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martes, 8 de octubre de 2024

EL CHAMAMÉ.. Origen, Historia, Distintas Variantes. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad


El Chamamé, Su Origen, Historia, Distintas Variantes. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

El “Chamamé” es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Así lo reconoció la UNESCO, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en el año 2020. Esta expresión cultural que se manifiesta en el canto, la música y la danza, es un canto a los valores esenciales, el amor a la tierra, a la fauna, a la flora. Es orgullosamente una manifestación cultural, musical y de danza propios de la Costa Santafesina.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró al Chamamé, la tradicional música y danza litoraleña como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su trascendental aporte a la cultura en todo el continente. Este reconocimiento fue a propuesta de la Provincia de Corrientes y fue avalada por el organismo internacional un 16 de diciembre del año 2020, de tal manera que la Argentina hoy tiene 3 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el Tango, el Fileteado Porteño y el Chamamé.

ORIGEN E HISTORIA
Hay varias versiones sobre el origen de la palabra Chamamé y su origen, algunos sostienen que Chamamé es un vocablo de origen Guaraní que significa “cualquier cosa” o “cosa hecha como quiera que venga”. Hay otras acepciones como che aimé ámame (yo estoy en la lluvia), che memé (siempre yo), che ámame (a mi amada), che amó ámeme (doy reparo a menudo). Estudios hechos por antropólogos e historiadores indican que “La palabra Chamamé proviene de la frase en idioma guaraní “ñe’ẽ mbo’e jeroky”, que quiere decir “cantos danzas”. Rubén Pérez Bugallo, fundamenta su posición en la dirección Perú-Paraguay de las corrientes colonizadoras, la llegada de los Jesuitas al Paraguay (desde Perú) y la introducción del romancero español (versos de 16 sílabas rimando entre sí en forma asonante y dividida en dos hemistiquios de 8 sílabas cada uno) también desde Perú.
En sus orígenes, el Chamamé fue una danza rural de pareja, pero la expansión por toda la zona Litoral primero, y por el resto del país luego se produjo también como un género vocal – instrumental. Los estudiosos Julían Zini y Julio Cáceres descubrieron danzas cortesanas antiguas que se bailaban desde la expulsión de los Jesuitas, allí reside el origen del Chamamé, según estos autores, con la mezcla de las distintas etnias que poblaron la provincia de Corrientes. El historiador Prof. Enrique Piñeyro obtiene datos muy precisos de las influencias (Gregorianas y flamencas) con las misiones jesuíticas y luego ritmos netamente GUARANÍES y africanos que confluyeron en lo que hoy llamamos “Chamamé”.

EL ACORDEÓN
Un elemento esencial en el Chamamé es el acordeón o bandoneón, en combinación con la voz humana, el contrabajo y las guitarras, estos son los instrumentos que definen el sonido de la música del Chamamé. Su conformación musical hay que ubicarla hacia 1870, cuando en el acordeón de dos hileras de “cantos” y ocho bajos, conocido popularmente como “verdulera” llegó al Litoral Argentino de la mano de los inmigrantes europeos.

LA POPULARIZACIÓN DEL CHAMAME
La primera pieza inscripta como Chamamé en Sadaic data de 1930. Sus autores eran Diego Novillo Quiroga y Francisco Pracánico, se trata del tema “Corrientes Poty” (flor de Corrientes), aparecido en un disco del cantante Samuel Aguayo.
La creación del nuevo rótulo obedecía al deseo de RCA Víctor de congraciarse con el público litoraleño, principal comprador de sus discos. Varios intérpretes del género musical intentaron cambiar el nombre de Chamamé por otros más genéricos, así fue que iniciaron hacia 1942 un movimiento para cambiarle el nombre, afortunadamente no lograron consenso y fracasaron en su intento. En 1944 Osvaldo Sosa Cordero y sus correntinos lo denominaron música campera. Pedro Sánchez, del trío Taragüí, lo bautizó letanía, otros lo han denominado litoraleña o simplemente música del Litoral.
TIPOS DE CHAMAMÉ

