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lunes, 1 de mayo de 2023

ECONOMÍA...Claudio Zuchovicki


El costo de querer evitar o de buscar ocultar lo que sabemos que es inevitable
Negar la necesidad de solucionar un problema o demorar la toma de decisiones sobre determinadas cuestiones tiene consecuencias negativas

Claudio Zuchovicki
Las demoras en concretar un acuerdo con el FMI le dejaron a la Argentina un fuerte costo traducido en una pérdida de reservas
El placer de recibirlos en este espacio, esta semana con el ambicioso desafío de invitarlos a pensar juntos la forma de anticiparnos a lo que pueda suceder en los próximos días en materia económico-financiera y para ayudarnos, de esa manera, a tomar decisiones.
Hay situaciones que no son evitables y por eso se las llama inevitables. Querer no atravesarlas trae aparejados altísimos costos, que tendremos que pagar sin haber logrado nuestros objetivos.
Por ejemplo, como país postergamos la compra de vacunas del laboratorio Pfizer, bajo la excusa de que nos pedían, según se decía, los glaciares a cambio. Finalmente, las compramos, fue la vacuna más utilizada y no perdimos nuestra soberanía por eso. Pero el costo de la demora en vidas humanas fue terrible y eso es algo irrecuperable.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se terminó concretando, finalmente. E incluso ahora parece que el organismo es nuestro gran aliado. Pero demoramos tanto tratando de evitarlo que se pagó un fuerte costo en cuanto a la pérdida de reservas, ahora irrecuperables.
Evitar una devaluación más acelerada del dólar oficial para no enfrentar un golpe inflacionario nos llevó a endurecer el cepo, a ofrecer ventajas con el dólar soja 1, soja 2 y soja 3, ahora, en esta última versión, ampliable a otros productos. Sin devaluar el tipo de cambio oficial, la microeconomía ya paga el costo encubierto de un dólar promedio entre el dólar soja y el dólar blue. Estamos pagando el costo devaluatorio sin obtener sus beneficios. Al dispararse la brecha entre las cotizaciones, el campo no liquida y, así, termina habiendo otro parche que termina sin funcionar.
“Finalmente, se concretó el acuerdo con el FMI, e incluso ahora parece que el organismo es nuestro gran aliado. Pero se demoró tanto tratando de evitarlo, que se pagó un fuerte costo con la pérdida de reservas”
Por querer evitar una suba del “dólar bolsa” o “dólar contado con liquidación” se tomaron todos los bonos que tenía el Estado para venderlos y creyeron que, de esa manera, podían intervenir el mercado. Y, ¿saben qué? El tipo de cambio siguió subiendo y, además, destruyeron el valor de la deuda argentina, aumentando el índice del riesgo país.
Hoy dos maneras de ejercer liderazgo: con poder de construcción o con poder de daño. La primera seduce, convence, genera confianza y entusiasmo por escuchar a ese líder o equipo. Te hace sentir que estás invirtiendo dinero, tiempo o tu espacio en pos de un futuro mejor. En mi opinión, vamos a seguir teniendo turbulencias financieras en el corto plazo, porque nuestros líderes perdieron esa capacidad de liderazgo hace ya mucho tiempo.
En caso del liderazgo “con poder de daño”, se ejerce el liderazgo con poder de castigo. Por ejemplo, cuando se les obliga a los exportadores vender todas las divisas. Es el Estado el que autoriza a importar y autoriza fechas y cantidades. Quien viaja al exterior tendrá que pagar un impuesto extra; lo mismo quien ahorra fuera de la Argentina. Será el Estado el que fije el precio de muchos activos que se deben vender bajo la amenaza de los efectos de la ley de competencia y de abastecimiento.
En mi opinión, vamos a seguir teniendo turbulencias financieras de corto plazo, porque nuestros gobernantes perdieron también esa capacidad de daño, puesto que tienen menos dólares que los privados y ya no asustan con la frase: “No te dejo importar”, porque de cualquier manera ya no dejaban importar. No se puede presionar al que ya tiene poco que perder.
“Sin devaluar el tipo de cambio oficial, la microeconomía ya paga el costo encubierto del valor promedio del dólar soja y el dólar blue”
Como sociedad también pagamos un costo enorme en calidad de vida, sobre todo las clases medias, porque se pretende evitar lo inevitable. Compramos espejitos de colores y muchos creyeron que sin ajuste fiscal y solo con emisión de dinero alcanzaba.
