El sistema acusatorio en la Justicia Federal: una reforma irreversible
Se avanza en la instrumentación de un cambio con proyección federal; otras modificaciones en marcha para agilizar los procesos
Mariano Cúneo Libarona

Por orden del señor Presidente, Javier Milei, asumimos en diciembre del año pasado la difícil misión de transformar el sistema de justicia, para acercarlo al modelo que nuestros Padres Fundadores diseñaron en la Constitución Nacional de 1853. Nuestro trabajo comenzó con un diagnóstico profundo, que permitió identificar los principales problemas que experimentaba el servicio a nivel federal. La conclusión fue contundente: la administración de justicia sufre una crisis de legitimidad alarmante, que horada la confianza de los ciudadanos y afecta el cumplimiento de las sentencias.
Ese estado de situación se explicaba por varias deficiencias que logramos verificar en las primeras semanas. Por un lado, observamos un deterioro evidente en la infraestructura edilicia y tecnológica, que repercute en la dinámica de trabajo. El funcionamiento de la justicia federal es anticuado y opaco. Esto perjudica a los magistrados y funcionarios más competentes, cuya tarea carece del reconocimiento que le corresponde. Por otro lado, la duración excesiva del proceso penal se ha convertido en un problema endémico que hace mella en la credibilidad de todo el sistema, y que afecta incluso la percepción de la sociedad respecto del funcionamiento de los otros fueros. Por último, comprobamos la falta de una política de persecución penal estratégica, que permita optimizar los recursos disponibles para impactar en la criminalidad organizada y en el resto de las conductas delictivas que ocupan a la justicia federal.
Respecto de esto último, los datos son irrefutables. En los próximos días, presentaré un informe sobre sentencias condenatorias correspondientes a los años 2022 y 2023. Según el estudio que hemos concluido, menos del 2% de las condenas dictadas en ese período por la justicia federal refieren a fenómenos criminales como el lavado de activos, la corrupción, la trata de personas o los delitos tributarios graves (considerados en conjunto). El 75% de esas condenas son por delitos de drogas, pero solo el 1% de ellas se relacionan con fenómenos complejos de organización y financiación de la narcocriminalidad.
Ante ello, entendimos que era imperioso reanudar sin demora la reforma procesal sancionada en 2014, que se encontraba completamente estancada desde 2019. Se trata de la instauración del llamado sistema acusatorio, un modelo de enjuiciamiento oral y dinámico, que garantiza una división clara de roles entre el juez, la acusación y la defensa; y una estructura expeditiva que propicia la resolución rápida de los casos. Tras casi cinco años de parálisis absoluta, el Código Procesal Penal Federal solo regía en las provincias de Salta y Jujuy. El resto del fuero federal continuaba con una legislación procesal obsoleta y repudiada por todos los expertos en la materia.
De acuerdo con nuestro plan de trabajo, la implementación rápida del sistema acusatorio constituye una política indispensable para revertir los problemas advertidos en el diagnóstico. En gran medida, las ventajas del Código surgen de sus principios rectores, enumerados en el artículo 2°: igualdad entre las partes, oralidad, publicidad, contradicción, concentración, inmediación, simplicidad, celeridad y desformalización.
Por eso, el Ministerio de Justicia se hizo cargo de la coordinación de la reforma, y fijó un cronograma exigente pero realizable. Nos propusimos añadir cuatro distritos a lo largo del año. Y cumplimos. Comenzamos en la provincia de Santa Fe, como una respuesta del sistema de justicia al incremento inusitado de la violencia provocada por las organizaciones criminales que asolaban la ciudad de Rosario. Continuamos luego en Cuyo (Mendoza, San Luis y San Juan), un distrito sumamente desafiante por su nivel de conflictividad y su ubicación geográfica. Proseguimos en la Patagonia Norte (Neuquén y Río Negro), una zona de importancia estratégica para el futuro económico del país. Y concluimos en la Patagonia Sur, para abarcar las provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Tal como lo habíamos prometido, la reforma es hoy una realidad en once provincias completas, y en la región norte de la provincia de Buenos Aires.
