Es el caso de las empresas de electrodomésticos. Hace dos meses que las ventas crecen con doble dígito, impulsadas en gran medida por el regreso de los planes de cuotas, pero también por la recuperación del poder adquisitivo de los salarios. “En el primer trimestre, la electrónica cayó casi 50%; en el segundo, un 30%. Ahora, agosto y septiembre vimos crecimiento de 10-15%, y todavía nos quedan hacia fin de año dos fechas fuertes en ventas: Black Friday y Cyber Monday”, explicó el CEO de una compañía, con la condición de no ser identificado. “En octubre, la comparación interanual no nos va a dar tan bien, porque en octubre del año pasado las ventas habían crecido un 40% versus septiembre”, adelantó.El “plan platita” de Sergio Massa sigue distorsionando muchas bases de comparación.
Algo similar, admiten, sucede en algunas empresas de consumo masivo, incluso, en las de alimentos. El responsable de una alimentaria líder explica que, desde junio, hay una recuperación de las ventas de los productos de la canasta básica que forman parte de su portafolio, con una mayor participación de los productos de segundas marcas. Siguen sin levantar cabeza los productos no básicos, como las bebidas, los snacks o similares. Es cierto que las empresas, con precios mucho más pisados, están teniendo que convivir con márgenes mucho más chicos. Es la realidad de una Argentina donde la inflación empieza a dejar de ser la excusa para esconder ineficiencias, pero también para que los empresarios planifiquen ya no en pos de escenarios catástrofe –ante la posibilidad de una debacle, no hay colchón de precios que sea suficiente–, sino de variables que empiezan a ser algo más previsibles. El empresariado argentino está muy acostumbrado a exigir reglas de juego transparentes, pero también le cuesta asimilar cuando estas se enderezan.
El último informe de la consultora Scentia, no obstante, recoge un escenario todavía en el neto muy negativo: 21,2% es la caída del consumo en supermercados en septiembre de este año versus igual mes del año anterior. Curiosamente, la peor caída se da en el interior del país y no en la zona metropolitana. Los súper vendieron 19,4% menos en el AMBA, mientras que en el interior la caída fue de 22,9% interanual. Más pronunciada aún es la diferencia en los autoservicios independientes: las ventas cayeron en septiembre de este año un 4,5% en el AMBA y 30,8% en el interior. El ajuste que Milei trasladó a las provincias está a la vista. Lo mismo que el dinero que volcó en planes como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o la Tarjeta Alimentar, que tienen fuerte incidencia en el conurbano.
Para el equipo económico se vienen semanas de duras negociaciones. La semana próxima está previsto que viajen para participar de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI). Será una nueva oportunidad para que el ministro Luis Caputo intente convencer al FMI de que el plan de estabilización que se está aplicando en la Argentina debe ser acompañado, aunque rompa con los manuales del organismo. Quienes tienen diálogo directo con el Fondo revelan que hoy los reparos que expresan en privado los técnicos del FMI son mayores que los que deslizaban a comienzos de año, aun a pesar de que hay metas que el Gobierno cumple a rajatabla, como la de superávit fiscal y financiero. “En febrero el FMI creía que con pocos ajustes podía darle plata a la Argentina; hoy tienen dudas de darle dólares para financiar lo que ellos ya creen que es un atraso cambiario evidente, que tarde o temprano tendrá que corregirse”, confió una fuente diplomática.
Pero más allá del Fondo, Caputo espera además volverse de Washington con anuncios del Banco Mundial, similares a los que hizo en los últimos días el BID, que comprometió fondos por unos US$3800 millones para la Argentina (parte serán para financiar obras de provincias, parte para el Tesoro y parte serían fondos que ya no se utilizarían con el fin original, como pueden ser obras de Aysa). Para este año, de hecho, el equipo de Pablo Quirno viene trabajando con ambos bancos de crédito en un proyecto de fondos de libre disponibilidad, que podría sumar entre US$900 millones y US$ 1200 millones al Tesoro. Dólares que, en definitiva, podrían ayudar para cubrir parte de los vencimientos que caen a comienzos de 2025. Todo suma.
El juego de Milei de seducción a China, en tanto, tendría por objeto mantener activa la línea del swap que el Banco Popular de China tiene con el Banco Central. Pero es una estrategia que el gobierno norteamericano mira con desconfianza. En LLA creen,no obstante,que si llega a ganar Donald Trump las elecciones en noviembre, no va a ser necesario realizar demasiados esfuerzos. “Si gana Trump es un golazo”, se ilusionan. No sería la primera vez que un gobierno peque de inocente.
Pese a la insistencia del Gobierno de que no tiene apuro en salir del cepo, la calma cambiaria hace ilusionar a muchos economistas con medidas fuertes en las próximas semanas. Anoche, el Banco Central (BCRA) volvió a acortar los plazos de pago de las importaciones, de 60 a 30 días. Un paso enorme. Algunos creen que –también en una señal hacia el FMI– podría dar de baja el dólar blend. Eventualmente, la idea es ir hacia un tipo de cambio flexible, tal cual reveló esta semana Milei, aunque en privado habla más de una flotación sucia. Si hay un modelo para copiar, en el Gobierno algunos creen que el de Perú es hoy por hoy el que más fichas tiene
Para el equipo económico se vienen semanas de duras negociaciones
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A partir del gobierno de Milei, ya nada será igual
Pedro Lacoste
Con el evidente fracaso del populismo de estos últimos 20 años, la grieta kirchnerismo-antikirchnerismo está quedando atrás. La lección sustancial del gobierno de Alberto Fernández es que el populismo sin recursos es un callejón sin salida, algo que ya había insinuado el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. La sociedad entendió ese mensaje y por eso hoy vemos a un gobierno que sigue contando con mucho apoyo a pesar de sus medidas antidemagógicas en sus primeros 10 meses.