Existen varios tipos de chamamé: el chamamé maceta, de caté (elegante, en lengua guaraní), chamamé orillero, en el que se notan las influencias del tango, chamamé canción, de tónica sentimental conocido como chamamé ganci o chamamé triste; chamamé kireí, de ritmo vibrante; chamamé changüí, de ritmo lento ideal para la conquista amorosa; el rasguido doble es una danza de melodía cadenciosa y el valseado, que es una danza de pareja enlazada.
Danza
El chamamé es una danza alegre y animada. El bailarín y la dama tienen en él, la oportunidad de lucir toda su habilidad y destreza si quieren o pretenden efectuar todos los pasos de baile, cambios de figuras, zapateos y largadas. El bailarín debe seguir con gran atención la ejecución de la música, para ir adaptando a ella los adornos de su danza​
Vale decir que el buen bailarín de chamamé inicia el zapateo cuando la música se presta a ello, realiza sus figuras y larga a la dama en sus floreos, solamente ante la invitación y/o sugestión del ritmo con sus distintos pasajes o matices. El correntino jamás cambia de paso o de figura a destiempo y hasta su sapukay (festejando el final de una destreza) es siempre oportuno y concordante con los compases que marca su danza.
Por su parte, la dama se dedica fundamentalmente a efectuar el acompañamiento de la creatividad coreográfica de su pareja, realizando moderados requiebros de hombros y cintura, de acuerdo con la cadencia del ritmo que se baila. El chamamé es una danza de "pareja enlazada", porque el caballero toma con la mano izquierda la derecha de la dama, a la que mantiene a la altura de su hombro o apoyando en su cintura, mientras que con su mano derecha la toma de la cintura o de la zona media de la espalda. La mano izquierda de la dama se apoya sobre el hombro derecho del caballero. Ambos quiebran sus cinturas para juntar las partes superiores de sus torsos. Entrecruzando sus cabezas hasta quedar mejilla con mejilla o reclinar su cabeza en el hombro de su acompañante.
Esta danza no se rige por una determinada coreografía de conjunto, lo que da ocasión de lucimiento a creadores de paso y figuras.
Pasos
Trancado o trancadito: es el paso se realiza adelantando el pie izquierdo acompasadamente, apoyando el cuerpo sobre el mismo, con un leve requiebro. Por su parte el pie derecho se aproxima al izquierdo, apoyándose en "media punta", conformando así la denominada trancada o trancadita . Luego, con una doble flexión de rodillas, se eleva el cuerpo hasta lograr la posición original para recomenzar el movimiento cambiando el pie. Durante todo este movimiento el bamboleo del torso a izquierda y derecha, va marcando el compás de la música.
Arrastrado o quebrado: Este es un paso de raigambre en la zona central de la provincia de Corrientes (Mercedes, Curuzú Cuatiá, etc.). Este movimiento comienza deslizando el pie izquierdo hacia delante en forma de semiovalo , realizando al mismo tiempo una gran flexión de rodillas que permite la caída o "zambullida" hacia delante, con todo el cuerpo. Luego, el pie derecho se arrastra de igual manera buscando al izquierdo, permitiéndose así recobrar la verticalidad del cuerpo con cadencia y suavidad. Una vez llegado a la postura original los bailarines quedan detenidos por una fracción de segundos, como "tanteándole" a la música antes de sacar el otro pie para realizar la misma figura hacia el otro lado.
Zapateo
Todo zapateo es contestado por otro bailarín y su pareja. Esto es necesario, por cuanto si fuera una sola pareja la que zapateara, pasaría a ser el "dueño del baile". Una de las figuras del zapateo consiste en la largada de la dama. Ésta se realiza cuando el caballero la suelta del brazo derecho con el que la tiene enlazada, quedando los bailarines separados, pero nunca totalmente (pues el varón siempre queda tomando a la dama con su mano izquierda), a tal punto que terminada la pieza musical, los bailarines gritan cola o cola jué (equivalente a "bis" u "otra"), cuyo significado obliga a cada bailarín a retener a su dama tomada de la mano, porque los músicos tienen la obligación de repetir la misma pieza de inmediato. En la largada, la dama se toma la pollera con la mano izquierda, sin mover el brazo y sostiene así su prenda sin agitarla (no como erróneamente hacen algunos bailarinas).
Las formas comunes del zapateo son : parara, taconeo, cepillado o escobillada y tacatataca.Parará: es el zapateo que se realiza con los dos pies, en acción de repique acompasado y con variaciones de ritmos y modalidades, de acuerdo con la habilidad de cada bailarín. El pie golpea de plano, siendo el derecho por lo común el que acentúa con mayor eficacia. El zapateo se desarrolla en el mismo lugar o desplazándose hacia distintas direcciones pero siempre acompañando a la acción el requiebro, pudiendo soltar o no la dama, que sigue al compañero en las contorsiones de la figura.Taconeo: se efectúa con un solo pie o talón. Es lo que comúnmente se denomina picada. Esta forma de zapateo da mayor lucimiento a las parejas, que suelen seguirse o imitarse en el taconeo. Cuando se realiza el taconeo con deslizamiento hacia un costado, recibe el nombre de Yrivúchicá chica ("chicada de cuervo").Cepillada o escobillada: se denomina así el zapateo figurado. Se realiza con un pie, con el que se simula cepillar o escobillar el suelo o los pies de la dama. Esta forma de zapateo puede realizarse con desplazamientos hacia uno u otro lado de la pista o cancha de baile.-Tacatataca: se realiza con los dos pies, ta (izquierdo) cata (derecho) ta (izquierdo), ca (derecho). El bailarín, al realizar este zapateo, va armonizando sus contorsiones con los golpes del pie. Con esta figura hace el bailarín sus desplazamientos con giros y contragiros soltando la dama, haciéndola girar o bien enlazados, donde se desplaza de un lugar a otro.
El floreo de la dama
Se denomina floreo al complemento de la dama en los distintos tipos de zapateos. Los realiza con dos características: el escobilleo y la chicadita. En estos dos estilos, tanto en los tramos enlazados como en largadas, el movimiento del cuerpo se encarga de producir efectos en la pollera, por lo cual la misma debe ser sujetada como se indicaba anteriormente, evitándose así exageraciones que rayen en la grosería.Escobilleo: se realiza generalmente con el pie derecho y con el izquierdo se marca al compás. El derecho en media punta adelante, el izquierdo se apoya con toda la planta del pie, luego el derecho se desliza en media punta hacia atrás y así sucesivamente.
Chicadita: es similar al escobilleo, con la diferencia de no llevar adelante ni atrás el pie derecho; simplemente acompasarlo al lado del pie izquierdo en media punta, como si se estuviera rengueando, a efectos de tener mayor libertad de su compañero en los desplazamientos.
Chamamé con relaciones
Es una forma de matizar la danza con el atractivo relevante, dado por el ingenio del correntino para la construcción de cuartetas (relaciones) de las formas más picarescas y audaces. Después de haber dado una vuelta a la pista los bailarines, la música se deja de ejecutar, debiendo la pareja ubicada más cerca de los músicos decir sus relaciones. Es allí donde comienzan las palabras y dichos intencionales en la rueda de mirones que, con expectativa, reciben lo que manifiesta el caballero. Luego de otra vuelta de danza se corta nuevamente la música para que conteste la dama , que en el momento preciso contesta. Todo esto es festejado con algarabía por los protagonistas y la concurrencia, desde la cual nunca falta un comedido que en contrapunto de dichos acuda en apoyo o burla intencional y así se desarrolla esta danza hasta finalizar con la última pareja que expone sus relaciones "Ayer pasé por tu casa y te ví detrás del rancho, las orejas como burro y el hocico como chancho"; "Ayer pasé por tu casa y me tiraste con una flor...La próxima vez que pase:¡sin maceta por favor!"
Danza de pareja enlazada
Es una danza de melodía cadenciosa con movimiento de sobrepaso. El desplazamiento que se realiza al bailar es de paso repetido o superpuesto. El rasguido doble no tiene figura ni largadas, nunca se zapatea en el desarrollo del mismo. Es la danza que aprovechan bien los enamorados para asegurar su conquista al compás de un baile lento y acompañado, que facilita el diálogo y la compenetración de los afectos. ...Porfirio Zappa en su libro Ñurpy (pág. 27) dice sobre esta danza: "Esta modalidad es la única variante real que ofrece el chamamé como música y danza; fue originada en la región del río Uruguay, en el norte de esta zona se la conocía con el nombre fado (por influencia brasileña) y en el sur del Litoral dice que su acompañamiento se asemeja a la milonga bonaerense".
Individual y conjunto
El valseado es una danza popular de corrientes, siendo un remedo alegre de vals, la capacidad creadora de su gente posibilitó la incorporación de figuras, zapateo y rerflaciones. En el valseado se realiza un zapateo de características muy particulares, que es el acompasado con la música y de acuerdo con la habilidad de bailarín que va conformando sus figuras en forma individual y espontánea. Las parejas actúan libremente o en conjunto donde están dirigidas por un bastonero que recita el desarrollo del baile en forma antojadiza, dándole a este mayor animación y colorido con la inclusión de las relaciones, las cuales pueden ser de aire picaresco o amoroso. No existen los valses o valsesitos correntinos como algunos intérpretes confunden. Solamente se conoce el valseado, siendo éstas composiciones populares o de autores anónimos carentes de títulos y de letras o de versos correspondientes y se lo ejecuta indistintamente para la danza y el canto. Según el libro Manual de danzas nativas, el valseado que se titula "El encadenado" es una danza creada por el músico correntino Osvaldo Sosa Cordero y ha sido publicado en 1950 por Ediciones Musicales Tierra Linda, de Buenos Aires (Casa Korn); además aclara el autor del manual:... "Me informa el señor Sosa Cordero, que para preparar la coreografía se basó principalmente en algunas figuras tradicionales con que se estiló bailar el vals en la Provincia de Corrientes".
Bailanta
La bailanta es una reunión de músicos y danzarines cuya auto convocatoria se realiza en forma imprevista y espontánea. Los usos y costumbres impusieron también el nombre de bailanta a las celebraciones santorales, familiares (casamientos, compromisos, cumpleaños, etc.), patrias o una yerra y /o doma. La anunciación de estas reuniones (que continúan realizándose) se extiende de boca en boca por varias leguas a la redonda, desde varios días antes. Todavía hoy, el mencho asiste a estas reuniones con sus mejores galas típicas, no así la mujer, que cambió su autenticidad por la elegancia moderna.