El trabajo ha sido frenético, pero a la vez gratificante. Nos desplegamos territorialmente en cada ciudad alcanzada por el cronograma. Nos entrevistamos en varias ocasiones con cada juez, fiscal y defensor público: escuchamos sus inquietudes e hicimos lo posible por resolver los problemas que nos plantearon. A nivel institucional, conformamos una mesa de coordinación con los distintos órganos abarcados por el proyecto. Acordamos circuitos administrativos ágiles, que nos permitieron asistir financieramente al Consejo de la Magistratura, al Ministerio Público Fiscal y al Ministerio Público de la Defensa. De esa manera, se equiparon 23 salas de audiencia en las distintas sedes de la justicia federal: además de las refacciones edilicias, el aporte del Ministerio de Justicia consistió en la compra del equipamiento tecnológico necesario para asegurar el funcionamiento del proceso desde el día fijado para el inicio. En cuanto a las fiscalías, se hicieron inversiones destinadas a ampliar los recursos tecnológicos necesarios para realizar investigaciones complejas. Para ello, se adquirieron cuatro licencias UFED, esto es, sistemas forenses de extracción de datos encriptados o resguardados en teléfonos celulares u otros dispositivos electrónicos, así como computadoras potenciadas necesarias para la operación de estos equipos.
En materia de capacitación, el Ministerio de Justicia organizó tres tipos de actividades: inmersiones, es decir, visitas de los magistrados y funcionarios a distritos que ya aplican el sistema acusatorio; simulacros, que consisten en ensayos de las principales audiencias a partir de casos ficticios; y ateneos, que son reuniones entre magistrados y expertos nacionales e internacionales, convocadas para intercambiar experiencias respecto de inquietudes profesionales relacionadas con la reforma.
La implementación se desenvolvió de acuerdo a nuestras estimaciones. Las semanas previas representaron un gran desafío para los magistrados, que hicieron un esfuerzo encomiable para adaptarse a la reconfiguración de su labor cotidiana. Por nuestra parte, los acompañamos antes y después del lanzamiento. La realidad desmintió los temores y las precauciones de quienes resistían el proyecto, o de quienes apostaban por una implementación más espaciada en el tiempo: los recursos humanos y materiales resultaron suficientes para atender los nuevos procedimientos; el sistema se acomodó perfectamente al cambio sin poner en riesgo la continuidad del servicio. Se lograron condenas por narcotráfico en pocos días, en casos que antes demandaban años.
Sobre la base de todo lo hecho este año, nos disponemos ahora a continuar el trabajo hasta completar el proceso de reforma. En este sentido, la implementación plena del sistema acusatorio es un objetivo institucional que contribuye a otras agendas del Gobierno Nacional, dirigidas a mejorar la reputación del país en el plano internacional, y a facilitar la llegada de inversiones extranjeras de mediano y largo plazo. Me refiero a la pretensión de la República Argentina de incorporarse a la OCDE, y a las adecuaciones pendientes luego de la última evaluación del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), concluida exitosamente hace algunas semanas.
Por eso, el compromiso asumido es activar el sistema acusatorio en el resto del territorio nacional en los próximos dos años. El logro principal de este año, en mi opinión, es haber cambiado las expectativas sobre el desarrollo de la implementación. Hoy todos saben que esta reforma llegó para quedarse. Esto alcanza tanto a los entusiastas como a los detractores. La certidumbre que crece en materia económica tiene así un correlato en el plano institucional.
Pero la transformación del sistema de justicia se complementa con otras reformas largamente postergadas, que ocuparán un lugar central en nuestro plan de gestión del año próximo. En primer lugar, la sanción de un nuevo Código Penal, en el que hemos trabajado durante varios meses. Este proyecto busca ordenar y actualizar la regulación en la materia, para adaptarla a la realidad social imperante y a los fenómenos criminales que más perjudican a los argentinos. Segundo: la definitiva incorporación del juicio por jurados en los procesos que tramitan ante la justicia federal. La intervención de la ciudadanía en la administración de justicia penal resultará un pilar fundamental para renovar la credibilidad y la legitimidad del sistema penal. Por último, la modificación de las normas sobre decomiso con y sin condena, de forma tal de facilitar la recuperación de activos provenientes del crimen organizado.
Todas estas iniciativas, así como otras que exceden el objeto de la columna, representan el aporte del Ministerio de Justicia a la consolidación de una Argentina más libre y justa, en la que nuestros hijos elijan crecer y prosperar.
