Multitudinaria marcha en defensa de las universidades públicas
La convocatoria fue de 800.000 personas, según la UBA, y de 150.000, para el Gobierno; opositores y sindicatos acapararon los lugares visibles, pero el grueso de los manifestantes fueron ciudadanos de a pie críticos de Milei
Nicolás Cassese
La Avenida de Mayo marcó la columna vertebral de la movilización
El reclamo por un mayor presupuesto para las universidades públicas congregó ayer a una multitud en la Plaza de Mayo, a poco más de cuatro meses de la llegada al gobierno de Javier Milei. La marcha ocupó toda la Avenida de Mayo y sus calles paralelas, desde el Congreso hasta el escenario, frente a la Casa Rosada. Con parámetros técnicos de cálculo, estimó una asistencia de 430.000 personas. La Universidad de Buenos Aires calculó que hubo unas 800.000, mientras que para el gobierno porteño fueron unas 150.000.
La convocatoria tuvo un fuerte sesgo opositor y fue aprovechada por diferentes dirigentes del kirchnerismo y la UCR para manifestarse contra el Gobierno. Cristina Kirchner salió al balcón del Instituto Patria y mostró un buzo universitario. El exministro de Economía y excandidato presidencial Sergio Massa aprovechó la plaza para reaparecer en público, junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof. A la hora de los discursos, el escenario de la plaza tuvo amplia representación sindical.
El Gobierno la consideró una “marcha política” y recordó que ya se giraron las partidas reforzadas para las universidades.
A poco más de cuatro meses de la asunción del Gobierno, una de las más nutridas movilizaciones de los últimos tiempos reunió a una multitud en defensa de la educación pública con sectores opositores al presidente Javier Milei. Y fueron muchos: la marcha ocupó toda la Avenida de Mayo y sus calles paralelas, desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo.
Solo a modo de comparación: en el masivo velatorio de Diego Maradona había mucho menos de la mitad de personas. En aquella oportunidad, cuando quedaban los resabios de las restricciones del coronavirus, la congregación sobre la Avenida de Mayo no cruzaba la 9 de Julio.
“Milei tenés papada”. El cartelito, mínimo, y su solitario portador deambularon esta tarde por la Plaza del Congreso durante la marcha y funciona como un resumen de la convocatoria. Hubo defensa de la educación, pero también cierto tono celebratorio de resistencia de un sector político que hace tiempo que está a la defensiva., con un método técnico la nacion que conjuga parámetros de densidad y superficie, estimó en 430 mil personas la concurrencia (ver página 10). La UBA hablaba de 800.000 y el gobierno porteño de 150.000.
Entre la multitud había presencia de organizaciones políticas y sindicales y muchos opositores. Cristina Kirchner salió al balcón del Instituto Patria y mostró un buzo de la Universidad de La Plata. El exministro de Economía Sergio Massa aprovechó la plaza para reaparecer en público junto a sus hijos Tomás y Milagros. Axel Kicillof, el gobernador bonaerense, también dio el presente al igual que parte de su gabinete, como los ministros Gabriel Katopodis (Infraestructura) y Andrés “Cuervo” Larroque (Desarrollo de la Comunidad), y varios intendentes.
También participaron el exministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro y Mariano Recalde, titular del PJ porteño. De los radicales, estuvieron Martín Lousteau, Facundo Manes y Pablo Juliano. También, representantes de la Coalición Cívica y la izquierda.
A la hora de los discursos, el escenario de la plaza tuvo amplia representación sindical, en desmedro de los estudiantes. Fue copado por organizaciones gremiales que representan a docentes y trabajadores de las universidades y figuras como Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Adolfo Pérez Esquivel, en representación de los cinco Nobel que dio la UBA.
“Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022”, denunció Piera Fernández de Piccoli, la presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA), al leer el documento conjunto.
