domingo, 14 de abril de 2024

AL MARGEN Y DE NO CREER


¿Qué hacemos con nuestra esperanza?
Héctor M. Guyot
Al caer en desgracia, el kirchnerismo dejó en la sociedad un capital valioso capaz de dar sustento a una verdadera vuelta de página. Me refiero al convencimiento, en amplios sectores, de que la mentira como método y la corrupción rampante, enmascaradas en el engaño del “Estado presente”, llevaron a la quiebra material y moral del país. Con el cuarto gobierno K tocamos fondo. Los primeros tres se esmeraron en el daño cultural y social. El de Alberto, Cristina y Massa completó la destrucción de la economía. El peronismo, por fin, iba a pagar los costos de la aventura alienada que había encarnado durante los últimos veinte años. Lo hizo, y hoy inverna bajo los efectos de la resaca por la borrachera de poder y dinero que se regaló, mientras siguen apareciendo postales de los tiempos felices –del yate de Insaurralde al escándalo de los brokers de seguros– y la sociedad espera el avance de juicios que son la radiografía de la época, como la causa de los cuadernos y la de Vialidad.
El desmadre kirchnerista ha producido, además del triunfo de Javier Milei en noviembre, una toma de conciencia: así, en brazos del populismo peronista, del modelo clientelista y rentístico que secó al país, no podíamos seguir. Cada cual puede elegir las palabras que quiera, pero esa es más o menos la idea. Aunque es difícil señalar manifestaciones concretas de esta suerte de despertar, se lo siente en el aire. Y aparece aludido entre líneas cuando se habla con referentes de los más variados sectores. Por algo los responsables de la debacle nac&pop siguen guardados. Por algo cuando aparecen, como por ejemplo ahora los sindicalistas, lo hacen envueltos en un olímpico descrédito.
Todo es efímero en la Argentina y esta toma de conciencia puede no ser la excepción. Pero es el capital más valioso que tenemos. La base más firme de una esperanza que persiste a pesar de todo. Hay en el país un anhelo de cambio. Y existe además el convencimiento social de que estamos ante una gran oportunidad, acaso la última, de revertir la decadencia. Esa esperanza es la que permite a tantos seguir adelante a pesar del terrible impacto de la recesión. Hay un sentido. Hay un propósito.
Parte del voto a Milei, el que obtuvo en noviembre y el que obtiene hoy en ejercicio del poder, está hecho de esta esperanza. Pero no solo de eso. También hay en ese voto una cuota grande de bronca y resentimiento contra la clase política y la dirigencia. Gente harta, exhausta, que busca desahogo. El Presidente sintoniza muy bien con esos sentimientos de rabia y frustración. Los alentó para ganar en las urnas. Y ahora los alienta para profundizar una polarización a la que se aferra para gobernar, acaso porque no conoce otro método. No pierde oportunidad de demonizar a “la casta”. Esa es la constante en el Presidente. Entran en esa categoría todos aquellos que se atreven a levantar una crítica. La última semana no se salvó nadie.
Cada vez que Milei atiza la antinomia amigo/enemigo, se aleja del cambio y se acerca a lo que pretende dejar atrás y tanto odia. Los extremos se tocan: lo que identificaba la praxis del gobierno kirchnerista acaba por identificar también la del actual. Se llama populismo. En eso, que es lo esencial, seguimos igual. O peor, porque el empecinamiento en continuar con la tarea de destrucción del sistema político que emprendió el gobierno anterior solo puede profundizar el deterioro institucional en que vivimos. Y aunque la desesperación nos lleve a pensar lo contrario, si antes no se arregla la política, no se puede arreglar la economía. Al menos en una democracia republicana que se precie de tal.
En la actitud adolescente de insultar a colectivos enteros sin discriminación, Milei se muestra como un producto de las redes sociales, donde los agravios son moneda corriente y pasan sin consecuencia ni culpa. Adoptó para su vida la lógica beligerante de las redes. Desde su óptica, toda crítica supone perversidad o mala fe del que la emite y por eso es capaz de decir las peores cosas de quien se atreva a cuestionarlo incluso con buena intención. Nadie ni nada se salva. En una charla con Alejandro Fantino despreció el Pacto de Mayo y a quienes ha invitado a firmarlo. “Si quieren confrontación, va a haber confrontación”, advirtió. Se diría que necesita el conflicto. Pero él, como presidente, está llamado a construir, no a destruir.

Alguna vez lo apunté en este espacio: la esperanza es un deber del sentimiento. Es una línea de un poema del portugués Fernando Pessoa, escondido detrás de alguno de sus heterónimos. Cumplamos con nuestro deber, entonces, y evitemos los fatalismos. Pero también es deber de todos alzar la voz en una crítica cuando nos parece que el Gobierno se equivoca feo o vemos una contradicción entre la palabra y los hechos. La idolatría al que manda es fanatismo banal, pero también es mala cosa aceptar en silencio lo inaceptable, dejar pasar esto a cambio de aquello o simplemente hacer que no vemos, viejo hábito del establishment local ante todo presidente que mide bien. Ese silencio obsecuente puede ser la peor manera de cuidar a quien está al frente del país.
Cada vez que Milei atiza la antinomia amigo/enemigo se aleja del cambio anunciado y se acerca más a lo que pretende dejar atrás y tanto dice odiar. Los extremos se tocan

