martes, 23 de abril de 2024

DISCURSO EN CADENA


Milei festejó el superávit del trimestre y advirtió: “La era del Estado presente terminó”
“Es una hazaña histórica”, afirmó, y defendió la “sostenibilidad” del ajuste; dijo que el crecimiento dependerá de la actividad privada; volvió a criticar a economistas y medios
Cecilia DevannaEl presidente Javier Milei leyó ayer el discurso en el Salón Blanco de la Casa Rosada
El presidente Javier Milei usó anoche la cadena nacional para informar que en marzo se alcanzó un superávit financiero de $276.638 millones, lo que implicó que el trimestre fue el primero con ese resultado “desde 2008”.
Enfatizó que se alcanzó “priorizando el recorte del gasto y no la licuación del mismo” (aunque los propios datos no lo demuestran, según advierten analistas) y que de ese modo “les da sostenibilidad a las cuentas públicas”.
Acompañado por el ministro de Economía, Luis Caputo; el presidente del BCRA, Santiago Bausili; el vicepresidente de esa entidad, Vladimir Werning, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, Milei advirtió que “la era del supuesto Estado presente ha terminado”, y que a partir de ahora el proceso de crecimiento será responsabilidad de la actividad privada.
El Presidente volvió a criticar a los economistas que ponen en duda su política y a los medios.
En dieciséis minutos de discurso, el presidente Javier Milei anunció, con toda la impronta de su estilo, el logro del superávit financiero para el primer trimestre e hizo una defensa de su equipo económico y una apuesta al crecimiento de la mano de la desregulación y la reducción del gasto, que remató con una frase: “La era del supuesto Estado presente ha terminado”.
Con el disparador de los números fiscales de marzo, que provocaron optimismo en el Gobierno, el líder libertario celebró: “El déficit cero no es una consigna de marketing para este gobierno, es un mandamiento”.
En su mensaje, el tercero en cadena nacional, el líder libertario apareció flanqueado por el titular de Hacienda, Luis “Toto” Caputo; el responsable del Banco Central, Santiago Bausili; su vice, Vladimir Werning, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
No hubo alusiones directas a la marcha universitaria de este martes. Pero tuvo referencias indirectas cuando ratificó que su gobierno no aumentará el gasto. “Si el Estado no gasta más de lo que recauda y no recurre a la inflación, no hay inflación; no es magia; estos son dos conceptos que ya han sido largamente demostrados en la historia de la humanidad y que en la Argentina se rechazan por una razón muy simple: los políticos quieren gastar mucho porque son los principales beneficiarios de ese gasto”.
El núcleo central del discurso presidencial fue defender los recortes y descartar una intervención del Estado en la discusión sobre la necesidad de apuntar al crecimiento.
En repetidas oportunidades apuntó contra el establishment y los medios de comunicación. “En contra de los pronósticos de la mayoría de los dirigentes políticos, los economistas profesionales televisivos y petardistas tribuneros, los periodistas especializados y buena parte del establishment argentino, quiero anunciar que el sector público nacional registró durante el mes de marzo un superávit financiero de más de 275.000 millones de pesos, logrando de esta manera, y luego de más de casi 20 años, superávit financiero de 0,2% del PBI durante el primer trimestre del año”.
Luego, tal como anticipaban en su entorno para subrayar el mensaje a los “ciudadano de a pie”, reconoció un “esfuerzo heroico” a los argentinos que sostienen el peso del ajuste. “Entiendo que la situación que estamos viviendo es dura, ya hemos recorrido la mitad del camino; esta vez el esfuerzo va a valer la pena”, dijo a poco de empezar.
Sin embargo, el Presidente buscó enmarcar el peso del ajuste en los sectores menos favorecidos, frente a las críticas que sostienen que hubo más “licuadora” de ingresos que “motosierra. “Solo el 0,4% (de la reducción del gasto) responde a la pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones, pérdida producida por la nefasta fórmula de movilidad de Alberto Fernández”, dijo el Presidente.
El mensaje se grabó en el Salón Blanco. Milei decidió usar la cadena nacional cuando, días atrás, conoció la cifra del superávit. “Es el 0,2% del PBI. Es el primero desde el año 2008. No es ni más ni menos que el único punto de partida para terminar con el infierno inflacionario. Es lisa llanamente una hazaña de nivel mundial”, aseguró ayer, en referencia a las cuentas públicas.
“Este milagro económico que ha sido lograr superávit financiero trimestral luego de casi 20 años, habiendo recibido la herencia que recibimos, responde a lo que suelen afirmar los que quieren el fracaso de este gobierno, en enorme medida a lo que durante la campaña llamamos motosierra, y no como dicen algunos, a la licuación del gasto público”, afirmó el jefe del Estado.
Los logros económicos del recorte de gastos profundizaron la discusión sobre el crecimiento. Milei subrayó que la apuesta de su gobierno deja fuera la intervención del Estado. “No esperen la salida de la mano del gasto público. Nunca más vamos a volver a eso. La salida es de la mano del sector privado y el crédito financiado con el ahorro”.
De puño y letra
El mandatario preparó su discurso y lo escribió de puño y letra en la tranquilidad de la residencia oficial de Olivos. Desde allí llegó a la Casa Rosada cuando el reloj marcaba las 15.32 y subió directo a su despacho. Salió para grabar.
En su mensaje también apuntó a la herencia recibida.
Luego se refirió al futuro de los indicadores económicos a nivel nacional. Resaltó que se superó hasta ahora “más de la mitad” del peor momento de la economía, al referirse a los altos niveles de inflación y la recesión. Y auguró una pronta recuperación de los salarios. También aseguró que lo conseguido hasta el momento es “sustentable”, a pesar de las críticas de la oposición.
“Este es el último tramo de un esfuerzo heroico que los argentinos estamos haciendo y por primera vez va a valer la pena”, detalló el mandatario, mientras leía con los anteojos puestos y sin casi levantar la vista de sus apuntes.
“El 22 será un día de celebración”, repetían desde hacía días en el seno del Gobierno, donde se ilusionaban con poder transmitir que “ya se ve la luz al final del túnel, la idea de que lo peor va quedando atrás”.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