Lo que primó en la calle, en cambio, fue gente de a pie. Hombres con pinta de profesores –lapicera en el bolsillo y pelo desordenado–, familias con niños sobre los hombros, jóvenes fascinados por su debut militante y el resto de la variopinta multitud que nutre la persistente tradición argentina de tomar la calle.
La cantidad de gente contrastó con la ausencia de policías. Su presencia era casi nula y, pese a las amenazas del Gobierno, no se aplicó ningún protocolo antipiquete. Hubiera sido imposible mantener despejadas las vías de tránsito. La 9 de Julio estuvo cortada en su totalidad durante un par de horas por la cantidad de gente. Al atardecer, la ancha avenida sirvió de escenario para que los congregados se sacaran fotos con el fondo de la figura de Evita enojada, la que mira al norte, a los barrios más acomodados de la ciudad.
“Horrible, siniestro, perverso”, opinó Alicia Trapano sobre Milei. Docente de pedagogía asistencial del Hospital Roca, era una de las que descansaban sobre la 9 de Julio.
“¡Con los huesos del peluca / vamo a hacer una escalera / para que en las facultades… / pueda entrar la clase obrera”, coreaban a metros de allí las chicas empoderadas del PTS. Vestidas de rojo, flameando banderas rojas, cantaban su arenga y bailaban al ritmo del bombo con que, sumisos, acompañaban sus compañeros. “El que no salta votó a Milei”, fue otro de los éxitos de una tarde.
Luego de unos primeros meses en los que con recortes, mensajes en X y discursos Milei apuntó con aparente éxito a una variedad de actores que van desde dirigentes opositores a artistas, periodistas, directores de cine, empresarios y demás integrantes de lo que él considera “la casta”, su conflicto con la educación disparó la primera reacción importante de la calle contra su incipiente gestión.
Su posición hacia la universidad pública y gratuita –uno de los mitos fundacionales de la Argentina moderna– ha generado controversias. Por un lado, ha repetido muchas veces que considera que los impuestos son “un robo”, una distribución ineficiente de los recursos, cuando esa es la base para el financiamiento universitario. Pero además, también cuestiona la “propaganda socialista y empobrecedora” que considera que se enseña en las casas de estudios.
Hace un par de semanas fue demoledor con la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, donde estudiaron muchos de sus colegas. “Yo siempre hago el chiste de que si ustedes van allí y preguntan quién es Ludwig von Mises, les van a decir que es el 9 de Holanda [...]. Eso sí, al barbudo alemán, al empobrecedor de Marx, sí lo conocen”, afirmó.
Es probable que la posición de Milei hacia la universidad pública y sus defensores –y viceversa– explique la masividad de la marcha, pero el detonante fue el recorte del presupuesto asignado a las casas de estudio. El problema es establecer su magnitud.
La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia hizo un estudio que arrojó que la motosierra llegó al 71% sobre el gasto real de 2023. Los números del Centro de Economía Argentina (CEPA) para el primer bimestre del año difieren: las transferencias a las universidades se ubicaron 28% por debajo del primer bimestre de 2023. Sigue siendo un recorte importante, pero similar al del total del gasto público nacional en ese bimestre (29%).
El recorte real es difícil de conocer. Ni la UBA ni el Gobierno suministraron cifras claras. El recorte sí fue, en cambio, la llama que incendió las ganas de protestar de una cantidad enorme de gente.
