El universo de la tecnología nos sobrepasa con la fuerza de un tsunami
Debate. ¿Pueden las máquinas sentir emociones y desarrollar sentimientos?, ¿qué rol debería jugar el derecho ante semejante revolución transhumanista? La industria de la IA avanza con escasas reglas que le marquen límites éticos
Fernando Tomeo Abogado y consultor en derecho digital, privacidad y datos personales. Profesor de la Facultad de Derecho de la UBA y de la Universidad Austral
Mientras hacemos malabares para pagarlamedicina privada y el Gobierno logra exitosamente bajar la inflación a un dígito, el universo de la tecnología nos sobrepasa como un tsunami. Recientemente, en un evento cargado de glamour tecno, la compañía OpenAI presentó el ChatGPT 4-o, una nueva versión gratuita y mejorada de su chatbot de inteligencia artificial generativa (IA) que posibilita, entre otra cosas, procesar audio e imágenes de forma nativa, en tiempo real, permitiendo interacciones relevantes y naturales entre los usuarios y la IA.
La versión GPT 4-o propicia, usando audio y video, una interacción fluida e inmediata (tiempo real) con los usuarios, con la posibilidad de alcanzar “respuesta y expresividad a nivel humano”, tal como refirió Sam Altman, CEO de OpenAI, a tal punto que podría expresar emociones con cierto grado de verosimilitud. La presentación de este nuevo modelo de inteligencia artificial generativa ha puesto sobre la mesa de debate, nuevamente, el hecho de si las máquinas (robots) pueden sentir emociones y desarrollar sentimientos, como asimismo qué rol debería jugar el derecho ante semejante escándalo transhumanista.
El primer interrogante no reconoce respuestas pacíficas. Para algunos periodistas, estudiosos y académicos, es imposible que una IA pueda percibir emociones y desarrollar sentimientos, pero para otros sí podría e, incluso, ya lo está haciendo. Según el Diccionario de la Lengua Española el término “emoción” supone una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
Los sentimientos están vinculados a las emociones, ya que se manifiestan como las experiencias subjetivas y conscientes de esas emociones: una persona (sujeto) registra una determinada emoción (miedo, dolor, pasión, atracción, ira) ante una determinada situación, persona, animal, recuerdo o situación de vida y siente (miedo, dolor, etc.).
En consecuencia, así como una persona puede violentarse ante una determinada situación de vida, ¿por qué no podría una máquina, alimentada de inteligencia artificial generativa, programada a medida (por un individuo cargado de ira) violentarse ante la misma persona que la programó? ¿No podrían existir sentimientos (amor) entre un robot programado con algoritmo a medida y un ser humano? ¿Se puede programar un algoritmo que permita sentir a una máquina?
La realidad autoriza sostener que si resulta viable programar una lógica de emociones (como de pensamiento crítico) que estandarice “sentimientos básicos” (universalmente conocidos) las máquinas podrán sentir, y el día que las máquinas sientan estaremos en problemas. Ese día no parece muy lejano. Al respecto, podemos recordar las investigaciones desarrolladas por Blake Lemoine, ingeniero especialista en IA que trabajó para Google y fue despedido por su empleador cuando afirmó que un programa de IA de esa compañía (LaMDA) había cobrado conciencia propia y demostraba sentimientos, con el cual había mantenido conversaciones coherentes sobre sus derechos y lo que quería como persona.
Si bien Lemoine fue desautorizado por Google, que sostuvo, vía comunicado, que sus declaraciones sobre LaMDA no tenían ningún fundamento, también muchos creyeron que Colón estaba loco al sostener que la Tierra era redonda. Lo cierto es que mientras nos enredamos en debates académicos, humanistas y filosóficos, la industria de la IA sigue avanzando, sin descanso, con escasas reglas de juego que marquen la cancha de la ética a un negocio que mueve montañas de dinero, y sin una regulación concreta aplicada a medida: cuando nos demos cuenta de dónde estamos parados, las máquinas van a estar gobernando el planeta.
El único regulador definitivamente interesado, preocupado y ocupado en el tema es la Unión Europea, que ha trabajado en la implementación de la “ley de inteligencia artificial” (artificial intelligent act o AI act) bajo la forma de reglamento de aplicación obligatoria para todos los países que la integran. Esta ley constituye el primer ordenamiento jurídico integral sobre IA en el nivel mundial y persigue regular una IA fiable que garantice que sus sistemas respeten los derechos y la seguridad de los ciudadanos, la evaluación de impacto en materia de derechos humanos y el fomento de la innovación.
