sábado, 19 de octubre de 2024

SOCIEDAD, MUJERES EN RED Y JUVENTUS LYRICA


Las víctimas de la corrupción
Cecilia Goyeneche

La sociedad, o una buena parte de ella, experimenta la frustración derivada de la sensación de despojo e inseguridad por la reiteración de hechos de corrupción, sin ningún costo para sus autores. Incluso los corruptos que son condenados casi nunca cumplen penas de prisión efectiva.
Por otro lado, vale preguntarnos por qué no nos conforma la declaración de que un corrupto es un delincuente que se hace con la sentencia condenatoria. Es claro que, por ejemplo, el expresidente Menem no fue menos culpable de los hechos por los que fue condenado por no haber cumplido nunca la pena. La expresidenta Cristina Fernández o el exgobernador Sergio Urribarri y su ministro Pedro Báez ya fueron declarados culpables de actos de corrupción, la postergación del cumplimiento de la pena no mengua aquellas definiciones.
Lo cierto es que cuando la pena no llega, su imposición se dilata por años, los dineros sustraídos no se recuperan, la sensación de victimización se mantiene o recrudece. Porque la falta de equidad, el prevalecimiento injusto de una posición de poder, no se agotó en los hechos delictivos, sino que persiste también en el propio proceso penal.
Los hechos de corrupción generan una aflicción particular en la ciudadanía. Tiene que ver, probablemente, con la percepción de que algunos se aprovechen injustamente de los sacrificios de todos. El funcionario que “roba”, se aprovecha, con su hecho delictivo cometido desde el “poder”, de un esquema de cooperación recíproca que debería ser mutuamente beneficioso, la democracia en sentido material. El corrupto, como cualquier delincuente, es un sujeto que no hace su parte, no coopera, que se mueve en el ámbito público bajo sus propios intereses y su ausencia de cooperación tiene el desvalor adicional de que se prevalece de una posición de poder que debería significarle mayores sacrificios, en lugar de ventajas.
Contrariamente a lo que se pregonó durante mucho tiempo, la corrupción tiene víctimas. Son los derechos humanos, y es también nuestra democracia. Cada centavo sustraído de su aplicación legal es un servicio no prestado en un país donde la privación de servicios significa hambre, falta de salud, injusticia, y un largo etcétera de carencias. Allí están las víctimas directas de la corrupción, que la padecen con el costo en derechos fundamentales. Pero todos los ciudadanos somos víctimas de estos free riders que, camuflados en la política, generan desconfianza y provocan el deterioro de nuestra democracia y del estado de derecho.
La corrupción es un atentado contra la democracia, por un lado, porque en una democracia, es la Legislatura –en donde recae la representatividad de la voluntad popular– la que define los límites lícitos de la actuación del Estado a través de sus órganos, y también el destino y modo de gastar de los dineros del ciudadano. De allí que cuando un funcionario sustituye el interés público definido en las leyes, por un interés individual (propio o de su grupo), atenta contra un postulado fundante de la democracia.
A su vez, la corrupción tiene una segunda dimensión de afectación a la democracia. Produce en la ciudadanía el efecto desintegrador de la pérdida de la confianza en los mecanismos de cooperación y confianza recíproca, de distribución equitativa de cargas y beneficios, sobre la base del respeto de la autonomía individual y la igualdad de oportunidades, que es propuesta de la democracia. Ese descrédito y esa desconfianza, que muchas veces reducimos a la denominación “impunidad”, no hacen más que acelerar las condiciones para que la corrupción se reproduzca y multiplique.
De allí que sea imperioso que nos reconozcamos como víctimas de la falta de equidad del corrupto, y como tales necesitamos y tenemos derecho a que se restablezca nuestra subjetividad dañada. Nos sentimos decepcionados, estafados y excluidos cuando nuestros dirigentes se prevalecen de la posición de servicio y poder en que fueron colocados.
Esa condición de víctimas no reconocidas explica, tal vez, que la sensación de “justicia” llegue recién cuando el Estado, a través de la imposición de una pena, desacredita severamente la posición del corrupto. Sólo cuando entendemos que aquel que se aprovechó de las ventajas de lo que identificamos como colectivo es castigado con la imposición de una pena privativa de la libertad y con la privación de las ganancias del delito, podemos sentirnos reubicados y reconocidos en nuestro lugar de ciudadanos leales al derecho y a nuestros pares.
Sabemos que la democracia es un sistema frágil y complejo de separaciones y equilibrios entre poderes, de límites y vínculos a su ejercicio, de garantías establecidas para la tutela de los derechos fundamentales, de técnicas de control y reparación frente a sus violaciones. Si esos equilibrios se rompen, es la democracia la que está en peligro. La lucha contra la corrupción es una lucha por nuestra democracia