(*) El autor es Ministro de Justicia de la Nación
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Creó una marca en la industria del mate y lanzó un producto al que nadie se le animaba
Nicolás Tiferes creó Mathienzo con una oferta integral de productos; abastece a gigantes como Mercado Libre, brinda experiencias para C-Levels, y salió ahora con una nueva bebida tónica
Laura Ponasso

Un mito sobre el gran fracaso de Coca-Cola; una primera producción de yerba mate con destino al exterior, cuya venta se cayó; un primer producto de diseño que despertó tanto amor como odio dentro de la comunidad. Estas y otras tantas experiencias marcaron el camino de Nicolás Tiferes a la hora de desarrollar Mathienzo, una marca con foco en la industria del mate. “Este proyecto tiene una capacidad de transformación constante: nos atamos al respeto por la herencia del pasado, pero le agregamos visión de futuro”, aseguró el emprendedor
Los orígenes de Mathiezo datan de 2012, cuando Nicolás Tiferes y Mercedes Buey Fernández, ambos estudiantes de Diseño Industrial, crearon Estudio de Raíz y diseñaron un mate de silicona con colores vibrantes para salir a comercializar sus servicios de diseño. Nunca pensaron que el Estudio se transformaría en su principal fuente de ingreso, aquello con lo que pagaban las boletas de luz y de gas.
“Vimos que, 15 años atrás, la cultura del mate estaba pegada a la cuestión casera, al cacharrito, a la calabaza. En tanto, en ese entonces, estaba surgiendo un consumidor moderno, al que le daba fiaca curar el mate de calabaza y la practicidad empezó a tomar mucha preponderancia. Imaginate al gaucho cuando vio por primera vez un mate de silicona color verde loro. El producto hizo ruido y puso a prueba nuestro instinto de supervivencia”, señaló Tiferes.

Posteriormente, hacia 2016, los emprendedores hicieron un upgrade del negocio y avanzaron con su propia marca de yerba. “Desarrollamos una yerba en colaboración con uno de los campos más grandes de Misiones. Era un momento donde recién aparecían nuevas marcas, fuera de las tradicionales, con valor agregado y orientadas a un consumidor sofisticado. Apuntamos a un consumidor global, no solamente al argentino, y desarrollamos el packaging con la mira puesta en la exportación”, explicó el emprendedor.
Y precisó: “Tuvimos un acercamiento con un potencial cliente en Estados Unidos que quería el primer lote, y firmamos contratos de exclusividad. Mandamos imprimir el packaging en inglés, alrededor de 40.000 etiquetas, y parte de esa energía y la confianza en esta persona hicieron que avancemos en la producción sin ningún tipo de pago previo. Próximos a recibir toda la mercadería para exportarla, nos indicó que tuvo un problema y no podía comprarla. Nuestra realidad fue ver un paquete en inglés de un lado y en español del otro, para venderlo en la Argentina, sin haber vendido un paquete en la vida”.
Frente a ese escenario, no se quedaron de brazos cruzados: pusieron los paquetes en los autos y empezaron a tocar las puertas de dietéticas y de almacenes. “La gente nos miraba diciendo ‘che, ¿qué me estás dando? ¿Yerba en inglés?’. Les pedimos que la prueben y la dejamos a mitad de precio, porque teníamos que pagar la producción, hasta que se me ocurrió dejar unos cartelitos que decían ‘¿alguna vez probaste yerba de exportación? y la gente asoció la exportación con calidad y el proyecto activó”.
Para Tiferes, el negocio continuó en piloto automático, aunque no tenía el encause que había soñado: demandaba una actualización, una renovación o una especie de inyección de nuevo horizonte. Así, hacia finales de 2023, le adquirió a su socia la parte del negocio y arrancó una segunda fase, con imagen renovada y una batería de productos nuevos. “La idea es ofrecer valor agregado al commodity: es la carta para jugar frente a los monstruos del mercado, como Playadito, Taragüí o Rosamonte”.
Una escuela y un mentor
La importancia de incorporar valor a los commodity fue uno de los principales aprendizajes que Tiferes se llevó de su experiencia en La Martina, empresa creada por su tío, Lando Simonetti. “Cuando terminé el colegio, le pedí trabajo porque quería mi plata para moverme y pensé que iban a darme una oficina, pero arranqué como cadete. Me costó un montón, pero salí de una burbuja y entendí que el mundo iba por otro lado. Aprendí a laburar desde bien abajo”, recordó.