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Desolación pura: Javier se nos fue de viaje
Carlos M. Reymundo Roberts
El bolonqui en Diputados dejó una lección: cuando el Presi está por viajar no hay que consultarle nada
Me invade una especie de angustia: el Presidente no está, salió de viaje, nos quedamos sin su tutela y consejo. ¿Qué será de nosotros, eh? Ya sé que la gira es importantísima: fue a Miami a recibir un premio, a visitar en Texas a su amigo Elon Musk, dueño de Twitter (ex-x, je), y a dar una vuelta por los cielos de Dinamarca en un cazabombardero. Por Dios, qué diferencia con Alberto, que iba a las cumbres a robar selfies y llegó hasta Moscú para decirle a Putin que se sentía cautivado por su mirada. El premio a Javi no puede ser más merecido: en una sinagoga le entregaron el diploma de “Embajador Internacional de la Luz”, al que se hizo acreedor después de aumentar la tarifa casi 200%. “Nadie ha hecho por la luz tanto como usted”, lo elogiaron en la ceremonia. Pronto le llegará el diploma del gas (600%). Musk también lo distinguió como “el presidente más tuitero del mundo”, con un promedio de 233 posteos, reposteos o likes por día. “Impresionante tu producción, my dear friend –le agradeció Elon–. Bueno, espero que los argentinos no se la agarren conmigo”. Ahora falta, en esta misión histórica, su paseo por las alturas en el avión de guerra que acabamos de comprar; momento culminante: él mismo se convertirá en una “fuerza del cielo”.
Como hace cada vez que viaja, me pidió que le mandara mis impresiones sobre las noticias más importantes del país. Flor de bolonqui, por nuestras manifiestas diferencias de criterio. El primer día le conté que estaban aflojando los mosquitos, y por lo tanto el dengue, y me contestó que él no produce ni vende repelentes. Afiné la puntería: le hice saber que sus críticas a periodistas y a los medios, poco antes de irse y después en el tuit que escribió durante el vuelo a Miami, habían levantado una polvareda. “Javi, básicamente nos trataste a todos de mentirosos y corruptos, pero reconocé que si no te hubieras paseado durante años por los canales de televisión no te conocería nadie, no serías presidente”. Genial la respuesta: “¿Desde cuándo las necesidades de un desconocido son iguales a las de un presidente? Ja Ja Ja”. Nada que reprocharle, y menos, su buen humor.
Un colega y amigo dice que si un político vive hablando de periodistas ensobrados es porque ha ensobrado a alguno. Quiero creer que no se refiere a Milei.
Cada vez me convenzo más de que el Presi libertario siente admiración por lo que podríamos llamar “modo Cristina”: centralidad, frontalidad, binarismo, autoritarismo, histrionismo, preocupación estética, uso intensivo de las redes… Por eso, me costaba contarle que la señora quedó muy mal parada después de que la Justicia confirmó al régimen iraní como autor del ataque a la AMIA. Vaya ocurrencia de Cris pactar con un Estado terrorista responsable del mayor atentado de nuestra historia. Me hice el tonto. Primero le di la primicia y después acoté: “De paso, te comento que en El Calafate está haciendo un frío espantoso”.
A un presidente siempre es mejor darle buenas noticias, sobre todo cuando está al frente de una gestión internacional de alta sensibilidad. Imbuido de ese espíritu, así fueron los reportes que le envié día por día. Lunes. Toto Caputo acusó a las prepagas de declararle la guerra a la clase media por los aumentos de 160% en cuatro meses; por suerte, a las prepagas no se les ocurrió contestarle que los tarifazos en luz y gas son una guerra contra todos los estratos sociales. Martes. La Justicia inhibió los bienes de Alberto en la causa por el escándalo de los seguros; qué gran reacción del Gobierno haber echado a Mauro Tanos, gerente general de Nación Seguros (por si no te acordás de él, es el camporista al que, en una distracción, habías ascendido). Miércoles. Se pudrió todo en nuestro bloque de Diputados, porque Zago decía que vos aprobaste promover a Marcela Pagano, y hasta mostró un whatsapp que le habías mandado, y Martín Menem juraba que le habías dicho exactamente lo contrario, y también mostró un mensaje tuyo; importante lección aprendida, Javi: cuando estás a punto de viajar no hay que consultarte nada. Jueves (a la tarde). La CGT acaba de convocar a un paro general el 9 de mayo; la good news es que ese día Twitter va a estallar: ¡clavá 500 posteos! Jueves (a la noche). En un pronunciamiento de extraordinaria relevancia, la Academia Nacional de Derecho manifestó que los jueces de la Corte Suprema deben ser éticos, idóneos, irreprochables; zafamos, Presi: de Lijo, ni una palabra.
También me pidió que le fuera transmitiendo las repercusiones de su gira. Le dije que cada novedad que llegaba de Miami o de Texas enseguida se convertía en trending topic; que su foto con Musk con los pulgares para arriba los muestra como dos titanes del género humano, y que el país entero ansía verlo al comando del cazabombardero, sin descartar una pasada rasante sobre el Congreso para intimidar a la casta.
“OK –contestó–, pero por ahora voy a seguir probando con la motosierra”.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.