Atuendos típicos del chamaméGauchos zona ganadera
Los atuendos varían de acuerdo a los lugares de asentamiento, como así también a los distintos acontecimientos y vivencias. las vestimentas del paisano presentan diferentes características
Zona ganadera
En esta área, la indumentaria se compone de bombacha, generalmente de colores oscuros y de un solo paño. Por su parte, la camisa es de algodón, de traza lisa de colores semi -oscuros, predominando los marrones y los azules. El pañuelo también es de algodón, diferenciándose solamente por el color de su divisa política (rojos y azules). La faja es tipo vasco. Su color guarda directa relación con el pañuelo y nunca es listada como trata de imponerse por la influencia de intereses foráneos. Sobre la faja luce el ancho cinto de 2 o 4 hebillas para realizar las faenas cotidianas y con rastra en su atuendo para fiestas. El mencionado cinto se distingue de los utilizados en otras regiones por el uso de la revolverá, guayaca(a modo de monedero) y guarda -documentos o papeles.
El cuchillo lo coloca sobre el lado derecho de la cintura y en la parte posterior de la misma, aprisionándolo entre la faja y el cinto; es un elemento de trabajo que acompaña con la chaira, elemento que sirve para sacarle filo. Sobre la bombacha acostumbra a llevar el llamado guardamonte o montera, que como su nombre lo indica, sirve para preservar del monte la ropa de labor. Su confección es muy sencilla: se emplean dos paños de lonetas de forma rectangular, superpuestos unos 10 centímetros en la cintura, con una cinta del mismo material, del largo que permita sujetarla al cuerpo. Abierto los paños hasta la altura de las rodillas, donde comienza una costura del largo de la pierna , con cierta amplitud hasta los tobillos; allí se ata nuevamente. Sobre el guardamonte o independientemente de él, calza las clásicas canilleras, hechas también de lonetas y de forma rectangular, del largo de la pierna y hasta la rodilla aproximadamente de medio metro de ancho, de modo que dé dos vueltas a la pantorrilla. La canillera se sujeta mediante un primoroso trabajo en lana, a modo de correa; de su extremo penden borlas que reafirman su color partidario. Complementa el atuendo el viril capí bará (cuero de carpincho hecho tirador) ; esta prenda tiene doble finalidad: a veces se lleva arrollada al costado de la cintura para tirar el lazo, evitando que tan dura tarea lastime la cadera. De ahí el nombre de tirador.
Otras veces, esta prenda cuelga airosamente de la cintura a los pies; entonces los flecos de la misma producen sostenidos sones de "bajo", cuya finalidad es la de asustar a los animales y de esta manera, sacarlos de un brete a otro en los corrales. En esta tarea acompaña la musicalidad de la espuela mesopotámica con carácter netamente correntino, pigüelo largo de hierro por lo general con dos chapitas circulares (llamadas guardapolvos), que encierran las rodajas de 10 centímetros de diámetro, cuyos bordes terminan en agudas púas de cinco clavos usados por los domadores; o bien por un redondel profusamente estrellado. Las espuelas se aseguran al empeine con tiras de tiento. Su infaltable rebenque o guacha enana, el poncho o ponchillo de tipo vicuña o también de los colores de su divisa partidaria. Para este atuendo el paisano se calza con alpargata . Las características del sombrero son: copa chata y redonda, el ala varía desde los 6 a los 10 centímetros, indefectiblemente de paño de color negro (no de otro color), el barbijo de finas tiras de cuero o lana, cuya terminación complementan pequeñas borlas de color partidario, color que también lleva la cinta con la que veces se remplaza el cintillo del sombrero. Al sombrero lo llevan en forma recta o quebrada el ala sobre la frente.
Otras zonas
En otras áreas de la provincia son muy pocas las variantes en este atuendo de trabajo. Puede llevar o no las canilleras y la montera o prescindir del tirador y las espuelas, según las tareas a realizar. El sombrero es quizás el elemento más identificatorio de las diferentes zonas; así tenemos que en la costa del Río Uruguay y zona central se utiliza el sombreo de ala ancha (de 10 centímetros) y hacia el oeste cruzando el Río Corrientes, se usa en mayor proporción el sombrero de ala angosta (de 6 a 8 centímetros de ancho).
Variante de gala y salón
En estas oportunidades el paisano usa bombacha que causa admiración. Son de una amplitud inmensa, disimulada en pequeñísima tablas (de 30 a 50 en cada pierna) repartidas en los paños anteriores y posteriores. Los colores más usados son el negro, marrón, azul y, en menor proporción, el blanco. La camisa, por lo general, es blanca y lisa. El cinto es de cuero de carpincho o cuero curtido, con los mismos aditamentos para el uso diario. También hay cintos de otros cueros pero siempre con las mismas características. La diferencia fundamental se da en la rastra, que luce en la parte central de la cintura. Esta se sujeta al cinto por medio de seis cadenitas de plata o metal blanco, terminadas en botones del mismo material. Si no lleva rastra, tiene como adorno una hebilla grande que se extiende a todo lo ancho del cinto (de plata o metal blanco con sus iniciales) o con cuatro hebillas como uso diario. Las partes metalizadas pueden llevar incrustaciones de oro. El tirador es de ciervo, aunque de uso poco habitual. El pañuelo es ancho, de seda y colocado en forma triangular, que llega hasta el medio de la espalda; con sus iniciales bordadas en las puntas o anudado al frente en la forma tradicional. El sombrero es el mismo, siempre de color negro , adornado el barbijo con apliques y correderas de plata. El calzado también se constituye en otra de las grandes variaciones del atuendo fiestero. En lugar de la tradicional alpargata, se usan botas de caña altas y duras (denominada por los lugareños granadera), levemente corrugada en los tobillos, generalmente de color marrón y con menor profusión de color negro. Esto en lo que hace la zona ganadera; cruzando el río Corrientes, se usan botas de caña no muy alta, que sobrepasan la media pierna, lisa, generalmente negra. Completan este atuendo el poncho o ponchillo con el color de su divisa partidaria, puesto sobre la espalda o tirado sobre el hombro izquierdo o colocado en bandolera; el cuchillo y su guacha enganchada en él. Un agregado caté (gente de mejor condición social) es el saco cruzado con cuatro botones, de color similar a la bombacha, formando traje.
Vestimenta de la mujer
Se compone de blusa, en agua y pollera. La blusa puede ser de color blanco o con su estampado de motivos chicos y realizado en variados colores. Las características son un amplio volado en el cuello, mangas hasta el codo con terminación de puntillas, igual que en el cuello (la puntilla a veces es remplazada por la misma tela trabajada). La falda o faldón, se usa indistintamente dentro o fuera de la pollera; también puede ser una blusa más sencilla, sin adorno, solamente con cuello y mangas hasta el codo. La pollera es amplia y está confeccionada en tela de algodón de colores intensos, lisos o floreados, con un ancho volado en el ruedo, cubriendo casi toda la pantorrilla.
La enagua o bajo es de tela de algodón, muy amplia y con apliques de puntillas realizadas a mano. Se utiliza para armar la pollera. La dama se calza con alpargatas o zapatos con presilla en el empeine y tacones. Por último, la dama va peinada con dos trenzas, sujetadas con cintas en las puntas, que al igual que su pañuelo de cuello (no siempre utilizado), son del color de la divisa partidaria.
Algunos de los chamamés más conocidos
Añoranza (Eustaquio Vera)
Merceditas (Ramón Sixto Ríos)
Todo El Mundo A Bailar (Aldy Balestra)
Mi Corrientes Porá (letra: Lito Bayardo; música: Eladio Martínez)
El Toro (Alberto Castillo)
Kilómetro 11 (Tránsito Cocomarola)
Por Santa Rosa Me Voy Al Río (Antonio Tarragó Ros)
Alma Guaraní (letra y música: Osvaldo Sosa Cordero; interpretado por Los De Imaguaré)
Volver En Guitarra (Roberto Galarza)
Laguna Totora (Tránsito Cocomarola)
Oración Del Remanso (autor: Jorge Fandermole; interpretado por Grupo 40 Grados)
Recordando A Concepción (Miguel Ramírez)
Posadeña Linda (Ramón Ayala)
Ñangapirí (Antonio Tarragó Ros)
Tren Expreso (Raúl Barboza)
Sobredosis De Chamamé (letra y música: Aldy Balestra; interpretado por Amboé)
Niña Del Ñangapirí (Ricardo "Tito" Gómez)
Nendivei (Osvaldo Sosa Cordero)
Lunita Del Taragüí (Edgar Romero Maciel)
Gente De Ley (Ernesto Montiel)
El Cangüí (letra: Gerónimo Maciel García; música: Tránsito Cocomarola)
Che Roga, en español Mi Casa (Constantino Almirón y Silvio Laterza)
Taipero Poriahu (Antonio Tarragó Ros)
Para Villanueva (Rosita Minué y Ernesto Montiel)
Acordeón Tuyá Porá (Chacho Abrigo)
La Calandria (letra: Osvaldo Sosa Cordero; música: Isaco Abitbol)
Puerto Tirol (letra y música: Heraclio Pérez; interpretado por Chaqueño Palavecino)
Lucerito Alba (Eladio Martínez)
Sargento Cabral (Pedro Sánchez)
General Madariaga (Isaco Abitbol)
Pescador y Guitarrero (Horacio Guarany)
Enero (Romero Maciel y César Miguens)
Pedro Canoero (Teresa Parodi)
Puente Pexoa (Tránsito Cocomarola)
Bailanta De Campo (Fuelles Correntinos)
Un Abrazo A Corrientes (letra: José Ríos; música: Osvaldo Sosa Cordero)
Mírame (letra: Santiago Adamini; música: Tránsito Cocomarola)
Bañado Norte (Odilio Godoy)
Por El Río Volveré (Teresa Parodi)
Caballito De Batalla (Blas Martínez Riera)