“No gastarás”, el dogma de Milei con el que oculta sus pecados
Diego Cabot
Para que se entienda rápido, hablar de cuestiones fiscales es como detenerse en la simpleza de una cuenta: ingresos y gastos. Si los primeros son mayores, hay superávit; si se da el escenario contrario, habrá déficit. “El aumento del gasto nunca va a ocurrir en nuestro gobierno; es un mandamiento”, dijo anoche el Presidente al referirse al superávit financiero de este trimestre.
“No gastarás” se ha convertido en un dogma para Javier Milei. Sin embargo, ese enunciado esconde varios pecados que se han dado a la hora de entender cómo hizo el Presidente para lograr “la hazaña”.
“No esperen la salida desde el gasto público. La salida será de la mano de la inversión del sector privado y el crédito, financiado por el ahorro”, afirmó el jefe del Estado en uno de los párrafos de cierre.
Hay consenso entre la mayoría de los que miran los números fiscales en que en el primer trimestre de 2024 las “Prestaciones para la Seguridad Social” cayeron 35,7% en términos reales. A eso es a lo que se llamó licuadora. Fue el propio Milei quién describió el proceso: “Sigue el ajuste fiscal, esto es licuadora y motosierra”, sostuvo el Presidente al hablar de la caída del gasto público en Expoagro, el 5 de marzo. Ahora solo rescató la motosierra.
La llegada a este resultado necesita incorporar un dato determinante: lo hizo un presidente que no ha tenido una sola mano del Congreso. Gobernó, y lo hace, con lo que puede hacer como jefe máximo del Poder Ejecutivo. Y desde ese lugar se dedicó a construir, casi como una obsesión, un pilar de concreto llamado equilibrio fiscal.
El gobierno de Milei dio sus primeros pasos en medio de una economía inmersa en una dinámica hiperinflacionaria. “Asumimos con una inflación de 1,2% diaria, lo que daba 7500% anual”, repitió.
Conocedor del asunto, optó por una receta que desarmara algunas expectativas que gran parte del poder económico tenía. Y para eso, trabajó en las dos variables. Por un lado, bajó fuerte el gasto; por el otro, subió los impuestos.
“¿Podía haber otra forma? Por supuesto que hay otras recetas. Pero este tipo de remedios dependen de la sostenibilidad que se pueda dar a las medidas. Y Milei es un presidente que tiene 38 diputados. Pero optó por esto y lo logró en muy poco tiempo. Ahora viene otra etapa. Que quede clara una cosa: no hay segundo trimestre sin un primer trimestre. Esto era necesario”, dice Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo en el gobierno de Cambiemos y director de la consultora privada Abeceb.
Se refiere, claro está, a la caja de herramientas que tenía el libertario. ¿Cuáles podía utilizar para desarmar una dinámica inflacionaria que tenía desatado el gasto público? Pocas, si se tienen en cuenta las limitaciones políticas del partido gobernante.
La receta tiene algunos vértices fundamentales. En principio, el freno del gasto estuvo combinado con un aumento de impuestos. Por otra parte, sí hubo licuadora para jubilaciones y salarios de empleados públicos.
A estas medidas se suma el reacomodamiento de precios relativos –subas de tarifas de los servicios públicos– y algunas medidas preparatorias para encarar el proceso de estabilización, por caso, la mejora de los números del Banco Central, que a fuerza de la compra de divisas estaría cerca de terminar con las reservas negativas tras acumular unos US$14.300 millones.
Con este esquema, la dupla que componen Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, logró derrumbar las expectativas de devaluación, un nubarrón que se posaba entre marzo y abril. Obviamente, ambos pueden sonreír por el logro, pero cuando pasa la euforia conocen perfectamente que esta receta duró este tiempo. Y claro que fue fundamental para entregar el más fuerte de los mensajes al mercado, al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a toda la “casta” política. Pero irremediablemente vendrá otra etapa. ¿Cuál? Una distinta, donde deberán aparecer las negociaciones de verdad para reformas importantes (previsional, impositiva y laboral, entre otras). Claro que ese camino tendrá como escenario las presiones sectoriales. Y le guste o no al jefe del Estado, deberá terciar en ellas.
Gran parte de la receta fue pararse encima de los gastos. Cualquier persona con menos ingresos que gastos podría revertir la cuenta rápidamente: deja de pagar sus obligaciones e inmediatamente la ecuación se invierte.
Los gastos que más cayeron fueron las transferencias de capital a provincias (-98,4%), la inversión real directa (-82,5%) y las transferencias corrientes a provincias (-76,3%). La obra pública se frenó tanto que mirar el presupuesto del área es encontrarse con una bacanal de ceros. La excusa es que se trata de un sector que fue el paradigma de la corrupción. Pero, en realidad, no es posible que un país ni siquiera gaste una moneda en mantener el stock de infraestructura. Algo así como dejar de mantener la casa.
Esas son las alertas que tiene el tablero de control de Milei. Está claro que el ajuste fiscal es el ancla de su gestión, a tal punto que ese mandamiento motivó una cadena nacional. Detrás de ese dogma hay algunos pecados que se esconden. Por dar un ejemplo, subir los impuestos, un pecado compartido con “la casta”, con la que en estas horas se pacta para subirlos gracias al regreso de Ganancias.


http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.