Si bien esta ley se encuentra en un proceso final para su entrada en vigor –comprobación lingüística y publicación–, recoge conceptos sustanciales para el desarrollo ético del negocio, clasificando los sistemas de IA según su nivel de riesgo, de acuerdo con el siguiente detalle: los sistemas prohibidos considerados una amenaza para la seguridad y los derechos de las personas, como, por ejemplo, aquellos diseñados para manipular el comportamiento o las decisiones humanas; los sistemas de alto riesgo (por ejemplo, los sistemas de identificación biométrica remota), que estarán sujetos a obligaciones estrictas y a una evaluación obligatoria previa antes de ser introducidos en el mercado; los sistemas de riesgo limitado, vinculados a la transparencia en el uso de la IA, que conllevan la obligación de garantizar un adecuado derecho de información a los usuarios sobre los riesgos de interactuar con una máquina alimentada por IA, y los sistemas de riesgo mínimo, que estarían alcanzados por un código de conducta voluntario.
La Oficina Europea de Inteligencia Artificial, creada en el ámbito de la Comisión Europea, es el organismo encargado de la supervisar el cumplimiento y la aplicación de la ley por los Estados miembros. Como ya lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, en la Argentina no contamos con ninguna normativa que regule la inteligencia artificial, sin perjuicio de las denominadas “Recomendaciones para una inteligencia artificial fiable”, aprobadas por la Subsecretaría de Tecnologías de la Información de la Jefatura de Gabinete de Ministros (Disposición 2/2023, de fecha 1º de junio de 2023): una guía conceptual sin rigor científico normativo.
Sin perjuicio de eso, cabe destacar que en abril el Ministerio de Justicia de la Nación lanzó el “Programa nacional integral de inteligencia artificial en la Justicia” (resolución 111/2024 MJ), una iniciativa acertada destinada a modernizar y optimizar los procesos judiciales y los procedimientos administrativos mediante la incorporación de tecnologías innovadoras a través de la implementación de programas que utilizan IA. Siguiendo la línea europea, resulta evidente la necesidad del dictado de una legislación local aplicable a los sistemas de IA (como lo están haciendo otros países de la región tales, como Chile y Brasil), lo que requiere de un análisis serio, completo y coherente, con la convocatoria de expertos y académicos en la materia que ofrezca soluciones que garanticen los derechos individuales de los ciudadanos y su seguridad jurídica.
Todo eso de la mano del desarrollo de espacios educativos de concientización sobre el uso responsable de una tecnología que llegó para quedarse sine die y que nos permitirá, quizás, en poco tiempo, que una máquina sienta emociones humanas, nada más y nada menos.
El único regulador preocupado y ocupado en el tema es la Unión Europea, que ha trabajado en la implementación de la “ley de inteligencia artificial”
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Expensas impagables: urgen soluciones
El aumento de la morosidad y la consecuente postergación de tareas de mantenimiento exigen una respuesta política para prevenir males mayores
Desde hace bastante tiempo venimos advirtiendo desde esta columna editorial acerca de las crecientes dificultades que sufre gran parte de la población de la ciudad de Buenos Aires para afrontar el pago de las expensas de las viviendas en propiedad horizontal. Lo cierto es que, de la mano del aumento de la inflación, de las subas tarifarias y del impuesto inmobiliario, y de los incrementos salariales de los encargados de edificios, las expensas continúan siendo una pesadilla para muchos propietarios e inquilinos, a tal punto que la morosidad crece a niveles alarmantes.
De acuerdo con datos de la plataforma Consorcio Abierto, basados en un relevamiento efectuado entre más de 100.000 consorcios de copropietarios del distrito porteño, el valor de las expensas promediaba en abril último los 100.794 pesos, al tiempo que la morosidad ya rondaba el 35 por ciento
Si bien a nadie puede escapar que la Argentina atravesó en los últimos meses el mayor proceso inflacionario desde 1991, no puede obviarse que, en promedio, entre el 60 y el 70 por ciento de los gastos de los edificios corresponden al pago de sueldos, adicionales y cargas sociales de los porteros y del personal de limpieza y seguridad. En particular, los salarios de los trabajadores agrupados en el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh) han experimentado incrementos que se hallan por encima de las posibilidades de la mayoría de los consorcistas. Se trata de una situación que se ve facilitada por la virtual ausencia de peso y representatividad de los propietarios e inquilinos en la negociación paritaria, por lo que el mencionado gremio puede imponer sus demandas prácticamente a su gusto y sin mayor resistencia.