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

sábado, 29 de junio de 2024

LAS CRUZADAS, HISTORIA, LIBROS Y CINE


La Espada de Excálibur, cuatro grandes barcos y una versión moderna de las cruzadas
El historiador británico Jonathan Phillips parte del hecho que Ricardo Corazón de León canjeó por barcos para ir a luchar con sus tropas a Tierra Santa para volver sobre uno de sus temas favoritos en una nueva y muy amena historia
Jacinto Antón
Imagen de una producción de la BBC sobre Ricardo Corazón de León
Ricardo Corazón de León era un combatiente formidable, un verdadero Rambo, pero también un hombre práctico. Así lo prueba el hecho de que, en 1191, durante su estancia en Sicilia camino de Tierra Santa para participar en la Tercera Cruzada, el monarca inglés canjeó la legendaria espada Excalibur por barcos a fin de cruzar el mar con sus tropas. Ricardo portaba la que se tenía por la célebre espada del mítico rey Arturo, héroe de los romances medievales, porque se la habían entregado los monjes de Glastonbury, que afirmaban haberla encontrado en la supuesta tumba de Arturo en la abadía. Tancredo de Lecce, gobernador de Sicilia, se quedó fascinado con la espada (¡y quién no!) y Ricardo, con gran pragmatismo, se la canjeó por cuatro grandes barcos de transporte y quince galeras. “Un intercambio tan poco sentimental de este objeto y talismán demuestra la vena calculadora y organizativa de Corazón de León, y su determinación para lograr la victoria”, señala al relatar el episodio en su libro Los guerreros de Dios, una historia moderna de las cruzadas (En España, Ático de los libros, 2024; disponible en tiendas virtuales), el historiador británico y gran especialista en el fenómeno Jonathan Phillips.



