YPF y Shell se asocian para construir una planta de gas licuado en el país
Inversión. La empresa angloholandesa reemplazará a la malaya Petronas, que se retiró de la iniciativa; ayer se firmó el acuerdo para la obra, que demandará US$30.000 millones
Sofía Diamante
El CEO de YPF, Horacio Marín, y el vicepresidente de GNL de Shell, Cederic Cremers
La empresa petrolera estatal de Malasia, Petronas, finalmente no será parte del proyecto de construcción en Río Negro de una planta de gas natural licuado (GNL) con YPF. Sin embargo, su reemplazo le dará mayor previsibilidad y volumen a la operación. La angloholandesa Shell, la segunda mayor operadora de GNL del mundo, anunció que se sumará como socia de la petrolera argentina. Será, también, una posible compradora de gas licuado argentino.
El anuncio se esperaba desde hacía unos meses. En septiembre pasado, cuando Shell festejó 110 años de presencia en el país, el presidente de la filial local, Germán Burmeister, dijo que la empresa estaba mirando oportunidades y que la Argentina era un mercado que les interesaba. Luego, en noviembre, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, anticipó que Shell tenía un “fuerte interés” en participar del proyecto de GNL, luego de que las autoridades de la empresa visitaron al presidente Ja vi er Mil ei en la Casa Rosada. Las negociaciones con YPF se aceleraron cuando Petronas dio señales de que no iba a continuar en la siguiente etapa del proyecto para desarrollar la planta de GNL.
“Estamos orgullosos de que Shell, líder mundial en la producción de GNL, se una al proyecto. Como pionero en el mercado de GNL, el conocimiento y la experiencia de Shell serán fundamentales para ayudar a posicionar a la Argentina como un proveedor de energía global confiable y competitivo”, expresó el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, quien ayer firmó el acuerdo con el vicepresidente ejecutivo de GNL de Shell, Cederic Cremers.
Las partes se comprometieron a avanzar en el desarrollo de la primera fase del proyecto Argentina LNG hasta tomar la decisión para ingresar a la etapa de ingeniería y diseño, Front-End Engineering and Design (FEED). Esta primera fase implica una capacidad de licuefacción de 10 millones de toneladas al año (MTPA), equivalente a 47 millones de metros cúbicos diarios de gas (m3/d), el 30% de la producción actual argentina.
YPF, a su vez, confirmó que, con el ingreso de Shell al desarrollo de la primera fase de ARG LNG, finaliza la participación de Petronas como socia de YPF. “Ambos continuarán trabajando en el desarrollo del área La Amarga Chica, en Vaca Muerta. YPF reconoce el valioso aporte de Petronas durante los últimos dos años, compartiendo con los equipos de YPF su experiencia técnica y comercial en el mercado de GNL. El trabajo conjunto ha contribuido al desarrollo del proyecto ARG LNG
El ingreso de Shell al proyecto se concretó luego de que Petronas optara por su salida
La planta de GNL demandará una inversión de US$30.000 millones
hasta su etapa actual y permitirá dar nuevos pasos”, dijeron.
La planta de GNL implicará una inversión total de la industria de alrededor de US$30.000 millones, de los cuales US$20.000 millones equivalen al desarrollo que generará la construcción de gasoductos de 580 kilómetros de extensión, hasta una terminal de procesamiento y licuefacción, que será construida en Sierra Grande, Río Negro, en las costas del océano Atlántico.
Si se propone conseguir financiamiento a tasas razonables, YPF deberá salir al mundo a buscar compradores, para asegurar los contratos de demanda por un total de 47 millones de m3/d. Es un proyecto ambicioso, teniendo en cuenta que la Argentina hoy produce 150 millones de m3/d en invierno para abastecer el mercado interno.
Al mismo tiempo, Pan American Energy (PAE) también anunció que contratará un buque de licuefacción junto con la empresa noruega Golar, dueña de la tecnología que hará el proceso de convertir el gas a estado líquido. El buque FLNG Hilli Episeyo, que tiene una longitud de casi 300 metros, y una capacidad nominal de 2,45 millones de toneladas por año (MTPA), equivalente a 11,5 millones m3/d de gas natural, llegará a la Argentina en 2027. En el último mes se sumaron como socias las empresas Pampa Energía, con un 20% de participación; Harbour Energy, con el 15%, y la misma YPF, con otro 15%. PAE tiene el 40% y Golar, el 10% restante.
