viernes, 19 de abril de 2024

LECTURA.....Quedó ciego de un ojo, pero la visión de Salman Rushdie sigue intacta....




Quedó ciego de un ojo, pero la visión de Salman Rushdie sigue intacta
Salman Rushdie, hace unas semanas, en Nueva York: “Cuchillo es un relato del roce del escritor con la muerte en 2022 y la larga recuperación que siguió"
En su nuevo libro de memorias, “Cuchillo”, el autor aborda el atentado que sufrió en 2022 y rinde homenaje a su esposa, que lo cuidó todo este tiempo; “Quería escribir un libro que tratara tanto del amor como del odio, donde el primero le gana al segundo”, dice Rushdie
Sarah Lyall
THE NEW YORK TIMES



En mayo pasado, nueve meses después de sufrir un ataque con arma blanca que casi lo mata, Salman Rushdie hizo una aparición sorpresa en la gala literaria 2023 de la organización PEN America. Con la voz apagada y visiblemente enflaquecido, el escritor tenía tapado una de las lentes de sus anteojos de sol, porque en el ataque había perdido la visión del ojo derecho. Pero si alguien se preguntaba si Rushdie conservaba su exuberante personalidad debe haberse tranquilizado de inmediato: arrancó su discurso con una espontánea broma literaria lanzada en medio de una ocasión solemne, en este caso, su discurso de aceptación del premio Centenary Courage Award que entrega la institución.
Pero sus palabras también fueron una señal triunfante de que su roce con la muerte —más de tres décadas después de la fatwa del ayatolá Ruhollah Khomeini ordenando la muerte de Rushdie por su novela Los versos satánicos— no había logrado doblegar su espíritu ni su determinación de vivir su vida con libertad.
Tras una larga recuperación que siguió al atentado contra su vida en 2022, el escritor publica “Cuchillo”, que llegará a la Argentina el 1° de mayo