Por eso, creo que las turbulencias financieras van a seguir, pero solo en el corto plazo. Considero que esta vez aprendimos que el costo de tapar la realidad es altísimo y la mayoría de los ciudadanos queremos vivir de otra manera. El sector privado tiene los recursos humanos y materiales para generar un país más productivo. Además, el próximo ciclo de recursos naturales parece ayudarnos más que en los últimos años (litio, gas y fin de la sequía)
Todos sabemos que vienen meses difíciles. La pregunta es, ¿habrá oportunidad de invertir a mejores precios o este es el último aviso de salida?
Para mí, habrá oportunidad de compra, porque creo que pagando un enorme costo aprendimos que la plata se hace trabajando, que el esfuerzo es el camino y que los que prometen dinero fácil, energía sin pagar nada a cambio o, simplemente, dádivas, solo lograron beneficios para ellos.
Aprendimos que nada es más mortífero para el éxito que la creencia de que el esfuerzo no será recompensado, y que nuestro país es un lugar en el que solo los ventajeros y de pocos escrúpulos pueden salir adelante.
Aprendimos que todas las personas fanáticas por terminar con el capitalismo y las libertades individuales le rinden implícitamente un apasionado homenaje a los productos que genera ese capitalismo. Con un celular de última generación condenan a su fabricante, pero nunca a quienes castigan a las mujeres o a las minorías en los países anticapitalistas. Usan choferes y guardaespaldas y se visten como verdaderos magnates capitalistas.
“Las turbulencias financieras van a seguir, pero en el corto plazo. El sector privado tiene los recursos para generar una Argentina más productiva”
Aprendimos que todos los oficios, artes y profesiones han ganado con la división del trabajo, es decir, cuando en lugar de que una sola persona lo haga todo, cada uno se limita a un determinado tipo de trabajo distinto de los demás en el tratamiento que requiere, para poder realizarlo con mayor facilidad y de una mejor manera ¿Por qué creer entonces que un líder, una sola persona puede resolverlo todo?
Aprendimos que nada debería ser más obvio que una empresa no puede funcionar cuando sus parámetros de acción más importantes –salarios, precios, capacidad de importar o exportar– se deciden en la esfera política y no según la productividad de la empresa. Si un empresario no puede decidir sobre las cuestiones básicas a su saber y entender deja de ser empresario para convertirse en lobista del poder político de turno.
¿Aprendimos? Si usted cree que sí, tendremos una linda oportunidad de inversión. Si usted cree que no, siga su instinto y evite vender dólares.
F.A. Hayek decía: “Prefiero un conocimiento verdadero pero imperfecto, aunque deje mucho sin determinar e imprevisible, a una pretensión de conocimiento exacto, que probablemente sea falsa”
Cierro, como siempre, con un cuento para entender que el liderazgo de hoy se ejerce seduciendo, compartiendo y no imponiendo
Un abuelo mantuvo una conversación con su nieto acerca del cielo y el infierno. “Te mostraré el infierno”, dijo el abuelo, y lo condujo a una habitación en medio de la cual había una mesa redonda muy grande. La gente sentada a su alrededor estaba hambrienta y desesperada. En medio de la mesa había un gran puchero de carne, lo bastante como para alimentarlos a todos. El aroma era delicioso. La gente sentada alrededor de la mesa sostenía cucharas con mangos muy largos.
Cada uno descubría que era posible llegar hasta el puchero para tomar un trozo de carne, pero como el mango de la cuchara era más largo que el brazo de la persona no podía llevarse la comida a la boca. El abuelo le transmitió con éxito al nieto que el sufrimiento de aquellas personas era terrible, percibían lo que necesitaban, pero se daban cuenta de que estaba lejos de su alcance.
“Y ahora te mostraré el cielo”, dijo el abuelo. Y así, entraron en otra habitación exactamente igual que la primera. Allí estaba la misma gran mesa redonda y el mismo puchero de carne. Las personas también estaban equipadas con las mismas cucharas de mango largo, pero aquí estaban todos muy felices y hablando entre sí, dándose de comer unos a otros en la boca. El abuelo le transmitió con éxito a su nieto: “Es muy sencillo, aunque tienen el mismo problema, ellos han encontrado la solución”.