Golar, además, está construyendo otro buque similar con capacidad de 3,45 MTPA, que podría estar disponible a fines de 2027. Esto permitiría ampliar la capacidad de exportación a 27 millones de m3/d en tres años, que significa el 20% de la producción nacional actual.
Entre las mayores exportaciones de petróleo y de GNL, en YPF calculan que la Argentina podría exportar el equivalente a US$30.000 millones en energía en 2031, cifra similar a la esperada este año por la exportación de granos. De ese total, la petrolera con control estatal vendería entre US$10.000 y US$12.000 millones.
En un contexto internacional que cambió luego de que Rusia, el mayor exportador de gas a Europa, invadiera Ucrania, los países buscan diversificar sus fuentes de energía y asegurarse el abastecimiento. En este marco, la Argentina tiene la oportunidad de ofrecer los excedentes de gas que genera Vaca Muerta. Se trata de un mercado muy competitivo, en el cual pocas economías tienen las instalaciones necesarias para convertir el gas natural a líquido. Hoy es liderado por Australia, Qatar, Estados Unidos, Rusia y Malasia.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, además, se espera que se aceleren los proyectos de GNL en ese país, que la gestión de Joe Biden había puesto en pausa por el impacto que tiene en el medioambiente el venteo de gas.
Esta situación podría motivar a YPF a acelerar la llegada de buques de GNL y a demorar la construcción de la planta, que tomaría más tiempo y que podría dejar al país fuera de la ventana de oportunidad del mercado de gas licuado.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Milei y el cisne negro que los libertarios pueden no estar viendo
Florencia Donovan
El gobierno de Javier Milei no parece ser permeable a las críticas. Todo lo contrario. Los estrategas del poder ven la posibilidad de retroceder ante la crítica como un signo de debilidad. “No hay nada que nos resulte inconsistente”, respondió esta semana, por ejemplo, el vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando se le preguntó sobre los bienes en el exterior no declarados que tendría el flamante titular de la Dirección General Impositiva Andrés Vázquez. Es innegable que en el primer año de gestión la osadía de jamás recalcular ante el conflicto parece haberle dado buenos resultados. Sin embargo, aplicar la misma lógica para responder a los crecientes cuestionamientos institucionales podría terminar ensombreciendo muchos de los logros de la gestión, sobre todo, los económicos.
Anteayer, de hecho, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) publicó finalmente en su sitio web el informe correspondiente a la evaluación realizada este año a la Argentina.El país logró a duras penas evitar en octubre pasado ser incluido en la “lista gris” de países que no cumplen con estándares mínimos en la prevención de delitos de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. Tal calificación hubiera puesto en aprietos a empresas y bancos que dependen de ese estandarte para poder relacionarse con el mundo financiero internacional. Pero, está claro, a la Argentina no le sobró nada.
“La Argentina deberá mejorar su entendimiento de los riesgos de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, en particular, del lavado proveniente de la corrupción y a través de los servicios financieros informales”, dice el texto fechado el 18 de este mes. “Si bien la Argentina se esforzó por incrementar su identificación, persecución y condenas de lavado de dinero, y ha conseguido algunas condenas en el período bajo análisis, las 91 condenas realizadas parecen un número relativamente bajo dado el tamaño y el contexto de la Argentina, y si bien en casi todos estos casos las autoridades consiguieron confiscaciones, los montos son modestos”, subraya en uno de los tantos párrafos en los que alude a las deficiencias todavía evidentes que tiene el país en esta materia. Con esta evaluación del GAFI, curiosa selección la de Vázquez, siendo que la DGI es uno de los organismos claves para detectar delitos como aquellos a los que alude el grupo internacional.
Pese a haber evitado caer en la lista gris, de hecho, la Argentina quedó en un proceso de “seguimiento intensificado” del GAFI hasta febrero de 2026. Desde ahora y hasta esa fecha el país tiene tiempo para aplicar las recomendaciones que le realiza en el documento el GAFI. Si no lo hace, puede volver a caer en el proceso de “observación”, paso previo para entrar en la lista gris.