Biografía del autor
Salman Rushdie nacido en Bombay en 1947, es autor de doce novelas: Grimus, Hijos de la medianoche (Premio Booker), Vergüenza, Los versos satánicos, Harún y el Mar de las Historias, El último suspiro del Moro, El suelo bajo sus pies, Furia, Shalimar el payaso, La encantadora de Florencia, Luka y el Fuego de la Vida, Dos años, ocho meses y veintiocho noches (Seix Barral, 2015), La decadencia de Nerón Golden (Seix Barral, 2017) y Quijote (Seix Barral, 2020). Es también autor del libro de cuentos Oriente, Occidente y de las obras de no ficción Patrias imaginarias, La sonrisa del jaguar, Pásate de la raya y Joseph Anton. Ha recibido, entre otros muchos galardones, el Premio Whitbread, los premios al Autor del Año en Gran Bretaña y Alemania, el Premio al Mejor Libro Extranjero en Francia, el Gran Premio de Budapest de Literatura, el Premio Grinzane Cavour, el Premio Crucigrama en la India y el Premio Nacional de las Artes de Estados Unidos. Hijos de la medianoche fue nombrado el mejor Booker de la historia del premio en una votación pública. Abanderado en la lucha por la libertad de expresión, es comandante de la Orden de las Artes y las Letras francesa. Su obra ha sido traducida a más de cuarenta idiomas.
Su nuevo libro, Cuchillo —que llegará a las librerías argentinas el 1° de mayo—, es un desgarrador relato del ataque que sufrió y sus consecuencias, y un recordatorio de las graves heridas y secuelas que le dejó. También es una historia de amor profundamente conmovedora, que atribuye gran parte de su recuperación y buen humor al cariñoso y valiente apoyo de su esposa desde hace tres años, la poeta y novelista Rachel Eliza Griffiths.
“Quería escribir un libro que tratara tanto del amor como del odio, donde el primero le gana al segundo”, dice Rushdie, sentado en la oficina de Manhattan de su antiguo agente, Andrew Wylie “Y por eso es un libro sobre nosotros dos.”
Ha pasado casi un año desde aquel discurso, y Rushdie está notablemente más robusto que en la gala de PEN.
El escritor sigue lidiando con las consecuencias físicas del atentado contra su vida, incluidos ataques de fatiga. Cuando habla, uno de los lados de su boca se tensa, como resultado del daño que sufrió en un nervio del cuello, y su mano izquierda sólo se ha recuperado parcialmente. Su ojo derecho quedó inutilizado para siempre.
Pero la voz de Rushdie ha recuperado su timbre rico y su tono ligero y divertido. Su actitud es tan relajada y su mente tan ágil como siempre. Cita libros y hace referencias a la cultura popular con tanta facilidad que parece que todo lo que ha leído, visto y oído, está en un primer plano de su cabeza, contenidos a los que puede acceder instantáneamente, como si contara con un servicio personal de Google.
Aunque Rushdie primero pensó ponerle a su nuevo libro el título de Un cuchillo en el ojo, una referencia a la peor de sus heridas, finalmente se decidió por un título de una sola palabra, tan nítido y tajante como el objeto mismo. Cuchillo puede significar muchas cosas, escribe. En el libro de Rushdie, es una metáfora de la comprensión.
“El lenguaje puede ser un cuchillo que atraviesa la verdad”, dice Rushdie. “Quise usar el poder de la literatura, no sólo en mis escritos, sino de la literatura en general, para responder al ataque que sufrí.”
El autor Salman Rushdie es atendido tras ser atacado durante una conferencia el viernes 12 de agosto de 2022 en el Chautauqua Institution, en Chautauqua, Nueva York
La idea surgió aparentemente de la nada y mucho después, cuando el peligro que corría su vida parecía haber disminuido. En Londres, donde vivía cuando se emitió la fatwa, Rushdie contaba con la protección policial especial las 24 horas del día, por mandato del gobierno británico. Pero perdió esa protección cuando se mudó a Nueva York, hace más de dos décadas.
“En Estados Unidos, la idea que tienen de la seguridad es que si te sentís en peligro, te consigas un arma, o al menos que te consigas a alguien que la tenga”, dice Rushdie. “Pero para mí fue una especie de libertad, porque al menos me permitió tomar mis propias decisiones”. Durante todos esos años, ya en Estados Unidos, “todo parecía bastante normal, y hasta llegué a sentir que llevaba una vida de escritor convencional.”
Pero el 12 de agosto de 2022, cuando Rushdie estaba sobre el escenario de la Chautauqua Institution en el oeste de Nueva York, un hombre vestido de negro corrió a toda velocidad hacia él empuñando un cuchillo. El hombre era Hadi Matar, quien se declaró inocente de los cargos de agresión en segundo grado e intento de asesinato en segundo grado y está a la espera de juicio.
Rushdie recibió 10 puñaladas. Los cortes seccionaron todos los tendones y la mayoría de los nervios de su mano izquierda, penetraron en su ojo derecho hasta llegar casi al cerebro, destruyendo el nervio óptico. También recibió cortes en el cuello, en la parte superior del muslo derecho, en la frente y en el abdomen.
En el libro, Rushdie recuerda que cuando vio que el agresor se le venía encima pensó dos cosas. La primera, que finalmente había llegado la muerte: “Entonces eras vos, acá estás.” Y lo segundo era una sensación de incredulidad: no podía creer que no hubiera ocurrido antes, y no después de tanto tiempo sin incidentes. “¿En serio?”, pensó. “¿Por qué ahora, después de todos estos años?”