“Que Ricardo cambiara Excalibur por transporte parece casi un chiste”, abunda Phillips, profesor de Historia de las Cruzadas en la Universidad de Londres, en una entrevista en Barcelona con este diario. “Pero que decidiera que le eran más útiles los barcos que la espada, por muy famosa que fuera, es bastante inteligente; y al parecer tenía tres Excalibur más…”. La anécdota es una de las muchas con las que Phillips, que ya nos deleitó con su biografía de Saladino y su historia de la desviada cuarta cruzada, sazona su apasionante y entretenidísima historia global de las cruzadas, muy centrada en los personajes de los que desde luego esos enfrentamientos épicos entre el cristianismo y el islam no andaban escasos. Por las páginas aparecen Saladino, claro, Pedro el Ermitaño, Godofredo de Bouillon, Balián de Ibelín (encarnado a su aire por Orlando Bloom en El reino de los cielos de Ridley Scott), y el Rey Leproso, pero también San Francisco de Asís, que estuvo con los cruzados en Damieta, o Tancredo (el sobrino del feroz sículo-normando Bohemundo de Tarento), cuya diarrea fue decisiva para la toma de Jerusalén, pues al escabullirse a una cueva para aliviarse descubrió un depósito de vigas de madera (de las que los cruzados estaban escasos) que sirvieron para construir las torres de asedio, catapultas y un ariete. También la reina Melisenda, que desafió las convenciones de género, que buenas eran en la Edad Media, y gobernó el Reino de Jerusalén por encima de su marido, el conde Fulco V de Anjou, hijo por cierto del tan interesante Fulco IV Le Réchin, el desagradable, cuya agitada vida sexual es solo comparable a su contribución a la moda al inventar los zapatos en punta.
Imagen de "Las cruzadas" de Cecil B. De Mille, a la derecha Ricardo, interpretado por Harry Wilcoxon
Phillips ha querido ofrecer una amplia panorámica del tema, tratando de mostrar además aspectos poco conocidos y contradicciones: amistades y alianzas entre cristianos y musulmanes, los valores compartidos por las élites guerreras de ambos bandos, o el hecho de que recuperara Jerusalén para los cruzados, en la quinta cruzada, un rey que había sido excomulgado, Federico II.
 El estudioso no se limita a las ocho cruzadas oficiales (nueve si se consideran dos la última), sino que incluye otros fenómenos como la cruzada contra los cátaros, la de los niños, las bálticas, la conquista de Granada o incluso el descubrimiento de América. Al respecto señala que Colón “quizá no sea el personaje que a uno le viene primero a la cabeza cuando piensa en un cruzado”, pero “su intención última, como muestra en sus diarios, era sentar las bases para la recuperación de la propia Jerusalén”. También contiene el libro un interesantísimo capítulo sobre la influencia posterior de las cruzadas, sus imágenes y metáforas, en el que aparecen Walter Scott, Gordon de Jartum, el Káiser Guillermo II, el general Allenby, Franco y George W. Bush (y Batman, “el Cruzado de la capa”); y por el lado musulmán Nasser, Sadam Huseín o Bin Laden.
“He querido mostrar las cruzadas más allá de la pura invasión de Tierra Santa”, explica. “Fueron un fenómeno mucho más amplio, flexible y duradero de lo que se suele pensar. Por ejemplo, desde muy pronto el papado interpretó la lucha contra los musulmanes en la Península Ibérica como una forma de cruzada, con los mismos beneficios espirituales. En 1095, Urbano II les dijo a los caballeros castellanos que querían ir a Tierra Santa que ayudarían más a la causa luchando en casa. La caída de Granada en 1492 se vio como la culminación de una cruzada y también se conceptualizó como cruzada la Armada invencible en 1588. En realidad, la idea de cruzada no se extinguió en Occidente hasta la Ilustración, que la desacreditó, una tradición de la que se hizo eco luego Runciman. Pero renació con el movimiento romántico (y las novelas de Walter Scott como Ivanhoe y El talismán), el orientalismo, el imperialismo y la expansión colonial”.
El asedio de Antioquía por los cruzados, en una miniatura medieval
El historiador recuerda el impacto que tuvo el que Bush usara la palabra cruzada en su respuesta al 11-S, para provecho de Bin Laden. “Fue un verdadero regalo propagandístico para Osama: Bush no fue nada inteligente, al situar el conflicto en términos religiosos, que era lo que sostenía Al Qaeda”. ¿Hay ecos de las cruzadas en la guerra de Gaza? “Sí, Hamás ha llamado a los israelíes ‘los nuevos cruzados’ y reivindica la memoria de Saladino. Pero el argumento no se sostiene: uno de los efectos de las cruzadas fue precisamente estimular los pogromos contra los judíos, que eran muy perseguidos entonces”.
De la galería de personajes de Los guerreros de Dios, su autor destaca a Melisenda de Jerusalén. “Se asocia normalmente las cruzadas con batallas y hombres y no se suele tener en cuenta la importancia de las mujeres, como Melisenda, tan central, con una personalidad tan destacada y capaz de tomar decisiones trascendentales”. ¿Fue Melisenda más importante que Sibila, la hermana del Rey Leproso y también reina de Jerusalén? “Sí, en términos de pode;, Sibila fue más pasiva, aunque logró mantener el linaje. Y desde luego tenía carácter: cuando para acceder a la corona le impusieron divorciarse de Guido de Lusignan, accedió pero con la condición de poder volver a casarse con quien quisiera, y eligió entonces a… Guido de Lusignan”. Sibila y Guido salen en El reino de los cielos, donde Sibila prefiere a Orlado Bloom. Phillips ríe quedamente. “Ridley Scott hizo lo que quiso. La suya es una película sobre los peligros de la religión y en ella los ideales más nobles no los expresa esta sino la caballería, con su código ético. El cine tiene su propia lógica. Hay una serie turca sobre Saladino en la que lo hacen miembro de la dinastía contra la que se alzó, para que no aparezca como un usurpador, lo cual es una majadería”.
En Los guerreros de Dios se aprecia una reivindicación de Ricardo. “Era un guerrero admirable, pero además era muy pragmático. Hizo cosas atroces, sí, como masacrar a los musulmanes capturados en Acre. Hoy hubiera sido considerado un criminal de guerra. Pero eso se debió a necesidades logísticas —el acuerdo para liberarlos se retrasaba, había que alimentarlos—. Ricardo fue horriblemente pragmático ahí, aparte de que él y Saladino jugaban una compleja guerra psicológica. Como líder militar era mejor que Saladino y se le puede admirar por eso, pero no le perdono Acre. De todas formas, hay que recordar que Saladino, considerado tan noble, hizo matar a todos los miembros de órdenes religiosas, templarios y hospitalarios, capturados tras la batalla de Hattin. En ambos casos era la guerra, y la guerra medieval”. El pasaje en el que describe a Ricardo, pelirrojo, con una túnica roja y acompañado de un estandarte rojo, desembarcando de un navío en la playa de Jaffa, saltando al mar el primero y disparando una ballesta (paradójicamente moriría en 1199 en el asedio de un castillo en Francia alcanzado en el cuello por un virote), es antológico. “Esa embestida, que recogen las crónicas, era una buena manera de mostrar su audacia. Luchaba como un Rambo o un superhéroe. Era un hombre peligroso, vivía en el frente”. Lo que no quita, añade, que fuera un líder con meticulosa atención a los detalles, cauteloso, gran estratega y hábil diplomático. La tercera cruzada, apunta, tiene una subtrama que es la relación que cultivó Ricardo con Safadino, el hermano de Saladino. Phillips descarta “absolutamente” que Corazón de León fuera homosexual y ni siquiera bisexual. “Era estrictamente heterosexual, tuvo un bastardo y le gustaban mucho las mujeres”, zanja.
Godofredo de Bouillon en una torre de asalto en la toma de Jerusalén, en una miniatura medieval
Volviendo a El Reino de los cielos, la escena de cómo Saladino mató con su propia mano, de un tajo de cimitarra, al odiado Reinaldo de Châtillon está muy lograda. “Sí, fue bastante de esa manera”, acuerda Phillips. “Pero la película caricaturiza a Reinaldo. Era desde luego un hombre muy violento, hay ese episodio histórico en el que unta con miel al patriarca de Antioquía y lo deja en una torre para que se ceben en él los insectos. Era un bruto, muy desagradable. Sin embargo, puso en evidencia a Saladino con su audaz y provocador raid contra la Meca y Medina. Y Saladino tenía razones para odiarlo. Lo que no muestra la película, porque no hubiera funcionado dramáticamente, es que el sultán espero varias horas antes de matarlo, para que lo pasara mal”.

