viernes, 25 de junio de 2021

PANDEMIAS, EPIDEMIAS, ENFERMEDADES Y MILES DE MUERTES


Fiebre de domingo por la mañana
Una historia breve de las epidemias
N. A. 

Parece lo más natural del mundo que hoy nos apunten a la frente con una pistolita y en lugar del bang-bang escuchemos: “Puede pasar”. La fiebre (o, mejor: la ausencia de ella) es un nuevo abrepuertas, aun más efectivo que la cara de dueños que, dicen, hay que poner para que nos dejen entrar en todos lados. “La fiebre suele ser el síntoma más común de cualquier enfermedad”, escribe el biólogo Juan Manuel Carballeda en Fiebre, el libro que recopila una colección de epidemias: “Esa especie de intento triste que hace nuestro sistema inmunológico para subir la temperatura del cuerpo y asesinar así a cualquier patógeno invasor se ha convertido casi en un sinónimo de enfermedad”. Aunque la calentura corporal pueda delatar otras urgencias, acá se habla solo de lo médico a pesar de que el autor dedique alguna página a Isabel Sarli y aquella película que hizo subir la temperatura.
En Fiebre, el lector hipocondríaco aprenderá que la pandemia más grande de la historia no es la actual sino la de la gripe española y que la más virulenta fue la de la peste negra, que en el siglo XIV exterminó a la tercera parte de la población de Europa. Además de instructivo, es un libro rabiosamente divertido: ¿o no es gracioso que, más que los leones o los osos, los mosquitos sean los animales que más muertes provocaron o que las vacunas reciban su nombre de las ordeñadoras inglesas que no se contagiaban de viruela porque estaban expuestas al virus más tenue de las vacas? Carballeda compone una obra que documenta estas épocas febriles: si en esta pandemia se acuñó la expresión nueva normalidad, en todas las anteriores se alteró la curva de la vida cotidiana y se naturalizaron cosas que parecían impensables, como lavarse las manos antes de comer (pandemia de cólera) o que nos tomen la fiebre al entrar a un banco o un shopping (Covid-19). El vínculo entre los humanos y los patógenos es una cuestión médica, pero también moldeó la cultura acaso como pocas otras cosas.
“Puesta en perspectiva con otras pandemias, la hemos pasado mejor y peor”, concluye Carballeda: “Y siempre aprendimos algo. Esta vez no será la excepción, aunque quizás no tengamos del todo claro cuál es la enseñanza”. La enfermedad nos empareja porque la fiebre no distingue entre ilustres y desconocidos: le sube a Roosevelt, el presidente estadounidense que quedó inválido por la polio, y a Valentín, el nene porteño con covid que pidió a su madre que ya no le prepare milanesas porque había perdido el gusto y todas las comidas le daban lo mismo.

Listamanía

Cinco pandemias que marcaron a la humanidad

Cólera. Tuvo siete brotes registrados en la historia y uno de los mayores, en la Argentina de los 90: había sido nuestra última gran pandemia.

Gripe española. Aunque no empezó en España, así se la conoció: dejó 20 millones de muertos y gracias a las vacunas está totalmente inactiva.

Viruela. Un virus que provocó 300 millones de muertes solo en el siglo XX y que entre sus peores efectos está la desfiguración del rostro.

Poliomielitis. Todavía activa en Pakistán y Afganistán, una enfermedad para la que hay vacunas y que se ensaña con los niños menores de 5 años.
Peste negra. La peor pandemia de la historia: una bacteria muy resistente que en pleno Renacimiento mató a un tercio de la población europea.

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