miércoles, 9 de octubre de 2024

Roberto Zedda, el hijo del albañil que inspiró la oda de Neruda.






El hijo del albañil al que Neruda escribió una oda en Totoral cuenta la verdadera historia de aquel poema
Roberto Zedda, el hijo del albañil que inspiró la oda de Neruda.
Roberto Zedda, hijo del obrero al que el poeta chileno conoció durante su estancia en Córdoba muestra su copia autografiada
Mariana Otero
El paso del poeta y Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda por Villa del Totoral, en el norte cordobés, se ha contado a lo largo del tiempo a cuentagotas. Sin demasiadas precisiones, con anécdotas de boca en boca, aunque con una evidencia concreta: las producciones literarias que escribió el chileno en este pueblo con historia, situado a 80 kilómetros de la ciudad de Córdoba.
Pablo Neruda y Matilde Urrutia en Villa del Totoral.
Neruda llegó a Totoral en la década de 1950 y se alojó en la casa de Rodolfo Aráoz Alfaro, un prestigioso abogado tucumano, secretario general de Partido Comunista para América Latina, hijo del “padre de la pediatría Argentina”, Gregorio Aráoz Alfaro, y gran anfitrión de intelectuales y artistas de izquierda de todo el mundo.
El poeta iba acompañado de su esposa, Matilde Urrutia, y de su secretaria personal, Margarita Aguirre, quien terminaría casada con el propio Aráoz Alfaro.
La Oda al albañil tranquilo.
En esa casona totoralense, el chileno escribió ocho odas. Una es la Oda al albañil tranquilo, inspirada en Vittorio Zedda, hijo de un inmigrante italiano que realizó obras de albañilería en la casa de Aráoz Alfaro durante la estancia de Neruda.
Roberto Zedda (63) es el hijo de Vittorio, un hombre apasionado por los caballos y el campo que escuchó de primera mano la historia de su padre. Nunca la contó a los medios, aunque algunas veces se lo requirieron.
Roberto Zedda con el documento de su padre.
Su abuelo Matías Zedda viajó desde Cerdeña a Las Peñas, un pueblo del norte cordobés, a principios del siglo XX. Se dedicó a la leña y armó una empresa en torno a ella, en tiempos en que era un combustible fundamental para la vida diaria.
Con el tiempo se compró un campo para agricultura y le fue muy bien. Se casó y tuvo dos hijos, uno de ellos Vittorio.
Una de las postales que Aráoz Alfaro le enviaba desde sus viajes a Vittorio.
En 1947, Matías y Vittorio –padre e hijo– viajaron por Italia durante casi tres años. Vittorio se casó en Cerdeña y regresó a la Argentina con su mujer. Tenía 30 años.
Por alguna diferencia familiar, Vittorio se fue del campo para dedicarse a la construcción. Antes de marcharse de la casa paterna, construyó un bañadero de hacienda para desinfectar al ganado, tal como establecían las normas de aquel entonces.
“Mi papá le dijo a mi abuelo: ‘Me entusiasmé con las construcciones que vi en Europa y me voy a dedicar a ser albañil. En realidad, nunca supe si realmente fue albañil porque hizo una vida de granja, en el campito se producían espárragos y mi mamá hacía dulces de la quinta donde había duraznos y ciruelas”, cuenta Roberto.
Un visitante ilustre
Vittorio tenía una relación de cercanía con Rodolfo Aráoz Alfaro (Roberto guarda postales que el abogado le envió a su padre desde Moscú), quien le pidió que le construyera en su estancia un baño de hacienda similar al que le había hecho a su papá y luego le solicitó que le ayudara con el arreglo de unas estufas estilo fogonero que tiraban humo en la casona del pueblo.
En ese momento, Pablo Neruda estaba como huésped invitado. “Alfaro le dijo a mi papá: ‘tengo un amigo chileno que te voy a presentar’, después le dijo quién era. Le dijo ‘no digas nada porque lo quieren liquidar’”.
Vittorio Zedda.
Según diversos relatos, Neruda vivió en Totoral entre 1955 y 1956 y varias de las ocho odas que escribió allí –”Oda a la mariposa”, “Oda a las tormentas de Córdoba”, “Oda al nacimiento de un ciervo”, “Oda al algarrobo muerto”, “Oda al albañil tranquilo”, “Oda a un cine de pueblo”, “Oda a la pantera negra” y “Oda con nostalgias de Chile””– están fechadas en 1957 y se imprimieron inicialmente en la imprenta Decanini, de Jesús María.
