lunes, 14 de octubre de 2024

MARÍA DEL PILAR RAMÍREZ, SOLDADO DE KARINA Y GRAVES IRREGULARIDADES


Ramírez. La libertaria que atravesó todas las pieles del PJ para ser el ariete de Karina Milei en la ciudad
“Soldado” de la hermana del Presidente, la legisladora elevó su perfil en la pelea con el macrismo; presidirá LLA en el bastión de Pro
Texto Marcelo Veneranda
María del Pilar Ramírez solo se reconoce a sí misma como dirigente política desde que empezó la campaña electoral que la depositó en la Legislatura porteña, en diciembre pasado. Tal vez admita que su militancia se inició dos años antes, en 2021, cuando conoció personalmente a Javier Milei y, sobre todo, descubrió a su hermana, Karina: fueron a comer a su casa invitados por su marido, Darío Wasserman, un hombre de múltiples contactos empresariales, sindicales y políticos. Su currículum dice, sin embargo, que trabajó para todos los peronismos desde 2003 hasta 2022: desempeñó tareas en ministerios, empresas y organismos controlados por el kirchnerismo originario, el sciolismo, La Cámpora y el albertismo. Lo que no dice es que su extenso roce con la política comenzó antes, en 2001, y casi por azar, cuando conoció a Bernardo Neustadt.
“Lo mío es la gestión, mi mejor carta de presentación fue siempre la gestión”, dice hoy Ramírez, que quizás no sea el rostro más reconocible de los libertarios en la ciudad, pero sí el único legitimado por “el Jefe”. Ramírez es el ariete de Karina Milei en el bastión de Pro.
Así lo dejó en claro días atrás, cuando, junto a legisladores de Patricia Bullrich, salió con los tapones de punta para denunciar que el gobierno de Jorge Macri “acuerda con la casta sindical del kirchnerismo a costa de los vecinos”. Se refería al nuevo código urbanístico y a una presunta cláusula que obligaría a los nuevos edificios a construir viviendas para sus encargados.
Su anterior aparición pública en los medios había sido menos decorosa. En marzo, en medio de la disputa por la integración de las comisiones, el bloque de nueve legisladores de LLA había comenzado a fracturarse en dos, con seis miembros por un lado, encabezados por Ramiro Marra, y tres por el otro, liderados por Ramírez. La lógica parlamentaria indica que seis imperan sobre tres. La lógica libertaria, no. En mayo, en medio una sesión, Ramírez pidió la palabra para impugnar que Marra fuera aceptado como presidente de un bloque llamado La Libertad Avanza. Dijo que ya no podía usar es nombre. Marra, sentado a su lado, hizo poco por disimular sus gestos de sorpresa, que rápidamente se hicieron virales.
¿Qué matemática política puede justificar que un partido acepte resignar dos tercios de sus votos, de su poder de fuego en la Legislatura, en nombre de la lealtad? La de los hermanos Milei, aparentemente. Y reclama lealtad incondicional. “Si no te querés alinear, estás afuera”, resumen en las filas de “El Jefe”.
La herida sigue abierta. Los seis legisladores díscolos, incluido Marra, parte fundadora del espacio y su último candidato a jefe de gobierno porteño, ni siquiera están afiliados hoy a LLA. Ramírez, en cambio, será la presidenta del partido a partir del lunes, si se cumplen los tiempos de la Justicia.
Entre los díscolos, que no se reconocen como tales, sino como fieles a Javier Milei, deslizan pestes sobre Ramírez. Pero no quieren pronunciarlas en público. No es a ella a la que le temen.
En el primer piso de la Casa Rosada valoran la defensa que Marra sigue haciendo, a diario, de Milei y su gestión. Pero no estaban dispuestos a tolerar que el bloque operara con autonomía de Balcarce 50 frente al gobierno de Jorge Macri, Reconocen, finalmente, que detrás del respaldo a la legisladora existe “una amistad entre familias”.
Esa amistad entre familias comenzó hace poco, en aquella cena de 2021, cuando el diputado Milei empezaba a pensar en su aventura presidencial y Karina, en el armado para concretarla. Milei ya conocía a Wasserman, entonces presidente de Consolidar, la Sociedad de Garantía Recíproca (SGR) de mayor envergadura del país. ¿Qué hace una SGR? Básicamente, avala créditos que pequeñas empresas solicitan en los bancos a partir un fondo de garantía que se constituye con aportes de grandes empresas, inversionistas y financieras. En otras palabras, Wasserman conocía a todos los amigos que Milei necesitaba. Tampoco le faltaban vínculos con políticos de todos los colores, desde un macrista como Francisco “Pancho” Cabrera hasta Sergio Massa. De yapa, también tenía puentes con algunos sindicatos, como la UTA, a través de empresarios del sector. Voces discretas en esas filas destacan las partidas de póker que lo tenían como anfitrión, en un escenario envidiable.