Marcharon todas las organizaciones, desde las grandes hasta las cooperativas de escuelas
Entre ellos se colaba el grueso de la marcha, familias, grupos de amigos y compañeros de trabajo convocados en defensa de la universidad pública y en repudio a Milei. El dress code incluía libros bajo el brazo. La Constitución fue muy elegida, pero también se vieron el Nunca Más y opciones más heterodoxas, como una manual de dermatología, La traición de Rita Hayworth, de Manuel Puig, y el Ratón Pérez, que una chica leía concentrada. Se vieron muchos pañuelos verdes, gastados de las marchas que terminaron en la despenalización del aborto, y otros azules nuevos que decían: “Yo defiendo la universidad pública”. Luego de la paliza que los sectores progresistas sufrieron en el balotaje del 19 de noviembre pasado, que se reitera cada vez que el Presidente se regocija en su ataque a alguna de las vacas sagradas de la izquierda, un segmento amplio de la población encontró por fin un lugar donde sentirse contenido y validado en sus preferencias políticas
Con la colaboración de Lucila Marin
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Milei se fue a Olivos y el Gobierno desafió: “No nos cambia nada”
En la Casa Rosada apuntaron a la dirigencia de la “vieja política” que participó de la movilización, en especial el kirchnerismo y la UCR
Cecilia Devanna
La pantalla del televisor de un importante hombre de la Casa Rosada mostraba a Sergio Massa y Malena Galmarini, en una columna que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo, punto central de la marcha federal universitaria.
Con el dedo apuntando a la imagen, el funcionario graficó: “Es una marcha política opositora”.
Ese concepto repitió ayer el oficialismo para aludir a la movilización universitaria, la más masiva desde la llegada de Javier Milei a la presidencia.
Cuando ya se vislumbraba que la concentración sería multitudinaria, la Casa Rosada quedó prácticamente vacía.
Alrededor de las 17, momento en que llegaban las primeras columnas a la plaza, se decidió en la sede del Gobierno habilitar al personal para dejar el lugar.
Alrededor de una hora antes lo había hecho el propio Presidente, que estuvo durante la primera parte del día en la Casa Rosada y luego partió rumbo a Olivos para seguir con su agenda.
El mandatario había llegado temprano, como todos los martes y jueves, para participar de la reunión de gabinete.
En Balcarce 50 aseguraban que el tema de la marcha “no fue tópico de conversación salvo a la mañana”.
En ese momento, detallaban, se hizo un “diagnóstico, un análisis de la situación”, que, según contaban, marcó que “con el tema universitario saldado, la motivación era claramente otra”. Se trata del eje sobre el que apuntaban desde el lunes cuando se concretó el depósito del 70% de actualización del presupuesto operativo, que se sumó a otro porcentaje previo idéntico.
Para los universitarios, aún con ese 140%, se estaba por debajo del incremento inflacionario que se produjo el último año.
El Gobierno y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) se reunirán el próximo martes en un encuentro en el que se abordarán temas como financiamiento y auditorías, eje al que apunta el oficialismo.
A pesar de las imágenes multitudinarias, cerca del mandatario aseguraban: “Nos importa un pito. No nos cambia nada, esa es la mejor descripción”, según expresó un funcionario
Sin embargo, desde las filas libertarias habían intentado en los días previos desactivar la movilización, sin suerte.
“El tema universitario está saldado y eso es lo importante”, recalcaban en referencia al aumento del presupuesto concretado en la noche del lunes.
También destacaban que, en materia de seguridad, el Gobierno había flexibilizado el protocolo.
La razón, según explicaron, era que más temprano habían descubierto señales de “quilombo”, como ejemplificó un funcionario. Se refería a que habían detectado grupos que buscaban generar disturbios.
Por eso decidieron “no dar excusas gratuitas para que nadie se pueda victimizar”, como explicaron la flexibilización del protocolo
El Gobierno se aferró a las imágenes que mostraban a Massa, Axel Kicillof, Pablo Moyano y otros referentes kirchneristas para asegurar que la marcha representaba a la “vieja política”. “Ver a Sergio Massa caminando en la marcha cuando fue él el que congeló el presupuesto habla por sí solo”, apuntaban desde la Casa Rosada.
En cambio, preferían dejar de lado la masividad de la convocatoria.
“No nos afectan en absoluto los acontecimientos”, completaban, y respecto del número de asistentes, apuntaban: “Si se suma peronismo, CGT, CTA, Coalición Cívica, CTA, Unión Cívica Radical (UCR) da un número, pero no es representativo de lo que es el país”, completaban.
“Marchan todos en defensa de sus privilegios”, insistían ayer en la Casa Rosada.