Puede pensarse que este escenario favorece claramente a los encargados, que además de un buen sueldo gozan de beneficios que no existen en otras actividades, tales como una serie de adicionales que, al margen de las horas extras, pueden ir desde el retiro de residuos hasta la “clasificación y traslado” de estos.
Sin embargo, el incremento de las expensas y el aumento de la morosidad, sin duda, ya están perjudicando a los propios trabajadores. No pocos consorcios se están desprendiendo de los encargados para reducir gastos, delegando las tareas de limpieza en personal doméstico por hora o en los propios consorcistas, o para alquilar el espacio destinado a la permanente de esos trabajadores y sumar así una renta que permita aligerar costos.
Frente a las dificultades para cubrir los gastos que insumen los edificios, algunos consorcios están renegociando contratos con proveedores, tales como las empresas de seguridad y las que se ocupan del mantenimiento de ascensores y matafuegos.
Habría, sin embargo, otras soluciones a mano si hubiera voluntad política de las autoridades. Por empezar, podría avanzarse hacia una descentralización de la negociación colectiva, de modo que cada consorcio pueda negociar condiciones de trabajo con los encargados de edificios. Del mismo modo, el Estado podría reducir el componente impositivo de las tarifas de servicios públicos (agua, luz y gas) en los edificios destinados a vivienda, en tanto que el gobierno porteño podría limitar los aumentos del impuesto inmobiliario, que hoy acompañan el índice inflacionario, para esas unidades.
La necesidad de declarar una situación de emergencia está hoy más que nunca a la vista. Entre otras cosas, porque la alta morosidad está afectando cada vez más la posibilidad de que los consorcios emprendan tareas de mantenimiento edilicio por falta de recursos. Sin créditos blandos de ningún tipo para esta clase de obras imprescindibles, no pocos inmuebles estarán en peligro, poniendo en riesgo no solo a sus ocupantes, sino a toda la comunidad.
No pocos consorcios se están desprendiendo de los encargados de edificios para reducir gastos
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El General San Martín, en la Casa Blanca
Alejandro Alberto Díaz Bessone
La imagen del General San Martín ocupó un lugar preferencial en el Salón Oval del presidente de Estados Unidos. El 29 de octubre de 1946 el presidente Perón le regaló al presidente Harry Truman un cuadro copia del denominado La bandera, cuyo original data de julio de 1829. Este óleo, realizado por Merceditas junto a su profesora de pintura en Bruselas, era venerado por el General. Fue entregado por el embajador argentino en EE.UU., Oscar Ivanissevich.
Truman, amante de la historia, quien conocía la proeza de nuestro libertador y lo mencionaba como un “campeón de la libertad”, hizo colocar el cuadro en el Salón Oval, en un lugar preferencial junto a George Washington, donde permaneció hasta 1957. Es interesante destacar cómo se admira la campaña libertadora del Padre de la Patria en EE.UU. Repasemos algunos hechos que quizás no valoramos adecuadamente. Debemos transportarnos a 1815-1817 para entender la magnitud de la hazaña.
Su plan asombró al mundo. Para concretar lo, asumió la gobernación de Cuyo, necesitaba concentrar los esfuerzos y obtener los recursos necesarios para llevar a cabo su obra maestra. Con una administración ejemplar, logró formar el Ejército de los Andes en poco más de dos años. No me referiré a la campaña en general conocida, pero sí quiero destacar algunos aspectos de lo que significó esta operación militar. Encaró su preparación con coraje y sin contar con fondos iniciales.
Ordenó estudios del terreno para determinar los pasos. Lo hizo con los ingenieros Arcos y Álvarez de Condarco (padrino de bautismo de Merceditas) y baquianos de la zona, entre ellos el sanjuanino Clemente Sarmiento, padre de quien fue presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento. Realizó una “guerra de zapa” para engañar a los españoles respecto de los puntos por donde cruzaría la Cordillera. Lo hizo con espías especialmente elegidos, entre ellos, Juan Pablo Ramírez, que residía en Santiago, digno de destacar.