Mientras llovían las puñaladas, el público corrió a ayudarlo, encabezado por el cofundador de City of Asylum, Henry Reese, de 73 años, que estaba entrevistando al autor sobre el escenario y que sufrió una herida superficial y terminó con un ojo morado por sujetar al agresor. “De no haber sido por Henry y el público, no estaría contando el cuento”, dice Rushdie en el libro. “Esa mañana en Chautauqua, experimenté lo peor y lo mejor de la naturaleza humana, y casi simultáneamente.”
En un principio, no era seguro que sobreviviera. “La gravedad de sus heridas era terrible, como sacadas de una película de terror”, señala Andrew Wylie, representante del autor desde hace décadas. Rushdie permaneció internado casi dos meses, e incluso después de regresar a su casa, siguió teniendo sueños vívidos y espantosos: sobre el cegamiento del duque de Gloucester en El rey Lear, sobre la secuencia inicial de la película de Luis Buñuel, Un perro andaluz, donde una nube que pasa frente a la luna se convierte en una hoja de afeitar que rebana un ojo. Tenía turnos médicos casi todos los días, con diferentes especialistas para cada parte del cuerpo afectada. “Todos tenían que aprobar los distintos trabajos de reparación”, dice jocosamente.
Antes del ataque, Rushdie venía coqueteando con una idea para una nueva novela, pero “cuando finalmente me sentí nuevamente en condiciones, abrí el archivo que tenía y me pareció ridículo”, dice el autor. “Me quedó claro que hasta que no escribiera sobre lo que me había pasado, no iba a poder escribir otra cosa.”
Cuchillo es un libro íntimo y visceral, a diferencia de su libro de memorias anterior, Joseph Anton, de 2012 y escrito en tercera persona, de modo que el personaje central existía al mismo nivel que los personajes secundarios.
La publicación de "Los versos satánicos" desató una multitud de protestas; desde entonces pesa sobre el escritor una amenaza de muerte
“Quería que fuera como una novela”, explica Rushdie sobre su libro anterior. Pero Cuchillo es diferente. “No es novelístico. Quiero decir, que alguien te clave un cuchillo es algo bastante personal, bastante en primera persona”, señala.
El libro contiene un largo pasaje en el que Rushdie se imagina interrogando a su agresor, a quien nunca menciona por su nombre. “Mi agresor, mi aspirante a asesino, ese hombre estúpido que hizo suposiciones sobre mí y con quien tuve un encuentro casi letal”, escribe Rushdie, “a ese hombre me referiré de manera más decorosa como ‘el A’. Cómo lo llame en la privacidad de mi hogar es asunto mío.”
Lo que siente ahora no es exactamente ira. “Obviamente no es alguien que me despierte simpatía, y si me doy manija, incluso es probable que llegue a enojarme. ¿Pero de qué serviría? De nada. Además, quedar poseído por el resentimiento sería quedar atrapado en el hecho.”
Dice que su terapeuta lo ayudó mucho, así como su natural firmeza de carácter. “A veces no sabemos lo resilientes que somos hasta que te lo dicen, hasta que te ves obligado a enfrentar cosas muy difíciles”, reflexiona en autor.
Rushdie es muy cercano a sus dos hijos, Milan y Zafar. La forma cariñosa en que habla de Griffiths, su actual esposa, refleja una satisfacción tardía, después de una variada vida romántica protagonizada por cuatro esposas anteriores, entre ellas la novelista Marianne Wiggins y la famosa chef Padma Lakshmi. Cuando su familia conoció a Griffiths, dice Rushdie, “todos dijeron: ¡Al fin!”.
Rushdie quiere que se lo considere ante todo como un novelista, pero siempre ha sentido la obligación –incluso antes de la fatwa– de participar en la vida pública. Durante años se desempeñó como presidente de PEN America y estuvo al frente de sus luchas en favor de la libertad de expresión.
“Estuve a punto de morir -dice Rushdie-. Cuando te acercas tanto a la muerte que podés mirarla a la cara, se queda con vos y no se va más”
El año pasado, cuando le entregaron el premio, el entonces presidente de PEN América, el dramaturgo y novelista Ayad Akhtar, dijo que la institución lo honraba “por lo que defendió y sigue defendiendo, y por el objetivo fundamental de esa organización: la libertad”. Akhtar prosiguió: “Rushdie amplió la capacidad imaginativa del mundo, y pagó un precio muy alto por hacerlo.”
Pero Rushdie no se ve a sí mismo como un símbolo de nada.
“Nunca me sentí un símbolo” dice Rushdie. “Siempre sentí que ese era simplemente yo, alguien que intenta ser escritor, que intenta hacer lo mejor que puede. Nunca quise ser más que eso.”
En junio, Rushdie cumplirá 77 años, la edad que tenía su padre cuando murió, un momento crucial en la vida de cualquiera, que en su caso se ve magnificado por su experiencia reciente de roce con la muerte.
“Estuve a punto de morir”, dice. “Y cuando te acercas tanto a la muerte que podés mirarla a la cara, se queda con vos y no se va más.”
Pero no tiene miedo. “¿Alguna vez viste el musical Spamalot?” dice Rushdie. “En determinado momento, cruza el escenario una carretilla con víctimas de la peste, cuando llegan al proscenio todos saltan de la carretilla y cantan esta canción, “Él todavía no está muerto.”
“O se sucumbe al miedo a la muerte o no se sucumbe”, dice el escritor.
Traducción de Jaime Arrambide

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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