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Cambia la forma de entender el poder
Sonia Abadi
Estamos cambiando la forma de entender el poder. Antes se pensaba que el poder estaba solo arriba y había que ascender o, peor, trepar para alcanzarlo. Pero ahora el verdadero poder y el valor están en ser un gran conector, alguien que une a las personas, crea redes de colaboración y, desde ese lugar, adquiere visibilidad y reconocimiento. Es un tipo de liderazgo muy adecuado para las mujeres.
Sin embargo, este potencial puede verse afectado por miedos y prejuicios, de los hombres y de las mujeres. A veces, las mujeres temen no estar a la altura del desafío que les toca, lo que las puede llevar a la frustración o el sometimiento. En contextos autoritarios pueden masculinizarse o manipular a través de la seducción y la resistencia pasiva, lo que comúnmente llamamos “hacerse la tonta”.
La ventaja del estilo femenino es la tendencia a compartir emociones y experiencias para conocerse mejor y crear vínculos. El mundo actual necesita personas que piensen de manera conectiva y colaborativa, y las mujeres son expertas en construir redes humanas y sociales. Su estilo conciliador y capacidad para crear opciones diversas las convierte en “desatanudos”, resolviendo conflictos sin recurrir a decisiones tajantes.
Pero lo interesante es que se comienza a entender que no solo se debe permitir la integración igualitaria de las mujeres junto a los hombres, sino que se hacen esenciales las habilidades llamadas femeninas o soft. Habilidades blandas que algunos hombres también tienen, pero que todos necesitan para navegar en esta nueva realidad.
Las mujeres han equilibrado múltiples roles y adquirido nuevas habilidades sin perder su esencia. Han cohesionado familias, grupos y comunidades, y, en su funcionamiento, lo emocional siempre se entrelaza con lo intelectual. Se dice que las mujeres y los artistas tienen más conexiones entre los hemisferios cerebrales, lo que fomenta intuición, empatía, colaboración y preocupación por los demás. Aunrar que no se sabe con certeza si el cerebro de la mujer está biológicamente preparado para el multitasking, su percepción periférica del entorno es evidente. Las mujeres pueden mirar hacia dónde quieren ir sin perder de vista lo que ocurre a su alrededor.
La clave está en saber si esa diversidad la van a vivir fragmentadas, estresadas y crispadas o capaces de celebrar su riqueza de recursos. Para eso, es esencial generar espacios femeninos de encuentro, para compartir dudas, prejuicios y miedos, legitimando habilidades, recursos y proyectos. Fortalecidas, las mujeres se sentirán más cómodas para enfrentar los desafíos del trabajo colaborando lado a lado con hombres y mujeres.
Hoy existen diversas redes de mujeres, locales e internacionales, que brindan apoyo en lo personal y en lo laboral. Voces Vitales Argentina, Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas, Foro Argentino de Mujeres Ejecutivas, International Women’s Forum Argentina y muchas más. También es posible genera

grupos de interés afines o complementarios para recibir apoyo en proyectos propios y crear networking con otras mujeres.

Pertenecer a una red con las mismas inquietudes y exigencias hace que cada mujer se sienta contenida, acompañada e inspirada. Es también la posibilidad de encontrar una causa propia de compromiso social para poner talento y energía al servicio de un mundo mejor. Trabajar como mujer, por las mujeres y por el mundo debe ser parte de un mismo movimiento que se alimenta día a día. Desde las redes de mujeres es posible crecer, ayudar y respaldar a otras, y ¿por qué no? mejorar el mundo.

Ese compromiso sustenta la autoestima y el crecimiento como persona. También el reconocimiento y el prestigio. Se trata de generar valor, compartir, contagiar e inspirar.




Médica, psicoanalista, creadora del modelo de Pensamiento en Red y autora de La prodigiosa trama. Variaciones en clave de red




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La labor de Juventus Lyrica




Hace 27 años, Ana D’Anna daría nacimiento a la Fundación Juventus Lyrica junto a Antonio María Russo, ya fallecido y reemplazado por Hernán Sánchez Careaga. Esta organización sin fines de lucro de ópera independiente surgió para dar oportunidades de formación y desempeño profesional a jóvenes artistas.

Convencida de la necesidad de derribar prejuicios en torno a un género que muchos circunscriben hoy a las elites y a los mayores, su hija y actual directora ejecutiva, María Jaunarena, destaca que la ópera es un disparador de contenido, expresión del pensamiento de un momento de la humanidad que suele conservar su vigencia.

Ana y María se admiran mutuamente. Oriunda de Pergamino y de extracción teatral, Ana tuvo grandes además de haber estudiado dirección escénica de ópera en el Teatro Colón, donde se graduó con medalla de oro. María es licenciada en Economía, con diploma de honor de la UBA, y completó una maestría en Gestión Cultural en la City University de Londres.

A lo largo de tantos años llevan realizadas más de cien producciones para más de 600.000 espectadores, la mayoría de las veces en el Teatro Avenida, pero también en el Colón, el Argentino de La Plata, el Real de La Haya y el de Rotterdam, La Usina del Arte y el Teatro Rafael de Aguiar, de San Nicolás.
La valiosa labor de Juventus Lyrica incluye haber integrado a chicos de barrios carenciados en los coros de algunas producciones. Las propuestas adaptadas para los más pequeños, que no duren más de una hora y que despierten su interés, constituyen el brazo educativo dirigido a que la ópera sea un arte de todos. Lo mismo que las invitaciones a colegios de chicos en situación de vulnerabilidad. Además, este año sumaron espectáculos para alumnos de colegios secundarios. Generar público joven ha sido siempre un desafío, cuando el principal consumidor suele tener más de 50 años.
El viernes último estrenaron la primera representación de una Gala Lírica. Serán cuatro, que desplegarán éxitos de Mozart, Verdi, Puccini, Bizet y Bellini para celebrar las Bodas de Plata. La comunidad les agradece a todos ellos su maravilloso aporte cultural. Como bien resumen en un video con motivo de los 25 años: arte, pasión, escenario, luces, acción, música, directores, cantantes, teatro, adrenalina, público y ¡ópera!

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA   


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