En esa línea afirmaban que tampocohabía“un gran número de gente joven ”, su principal base electoral y, en la misma línea, apuntaban a las banderas políticas que terminaron “copando” la marcha. “Son los que atrasan, los que hablan de (Karl) Marx y que la crisis la paguen los capitalistas”, expresaban.
“Es todo muy 2017, pero nosotros no somos el macrismo”, resumieron también desde la administración libertaria. “No tienen otro recurso, siguen operando con la premisa del antiguo régimen”, completaron.
“Esto podría funcionar si fuera un gobierno de Horacio Rodríguez Larreta o del macrismo, pero no nuestro”, aseguraban, en referencia a la hoja de ruta libertaria .
A kilómetros de la marcha, en Olivos, Milei retuiteaba intensamente mensajes contra la marcha. Por ejemplo: “El kirchnerismo y la UCR massista coparon la marcha. Usaron a los chicos para cuidar sus cajas. La educación pública está garantizada. Lo único que peligra son los curros de unos pocos”, de Javier Lanari, subsecretario de Prensa.
O también: “Una palabra maldita recorre la Argentina. Muchos tiemblan ante la posibilidad de que ese huracán los lleve a la Justicia”, del economista Osvaldo Granados.
Más tarde compartió un mensaje del abogado Alejandro Fargosi, que consignó: “Cuidado: no confundir una plaza llena con ómnibus pagados con la voluntad general. Esa mentira dominó la política argentina durante las 8 décadas de nuestra decadencia. A Javier Milei lo votamos el 57% de la gente. No una plaza de castas sindicalistas y progre”.
Los mensajes que retuiteó milei
@JMilei PresideNTe
“Gracias a todos los que salieron a marchar, nos acaban de hacer la mejor campaña para milei 2027, ya que fueron una muestra de la decadencia de todos estos años” “no se quiere atentar contra la educación pública, sino contra el tonGo dentro de la educación pública” “incomprensible miedo a las plazas. por suerte, @jmilei sabe matemáticas y no lo van a correr unas pocas decenas de miles, muchos forzados, otros paGados, muchos enGañados y el resto ideoloGizado”
El reclamo por un mayor presupuesto para las universidades públicas congregó ayer a una multitud en la Plaza de Mayo, a poco más de cuatro meses de la llegada al gobierno de Javier Milei. La marcha ocupó toda la Avenida de Mayo y sus calles paralelas, desde el Congreso hasta el escenario, frente a la Casa Rosada. Con parámetros técnicos de cálculo, estimó una asistencia de 430.000 personas. La Universidad de Buenos Aires calculó que hubo unas 800.000, mientras que para el gobierno porteño fueron unas 150.000.
La convocatoria tuvo un fuerte sesgo opositor y fue aprovechada por diferentes dirigentes del kirchnerismo y la UCR para manifestarse contra el Gobierno. Cristina Kirchner salió al balcón del Instituto Patria y mostró un buzo universitario. El exministro de Economía y excandidato presidencial Sergio Massa aprovechó la plaza para reaparecer en público, junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof. A la hora de los discursos, el escenario de la plaza tuvo amplia representación sindical.
El Gobierno la consideró una “marcha política” y recordó que ya se giraron las partidas reforzadas para las universidades.
A poco más de cuatro meses de la asunción del Gobierno, una de las más nutridas movilizaciones de los últimos tiempos reunió a una multitud en defensa de la educación pública con sectores opositores al presidente Javier Milei. Y fueron muchos: la marcha ocupó toda la Avenida de Mayo y sus calles paralelas, desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo.
Solo a modo de comparación: en el masivo velatorio de Diego Maradona había mucho menos de la mitad de personas. En aquella oportunidad, cuando quedaban los resabios de las restricciones del coronavirus, la congregación sobre la Avenida de Mayo no cruzaba la 9 de Julio.