¿Cómo era combatir en las cruzadas? “Extremadamente duro. Pero no muy diferente a luchar en Europa, excepto por el clima y las enfermedades. Murieron más cruzados por ellas que en combate. Y era difícil mantener la moral, lejos de casa, sin ver a las familias tanto tiempo, en los largos asedios. Había que afrontar tácticas distintas del enemigo, luchaban de otra forma”. Una imagen notable del libro es la de los cruzados como alfileteros, con las armaduras con hasta diez flechas clavadas, avanzando estoicos. “Los arqueólogos han encontrado un castillo con esqueletos de la época que muestran qué tremendas eran las heridas en esa clase de guerra. Uno tiene el antebrazo cortado a la altura de donde le llegaba la cota de mallas, otro, espadazos en la pelvis, otro más, la mandíbula seccionada”.

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miércoles, 12 de junio de 2024

DEBATE, EDITORIAL,HISTORIA


El universo de la tecnología nos sobrepasa con la fuerza de un tsunami
Debate. ¿Pueden las máquinas sentir emociones y desarrollar sentimientos?, ¿qué rol debería jugar el derecho ante semejante revolución transhumanista? La industria de la IA avanza con escasas reglas que le marquen límites éticos
 Fernando Tomeo Abogado y consultor en derecho digital, privacidad y datos personales. Profesor de la Facultad de Derecho de la UBA y de la Universidad Austral
Mientras hacemos malabares para pagarlamedicina privada y el Gobierno logra exitosamente bajar la inflación a un dígito, el universo de la tecnología nos sobrepasa como un tsunami. Recientemente, en un evento cargado de glamour tecno, la compañía OpenAI presentó el ChatGPT 4-o, una nueva versión gratuita y mejorada de su chatbot de inteligencia artificial generativa (IA) que posibilita, entre otra cosas, procesar audio e imágenes de forma nativa, en tiempo real, permitiendo interacciones relevantes y naturales entre los usuarios y la IA.
La versión GPT 4-o propicia, usando audio y video, una interacción fluida e inmediata (tiempo real) con los usuarios, con la posibilidad de alcanzar “respuesta y expresividad a nivel humano”, tal como refirió Sam Altman, CEO de OpenAI, a tal punto que podría expresar emociones con cierto grado de verosimilitud. La presentación de este nuevo modelo de inteligencia artificial generativa ha puesto sobre la mesa de debate, nuevamente, el hecho de si las máquinas (robots) pueden sentir emociones y desarrollar sentimientos, como asimismo qué rol debería jugar el derecho ante semejante escándalo transhumanista.
El primer interrogante no reconoce respuestas pacíficas. Para algunos periodistas, estudiosos y académicos, es imposible que una IA pueda percibir emociones y desarrollar sentimientos, pero para otros sí podría e, incluso, ya lo está haciendo. Según el Diccionario de la Lengua Española el término “emoción” supone una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
Los sentimientos están vinculados a las emociones, ya que se manifiestan como las experiencias subjetivas y conscientes de esas emociones: una persona (sujeto) registra una determinada emoción (miedo, dolor, pasión, atracción, ira) ante una determinada situación, persona, animal, recuerdo o situación de vida y siente (miedo, dolor, etc.).
En consecuencia, así como una persona puede violentarse ante una determinada situación de vida, ¿por qué no podría una máquina, alimentada de inteligencia artificial generativa, programada a medida (por un individuo cargado de ira) violentarse ante la misma persona que la programó? ¿No podrían existir sentimientos (amor) entre un robot programado con algoritmo a medida y un ser humano? ¿Se puede programar un algoritmo que permita sentir a una máquina?
La realidad autoriza sostener que si resulta viable programar una lógica de emociones (como de pensamiento crítico) que estandarice “sentimientos básicos” (universalmente conocidos) las máquinas podrán sentir, y el día que las máquinas sientan estaremos en problemas. Ese día no parece muy lejano. Al respecto, podemos recordar las investigaciones desarrolladas por Blake Lemoine, ingeniero especialista en IA que trabajó para Google y fue despedido por su empleador cuando afirmó que un programa de IA de esa compañía (LaMDA) había cobrado conciencia propia y demostraba sentimientos, con el cual había mantenido conversaciones coherentes sobre sus derechos y lo que quería como persona.
Si bien Lemoine fue desautorizado por Google, que sostuvo, vía comunicado, que sus declaraciones sobre LaMDA no tenían ningún fundamento, también muchos creyeron que Colón estaba loco al sostener que la Tierra era redonda. Lo cierto es que mientras nos enredamos en debates académicos, humanistas y filosóficos, la industria de la IA sigue avanzando, sin descanso, con escasas reglas de juego que marquen la cancha de la ética a un negocio que mueve montañas de dinero, y sin una regulación concreta aplicada a medida: cuando nos demos cuenta de dónde estamos parados, las máquinas van a estar gobernando el planeta.
El único regulador definitivamente interesado, preocupado y ocupado en el tema es la Unión Europea, que ha trabajado en la implementación de la “ley de inteligencia artificial” (artificial intelligent act o AI act) bajo la forma de reglamento de aplicación obligatoria para todos los países que la integran. Esta ley constituye el primer ordenamiento jurídico integral sobre IA en el nivel mundial y persigue regular una IA fiable que garantice que sus sistemas respeten los derechos y la seguridad de los ciudadanos, la evaluación de impacto en materia de derechos humanos y el fomento de la innovación.
Si bien esta ley se encuentra en un proceso final para su entrada en vigor –comprobación lingüística y publicación–, recoge conceptos sustanciales para el desarrollo ético del negocio, clasificando los sistemas de IA según su nivel de riesgo, de acuerdo con el siguiente detalle: los sistemas prohibidos considerados una amenaza para la seguridad y los derechos de las personas, como, por ejemplo, aquellos diseñados para manipular el comportamiento o las decisiones humanas; los sistemas de alto riesgo (por ejemplo, los sistemas de identificación biométrica remota), que estarán sujetos a obligaciones estrictas y a una evaluación obligatoria previa antes de ser introducidos en el mercado; los sistemas de riesgo limitado, vinculados a la transparencia en el uso de la IA, que conllevan la obligación de garantizar un adecuado derecho de información a los usuarios sobre los riesgos de interactuar con una máquina alimentada por IA, y los sistemas de riesgo mínimo, que estarían alcanzados por un código de conducta voluntario.
La Oficina Europea de Inteligencia Artificial, creada en el ámbito de la Comisión Europea, es el organismo encargado de la supervisar el cumplimiento y la aplicación de la ley por los Estados miembros. Como ya lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, en la Argentina no contamos con ninguna normativa que regule la inteligencia artificial, sin perjuicio de las denominadas “Recomendaciones para una inteligencia artificial fiable”, aprobadas por la Subsecretaría de Tecnologías de la Información de la Jefatura de Gabinete de Ministros (Disposición 2/2023, de fecha 1º de junio de 2023): una guía conceptual sin rigor científico normativo.
Sin perjuicio de eso, cabe destacar que en abril el Ministerio de Justicia de la Nación lanzó el “Programa nacional integral de inteligencia artificial en la Justicia” (resolución 111/2024 MJ), una iniciativa acertada destinada a modernizar y optimizar los procesos judiciales y los procedimientos administrativos mediante la incorporación de tecnologías innovadoras a través de la implementación de programas que utilizan IA. Siguiendo la línea europea, resulta evidente la necesidad del dictado de una legislación local aplicable a los sistemas de IA (como lo están haciendo otros países de la región tales, como Chile y Brasil), lo que requiere de un análisis serio, completo y coherente, con la convocatoria de expertos y académicos en la materia que ofrezca soluciones que garanticen los derechos individuales de los ciudadanos y su seguridad jurídica.
Todo eso de la mano del desarrollo de espacios educativos de concientización sobre el uso responsable de una tecnología que llegó para quedarse sine die y que nos permitirá, quizás, en poco tiempo, que una máquina sienta emociones humanas, nada más y nada menos.
El único regulador preocupado y ocupado en el tema es la Unión Europea, que ha trabajado en la implementación de la “ley de inteligencia artificial”

