miércoles, 23 de junio de 2021

DEFINAN..DEFINAN...QUE SE NOS VA LA PATRIA


Los dilemas de Vidal y la olla a presión de Juntos por el Cambio
La exgobernadora llamó la atención primero con su silencio prolongado y ahora con el enigma de si competirá y dónde20 de junio de 202100:05

Pablo Sirvén

María Eugenia Vidal.
La anterior vez en que un dirigente nacional permaneció callado durante un tiempo prolongado luego de tomar una drástica decisión, cuando reapareció fue un fiasco porque no tenía nada superador para ofrecer y su carrera política se volvió insustancial.
Muchos intuyeron que tras la abrupta renuncia de Chacho Álvarez como vicepresidente del gobierno de la Alianza, en octubre de 2000, se escondía una jugada magistral que en algún momento se develaría. Nunca sucedió. Su alejamiento solo precipitó el fin de la gestión de Fernando de la Rúa, que naufragó un año después en medio de la catástrofe socioeconómica de 2001.
Exactamente veinte años más tarde, en el contexto de una devastación similar, o más profunda todavía, por culpa de la pandemia, las restricciones abusivas y los deterioros estructurales acumulados desde ese agitado comienzo de siglo, otro silencio sugestivo, pétreo y persistente atravesó todo 2020, el año de mayor incertidumbre y desasosiego sanitario y social de los argentinos: el de María Eugenia Vidal. La gran expectativa política que generó mientras pasaba el tiempo y se mantenía callada ¿fue satisfecha cuando volvió a hablar?
La exgobernadora bonaerense regresó a la palestra pública con un libro bajo el brazo, que aunque cuenta con algunas definiciones políticas y varias autocríticas de su gestión, es más bien introspectivo, con evidente carga de diván. De hecho, prologa ese trabajo el psicoanalista José Eduardo Abadi, que conoce al personaje profesionalmente. En reuniones reservadas de Pro se afirma que MEV nunca pudo superar la derrota que le infligió Axel Kicillof, por mucho argumento “psi” que se esfuerce en autoaplicarse en sus escritos y alocuciones.
En su momento, Vidal postergó la presentación de Mi camino para no superponerse a la muy concurrida de Mauricio Macri y su libro. Cuando lo hizo, la multiplicación de contagios la obligó a hacerlo dentro de una cuidada burbuja virtual en diálogo con Eleonora Cole, lo que subrayó su soledad en medio de una vacía e inmensa Usina del Arte. Su concurrencia a la mesa de Mirtha Legrand –atendida por su nieta Juana Viale–, con su pareja, el periodista Quique Sacco (se habían conocido en ese mismo programa, en 2019), derivó en un tono más propio de la revista ¡Hola! y lo político pasó a segundo plano.
Vidal

Pero luego se entregó a un frenesí de entrevistas con periodistas taquilleros (otorgó unas quince de las aproximadamente 150 que llegaron a su oficina de prensa) en las que repitió como un mantra que todavía le queda tiempo para decidirse por una de las tres siguientes alternativas: 1) si interviene o no en la contienda electoral que se avecina; 2) si en caso de participar lo hace encabezando la lista de diputados de la provincia de Buenos Aires, atendiendo a que allí se librará la “madre de todas las batallas” y al clamor del sector más ortodoxo de Pro, encabezado por el propio Macri, que la quiere ver allí, y 3) si, en cambio, prefiere arriesgar menos y garantizarse un descontado triunfo en el distrito capitalino, donde comenzó su carrera política, al resguardo de su más que socio, Horacio Rodríguez Larreta (“somos lo mismo”, redobló el jefe del gobierno porteño, quien ya se mostró con ella en actos y reuniones).
Vidal alegó que la gente, afligida por preocupaciones mucho más graves, no está pendiente de lo que ella haga o deje de hacer, lo cual es cierto, pero la prolongación de su enigmática decisión vuelve a parecerse a su largo silencio anterior: una postura personal e individualista que en su propia agrupación ya interpretan como un capricho. Al anteponer su propio deseo, la (¿ex?) “leona” contribuye a que la interna de Juntos por el Cambio se convierta en una peligrosa olla a presión.
El oficialismo disfruta porque el tiempo corre y cuanto más tarde la oposición en definir sus listas, menos tiempo tendrá para salir bien armada a la cancha y ofrecerse al electorado como una alternativa potable y seductora.
En tanto Larreta se cuida muy bien de decir públicamente que aspira a ser presidente en 2023, Vidal repite a los cuatro vientos que quiere sentarse en el sillón de Rivadavia, aunque sin especificar en qué año, lo cual también parece algo prematuro y hasta frívolo. Si fuera para el turno que sigue y los socios que dicen ser lo mismo deben competir en unas PASO, Larreta dará un paso al costado si pierde antes que ser candidato a vice.
Vidal dijo que no aprovecharía su viaje a los Estados Unidos, que culmina este fin de semana, para vacunarse, un gesto que no alivia en lo más mínimo a los sumergidos del conurbano, y que pareció solo destinado a fastidiar al expresidente, que sí lo hizo. La OEA le ofrece monitorear temas de género en varios países. Ahora tendrá unos días de cuarentena y de charla familiar para resolver para dónde sigue.

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