Admirablemente, al cabo de los preparativos el Ejército de los Ankm des contaba con 4000 hombres de pelea instruidos y con uniformes, de los cuales 700 eran montados. Además, 250 artilleros; 1200 milicianos para el apoyo logístico; 120 barreteros para abrir sendas y caminos; 18 piezas de artillería montadas sobre mulas por partes; 2500 sables de caballería; 5000 fusiles; 900.000 tiros de fusil; 2000 balas de cañón; 200 de metralla; 600 granadas; 1600 caballos de pelea; 10.000 mulas; 600 reses en pie en arreo. Cabrestantes, palancas, sogas, pólvora, leña, agua y hasta una imprenta. Víveres, entre ellos ají, picante, vino a razón de una botella por hombre y aguardiente (para el frío). Forraje para 15 días colocado en depósitos adelantados y ocultos. Ropa de abrigo, como ponchos y mantas para cada hombre donados por las familias cuyanas. Botiquines cada 100 hombres, más los cirujanos. Nada quedó al azar.
Cruzó una de las cordilleras más altas del mundo, con picos promedio de 5000 metros y temperaturas bajo cero. Las dos formaciones más importantes recorrieron 545 por el Paso de los Patos y 337 km por el Paso de Uspallata. Posteriormente se unieron y combatieron en Chacabuco a los 25 días de iniciado el cruce, y solo hubo entre los patriotas 12 bajas. En tanto, los realistas sufrieron más de 500.¿Será necesario que otros países resalten las figuras de nuestros próceres para hacernos reflexionar?
Podremos recuperar el sentido de argentinidad que nos dé la fuerza para enfrentar con estoicismo los sacrificios necesarios para asegurar el futuro de nuestros hijos, como lo hicieron los de la Generación del 80. Necesitamos contar y difundir la historia real, que se ha deformado en los últimos años. Contarles a nuestros hijos y nietos la verdad, destacando a los prohombres que reunieron los valores y principios de nuestra Constitución. Reconocer a aquellos hombres y mujeres que defendieron nuestra patria y la libertad. Como dijo el General San Martín: “En defensa de la patria todo es lícito menos dejarla perecer.”
Mientras hacemos malabares para pagarlamedicina privada y el Gobierno logra exitosamente bajar la inflación a un dígito, el universo de la tecnología nos sobrepasa como un tsunami. Recientemente, en un evento cargado de glamour tecno, la compañía OpenAI presentó el ChatGPT 4-o, una nueva versión gratuita y mejorada de su chatbot de inteligencia artificial generativa (IA) que posibilita, entre otra cosas, procesar audio e imágenes de forma nativa, en tiempo real, permitiendo interacciones relevantes y naturales entre los usuarios y la IA.
La versión GPT 4-o propicia, usando audio y video, una interacción fluida e inmediata (tiempo real) con los usuarios, con la posibilidad de alcanzar “respuesta y expresividad a nivel humano”, tal como refirió Sam Altman, CEO de OpenAI, a tal punto que podría expresar emociones con cierto grado de verosimilitud. La presentación de este nuevo modelo de inteligencia artificial generativa ha puesto sobre la mesa de debate, nuevamente, el hecho de si las máquinas (robots) pueden sentir emociones y desarrollar sentimientos, como asimismo qué rol debería jugar el derecho ante semejante escándalo transhumanista.
El primer interrogante no reconoce respuestas pacíficas. Para algunos periodistas, estudiosos y académicos, es imposible que una IA pueda percibir emociones y desarrollar sentimientos, pero para otros sí podría e, incluso, ya lo está haciendo. Según el Diccionario de la Lengua Española el término “emoción” supone una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
Los sentimientos están vinculados a las emociones, ya que se manifiestan como las experiencias subjetivas y conscientes de esas emociones: una persona (sujeto) registra una determinada emoción (miedo, dolor, pasión, atracción, ira) ante una determinada situación, persona, animal, recuerdo o situación de vida y siente (miedo, dolor, etc.).