“Milei tenés papada”. El cartelito, mínimo, y su solitario portador deambularon esta tarde por la Plaza del Congreso durante la marcha y funciona como un resumen de la convocatoria. Hubo defensa de la educación, pero también cierto tono celebratorio de resistencia de un sector político que hace tiempo que está a la defensiva., con un método técnico la nacion que conjuga parámetros de densidad y superficie, estimó en 430 mil personas la concurrencia (ver página 10). La UBA hablaba de 800.000 y el gobierno porteño de 150.000.
Entre la multitud había presencia de organizaciones políticas y sindicales y muchos opositores. Cristina Kirchner salió al balcón del Instituto Patria y mostró un buzo de la Universidad de La Plata. El exministro de Economía Sergio Massa aprovechó la plaza para reaparecer en público junto a sus hijos Tomás y Milagros. Axel Kicillof, el gobernador bonaerense, también dio el presente al igual que parte de su gabinete, como los ministros Gabriel Katopodis (Infraestructura) y Andrés “Cuervo” Larroque (Desarrollo de la Comunidad), y varios intendentes.
También participaron el exministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro y Mariano Recalde, titular del PJ porteño. De los radicales, estuvieron Martín Lousteau, Facundo Manes y Pablo Juliano. También, representantes de la Coalición Cívica y la izquierda.
A la hora de los discursos, el escenario de la plaza tuvo amplia representación sindical, en desmedro de los estudiantes. Fue copado por organizaciones gremiales que representan a docentes y trabajadores de las universidades y figuras como Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Adolfo Pérez Esquivel, en representación de los cinco Nobel que dio la UBA.
“Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022”, denunció Piera Fernández de Piccoli, la presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA), al leer el documento conjunto.
Lo que primó en la calle, en cambio, fue gente de a pie. Hombres con pinta de profesores –lapicera en el bolsillo y pelo desordenado–, familias con niños sobre los hombros, jóvenes fascinados por su debut militante y el resto de la variopinta multitud que nutre la persistente tradición argentina de tomar la calle.
La cantidad de gente contrastó con la ausencia de policías. Su presencia era casi nula y, pese a las amenazas del Gobierno, no se aplicó ningún protocolo antipiquete. Hubiera sido imposible mantener despejadas las vías de tránsito. La 9 de Julio estuvo cortada en su totalidad durante un par de horas por la cantidad de gente. Al atardecer, la ancha avenida sirvió de escenario para que los congregados se sacaran fotos con el fondo de la figura de Evita enojada, la que mira al norte, a los barrios más acomodados de la ciudad.
“Horrible, siniestro, perverso”, opinó Alicia Trapano sobre Milei. Docente de pedagogía asistencial del Hospital Roca, era una de las que descansaban sobre la 9 de Julio.
“¡Con los huesos del peluca / vamo a hacer una escalera / para que en las facultades… / pueda entrar la clase obrera”, coreaban a metros de allí las chicas empoderadas del PTS. Vestidas de rojo, flameando banderas rojas, cantaban su arenga y bailaban al ritmo del bombo con que, sumisos, acompañaban sus compañeros. “El que no salta votó a Milei”, fue otro de los éxitos de una tarde.
Luego de unos primeros meses en los que con recortes, mensajes en X y discursos Milei apuntó con aparente éxito a una variedad de actores que van desde dirigentes opositores a artistas, periodistas, directores de cine, empresarios y demás integrantes de lo que él considera “la casta”, su conflicto con la educación disparó la primera reacción importante de la calle contra su incipiente gestión.
Su posición hacia la universidad pública y gratuita –uno de los mitos fundacionales de la Argentina moderna– ha generado controversias. Por un lado, ha repetido muchas veces que considera que los impuestos son “un robo”, una distribución ineficiente de los recursos, cuando esa es la base para el financiamiento universitario. Pero además, también cuestiona la “propaganda socialista y empobrecedora” que considera que se enseña en las casas de estudios.
