jueves, 25 de abril de 2024

DELICIAS EN...Don Jota, un parador donde coinciden las rutas 226 y 55, en el acceso a Balcarce,




Paradas ruteras: la escala que marcó un hito con sus tentadores sándwiches y reversionó un emblemático postre
El sándwich rutero El Cruce, de jamón crudo y queso en pan casero, una especialidad del lugar
Don Jota, un parador donde coinciden las rutas 226 y 55, en el acceso a Balcarce, nació hace cuatro años; se consolidó con sus opciones de comida al paso y de pastelería
Darío Palavecino

BALCARCE.– Una de las obras, construida con discos de arado, representa la emblemática Flecha de Plata. Otra, con retazos de engranajes y otras piezas de hierro, da forma a una singular réplica de la Maserati 250 F. Obras ambas del artista y escultor Carlos Regazzoni, son piezas destacadas del paseo municipal El Cruce y una suerte de espacio de bienvenida a Don Jota, una alternativa de escala gastronómica allí donde coinciden las rutas 226 y 55, en el acceso a la localidad bonaerense de Balcarce.
Con vista diagonal a Sierra La Bachicha, casi en la puerta con una escultura gigante que representa nada menos que a Juan Manuel Fangio, asomó en los últimos años con algunos sándwiches, platos del día y una joya lugareña: una versión propia del emblemático postre Balcarce.
Obras del artista y escultor Carlos Regazzoni son piezas destacadas del paseo municipal El Cruce, una suerte de espacio de bienvenida a Don Jota
El parador se enfrenta a la rotonda que distribuye recorridos hacia Mar del Plata, al este; el casco urbano de Balcarce, al sur; el empalme con la ruta 2, luego de desandar un largo tramo con rumbo norte, y Tandil, hacia el oeste.
Don Jota nació casi con la pandemia. “Lo empezamos a armar unas semanas antes de que se cierren todas las actividades”, cuenta Franco Rosconi, el joven vecino de esta ciudad que buscaba dar el salto de su experiencia con foodtrucks de comidas y bebidas a un espacio físico fijo, en esta parcela municipal que comparte con la oficina de Turismo del distrito.
En sus casi cuatro años de actividad, se afianzó la carta de Don Jota como escala para viajeros y no tanto
El nombre, aclara, no tiene mayores misterios. Aunque algunos relacionan con la inicial del nombre de pila de Fangio, recuerda que al llamarlo Don Jota solo quiso utilizar y rescatar una experiencia gastronómica que hace varias décadas había tenido su padre.
Valor agregado
Las rutas 226 y 55 son sinónimo de producción rural, básica y con valor agregado. Porque no solo los campos de la zona aportan materia prima con sus granos, la papa que es estrella y el ganado que siempre aporta. Poco a poco se ven crecer y multiplicar los establecimientos industriales que, en su mayoría vinculados a la variedad de cultivos, se expanden en superficie y tecnología.
“Es muy importante el perfil que ha tomado toda esta región de la mano de inversiones con importantes empresas que se radicaron y se expanden”, afirma Rosconi, que a diario ve pasar por las mesas de su parador a un alto porcentaje de clientela relacionada con estos emprendimientos productivos, además de los turistas que llegan también atraídos por estas sierras y el fenómeno automovilístico que se arraigó de la mano de la historia del hijo pródigo de la ciudad, el quíntuple campeón del mundo de Fórmula 1.
Uno de los platos del día, más elaborados que la oferta de sandwichería rápida

En estos casi cuatro años de actividad, se afianzó la carta de Don Jota como escala para viajeros y no tanto. Para los primeros no tardó en marcar un hito con su sandwichería “rutera”, con los fiambres al tope de las preferencias. Y, como complemento de los que tienen un tiempo más para sentarse a la mesa, platos más elaborados.
Con panes de cáscara crocante elaborados con masa madre, la propuesta para comidas al paso tiene a la cabeza las combinaciones de jamón crudo estacionado, salame o matambre casero, cualquiera de ellos combinado con quesos. “El de crudo y queso es uno de nuestros clásicos”, recuerda Rosconi sobre esa versión que bautizaron El Cruce, con agregado de queso en hebras.
El postre Don Jota, una versión propia del emblemático postre Balcarce
Algo más complejos, al menos para comer en viaje, pero tentadores desde su variedad de ingredientes, los recomendados son el Camperito, de carne braseada, roquefort, rúcula y champignon; y el Flecha, que combina la carne braseada con cheddar, panceta a la plancha, panceta y cebolla.
El paseo El Cruce y las mesas de Don Jota tienen durante los fines de semana visitas muy especiales. Los grupos de motociclistas coinciden en sus comodidades, tanto internas como a cielo abierto, para hacer el descanso para emprender el regreso. Llegan desde Tandil, Mar del Plata y la zona. Toman café, charlan de sus máquinas y, estacionadas en el acceso, dan forma a una suerte de exposición a cielo abierto. “El sábado había 67 motos, una más linda que la otra”, cuenta Rosconi.
Gastronómicos y también guías de turismo
Es que Balcarce es una plaza muy identificada con los motores. La historia de Fangio, su circuito que desde hace algunos años se usa poco y nada, el museo que recuerda al múltiple campeón y su historia acercan a miles de turistas cada fin de semana. Incluso extranjeros, que vienen desde Buenos Aires solo para conocer la tierra del mejor piloto de automovilismo que América del Sur dio en la historia.
Don Jota comparte parcela con la oficina de Turismo de Balcarce, la cuna de Juan Manuel Fangio

A la par de las instalaciones muy prolijas de Don Jota, está la oficina de Turismo de Balcarce. Cuando está cerrada, el personal del restaurante oficia como guía y ayuda de los viajeros, ya que han sido capacitados por el organismo público para asistir y brindar información sobre la historia y bondades de esta ciudad.
El paseo municipal El Cruce es uno de varios homenajes a Fangio que hay en esta ciudad. Las dos esculturas recuerdan a las máquinas con las que ganó dos de sus títulos mundiales, uno en 1955 y el otro en 1957. Nadie se va de estas serranías sin una foto de esta postal al aire libre, cargada de historia y gloria.
El paseo El Cruce y las mesas de Don Jota tienen durante los fines de semana visitas muy especiales

La otra gran atracción de este parador rutero es la pastelería. Por eso la carta abunda tanto en budines como en versiones de postre. Pero, sin lugar a dudas, la figura que más brilla es el clásico, estilo Balcarce, que ha popularizado a estas sierras.
“Con un familiar de los creadores del estilo logramos hacer nuestra propia versión y creemos que nos salió muy bien”, promete Rosconi sobre esta combinación de bizcochuelo de vainilla, crema de leche, merengue, dulce de leche... y un toque especial y secreto que es parte de la identidad de esta versión Don Jota.

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