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martes, 29 de noviembre de 2022

ECONOMÍA...Claudio Zuchovicki


Cuando no importan los efectos hasta que se sufren
El riesgo tiene que ver con cuánto está comprometido con las decisiones que se toman, afirma Zuchovicki.
Claudio Zuchovicki* El autor es licenciado en Administración con un posgrado en Finanzas. Gerente de Desarrollo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, director del IAMC y director académico de Finanzas de la UADE


Cuenta la historia que, en uno de sus múltiples viajes, un mercader compró a un buhonero un pequeño espejo, un objeto que sus ojos jamás habían contemplado y le pareció algo sumamente extraordinario. A pesar de no conocer cómo debía utilizarse se lo llevó muy contento para mostrárselo a su mujer.
Durante las largas jornadas del viaje de regreso a su hogar, descubrió en ese extraño objeto la familiar figura de su difunto padre. Asustado por esta extraña presencia, decidió no contarle nada a su esposa y guardar el preciado retrato de su padre en uno de los baúles del desván. Todos los días, desde que regresó de su viaje, subía al desván para contemplar a su padre, o sea, la imagen que el espejo le devolvía. Cuando bajaba, siempre se mostraba entristecido y esquivo ante las preguntas de su mujer.
Harta de esta situación, ella subió al desván para descubrir el motivo de la tristeza de su marido. Tras rebuscar en las pertenencias de su esposo encontró el retrato de una hermosa mujer. Muy enfadada ante el engaño del mercader, le echó en cara que la estaba engañando con otra mujer.
Moraleja: para algunos, el espejo refleja algo peor de lo que creen que son y, para otros, algo mucho mejor.
Con el placer de recibirlos en este espacio, que pretende describir por qué muchos se miran al espejo y se ven resolviendo los problemas que nos afectan como sociedad (seguridad, educación, salud, inflación, estabilidad, previsibilidad, etcétera), pero lo cierto es que hace tiempo que solo los están complicando. Ensayo algunas explicaciones sobre esto.
1) El famoso principio de incompetencia de Peter afirma que a las personas que realizan bien su trabajo se las promueve a puestos de mayor responsabilidad, a tal punto que llegan a un puesto en el que no pueden formular ni siquiera los objetivos de un trabajo, y alcanzan su máximo nivel de incompetencia. De ahí el dicho: “La nata sube hasta cortarse”.
2) El famoso efecto Dunningkruger afirma que las personas con baja habilidad en una tarea sobreestiman su habilidad. Este enfoque se basa en la idea de que las personas de bajo rendimiento no han adquirido la habilidad de distinguir entre el buen y el mal rendimiento. Tienden a sobrevalorarse a sí mismas, porque no ven la diferencia cualitativa entre sus rendimientos y los de otras personas. Esto también se ha denominado el “relato de la doble carga”, ya que la falta de habilidad va acompañada de la ignorancia de esta falta.
3) Cyril Parkinson teorizó sobre la burocracia y concluyó que ésta aumenta entre un 5% y un 7% por año, “independientemente de las variaciones en la cantidad de trabajo que debe hacerse”.
Las tres leyes fundamentales de Parkinson son: 1. “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”. 2. “Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”. 3. “El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia” .
Siempre me sorprendió con la soberbia con la que muchos funcionarios hablan sobre la distribución de la riqueza, sin nunca haber generado un emprendimiento con su dinero o arriesgando algo propio. Siempre me sorprendió cómo muchos funcionarios hablan de regular y controlar el comportamiento colectivo, cuando ni siquiera pueden controlar el propio.
Pero, como la política no es mi especialidad, déjenme usar ejemplos financieros para entender por qué la alternancia en los puestos de decisión es necesaria y por qué deberíamos promover el mérito como fuente del progreso, y nunca promover a personas al ejercicio de funciones para las que no están preparadas, o sin que tengan la humildad para no aceptar cargos para los que no fueron formadas.
En finanzas muchas veces no importa tanto lo que va a pasar, sino las expectativas previas que tenía la gente sobre lo que podría llegar a pasar. Si uno espera que suceda algo muy bueno, pero muy bueno y lo que sucede es solo bueno, provoca una desilusión. Pero si uno espera que lo que suceda sea muy pero muy malo y es solo malo, termina siendo un alivio.