Y no parece tan evidente que la administración Milei tenga intenciones de hacerlo. Más allá del affaire Vázquez, que no es menor, hay otras señales, cuanto menos, inquietantes. En lo que va del año, por caso, varias decenas de técnicos abandonaron la Unidad de Información Financiera (UIF), la unidad que se encarga de hacer inteligencia para prevenir delitos financieros. El presupuesto del organismo tampoco fue muy beneficiado: las transferencias del Tesoro a la UIF, según datos de Hacienda, pasaron de unos $450 millones mensuales, en promedio, entre enero y agosto, a apenas $50 millones en los últimos meses. Si bien la ley establece que los decomisos en causas de lavado de dinero van al organismo, lo cierto es que no suele tener mucho fondeo alternativo, ya que el dinela ro incautado suele quedar en las cuentas del Tesoro, mezclado entre tantos otros ingresos. Depende de la presión del Ministerio de Justicia que, efectivamente, terminen engrosando el presupuesto de la UIF. Pero la respuesta “no hay plata” aplica para todos.
La Argentina quedó en un proceso de “seguimiento intensificado” del GAFI
Hay muchas versiones, asimismo, de que decisiones del organismo, como avanzar como querellante en la causa contra el ex intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, apelar el sobreseimiento de Cristina Kirchner por enriquecimiento ilícito o solicitar el decomiso anticipado de los bienes de Daniel Muñoz en las islas Turcos y Caicos, habrían tenido que sortear fuertes resistencias internas dentro del Ministerio de Justicia. De hecho, hay quienes aseveran que una de estas decisiones le habría costado el puesto al número dos de la UIF, Manuel Tessio, que luego fue reemplazado por Santiago Martín González Rodríguez, un hombre que, según denunció María Eugenia Talerico, exvicepresidenta del organismo en gestión macrista, tiene como única credencial ser cercano al todopoderoso asesor Santiago Caputo.
Lo del GAFI, al menos, parece una alerta a monitorear. No vaya a ser que termine resultando un cisne negro para una administración que hasta ahora tiene muchos éxitos insoslayables. Pero ningún laurel es suficiente en un mundo en constante evolución. Lo saben en Economía, donde ahora miran cada vez con más atención lo que está sucediendo en Brasil, país al cual, pese a los esfuerzos de su banco central, le está costando contener la depreciación del real. En lo que va del año, el dólar en Brasil subió un 25%.
“Habrá que hamacarse”, responde un miembro del equipo económico cuando se le pregunta por el mercado brasileño. Porque, al mismo tiempo, está claro que el Gobierno no tiene intenciones de modificar su política cambiaria, que en gran medida ha sido parte clave para conseguir la fuerte desaceleración de la inflación. El desafío es creciente, en un momento en que, además, el precio de la soja –siempre clave para la Argentina– no deja de caer. En el corto plazo, sin embargo, hay esperanzas en el equipo económico de que un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) colabore para contrarrestar algunas de estas malas nuevas que llegan desde el exterior. Ya ayer –como se anticipó en esta columna la semana pasada– el FMI informó que las negociaciones se iniciaron formalmente y el ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó que esperan tener cerrado un acuerdo para el primer cuatrimestre del año.
El Gobierno sabe, no obstante, que los próximos dos años serán duros para muchas industrias. Son varias las cámaras que representan a economías regionales que están tocando las puertas de Economía. En alguno de esos encuentros, el Gobierno admite que todavía falta para que los precios relativos terminen de acomodarse, y promete a las empresas que pronto presentará una reforma fiscal que podría compensar en parte los problemas de competitividad que algunas ya perciben. Cerca de Caputo incluso deslizaron su intención de que la reforma forme parte del temario en un eventual llamado a sesiones extraordinarias, en febrero. Demasiado futurismo, por ahora.
En el corto plazo, el Gobierno espera poder avanzar con el bimonetarismo que prometió Milei. Para enero, confían fuentes del Banco Central (BCRA), estaría operativa la posibilidad de consumir con tarjeta de débito contra cuentas en dólares. Para entonces, la idea también es que los retailers adapten sus tickets, para poder ver los precios ya no solo en pesos, sino también en dólares.
En los bancos, en tanto, se debate por estas horas cómo actuar frente a la posibilidad de que, como trascendió, el BCRA los habilite a dar préstamos en dólares ya no solo exclusivamente a exportadores que tengan ingresos en moneda extranjera, sino también a otro tipo de empresas y hasta a individuos. “Creemos que para empresas, créditos a uno o dos años en dólares se van a poder dar, pero para individuos, hipotecarios en dólares no lo veo. Podrá salir la norma, pero no creo que ningún banco se anime a ofrecerlos”, adelantó el presidente de un banco líder.