Posteriormente, trabajó en el área Comercial y aprendió lo que denomina “el arte de las ventas”. Y tiempo después pasó al departamento de Arquitectura y Diseño, desde donde desarrolló productos como la edición limitada de baúles de cuero Nespresso Polo Collection by La Martina. “Un día, Lando me sienta y me dice: ‘Es un muy buen momento para que, en caso de que quieras, salgas de acá y empieces a desarrollar lo que estás empezando a cosechar’, en relación al negocio del mate. Salí de la zona de confort y me tiré la pileta”.
Calidad y escalabilidad
Para Tiferes, la magia de Mathienzo arrancó en Misiones, pero después detonó en una red productiva que nuclea “la mejor plantación de cada una de las zonas”. “La idea es generar el mejor resultado posible con las mejores plantaciones posibles. La yerba es elaborada en plantaciones de Oberá, con un estacionamiento natural de 12 meses, y en colaboración con uno de los campos productores más grandes de la Argentina, lo que nos da la capacidad de escalabilidad y de tener un sabor bastante lineal dentro de las fluctuaciones producto de la naturaleza”, precisó.
A la producción de yerba se le suma la elaboración de Maycha en la localidad de El Dorado. Se trata de un polvo a base de hoja pulverizada orgánica, utilizado para infusiones frías y calientes, así como también para pastelería y heladería. “Hay una red detrás de cada uno de los productos que está potenciado por un grupo de empresas y personas que leen que esto va a ser grande”.
Una experiencia global
“Yo arranqué el proyecto diciendo ‘si yo hago una buena experiencia, es posible que me siente con una persona que tome la marca y la quiera operar fuera del país’. Y sucedió. Fue una gran escuela para mí: no vengo del mundo productor, por lo que en las primeras reuniones, hacia 2017, yo estaba con el celular debajo de la mesa googleando y tratando de responder cómo crece la planta de la yerba mate o cómo se prepara el mejor mate del mundo”, indicó.

Actualmente, Mathienzo cuenta con una red de distribuidores a nivel federal y exporta a Chile, a Rusia, a Australia. Además, está preparando el terreno para empezar a operar en el mercado europeo, Estados Unidos, Canadá y México en el primer cuatrimestre de 2025. “Esto también me abre camino para conectarme con gente del mundo, que me da información de lo que están buscando, los disparadores para generar nuevos productos”.
Diversificación del negocio
De acuerdo con Tiferes, el negocio de Mathienzo no corre de manera lineal, sino a partir de diferentes hélices en paralelo, lo que le da estabilidad. Uno de estos ejes es el que denominó “Experiencias Mathienzo”, un programa de experiencias enfocado principalmente en el turismo receptivo y en grupos corporativos. Tras su nacimiento en 2017, el emprendedor expiró que más de 3000 personas ya pasaron por ella, entre las que resaltó un grupo de CEO de American Express Centroamérica. Otro motor del negocio es el abastecimiento corporativo: Mathienzo abastece a pequeñas, medianas y grandes compañías, desde oficinas con cinco personas hasta Mercado Libre.
Un mito y una apuesta de negocio
Apoyado en recientes análisis de mercado, Tiferes fue contracorriente de un mito que subyace en la industria desde hace 15 años. “Es creer o reventar. La historia cuenta que Coca-Cola desarrolló Nativa -la bebida a base de mate- y la estrellaron, con el fin de mostrar al mercado que la yerba mate se consume solamente con mate y bombilla y que nadie más se animara a lanzarla porque les iba a ir mal. Este es el mensaje que llegó y duró muchísimos años, en los que no hubo players que le comieran el share del mercado, con una industria que es sideralmente más grande que la de gaseosas”, detalló.
Para el emprendedor, además, hoy el escenario es diferente: “Hay una búsqueda de productos saludables, en la que el concepto de una bebida natural con ADN argentino encaja bien. Ya está validado también por empresas pioneras, como Guayakí, que generó ventas descomunales en Estados Unidos”. En esa línea, salió recientemente al mercado con Mathienzo Tonic, una bebida sin alcohol en lata, con el propósito de expandir la industria y cambiar las reglas del juego dentro de una industria tradicional.
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