Hasta entonces, Ramírez conocía Milei solo por la televisión. “Me encantaba, lo veía y decía ‘yo quiero que pase lo que este señor dice, quiero que saque a los piqueteros, que recorte el Estado’”, recuerda hoy. Dice que a su casa llegó la misma persona que veía en los medios, las mismas ideas. Pero también Karina, “la incansable, la que está detrás de todo, desde las seis de la mañana hasta la noche”. Se hicieron cercanas, en un grupo que incluía a otras mujeres que terminaron accediendo a puestos de relevancia, como la diputada Romina Diez.
Con Milei en la Casa Rosada, Wasserman fue designado vicepresidente del Banco Nación. A Ramírez la rebela que asocien su ingreso a la Legislatura con un “pago” de los Milei a su marido. “La minimizan. Llegó por ella misma”, afirman en su entorno.
Abogada por la Universidad de El Salvador, con un posgrado en Políticas Públicas de Flacso, Ramírez nació en Zárate hace 47 años. Con Wasserman tienen dos hijos, de siete y nueve años. Su primer trabajo fue en Renault, una pasantía a la que accedió, dice, por tener el mejor promedio.
Pero un desayuno lo cambiaría todo. Ramírez conoció allí a un personaje clave en su trayectoria como funcionaria: María Laura Leguizamón, que acababa de ingresar a la Legislatura porteña por Encuentro por la Ciudad, el frente conformado por Gustavo Beliz y Domingo Cavallo. Leguizamón la convocó a su equipo de asesores, donde revistaban otros jóvenes que buscaban proyectarse en la política, como Federico Salvai y Carolina Stanley.
¿Quién organizó el desayuno? Neustadt, el periodista icónico de los 90 y el menemismo, que por ese entonces despuntaba el vicio de armar desayunos grupales con jóvenes interesados en la política.
A partir de 2003, el currículum de Ramírez se puede leer con la marcha peronista como música de fondo. Ese año, cuando Beliz se convirtió en el efímero ministro de Justicia de Néstor Kirchner, ella se sumó al equipo del secretario de Justicia, Abel Ortiz de Fleitas, exjuez federal, exfuncionario menemista y exlegislador porteño por el cavallismo.
Ese trabajo duró pocos meses, porque Leguizamón volvió a convocarla, ahora como su jefa de asesores, cuando desembarcó en el Senado de la Nación y comenzaba, como tantos otros peronistas, a transitar el camino hacia el kirchnerismo.
Ramírez caminó los pasillos de la Cámara alta entre 2004 y 2006, cuando volvió a hacer las valijas y cambió de jurisdicción. Asumió un cargo en Provincia Seguros, en la gerencia de Asuntos Institucionales. Meses después fue designada en el Bapro, al frente del área de responsabilidad social corporativa.
En la provincia se vivía un cambio de época: Felipe Solá dejaba la gobernación y asumía Daniel Scioli. Ramírez no registra esos nombres en su currículum, tampoco el de Florencio Randazzo, último ministro de Gobierno de Solá, con el que la asocian quienes la recuerdan de esos años.
Aerolíneas, La Cámpora y el juicio
En cambio, sí reconoce que fue Julio Alak el que la convocó a trabajar en Aerolíneas Argentinas cuando el kirchnerismo estatizó la compañía y nombró al exintendente de La Plata como su presidente, en 2008. “Me llamó porque era buena laburando”, explica, impermeable.
Ramírez permaneció en la línea aérea de bandera desde 2008 y hasta 2016, lo que para sus detractores es sinónimo de una sola cosa: que el ariete de Karina Milei contra la casta porteña viene de La Cámpora, porque la organización juvenil kirchnerista, a través de Mariano Recalde, condujo la compañía entre 2009 y 2015. “Siempre trabajé en las segundas o terceras líneas. Estuve en todo el rebranding de la compañía, en el ingreso a Sky Team. Nunca milité: coincidí con La Cámpora”, se defiende la libertaria.
Pero “la gerenta de La Cámpora”, como la llaman sus rivales internos, es desconocida por la agrupación. “Tuvo un rol técnico, nunca militó ni tuvo participación política alguna en nuestro espacio”, sentenció una fuente que trabajó codo a codo con Recalde en la firma.