“Un hipotecario tiene un plazo de 15 o 20 años. Y en 10, si hay cambios políticos, un juez te lo puede pesificar”, evaluó. Los mercados tendrán poca memoria, pero los banqueros no. Ese es el problema de acumular años de mala reputación: es muy fácil perderla, pero puede llevar mucho tiempo recuperarla.
La empresa petrolera estatal de Malasia, Petronas, finalmente no será parte del proyecto de construcción en Río Negro de una planta de gas natural licuado (GNL) con YPF. Sin embargo, su reemplazo le dará mayor previsibilidad y volumen a la operación. La angloholandesa Shell, la segunda mayor operadora de GNL del mundo, anunció que se sumará como socia de la petrolera argentina. Será, también, una posible compradora de gas licuado argentino.
El anuncio se esperaba desde hacía unos meses. En septiembre pasado, cuando Shell festejó 110 años de presencia en el país, el presidente de la filial local, Germán Burmeister, dijo que la empresa estaba mirando oportunidades y que la Argentina era un mercado que les interesaba. Luego, en noviembre, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, anticipó que Shell tenía un “fuerte interés” en participar del proyecto de GNL, luego de que las autoridades de la empresa visitaron al presidente Ja vi er Mil ei en la Casa Rosada. Las negociaciones con YPF se aceleraron cuando Petronas dio señales de que no iba a continuar en la siguiente etapa del proyecto para desarrollar la planta de GNL.
“Estamos orgullosos de que Shell, líder mundial en la producción de GNL, se una al proyecto. Como pionero en el mercado de GNL, el conocimiento y la experiencia de Shell serán fundamentales para ayudar a posicionar a la Argentina como un proveedor de energía global confiable y competitivo”, expresó el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, quien ayer firmó el acuerdo con el vicepresidente ejecutivo de GNL de Shell, Cederic Cremers.
Las partes se comprometieron a avanzar en el desarrollo de la primera fase del proyecto Argentina LNG hasta tomar la decisión para ingresar a la etapa de ingeniería y diseño, Front-End Engineering and Design (FEED). Esta primera fase implica una capacidad de licuefacción de 10 millones de toneladas al año (MTPA), equivalente a 47 millones de metros cúbicos diarios de gas (m3/d), el 30% de la producción actual argentina.
YPF, a su vez, confirmó que, con el ingreso de Shell al desarrollo de la primera fase de ARG LNG, finaliza la participación de Petronas como socia de YPF. “Ambos continuarán trabajando en el desarrollo del área La Amarga Chica, en Vaca Muerta. YPF reconoce el valioso aporte de Petronas durante los últimos dos años, compartiendo con los equipos de YPF su experiencia técnica y comercial en el mercado de GNL. El trabajo conjunto ha contribuido al desarrollo del proyecto ARG LNG
El ingreso de Shell al proyecto se concretó luego de que Petronas optara por su salida
La planta de GNL demandará una inversión de US$30.000 millones
hasta su etapa actual y permitirá dar nuevos pasos”, dijeron.
La planta de GNL implicará una inversión total de la industria de alrededor de US$30.000 millones, de los cuales US$20.000 millones equivalen al desarrollo que generará la construcción de gasoductos de 580 kilómetros de extensión, hasta una terminal de procesamiento y licuefacción, que será construida en Sierra Grande, Río Negro, en las costas del océano Atlántico.
Si se propone conseguir financiamiento a tasas razonables, YPF deberá salir al mundo a buscar compradores, para asegurar los contratos de demanda por un total de 47 millones de m3/d. Es un proyecto ambicioso, teniendo en cuenta que la Argentina hoy produce 150 millones de m3/d en invierno para abastecer el mercado interno.
Al mismo tiempo, Pan American Energy (PAE) también anunció que contratará un buque de licuefacción junto con la empresa noruega Golar, dueña de la tecnología que hará el proceso de convertir el gas a estado líquido. El buque FLNG Hilli Episeyo, que tiene una longitud de casi 300 metros, y una capacidad nominal de 2,45 millones de toneladas por año (MTPA), equivalente a 11,5 millones m3/d de gas natural, llegará a la Argentina en 2027. En el último mes se sumaron como socias las empresas Pampa Energía, con un 20% de participación; Harbour Energy, con el 15%, y la misma YPF, con otro 15%. PAE tiene el 40% y Golar, el 10% restante.
Golar, además, está construyendo otro buque similar con capacidad de 3,45 MTPA, que podría estar disponible a fines de 2027. Esto permitiría ampliar la capacidad de exportación a 27 millones de m3/d en tres años, que significa el 20% de la producción nacional actual.