Hace un par de semanas fue demoledor con la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, donde estudiaron muchos de sus colegas. “Yo siempre hago el chiste de que si ustedes van allí y preguntan quién es Ludwig von Mises, les van a decir que es el 9 de Holanda [...]. Eso sí, al barbudo alemán, al empobrecedor de Marx, sí lo conocen”, afirmó.
Es probable que la posición de Milei hacia la universidad pública y sus defensores –y viceversa– explique la masividad de la marcha, pero el detonante fue el recorte del presupuesto asignado a las casas de estudio. El problema es establecer su magnitud.
La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia hizo un estudio que arrojó que la motosierra llegó al 71% sobre el gasto real de 2023. Los números del Centro de Economía Argentina (CEPA) para el primer bimestre del año difieren: las transferencias a las universidades se ubicaron 28% por debajo del primer bimestre de 2023. Sigue siendo un recorte importante, pero similar al del total del gasto público nacional en ese bimestre (29%).
El recorte real es difícil de conocer. Ni la UBA ni el Gobierno suministraron cifras claras. El recorte sí fue, en cambio, la llama que incendió las ganas de protestar de una cantidad enorme de gente.
Marcharon todas las organizaciones, desde las grandes hasta las cooperativas de escuelas
Entre ellos se colaba el grueso de la marcha, familias, grupos de amigos y compañeros de trabajo convocados en defensa de la universidad pública y en repudio a Milei. El dress code incluía libros bajo el brazo. La Constitución fue muy elegida, pero también se vieron el Nunca Más y opciones más heterodoxas, como una manual de dermatología, La traición de Rita Hayworth, de Manuel Puig, y el Ratón Pérez, que una chica leía concentrada. Se vieron muchos pañuelos verdes, gastados de las marchas que terminaron en la despenalización del aborto, y otros azules nuevos que decían: “Yo defiendo la universidad pública”. Luego de la paliza que los sectores progresistas sufrieron en el balotaje del 19 de noviembre pasado, que se reitera cada vez que el Presidente se regocija en su ataque a alguna de las vacas sagradas de la izquierda, un segmento amplio de la población encontró por fin un lugar donde sentirse contenido y validado en sus preferencias políticas
Con la colaboración de Lucila Marin
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Milei se fue a Olivos y el Gobierno desafió: “No nos cambia nada”
En la Casa Rosada apuntaron a la dirigencia de la “vieja política” que participó de la movilización, en especial el kirchnerismo y la UCR
Cecilia Devanna
La pantalla del televisor de un importante hombre de la Casa Rosada mostraba a Sergio Massa y Malena Galmarini, en una columna que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo, punto central de la marcha federal universitaria.
Con el dedo apuntando a la imagen, el funcionario graficó: “Es una marcha política opositora”.
Ese concepto repitió ayer el oficialismo para aludir a la movilización universitaria, la más masiva desde la llegada de Javier Milei a la presidencia.
Cuando ya se vislumbraba que la concentración sería multitudinaria, la Casa Rosada quedó prácticamente vacía.
Alrededor de las 17, momento en que llegaban las primeras columnas a la plaza, se decidió en la sede del Gobierno habilitar al personal para dejar el lugar.
Alrededor de una hora antes lo había hecho el propio Presidente, que estuvo durante la primera parte del día en la Casa Rosada y luego partió rumbo a Olivos para seguir con su agenda.
El mandatario había llegado temprano, como todos los martes y jueves, para participar de la reunión de gabinete.
En Balcarce 50 aseguraban que el tema de la marcha “no fue tópico de conversación salvo a la mañana”.
En ese momento, detallaban, se hizo un “diagnóstico, un análisis de la situación”, que, según contaban, marcó que “con el tema universitario saldado, la motivación era claramente otra”. Se trata del eje sobre el que apuntaban desde el lunes cuando se concretó el depósito del 70% de actualización del presupuesto operativo, que se sumó a otro porcentaje previo idéntico.
Para los universitarios, aún con ese 140%, se estaba por debajo del incremento inflacionario que se produjo el último año.