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Expensas impagables: urgen soluciones
El aumento de la morosidad y la consecuente postergación de tareas de mantenimiento exigen una respuesta política para prevenir males mayores
Desde hace bastante tiempo venimos advirtiendo desde esta columna editorial acerca de las crecientes dificultades que sufre gran parte de la población de la ciudad de Buenos Aires para afrontar el pago de las expensas de las viviendas en propiedad horizontal. Lo cierto es que, de la mano del aumento de la inflación, de las subas tarifarias y del impuesto inmobiliario, y de los incrementos salariales de los encargados de edificios, las expensas continúan siendo una pesadilla para muchos propietarios e inquilinos, a tal punto que la morosidad crece a niveles alarmantes.
De acuerdo con datos de la plataforma Consorcio Abierto, basados en un relevamiento efectuado entre más de 100.000 consorcios de copropietarios del distrito porteño, el valor de las expensas promediaba en abril último los 100.794 pesos, al tiempo que la morosidad ya rondaba el 35 por ciento
Si bien a nadie puede escapar que la Argentina atravesó en los últimos meses el mayor proceso inflacionario desde 1991, no puede obviarse que, en promedio, entre el 60 y el 70 por ciento de los gastos de los edificios corresponden al pago de sueldos, adicionales y cargas sociales de los porteros y del personal de limpieza y seguridad. En particular, los salarios de los trabajadores agrupados en el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh) han experimentado incrementos que se hallan por encima de las posibilidades de la mayoría de los consorcistas. Se trata de una situación que se ve facilitada por la virtual ausencia de peso y representatividad de los propietarios e inquilinos en la negociación paritaria, por lo que el mencionado gremio puede imponer sus demandas prácticamente a su gusto y sin mayor resistencia.
Puede pensarse que este escenario favorece claramente a los encargados, que además de un buen sueldo gozan de beneficios que no existen en otras actividades, tales como una serie de adicionales que, al margen de las horas extras, pueden ir desde el retiro de residuos hasta la “clasificación y traslado” de estos.
Sin embargo, el incremento de las expensas y el aumento de la morosidad, sin duda, ya están perjudicando a los propios trabajadores. No pocos consorcios se están desprendiendo de los encargados para reducir gastos, delegando las tareas de limpieza en personal doméstico por hora o en los propios consorcistas, o para alquilar el espacio destinado a la permanente de esos trabajadores y sumar así una renta que permita aligerar costos.
Frente a las dificultades para cubrir los gastos que insumen los edificios, algunos consorcios están renegociando contratos con proveedores, tales como las empresas de seguridad y las que se ocupan del mantenimiento de ascensores y matafuegos.
Habría, sin embargo, otras soluciones a mano si hubiera voluntad política de las autoridades. Por empezar, podría avanzarse hacia una descentralización de la negociación colectiva, de modo que cada consorcio pueda negociar condiciones de trabajo con los encargados de edificios. Del mismo modo, el Estado podría reducir el componente impositivo de las tarifas de servicios públicos (agua, luz y gas) en los edificios destinados a vivienda, en tanto que el gobierno porteño podría limitar los aumentos del impuesto inmobiliario, que hoy acompañan el índice inflacionario, para esas unidades.
La necesidad de declarar una situación de emergencia está hoy más que nunca a la vista. Entre otras cosas, porque la alta morosidad está afectando cada vez más la posibilidad de que los consorcios emprendan tareas de mantenimiento edilicio por falta de recursos. Sin créditos blandos de ningún tipo para esta clase de obras imprescindibles, no pocos inmuebles estarán en peligro, poniendo en riesgo no solo a sus ocupantes, sino a toda la comunidad.
No pocos consorcios se están desprendiendo de los encargados de edificios para reducir gastos

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El General San Martín, en la Casa Blanca
Alejandro Alberto Díaz Bessone 