En consecuencia, así como una persona puede violentarse ante una determinada situación de vida, ¿por qué no podría una máquina, alimentada de inteligencia artificial generativa, programada a medida (por un individuo cargado de ira) violentarse ante la misma persona que la programó? ¿No podrían existir sentimientos (amor) entre un robot programado con algoritmo a medida y un ser humano? ¿Se puede programar un algoritmo que permita sentir a una máquina?
La realidad autoriza sostener que si resulta viable programar una lógica de emociones (como de pensamiento crítico) que estandarice “sentimientos básicos” (universalmente conocidos) las máquinas podrán sentir, y el día que las máquinas sientan estaremos en problemas. Ese día no parece muy lejano. Al respecto, podemos recordar las investigaciones desarrolladas por Blake Lemoine, ingeniero especialista en IA que trabajó para Google y fue despedido por su empleador cuando afirmó que un programa de IA de esa compañía (LaMDA) había cobrado conciencia propia y demostraba sentimientos, con el cual había mantenido conversaciones coherentes sobre sus derechos y lo que quería como persona.
Si bien Lemoine fue desautorizado por Google, que sostuvo, vía comunicado, que sus declaraciones sobre LaMDA no tenían ningún fundamento, también muchos creyeron que Colón estaba loco al sostener que la Tierra era redonda. Lo cierto es que mientras nos enredamos en debates académicos, humanistas y filosóficos, la industria de la IA sigue avanzando, sin descanso, con escasas reglas de juego que marquen la cancha de la ética a un negocio que mueve montañas de dinero, y sin una regulación concreta aplicada a medida: cuando nos demos cuenta de dónde estamos parados, las máquinas van a estar gobernando el planeta.
El único regulador definitivamente interesado, preocupado y ocupado en el tema es la Unión Europea, que ha trabajado en la implementación de la “ley de inteligencia artificial” (artificial intelligent act o AI act) bajo la forma de reglamento de aplicación obligatoria para todos los países que la integran. Esta ley constituye el primer ordenamiento jurídico integral sobre IA en el nivel mundial y persigue regular una IA fiable que garantice que sus sistemas respeten los derechos y la seguridad de los ciudadanos, la evaluación de impacto en materia de derechos humanos y el fomento de la innovación.
Si bien esta ley se encuentra en un proceso final para su entrada en vigor –comprobación lingüística y publicación–, recoge conceptos sustanciales para el desarrollo ético del negocio, clasificando los sistemas de IA según su nivel de riesgo, de acuerdo con el siguiente detalle: los sistemas prohibidos considerados una amenaza para la seguridad y los derechos de las personas, como, por ejemplo, aquellos diseñados para manipular el comportamiento o las decisiones humanas; los sistemas de alto riesgo (por ejemplo, los sistemas de identificación biométrica remota), que estarán sujetos a obligaciones estrictas y a una evaluación obligatoria previa antes de ser introducidos en el mercado; los sistemas de riesgo limitado, vinculados a la transparencia en el uso de la IA, que conllevan la obligación de garantizar un adecuado derecho de información a los usuarios sobre los riesgos de interactuar con una máquina alimentada por IA, y los sistemas de riesgo mínimo, que estarían alcanzados por un código de conducta voluntario.
La Oficina Europea de Inteligencia Artificial, creada en el ámbito de la Comisión Europea, es el organismo encargado de la supervisar el cumplimiento y la aplicación de la ley por los Estados miembros. Como ya lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, en la Argentina no contamos con ninguna normativa que regule la inteligencia artificial, sin perjuicio de las denominadas “Recomendaciones para una inteligencia artificial fiable”, aprobadas por la Subsecretaría de Tecnologías de la Información de la Jefatura de Gabinete de Ministros (Disposición 2/2023, de fecha 1º de junio de 2023): una guía conceptual sin rigor científico normativo.
Sin perjuicio de eso, cabe destacar que en abril el Ministerio de Justicia de la Nación lanzó el “Programa nacional integral de inteligencia artificial en la Justicia” (resolución 111/2024 MJ), una iniciativa acertada destinada a modernizar y optimizar los procesos judiciales y los procedimientos administrativos mediante la incorporación de tecnologías innovadoras a través de la implementación de programas que utilizan IA. Siguiendo la línea europea, resulta evidente la necesidad del dictado de una legislación local aplicable a los sistemas de IA (como lo están haciendo otros países de la región tales, como Chile y Brasil), lo que requiere de un análisis serio, completo y coherente, con la convocatoria de expertos y académicos en la materia que ofrezca soluciones que garanticen los derechos individuales de los ciudadanos y su seguridad jurídica.