El Gobierno y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) se reunirán el próximo martes en un encuentro en el que se abordarán temas como financiamiento y auditorías, eje al que apunta el oficialismo.
A pesar de las imágenes multitudinarias, cerca del mandatario aseguraban: “Nos importa un pito. No nos cambia nada, esa es la mejor descripción”, según expresó un funcionario
Sin embargo, desde las filas libertarias habían intentado en los días previos desactivar la movilización, sin suerte.
“El tema universitario está saldado y eso es lo importante”, recalcaban en referencia al aumento del presupuesto concretado en la noche del lunes.
También destacaban que, en materia de seguridad, el Gobierno había flexibilizado el protocolo.
La razón, según explicaron, era que más temprano habían descubierto señales de “quilombo”, como ejemplificó un funcionario. Se refería a que habían detectado grupos que buscaban generar disturbios.
Por eso decidieron “no dar excusas gratuitas para que nadie se pueda victimizar”, como explicaron la flexibilización del protocolo
El Gobierno se aferró a las imágenes que mostraban a Massa, Axel Kicillof, Pablo Moyano y otros referentes kirchneristas para asegurar que la marcha representaba a la “vieja política”. “Ver a Sergio Massa caminando en la marcha cuando fue él el que congeló el presupuesto habla por sí solo”, apuntaban desde la Casa Rosada.
En cambio, preferían dejar de lado la masividad de la convocatoria.
“No nos afectan en absoluto los acontecimientos”, completaban, y respecto del número de asistentes, apuntaban: “Si se suma peronismo, CGT, CTA, Coalición Cívica, CTA, Unión Cívica Radical (UCR) da un número, pero no es representativo de lo que es el país”, completaban.
“Marchan todos en defensa de sus privilegios”, insistían ayer en la Casa Rosada.
En esa línea afirmaban que tampocohabía“un gran número de gente joven ”, su principal base electoral y, en la misma línea, apuntaban a las banderas políticas que terminaron “copando” la marcha. “Son los que atrasan, los que hablan de (Karl) Marx y que la crisis la paguen los capitalistas”, expresaban.
“Es todo muy 2017, pero nosotros no somos el macrismo”, resumieron también desde la administración libertaria. “No tienen otro recurso, siguen operando con la premisa del antiguo régimen”, completaron.
“Esto podría funcionar si fuera un gobierno de Horacio Rodríguez Larreta o del macrismo, pero no nuestro”, aseguraban, en referencia a la hoja de ruta libertaria .
A kilómetros de la marcha, en Olivos, Milei retuiteaba intensamente mensajes contra la marcha. Por ejemplo: “El kirchnerismo y la UCR massista coparon la marcha. Usaron a los chicos para cuidar sus cajas. La educación pública está garantizada. Lo único que peligra son los curros de unos pocos”, de Javier Lanari, subsecretario de Prensa.
O también: “Una palabra maldita recorre la Argentina. Muchos tiemblan ante la posibilidad de que ese huracán los lleve a la Justicia”, del economista Osvaldo Granados.
Más tarde compartió un mensaje del abogado Alejandro Fargosi, que consignó: “Cuidado: no confundir una plaza llena con ómnibus pagados con la voluntad general. Esa mentira dominó la política argentina durante las 8 décadas de nuestra decadencia. A Javier Milei lo votamos el 57% de la gente. No una plaza de castas sindicalistas y progre”.
Los mensajes que retuiteó milei
@JMilei PresideNTe
“Gracias a todos los que salieron a marchar, nos acaban de hacer la mejor campaña para milei 2027, ya que fueron una muestra de la decadencia de todos estos años” “no se quiere atentar contra la educación pública, sino contra el tonGo dentro de la educación pública” “incomprensible miedo a las plazas. por suerte, @jmilei sabe matemáticas y no lo van a correr unas pocas decenas de miles, muchos forzados, otros paGados, muchos enGañados y el resto ideoloGizado”
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