“La presión por ser positivos nos hace daño”, afirma Mariana Alessandri
En su libro Visión nocturna la profesora de Filosofía reivindica las emociones oscuras y brinda claves para navegarlas sin temor
María Florencia Sanz.
Desde muy chica, a Mariana Alessandri solían decirle: “Pensás demasiado”. Y aunque creyó que al terminar el colegio estudiaría Psicología, cuando asistió a su primera clase de Filosofía supo que su camino estaba ahí. “No hay nada mejor que estudiar ideas y ver cómo han cambiado a lo largo de la historia universal. Antes creía que pensar demasiado estaba mal, pero ahora creo que el mundo no piensa lo suficiente y ese es el problema”, afirma Alessandri.
Ya hace 15 años que ejerce su pasión como profesora de Filosofía, una disciplina académica que, según dice, le sirve también para ver las cosas de una manera diferente a lo cotidiano, hacer una crítica del mundo para lograr cambiarlo y tener más chances de frenar y pensar antes de actuar, de elegir o de hacer. “Creo que hay muchas personas durmiendo dentro de su propia vida, porque tienen miedo de sentirse mal. No saben qué valoran, qué les importa, para qué están aquí. Tenemos que examinar la vida, incluso si nos trae sufrimiento o dolor, porque estamos perdiendo mucho si no podemos abrirnos a ese aspecto”, asegura.
Sin embargo, durante muchos años, Alessandri sintió que no había lugar para ella en este mundo; tenía estados de ánimo sombríos, pero no quería luchar contra ella misma y pensar que estaba rota, deficiente o enferma. Por el contrario, quería reivindicar a las personas mientras atravesaban estos estados de ánimo.
Para eso, comenzó escribiendo un artículo en New York Times en 2014 sobre por qué es bueno quejarse y aprender a ver la sabiduría y la inteligencia que habita en lo negativo. Ese mismo año nació la semilla de su primer libro, Visión nocturna (Kōan, 2023), que tomó más forma y fuerza durante la pandemia. “Yo venía trabajando sobre los estados de ánimo oscuros cuando de repente todo el mundo empezó a sentirlos y a entender que también son parte de la vida y que no pueden esconderse detrás de una máscara”, recuerda Alessandri. Visión nocturna se se consigue en e-book y llegará a las librerías en marzo.
–En tu libro hacés un análisis acerca de cómo empleamos los términos luz y oscuridad, y llegás al concepto de visión nocturna: ¿qué es?
–Desde siempre, incluso con el mito de la caverna de Platón, la oscuridad está asociada a todo lo negativo, lo dañino, la falta de inteligencia, la enfermedad, lo feo o lo deficiente. Por el contrario, la luz está vinculada con inteligencia, seguridad, paz, esperanza, pureza, optimismo, felicidad, diversión y más. Pasa lo mismo cuando hablamos de las emociones, porque si pienso que todo lo bueno sucede en un día luminoso y de repente me encuentro en un día en la oscuridad, entonces mi autoestima va a sufrir mucho. No sabemos qué hacer, creemos que estamos rotos, que tenemos una enfermedad mental o que somos deficientes. Pero no es nuestra culpa, sino que la sociedad no nos da palabras útiles para expresar nuestra dignidad durante ese momento en que estamos en lo oscuro. Hoy en día hay mucha presión para ser siempre optimistas.
–Esa presión es la que también nos lleva a querer salir rápido de “lo malo”. ¿Eso es contraproducente?
–Exacto. Vivimos rodeados de frases como “Cree y sucederá”; “Solo buenas energías”; “No hay días malos”. Todo eso nos dice que si tenemos pensamientos o actitudes negativas no vamos a ser exitosos, y ese nivel de perfección es muy deshonesto y doloroso, porque nos pone en un nivel no realizable. Es una positividad tóxica, porque entonces cuando tengo tres días malos creo que estoy roto. El daño es en mi autoestima y en la estima de otros. Decimos: “Esa persona es muy negativa”. Juzgamos mucho a los que no tienen siempre una sonrisa pegada a la cara. Y esto viene desde la filosofía antigua, por eso en el libro traigo a otros filósofos que nos ayuden a reeducarnos en cómo podemos ver y entender estos estados de ánimo oscuros para aprender a navegarlos sin tanto miedo, para ver en la oscuridad. Es como cuando vamos a comer a un restaurante con luces bajas o velas: con un poco de esfuerzo, los ojos se ajustan. La idea de traer tu propia luz a cada problema o dolor es hacerlo verse mejor.