Todo eso de la mano del desarrollo de espacios educativos de concientización sobre el uso responsable de una tecnología que llegó para quedarse sine die y que nos permitirá, quizás, en poco tiempo, que una máquina sienta emociones humanas, nada más y nada menos.
El único regulador preocupado y ocupado en el tema es la Unión Europea, que ha trabajado en la implementación de la “ley de inteligencia artificial”
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Expensas impagables: urgen soluciones
El aumento de la morosidad y la consecuente postergación de tareas de mantenimiento exigen una respuesta política para prevenir males mayores
Desde hace bastante tiempo venimos advirtiendo desde esta columna editorial acerca de las crecientes dificultades que sufre gran parte de la población de la ciudad de Buenos Aires para afrontar el pago de las expensas de las viviendas en propiedad horizontal. Lo cierto es que, de la mano del aumento de la inflación, de las subas tarifarias y del impuesto inmobiliario, y de los incrementos salariales de los encargados de edificios, las expensas continúan siendo una pesadilla para muchos propietarios e inquilinos, a tal punto que la morosidad crece a niveles alarmantes.
De acuerdo con datos de la plataforma Consorcio Abierto, basados en un relevamiento efectuado entre más de 100.000 consorcios de copropietarios del distrito porteño, el valor de las expensas promediaba en abril último los 100.794 pesos, al tiempo que la morosidad ya rondaba el 35 por ciento
Si bien a nadie puede escapar que la Argentina atravesó en los últimos meses el mayor proceso inflacionario desde 1991, no puede obviarse que, en promedio, entre el 60 y el 70 por ciento de los gastos de los edificios corresponden al pago de sueldos, adicionales y cargas sociales de los porteros y del personal de limpieza y seguridad. En particular, los salarios de los trabajadores agrupados en el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh) han experimentado incrementos que se hallan por encima de las posibilidades de la mayoría de los consorcistas. Se trata de una situación que se ve facilitada por la virtual ausencia de peso y representatividad de los propietarios e inquilinos en la negociación paritaria, por lo que el mencionado gremio puede imponer sus demandas prácticamente a su gusto y sin mayor resistencia.
Puede pensarse que este escenario favorece claramente a los encargados, que además de un buen sueldo gozan de beneficios que no existen en otras actividades, tales como una serie de adicionales que, al margen de las horas extras, pueden ir desde el retiro de residuos hasta la “clasificación y traslado” de estos.
Sin embargo, el incremento de las expensas y el aumento de la morosidad, sin duda, ya están perjudicando a los propios trabajadores. No pocos consorcios se están desprendiendo de los encargados para reducir gastos, delegando las tareas de limpieza en personal doméstico por hora o en los propios consorcistas, o para alquilar el espacio destinado a la permanente de esos trabajadores y sumar así una renta que permita aligerar costos.
Frente a las dificultades para cubrir los gastos que insumen los edificios, algunos consorcios están renegociando contratos con proveedores, tales como las empresas de seguridad y las que se ocupan del mantenimiento de ascensores y matafuegos.
Habría, sin embargo, otras soluciones a mano si hubiera voluntad política de las autoridades. Por empezar, podría avanzarse hacia una descentralización de la negociación colectiva, de modo que cada consorcio pueda negociar condiciones de trabajo con los encargados de edificios. Del mismo modo, el Estado podría reducir el componente impositivo de las tarifas de servicios públicos (agua, luz y gas) en los edificios destinados a vivienda, en tanto que el gobierno porteño podría limitar los aumentos del impuesto inmobiliario, que hoy acompañan el índice inflacionario, para esas unidades.
La necesidad de declarar una situación de emergencia está hoy más que nunca a la vista. Entre otras cosas, porque la alta morosidad está afectando cada vez más la posibilidad de que los consorcios emprendan tareas de mantenimiento edilicio por falta de recursos. Sin créditos blandos de ningún tipo para esta clase de obras imprescindibles, no pocos inmuebles estarán en peligro, poniendo en riesgo no solo a sus ocupantes, sino a toda la comunidad.