De hecho, Ramírez llegó a gerenta de Marketing de la firma en 2016, con Mauricio Macri en la Presidencia e Isela Costantini al frente de Aerolíneas. Pero el trámite fue corto: en julio de ese año fue despedida y señalada públicamente por “manejos irregulares” de la millonaria pauta publicitaria, que la empresa no ratificó ni formalizó con una denuncia. Siete años después, en febrero de este año, Ramírez le ganó un juicio por injurias a la firma, además del juicio por despido. Los comentarios que recibió en su Zárate natal cuando fue despedida es el otro recuerdo que la rebela.
La salida de Aerolíneas la devolvió al ámbito privado, ya enfocada en la comunicación y publicidad, aunque regresó al derecho para pasar por la última piel del peronismo, el albertismo: entre marzo de 2021 y junio de 2022, cuando ya colaboraba en la campaña de Milei, Ramírez trabajó en el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa), para reestructurar el área jurídica. Es el organismo que el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció días atrás que va a cerrar bajo la acusación de ser “un antro de corrupción”. De nuevo, la actual legisladora sostiene que fue convocada por su capacidad de trabajo. Inmune al peronismo. Creer o reventar.
En los días por venir, llevará la voz de los Milei a la discusión presupuestaria en la Ciudad. “Soy una soldado de Karina y Javier, que va a defender a este gobierno y sus ideas”, asegura.

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Inteligencia. Los servidores de la vieja AFI, utilizados para torneos de videjuegos y páginas personales
Detectaron graves irregularidades tecnológicas durante el gobierno de Alberto Fernández; asados y cuevas financieras
Hugo Alconada MonCounter-Strike, uno de los juegos alojados en los servidores oficiales
¿ En los papeles? Los espías deben obtener, reunir y analizar información sensible para velar por la Argentina, anticipándose a los riesgos y amenazas que puedan presentarse para la seguridad interna y la defensa nacional, como un atentado terrorista. ¿En la práctica? Un puñado de agentes utilizó la infraestructura tecnológica de inteligencia nacional para montar páginas de internet o, incluso, organizar torneos de videojuegos como el Counter-Strike y el EA Sports FIFA o el PES, confirmaron expertos informáticos de la administración pública a la nacion.
El uso irregular de las plataformas informáticas por agentes o empleados de la por entonces Agencia Federal de Inteligencia (AFI) ocurrió durante la segunda mitad del gobierno de Alberto Fernández, cuando el organismo –hoy Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE)– estuvo bajo control de Agustín Rossi.
“¿La verdad? Usaron los servidores de la AFI para organizar torneos oficiales del FIFA o jugar al CounterStrike”, detalló una de las personas especializadas en delitos informáticos que desarrollaron auditorías tecnológicas y que elevaron las conclusiones a sus superiores para que evaluaran radicar denuncias penales a raíz de los hallazgos.
Los informes de los expertos dan cuenta de múltiples irregularidades. Entre ellos, el uso de los servidores de la SIDE –y también de otros organismos públicos– para hospedar páginas de comercios particulares o para la compraventa y entrega de productos, con los riesgos consiguientes para la seguridad informática del Estado, que opera en la actualidad con muchas licencias vencidas de software y hardware viejo o, incluso, caduco.
“Tampoco tiene que sorprender tanto”, aclaró una fuente al tanto de esos hallazgos a la nacion. “Al fin y al cabo, la SIDE tiene un ‘cañón’, con buena velocidad, y no es la primera vez que se usa para ese tipo de fines. Ya en el primer servidor de la vieja SIDE se había detectado que utilizaban el cable módem para juegos online de PC Games”, rememoró.
Aquel antecedente incómodo de la “vieja” SIDE dista de ser el único. “La AFI era una gran anomia cuando llegamos”, detalló un exfuncionario que ingresó a la casa de los espías a principios de 2016, en los albores de la presidencia de Mauricio Macri. “En aquel organismo que recibimos era posible perfectamente que ocurriera algo así [por la organización de juegos online]. De hecho, teníamos agentes que organizaban asados todos los viernes en una sede periférica, otros se ganaban unos pesos extra siguiendo a esposas o esposos infieles o montando escuchas ilegales, y teníamos el dato de una ‘cueva’ financiera que operaba dentro mismo de la AFI que nunca pudimos verificar”.
Auditorías informáticas
Iniciadas durante el gobierno de Alberto Fernández, las auditorías que detectaron la instalación y uso de videojuegos dentro de la AFI fueron desarrolladas por expertos en seguridad informática de otras áreas del Estado; entre ellas, del Ministerio de Seguridad. Detectaron prácticas que podrían configurar varios delitos, como el eventual incumplimiento de los deberes de funcionario público, aunque la última palabra quedó para los abogados del Estado y los funcionarios de responsabilidad superior.