Entre las mayores exportaciones de petróleo y de GNL, en YPF calculan que la Argentina podría exportar el equivalente a US$30.000 millones en energía en 2031, cifra similar a la esperada este año por la exportación de granos. De ese total, la petrolera con control estatal vendería entre US$10.000 y US$12.000 millones.
En un contexto internacional que cambió luego de que Rusia, el mayor exportador de gas a Europa, invadiera Ucrania, los países buscan diversificar sus fuentes de energía y asegurarse el abastecimiento. En este marco, la Argentina tiene la oportunidad de ofrecer los excedentes de gas que genera Vaca Muerta. Se trata de un mercado muy competitivo, en el cual pocas economías tienen las instalaciones necesarias para convertir el gas natural a líquido. Hoy es liderado por Australia, Qatar, Estados Unidos, Rusia y Malasia.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, además, se espera que se aceleren los proyectos de GNL en ese país, que la gestión de Joe Biden había puesto en pausa por el impacto que tiene en el medioambiente el venteo de gas.
Esta situación podría motivar a YPF a acelerar la llegada de buques de GNL y a demorar la construcción de la planta, que tomaría más tiempo y que podría dejar al país fuera de la ventana de oportunidad del mercado de gas licuado.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Milei y el cisne negro que los libertarios pueden no estar viendo
Florencia Donovan
El gobierno de Javier Milei no parece ser permeable a las críticas. Todo lo contrario. Los estrategas del poder ven la posibilidad de retroceder ante la crítica como un signo de debilidad. “No hay nada que nos resulte inconsistente”, respondió esta semana, por ejemplo, el vocero presidencial, Manuel Adorni, cuando se le preguntó sobre los bienes en el exterior no declarados que tendría el flamante titular de la Dirección General Impositiva Andrés Vázquez. Es innegable que en el primer año de gestión la osadía de jamás recalcular ante el conflicto parece haberle dado buenos resultados. Sin embargo, aplicar la misma lógica para responder a los crecientes cuestionamientos institucionales podría terminar ensombreciendo muchos de los logros de la gestión, sobre todo, los económicos.
Anteayer, de hecho, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) publicó finalmente en su sitio web el informe correspondiente a la evaluación realizada este año a la Argentina.El país logró a duras penas evitar en octubre pasado ser incluido en la “lista gris” de países que no cumplen con estándares mínimos en la prevención de delitos de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. Tal calificación hubiera puesto en aprietos a empresas y bancos que dependen de ese estandarte para poder relacionarse con el mundo financiero internacional. Pero, está claro, a la Argentina no le sobró nada.
“La Argentina deberá mejorar su entendimiento de los riesgos de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, en particular, del lavado proveniente de la corrupción y a través de los servicios financieros informales”, dice el texto fechado el 18 de este mes. “Si bien la Argentina se esforzó por incrementar su identificación, persecución y condenas de lavado de dinero, y ha conseguido algunas condenas en el período bajo análisis, las 91 condenas realizadas parecen un número relativamente bajo dado el tamaño y el contexto de la Argentina, y si bien en casi todos estos casos las autoridades consiguieron confiscaciones, los montos son modestos”, subraya en uno de los tantos párrafos en los que alude a las deficiencias todavía evidentes que tiene el país en esta materia. Con esta evaluación del GAFI, curiosa selección la de Vázquez, siendo que la DGI es uno de los organismos claves para detectar delitos como aquellos a los que alude el grupo internacional.
Pese a haber evitado caer en la lista gris, de hecho, la Argentina quedó en un proceso de “seguimiento intensificado” del GAFI hasta febrero de 2026. Desde ahora y hasta esa fecha el país tiene tiempo para aplicar las recomendaciones que le realiza en el documento el GAFI. Si no lo hace, puede volver a caer en el proceso de “observación”, paso previo para entrar en la lista gris.
Y no parece tan evidente que la administración Milei tenga intenciones de hacerlo. Más allá del affaire Vázquez, que no es menor, hay otras señales, cuanto menos, inquietantes. En lo que va del año, por caso, varias decenas de técnicos abandonaron la Unidad de Información Financiera (UIF), la unidad que se encarga de hacer inteligencia para prevenir delitos financieros. El presupuesto del organismo tampoco fue muy beneficiado: las transferencias del Tesoro a la UIF, según datos de Hacienda, pasaron de unos $450 millones mensuales, en promedio, entre enero y agosto, a apenas $50 millones en los últimos meses. Si bien la ley establece que los decomisos en causas de lavado de dinero van al organismo, lo cierto es que no suele tener mucho fondeo alternativo, ya que el dinela ro incautado suele quedar en las cuentas del Tesoro, mezclado entre tantos otros ingresos. Depende de la presión del Ministerio de Justicia que, efectivamente, terminen engrosando el presupuesto de la UIF. Pero la respuesta “no hay plata” aplica para todos.