Pero se ha generado otra grieta, que espero sea transitoria. La grieta entre quienes pensamos que la Argentina ha entrado en un sendero virtuoso de libertad, iniciativa privada y equilibrio macroeconómico que nos llevará a una prosperidad sostenida versus los escépticos que creen que, una vez más, la Argentina no dejará de decepcionar.
Excusas históricas no les faltan a los escépticos: las crisis recurrentes del sector externo y las devaluaciones consiguientes, más los desequilibrios fiscales, dieron lugar en las últimas décadas a una inflación permanente con consecuencias nefastas: cortoplacismo, angustia de no poder planear nada, ventajas de los pícaros a expensas de otros, parches permanentes para lidiar con las consecuencias del estancamiento económico. La casta, como popularizara el actual presidente, es, en este contexto, el conjunto de sectores políticos, gremiales, empresarios, sindicales y dirigentes sociales que lejos de sufrir como el conjunto de la población se beneficiaron en las últimas décadas de este verdadero Frankenstein, donde no hay memoria de lo que es un precio normal y donde la falta de transparencia alimenta la corrupción.
La rebelión de la gente al elegir a Milei por sobre el político más fiel de la casta y de los desvalores de la Argentina inflacionaria es un hecho tan novedoso en nuestra historia que nos debiera mover a la reflexión. Tanto más cuando el mayor apoyo a las ideas presidenciales vienen del grupo etario compuesto por los menores de 35 años, en cualquiera de sus clases sociales.
La herencia económica de diciembre de 2023 no podría haber sido peor, y los primeros pasos del equipo económico no podrían haber sido mejores. Se evitó la hiperinflación y el default, sin confiscaciones y sin repudios de deuda. Y en solo diez meses estamos con inflaciones cercanas al 3% mensual y con visos de seguir cayendo. Tan o más exitoso que otros planes de estabilización del pasado, pero con un condimento novedoso respecto a los movimientos previos de aquellos: se sinceró la situación evitando los atajos que traen problemas futuros y se crearon así las condiciones para que la credibilidad del Gobierno sea creciente.
La prédica y la acción del Gobierno en estos meses ya ha despejado por completo uno de los tres causales de nuestra decadencia: el equilibrio fiscal llegó para quedarse. Ya nadie duda de esto y, lo que es también inédito e importante, muchos gobernadores así empezaron a entenderlo. Hoy la duda no es cuando volverá el déficit, sino cuándo la baja del gasto comenzará a dejar espacio para una baja de impuestos gradual, pero permanente.
El segundo causal –la restricción externa– ya está siendo resuelto también por el boom exportador que traerá la conjunción de recursos inexplotados de nuestro país y la estabilidad de las reglas de juego y la estabilidad. Vaca Muerta, la minería, el litio, la forestación, el potencial de nuestro campo cuando quede libre de restricciones, y el silencioso boom de los proyectos tecnológicos aseguran que el crecimiento de las importaciones que traerán las altas tasas de crecimiento económico y la apertura económica no generarán, a diferencia del pasado, cuellos de botella externos.
Puntos de inflexión
Y con estos dos grandes puntos de inflexión macroeconómicos viene en simultáneo el desarmado de todas las restricciones que enfrenta la micro en nuestro país. Tanto los consumidores como los productores son víctimas de regulaciones absurdas e impuestos obscenos, que nos abruman y aplastan hace décadas. El Ministerio de Desregulación ha iniciado un proceso maravilloso para revertir esto. Y cada batalla que se gane, por pequeña que parezca, es un enorme triunfo en la idea de asentar que estamos ante un país distinto. Los registros automotores, un insulto al sentido común, y a todos los argentinos que alguna vez poseyeron un auto, quedarán como un símbolo de la Argentina que fue, en oposición a la que viene.
La herencia económica de diciembre de 2023 no pudo haber sido peor
La vieja consigna de que siempre fracasamos ya no será válida
El entretejido de la nueva macro y la nueva micro pueden generar un potencial imparable en un país que tiene tremendos recursos naturales, materiales (incluido ahorro en el exterior) y humanos. Sumado a que la propia dinámica de la estabilidad y la transparencia que trae, irán delatando y desarmando a los sectores privados ineficientes y ultra protegidos, que dejarán su lugar a proyectos productivos que aumentarán el nivel de vida de todos.
El estudio de la historia es poder distinguir entre lo inmutable y lo que cambia, y en entender la dinámica del cambio. En Argentina 2024 es aceptar que en nuestro país nada será igual. Los errores del pasado quedan atrás y la vieja consigna de que siempre fracasamos ya no será válida. Quienes lo entiendan más rápido, tendrán ventaja. Quienes se resistan irán perdiendo interlocutores porque le estarán hablando a un país que ya no es.
El autor fue viceministro de Economía y vicepresidente del Banco Central
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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