–¿Y qué nos enseñan estos estados oscuros y la visión nocturna?
–En principio, si no lo negamos ni lo rechazamos podemos aprender algo del estado propio. Por ejemplo, en la ira podemos aprender qué nos está enojando, usar esa energía para escucharnos, sentarnos en la oscuridad y ver qué pasa en nuestro mundo, qué podemos cambiar. El propio estado de ánimo es el que puede enseñarnos algo sobre la vida o sobre nosotros mismos. Pero, sobre todo, los estados de ánimo negativos o sombríos me pueden enseñar que también soy digno, aunque esté inmerso en ellos. Cuando estás viendo una emoción oscura en la luz, se ve como una enfermedad o como algo que es puro daño y deficiencia. Y yo quiero que la gente aprenda que no somos defectuosos, ni débiles, ni menos que los demás. Hay que rescatar la dignidad que todos tenemos y que nadie nos puede quitar. No tenemos que hablar bien de los estados oscuros, pero sí podemos hablar bien de nosotros y usar mejores palabras para describirnos, que no se basen en lo que nos dice este ambiente de positividad tóxica.
–¿Cuáles son los estados que mencionás y qué conceptos equivocados tenemos?
–En el libro hablo, entre otros, de la ira, la depresión, la ansiedad, el dolor (que es más que la tristeza) y el duelo. La depresión suele ser vista como pereza, pecado o incluso falta de fe. La ira siempre estuvo asociada a palabras horribles como “demonio”, “monstruo” o “veneno”. La ansiedad solemos verla como enfermedad mental y no como inteligencia emocional. La exclusividad es el problema. Hay que añadir palabras al definir estas emociones o estados de ánimo oscuros. Esto quiere decir que hay una balanza: la ansiedad tal vez sea una enfermedad mental, pero también se trata de tener una gran sensibilidad, que nos afecta mucho. Al contrario de lo que se cree, eso no es una debilidad, sino que esa persona tiene mucho para ofrecer a un mundo que está dormido.
–¿Hay un tiempo específico para permanecer en esos estados oscuros?
–Eso es muy individual y tiene que ver con la propia experiencia. Uno tiene que conocer sus límites. Distinto es pensar que no tenemos otra opción más que estar en la luz cuando en realidad no estamos felices. Estoy problematizando un sistema que no nos está funcionando y ofrezco otra idea. ¿Y si nos sentamos un poquito más en la oscuridad? No es que vamos a buscar el sufrimiento, porque todos ya tenemos cosas que nos duelen o nos enojan, simplemente están ahí. El tema no es tenerles miedo y rechazarlas, sino pensar quizá una hora al día en por qué estoy tan ansiosa.
–¿Hay claves para practicar la visión nocturna?
–Sí, hay dos formas. La primera es que cuando alguien que vos querés te hable de un dolor no lo rechaces ni le digas automáticamente: “Todo va a estar bien”; “Lo vas a lograr”; “No digas eso”. Mucha gente cree que lo que necesitamos es más luz, más positividad. Pero en realidad, la presión por ser positivos es la que nos hace daño. Es mejor decir “Contame más” o “Yo estoy acá”. No es nuestra responsabilidad hacer sentir mejor al otro, sino acompañarlo y sentarse con él en la oscuridad. La segunda forma es que cuando somos nosotros quienes estamos en esos estados, tratemos de confiar y dejemos entrar en nuestro mundo a las personas que queremos, educándolas en aquello que necesitamos. Por ejemplo, expresando: “No hay nada que puedas decirme que me haga sentir mejor. Solo quedate conmigo”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.