La Argentina quedó en un proceso de “seguimiento intensificado” del GAFI
Hay muchas versiones, asimismo, de que decisiones del organismo, como avanzar como querellante en la causa contra el ex intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, apelar el sobreseimiento de Cristina Kirchner por enriquecimiento ilícito o solicitar el decomiso anticipado de los bienes de Daniel Muñoz en las islas Turcos y Caicos, habrían tenido que sortear fuertes resistencias internas dentro del Ministerio de Justicia. De hecho, hay quienes aseveran que una de estas decisiones le habría costado el puesto al número dos de la UIF, Manuel Tessio, que luego fue reemplazado por Santiago Martín González Rodríguez, un hombre que, según denunció María Eugenia Talerico, exvicepresidenta del organismo en gestión macrista, tiene como única credencial ser cercano al todopoderoso asesor Santiago Caputo.
Lo del GAFI, al menos, parece una alerta a monitorear. No vaya a ser que termine resultando un cisne negro para una administración que hasta ahora tiene muchos éxitos insoslayables. Pero ningún laurel es suficiente en un mundo en constante evolución. Lo saben en Economía, donde ahora miran cada vez con más atención lo que está sucediendo en Brasil, país al cual, pese a los esfuerzos de su banco central, le está costando contener la depreciación del real. En lo que va del año, el dólar en Brasil subió un 25%.
“Habrá que hamacarse”, responde un miembro del equipo económico cuando se le pregunta por el mercado brasileño. Porque, al mismo tiempo, está claro que el Gobierno no tiene intenciones de modificar su política cambiaria, que en gran medida ha sido parte clave para conseguir la fuerte desaceleración de la inflación. El desafío es creciente, en un momento en que, además, el precio de la soja –siempre clave para la Argentina– no deja de caer. En el corto plazo, sin embargo, hay esperanzas en el equipo económico de que un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) colabore para contrarrestar algunas de estas malas nuevas que llegan desde el exterior. Ya ayer –como se anticipó en esta columna la semana pasada– el FMI informó que las negociaciones se iniciaron formalmente y el ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó que esperan tener cerrado un acuerdo para el primer cuatrimestre del año.
El Gobierno sabe, no obstante, que los próximos dos años serán duros para muchas industrias. Son varias las cámaras que representan a economías regionales que están tocando las puertas de Economía. En alguno de esos encuentros, el Gobierno admite que todavía falta para que los precios relativos terminen de acomodarse, y promete a las empresas que pronto presentará una reforma fiscal que podría compensar en parte los problemas de competitividad que algunas ya perciben. Cerca de Caputo incluso deslizaron su intención de que la reforma forme parte del temario en un eventual llamado a sesiones extraordinarias, en febrero. Demasiado futurismo, por ahora.
En el corto plazo, el Gobierno espera poder avanzar con el bimonetarismo que prometió Milei. Para enero, confían fuentes del Banco Central (BCRA), estaría operativa la posibilidad de consumir con tarjeta de débito contra cuentas en dólares. Para entonces, la idea también es que los retailers adapten sus tickets, para poder ver los precios ya no solo en pesos, sino también en dólares.
En los bancos, en tanto, se debate por estas horas cómo actuar frente a la posibilidad de que, como trascendió, el BCRA los habilite a dar préstamos en dólares ya no solo exclusivamente a exportadores que tengan ingresos en moneda extranjera, sino también a otro tipo de empresas y hasta a individuos. “Creemos que para empresas, créditos a uno o dos años en dólares se van a poder dar, pero para individuos, hipotecarios en dólares no lo veo. Podrá salir la norma, pero no creo que ningún banco se anime a ofrecerlos”, adelantó el presidente de un banco líder.
“Un hipotecario tiene un plazo de 15 o 20 años. Y en 10, si hay cambios políticos, un juez te lo puede pesificar”, evaluó. Los mercados tendrán poca memoria, pero los banqueros no. Ese es el problema de acumular años de mala reputación: es muy fácil perderla, pero puede llevar mucho tiempo recuperarla.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.