Veamos algunos casos extraídos de la fuente periodística Euribor.
La reciente caída en el valor de las criptomonedas provocó que mucho famosos replanteen el manejo de su dinero. Quizás el caso más extremo sea el de Tom Brady (jugador de la NFL y uno de los deportistas mejores pagos de todos los tiempos), que habría perdido en la crisis de FTX cerca de 70 millones de euros de un día para otro.
Lección numero 1. Riesgo no es lo que uno hace, sino cuánto patrimonio compromete con lo que hace. El problema es más agudo cuando uno compromete el dinero de otros, como les pasa a muchos dirigentes.
Alan Turing, genio matemático y uno de los inventores de la computadora, en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, llegó a la conclusión de que una invasión de Inglaterra por parte de Alemania era algo probable y que, llegada dicha situación, el caos financiero sería casi inevitable. Sobre la base de esto, tomó todos sus ahorros y los cambió por dos enormes lingotes de plata. Los cargó en un carrito de bebé, se fue al campo y los enterró en dos lugares diferentes, esperando que así estuvieran a salvo hasta que llegaran tiempos más seguros.
Pasada la guerra, Turing le pidió ayuda a un amigo para buscar y recuperar su tesoro. Habían pasado algunos años y posiblemente el entorno había cambiado, por lo que Turing se construyó un detector de metales para conseguir su objetivo: recuperar sus ahorros. Tras dos intentos infructuosos, Turing y su amigo dieron por ilocalizable la sepultura de los lingotes de plata y abandonaron la búsqueda.
Lección número 2. Hay que diversificar las inversiones y nunca perderlas de vista. No delegar en terceros la responsabilidad de asumir los costos.
Isaac Newton, el padre de la física clásica, se vio atrapado en una de las primeras burbujas especulativas, la de la Compañía de los Mares del Sur. Sufrió la experiencia más dolorosa que puede suceder en la inversión: observaba cómo todos sus amigos se enriquecían con la inversión en una compañía naviera, así que entró con mucho dinero (incluso pidió prestado) justo en el momento de mayor euforia, para vender casi arruinado. A raíz de aquello se le atribuye la frase: “Puedo calcular el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente”
Lección número 3. No te dejes llevar por el sentimiento mayoritario. Nunca pidas prestado para una inversión, en la que no manejás el riesgo y cuyo resultado no depende de tu esfuerzo.
Y, por último, Groucho Marx, uno de los genios del humor se vio arruinado en el crac del 29, esto es lo que comentaba en su biografía,
Groucho y yo: “Muy pronto, un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la del país: la especulación. Subí a un ascensor del hotel Copley Plaza, en Boston. El ascensorista me reconoció y dijo: ‘Hace un ratito han subido dos individuos, señor Marx, ¿sabe? Peces gordos, de verdad. Hablaban de inversiones y, créame, amigo, tenían aspecto de saber lo que decían. Oí que uno de los individuos decía al otro: “Ponga todo el dinero que pueda obtener en United Corporation’.
Le di cinco dólares y corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia con que me había tropezado en el ascensor. De modo que, con mis ropas de calle y Harpo con su batín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de United Corporation por valor de doscientos cuarenta mil dólares.
Fui testigo de que casi todos mis conocidos se interesaban por esa forma de invertir. El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios –y, en muchos casos, sus ahorros de toda la vida– en esa empresa. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). Hubiese perdido más, pero era todo el dinero que tenía”
Lección número 4 . Si no sabés en lo que invertís, no lo hagas.
Ojalá estas máximas financieras sirvan para que asomen nuevos dirigentes y que tengan en cuenta que sobreestimar sus habilidades o subestimar el entendimiento de los ciudadanos es parte del problema.
“Riesgo no es lo que uno hace, sino cuánto patrimonio compromete con lo que hace; el problema es más agudo cuando hay dinero de otros”
“Hay que diversificar las inversiones y nunca perderlas de vista, no hay que delegar en terceros la responsabilidad de asumir los costos”

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