En realidad, no hay una precisión exacta del tiempo que estuvo Neruda en Totoral: se estima que unos meses, aunque algunas versiones hablan de hasta dos años. Ya había estado en Argentina; en Buenos Aires y en San Martín de los Andes.
En total, Neruda escribió 8 odas durante su estadía en Totoral.
No obstante, Roberto Zedda cree que la visita del poeta pudo haber sido entre 1951 y 1952. “Neruda vino de incógnito porque lo querían matar. Estuvo mucho tiempo hospedado en el campo de Aráoz Alfaro. A veces se iban a la casa del pueblo donde estaba esta estufa famosa”, relata el hijo de Vittorio. “Estuvo mucho tiempo. Hay cosas que la gente no sabe, que pudo haber estado en 1951 en el campo, con los peones, medio barbudo, escondido, vestido con un sombrero y de gaucho. Esa construcción, ese hogar debe haber sido hecho en 1952 o 1953″, piensa Roberto.
El Kremlin
La casona de calle San Martín al 1500 era conocida como El Kremlin por la cantidad de personalidades de izquierda que visitaban el lugar. Estaba ubicada frente a lo de una familia ultracatólica y de derecha, los Rusiñol Frías, cuya casa era conocida como El Vaticano.
El Kremlin, así se conocía a la casa de Aráoz Alfaro.
Vittorio visitaba asiduamente la casa de los Aráoz Alfaro en tiempos de Neruda. No sólo arregló las estufas sino que, también, construyó el pórtico bajo un techo con un gran arco con dos columnas bien altas que hoy funcionan como hall de entrada.
Dicen que fue un diseño del propio Neruda y la “Oda al albañil tranquilo” confirma el trabajo de Zedda cuando dice: “De un lado a otro iba con tranquilas manos el albañil moviendo materiales. Y al fin de la semana las columnas, el arco, hijos de cal, arena, sabiduría y manos, inauguraron la sencilla firmeza y la frescura. ¡Ay, qué lección me dio con su trabajo el albañil tranquilo!”
“No sé si los pilares los hizo mi papá. Creería que sí, pero no lo puedo asegurar 100%”, sonríe Roberto. “La estufa sí, le llevó como dos meses hacerla”, agrega.
Rodolfo Aráoz Alfaro recibió a Neruda en su casa de Villa del Totoral.La Gaceta de Tucumán
Con respecto al poema, Zedda relata: “Cuando hacía esos arreglos, Pablo Neruda parece que se sentaba y le decía: ‘¿Vittorio no querés que te haga un poemita?’ ‘Bueno, si querés…’”, respondía.
Así nació la oda dedicada a Vittorio que, por supuesto, le autografió. El original lo guarda bajo siete llaves una hermana de Roberto.
La vida cotidiana
Vittorio Zedda y Rodolfo Aráoz Alfaro tenían una diferencia de edad. El primero tendría 32 y Aráoz Alfaro, unos 45. Roberto cuenta que se llevaban bien y durante el tiempo en que estuvo Neruda se reunían los tres solos. “Hablaban de política, de guerras y de poemas también habrán hablado”, piensa Roberto. “Comieron muchísimos asados y tomaron mucho vino. Siempre le dijeron a mi papá que no había que decir que estaba este señor ahí. No decían quién era. A mi papá se lo presentaron como Neftalí Reyes, no como Pablo Neruda”, relata. Neftalí Reyes era el nombre real del poeta.
Matilde Urrutia y Pablo NerudaLa Tercera
Zedda recuerda una conversación familiar, ocurrida años después, donde se contaba que en 1959 o 1960 la Policía chilena llegó a Totoral a preguntarle a su padre si él había estado con Pablo Neruda, si lo había visto. “Él le dijo: ‘en mi vida he visto a Pablo Neruda, no lo conozco, no sé quién es, no sé de qué me habla. Y los tipos se fueron”, relata. Cuando el poeta se marchó, no lo vio más.
La firma de Neruda en la hoja en la mecanografió el poema.
Roberto guarda una billetera que le regaló el Premio Nobel, aunque no sabe en qué circunstancias. “Le hacía atenciones a mi papá porque él le prestaba una radio de baquelita que agarraba onda de Chile. Neruda escuchaba en esa radio lo que pasaba, más allá de que le preguntaba a Aráoz”, relata Roberto.
Vittorio murió a los 70 años.

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