No pocos consorcios se están desprendiendo de los encargados de edificios para reducir gastos
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El General San Martín, en la Casa Blanca
Alejandro Alberto Díaz Bessone
La imagen del General San Martín ocupó un lugar preferencial en el Salón Oval del presidente de Estados Unidos. El 29 de octubre de 1946 el presidente Perón le regaló al presidente Harry Truman un cuadro copia del denominado La bandera, cuyo original data de julio de 1829. Este óleo, realizado por Merceditas junto a su profesora de pintura en Bruselas, era venerado por el General. Fue entregado por el embajador argentino en EE.UU., Oscar Ivanissevich.
Truman, amante de la historia, quien conocía la proeza de nuestro libertador y lo mencionaba como un “campeón de la libertad”, hizo colocar el cuadro en el Salón Oval, en un lugar preferencial junto a George Washington, donde permaneció hasta 1957. Es interesante destacar cómo se admira la campaña libertadora del Padre de la Patria en EE.UU. Repasemos algunos hechos que quizás no valoramos adecuadamente. Debemos transportarnos a 1815-1817 para entender la magnitud de la hazaña.
Su plan asombró al mundo. Para concretar lo, asumió la gobernación de Cuyo, necesitaba concentrar los esfuerzos y obtener los recursos necesarios para llevar a cabo su obra maestra. Con una administración ejemplar, logró formar el Ejército de los Andes en poco más de dos años. No me referiré a la campaña en general conocida, pero sí quiero destacar algunos aspectos de lo que significó esta operación militar. Encaró su preparación con coraje y sin contar con fondos iniciales.
Ordenó estudios del terreno para determinar los pasos. Lo hizo con los ingenieros Arcos y Álvarez de Condarco (padrino de bautismo de Merceditas) y baquianos de la zona, entre ellos el sanjuanino Clemente Sarmiento, padre de quien fue presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento. Realizó una “guerra de zapa” para engañar a los españoles respecto de los puntos por donde cruzaría la Cordillera. Lo hizo con espías especialmente elegidos, entre ellos, Juan Pablo Ramírez, que residía en Santiago, digno de destacar.
Admirablemente, al cabo de los preparativos el Ejército de los Ankm des contaba con 4000 hombres de pelea instruidos y con uniformes, de los cuales 700 eran montados. Además, 250 artilleros; 1200 milicianos para el apoyo logístico; 120 barreteros para abrir sendas y caminos; 18 piezas de artillería montadas sobre mulas por partes; 2500 sables de caballería; 5000 fusiles; 900.000 tiros de fusil; 2000 balas de cañón; 200 de metralla; 600 granadas; 1600 caballos de pelea; 10.000 mulas; 600 reses en pie en arreo. Cabrestantes, palancas, sogas, pólvora, leña, agua y hasta una imprenta. Víveres, entre ellos ají, picante, vino a razón de una botella por hombre y aguardiente (para el frío). Forraje para 15 días colocado en depósitos adelantados y ocultos. Ropa de abrigo, como ponchos y mantas para cada hombre donados por las familias cuyanas. Botiquines cada 100 hombres, más los cirujanos. Nada quedó al azar.
Cruzó una de las cordilleras más altas del mundo, con picos promedio de 5000 metros y temperaturas bajo cero. Las dos formaciones más importantes recorrieron 545 por el Paso de los Patos y 337 km por el Paso de Uspallata. Posteriormente se unieron y combatieron en Chacabuco a los 25 días de iniciado el cruce, y solo hubo entre los patriotas 12 bajas. En tanto, los realistas sufrieron más de 500.¿Será necesario que otros países resalten las figuras de nuestros próceres para hacernos reflexionar?
Podremos recuperar el sentido de argentinidad que nos dé la fuerza para enfrentar con estoicismo los sacrificios necesarios para asegurar el futuro de nuestros hijos, como lo hicieron los de la Generación del 80. Necesitamos contar y difundir la historia real, que se ha deformado en los últimos años. Contarles a nuestros hijos y nietos la verdad, destacando a los prohombres que reunieron los valores y principios de nuestra Constitución. Reconocer a aquellos hombres y mujeres que defendieron nuestra patria y la libertad. Como dijo el General San Martín: “En defensa de la patria todo es lícito menos dejarla perecer.”
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