Considerado la saga de acción en línea más popular del mundo, el Counter-Strike es una serie de videojuegos que permite la participación simultánea de múltiples jugadores en los que, por ejemplo, equipos antiterroristas intentan evitar que quienes asumen el rol de terroristas perpetren un atentado. Su lanzamiento comercial fue en 2000, con torneos que se organizan desde entonces, a nivel local, nacional e internacional.
El EA Sports FIFA y el Pro Evolution Soccer (más conocido por sus siglas PES), en tanto, son dos videojuegos que permiten jugar al fútbol online, de manera individual o grupal, con clubes de ligas o con selecciones de todo el mundo, tanto en partidos amistosos como en competiciones, también de nivel local, nacional e internacional.
Consultados por la nacion, junto a la primera interventora en la AFI durante la gestión de Alberto Fernández, Cristina Caamaño, y junto a quien la sucedió en junio de 2022, Agustín Rossi, indicaron que no tenían información sobre ese tipo de eventuales episodios o abusos de la tecnología estatal por parte de empleados o agentes de inteligencia, aunque indicaron que tampoco podían descartarlo.
“Cuando Caamaño ingresó por primera vez a la AFI le sorprendió que había una mesa de ping-pong en medio de una oficina y no le cayó bien, te lo puedo garantizar, aunque luego le explicaron que los técnicos informáticos pasaban horas frente a las pantallas y recurrían a ese tipo de distracciones para airearse un poco y volver luego con la mente fresca al trabajo”, precisaron junto a quien lideró la intervención durante dos años y medio.
El historial de la SIDE alimenta las sospechas. En los 90, el organismo le pagó US$400.000 a Mario Telleldín para que declarara en la “causa AMIA”, según admitió el propio Telleldín, y se convirtió en un eje clave del escándalo de las “coimas en el Senado” durante el gobierno de Fernando de la Rúa, ya que los sobornos salieron de sus entrañas en forma de fondos reservados. Luego, durante el duhaldismo, los aprietes a jueces del entonces jefe de la SIDE, Carlos Soria, para que apresaran a Domingo Cavallo y otros. Durante el kirchnerismo, el exilio forzoso de Gustavo Beliz tras perder su pulseada con Jaime Stiuso, las operaciones contra Enrique Olivera, Francisco de Narváez y otros opositores. Y durante la presidencia de Macri, las escuchas ilegales a propios, opositores y periodistas en la órbita de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani.
Ya en tiempos de Alberto Fernández se acumularon las operaciones de inteligencia ilegal, como la filtración de los chats de los jueces, fiscales y ejecutivos del Grupo Clarín que viajaron juntos a Lago Escondido, o los hackeos de teléfonos de opositores, magistrados y fiscales que habían investigado o juzgado a Cristina Fernández de Kirchner y otros referentes del espacio, además de un barrido informático sensible sobre el final del mandato que no trascendió.
“Cuando se fueron [en diciembre de 2023] borraron la información sensible que había en los servidores de la AFI, lo que debieron denunciarlo las nuevas autoridades [por Silvestre Sívori], pero decidieron no hacer olas para no exponer el grado de vulnerabilidad en que está la Argentina”, afirmó un alto funcionario del gobierno de Milei
El supuesto borrado de información sensible fue negado, de manera contundente, por el equipo de Agustín Rossi, a quien reemplazó la hasta entonces “Señora Ocho”, Ana Clara Alberdi, cuando Rossi juró como jefe de Gabinete en febrero de 2023. “Entregamos todo lo que había que entregar y mantuvimos una transición que fue ejemplar”, refutaron.
Envuelto en versiones difundidas desde el propio Gobierno sobre seguimientos y escuchas ilegales a funcionarios de Milei, Silvestre tampoco terminó bien. Duró apenas un semestre. Y, tras la reorganización del sistema de inteligencia, el organismo volvió a ser la SIDE, bajo el mando de Sergio Neiffert, un expresidente del Consejo Escolar bonaerense y director de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) sin experiencia en espionaje, inteligencia o contra terrorismo. Pero llegó del a mano del asesor clave, Santiago Caputo. En la asunción de los nuevos directores del organismo en la Escuela Nacional de Inteligencia, el miércoles 24 de julio, una figura destacó entre los invitados especiales: Daniel Parisini, conocido entre las huestes online como el Gordo Dan.

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