La imagen del General San Martín ocupó un lugar preferencial en el Salón Oval del presidente de Estados Unidos. El 29 de octubre de 1946 el presidente Perón le regaló al presidente Harry Truman un cuadro copia del denominado La bandera, cuyo original data de julio de 1829. Este óleo, realizado por Merceditas junto a su profesora de pintura en Bruselas, era venerado por el General. Fue entregado por el embajador argentino en EE.UU., Oscar Ivanissevich.
Truman, amante de la historia, quien conocía la proeza de nuestro libertador y lo mencionaba como un “campeón de la libertad”, hizo colocar el cuadro en el Salón Oval, en un lugar preferencial junto a George Washington, donde permaneció hasta 1957. Es interesante destacar cómo se admira la campaña libertadora del Padre de la Patria en EE.UU. Repasemos algunos hechos que quizás no valoramos adecuadamente. Debemos transportarnos a 1815-1817 para entender la magnitud de la hazaña.
Su plan asombró al mundo. Para concretar lo, asumió la gobernación de Cuyo, necesitaba concentrar los esfuerzos y obtener los recursos necesarios para llevar a cabo su obra maestra. Con una administración ejemplar, logró formar el Ejército de los Andes en poco más de dos años. No me referiré a la campaña en general conocida, pero sí quiero destacar algunos aspectos de lo que significó esta operación militar. Encaró su preparación con coraje y sin contar con fondos iniciales.
Ordenó estudios del terreno para determinar los pasos. Lo hizo con los ingenieros Arcos y Álvarez de Condarco (padrino de bautismo de Merceditas) y baquianos de la zona, entre ellos el sanjuanino Clemente Sarmiento, padre de quien fue presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento. Realizó una “guerra de zapa” para engañar a los españoles respecto de los puntos por donde cruzaría la Cordillera. Lo hizo con espías especialmente elegidos, entre ellos, Juan Pablo Ramírez, que residía en Santiago, digno de destacar.
Admirablemente, al cabo de los preparativos el Ejército de los Ankm des contaba con 4000 hombres de pelea instruidos y con uniformes, de los cuales 700 eran montados. Además, 250 artilleros; 1200 milicianos para el apoyo logístico; 120 barreteros para abrir sendas y caminos; 18 piezas de artillería montadas sobre mulas por partes; 2500 sables de caballería; 5000 fusiles; 900.000 tiros de fusil; 2000 balas de cañón; 200 de metralla; 600 granadas; 1600 caballos de pelea; 10.000 mulas; 600 reses en pie en arreo. Cabrestantes, palancas, sogas, pólvora, leña, agua y hasta una imprenta. Víveres, entre ellos ají, picante, vino a razón de una botella por hombre y aguardiente (para el frío). Forraje para 15 días colocado en depósitos adelantados y ocultos. Ropa de abrigo, como ponchos y mantas para cada hombre donados por las familias cuyanas. Botiquines cada 100 hombres, más los cirujanos. Nada quedó al azar.
Cruzó una de las cordilleras más altas del mundo, con picos promedio de 5000 metros y temperaturas bajo cero. Las dos formaciones más importantes recorrieron 545 por el Paso de los Patos y 337 km por el Paso de Uspallata. Posteriormente se unieron y combatieron en Chacabuco a los 25 días de iniciado el cruce, y solo hubo entre los patriotas 12 bajas. En tanto, los realistas sufrieron más de 500.¿Será necesario que otros países resalten las figuras de nuestros próceres para hacernos reflexionar?
Podremos recuperar el sentido de argentinidad que nos dé la fuerza para enfrentar con estoicismo los sacrificios necesarios para asegurar el futuro de nuestros hijos, como lo hicieron los de la Generación del 80. Necesitamos contar y difundir la historia real, que se ha deformado en los últimos años. Contarles a nuestros hijos y nietos la verdad, destacando a los prohombres que reunieron los valores y principios de nuestra Constitución. Reconocer a aquellos hombres y mujeres que defendieron nuestra patria y la libertad. Como dijo el General San Martín: “En defensa de la patria todo es lícito menos dejarla perecer.”

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domingo, 5 de mayo de 2024

HISTORIA,,,,


Récord para el reloj de oro del magnate que murió en el Titanic
El pasajero más acaudalado a bordo falleció al hundirse el barco; ahora se subastó su Waltham de 14 quilates por 1,37 millones de euros
Una de las últimas fotos del magnate estadounidense John Jacob Astor IV
MADRID (El País).– El magnate estadounidense John Jacob Astor IV no era un pasajero cualquiera del Titanic: era el más rico de todo el buque. Cuando la noche del 14 de abril de 1912 el barco chocó contra un iceberg, el empresario primero no creyó que este se fuera hundir. Pero cuando la cosa se puso seria, se aseguró de que su esposa, Madeleine, se subiera a uno de los botes salvavidas para luego esperar su turno fumando un cigarrillo. Un turno que nunca le llegó. Astor, a sus 47 años, se hundió con el barco. Ahora, el reloj de bolsillo de oro que llevaba en ese trágico momento ha sido vendido por 1,175 millones de libras (1,37 millones de euros), una cifra que, según la casa de subastas Henry Aldridge & Son, es la más alta alcanzada nunca por un objeto del Titanic en puja.
El precio más alto hasta la fecha pagado por un objeto de memorabilia del buque era un poco inferior: 1,1 millones de libras por un violín que fue tocado en los momentos finales por el director de la orquesta del barco. Se vendió en 2013 en la misma casa de subastas, considerada una de las principales autoridades del mundo en la valoración de recuerdos del Titanic. Ahora, 11 años después, la compra del reloj por parte de un coleccionista privado estadounidense el pasado sábado 27 de abril, ha elevado un poco más esa cifra, según confirmó Henry Aldridge & Son. Su nuevo dueño ha pagado siete veces el precio de salida que tenía la pieza en la puja.
Los precios obtenidos por este y otros objetos del Titanic subastados fueron “absolutamente increíbles”, dijo el subastador de la firma Andrew Aldridge. “Reflejan no solo la importancia de los artículos en sí mismos y su singularidad, sino que también muestran el atractivo y la fascinación perdurables por la historia del Titanic: 112 años después seguimos hablando del barco, de los pasajeros y de la tripulación”, aseguró en unas declaraciones recogidas por The Guardian. “Lo que pasa con la historia del Titanic es que son 2200 historias [el número de pasajeros y tripulación]. Son 2200 subtramas, cada hombre, mujer y niño tenía una historia que contar y la memorabilia cuenta hoy esas historias”.
Pasajero del lujo
La de Astor, magnate empresarial, promotor inmobiliario –sus intereses comerciales, que eran principalmente inmobiliarios, incluían el hotel Waldorf-astoria original–, inversor y escritor, terminó esa trágica noche. Según Aldrige, se sabe que no solo era el pasajero más acaudalado del Titanic, sino también una de las personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada entonces en unos 87 millones de libras, lo que hoy equivaldría a miles de millones.
John Jacob Astor IV fue representado en la película de James Cameron de 1997, y fue interpretado por el actor Eric Braeden. Su cuerpo fue recuperado del Atlántico el 22 de abril de 1912, siete días después del hundimiento. Entonces es cuando se le encontró su reloj de bolsillo marca
Waltham en oro de 14 quilates, que tenía grabadas las iniciales JJA.
Cuando el CS Mackay-bennett recuperó su cuerpo, localizado cerca de donde se hundió el barco, también llevaba gemelos de oro, un anillo de diamantes con tres piedras y una cartera con dinero, entre otros objetos. Le identificaron por las iniciales que llevaba bordadas en su chaqueta.
Su esposa Madeleine Astor, con quien se casó en septiembre de 1911, cuando él tenía 47 años y ella 18, sobrevivió al hundimiento. La pareja regresaba a Estados Unidos después de una larga luna de miel que les había llevado por Europa y Egipto con el objetivo de apaciguar el escándalo que había producido su enlace en la sociedad de la época. El reloj de Astor fue heredado por su hijo, Vincent (que era un año mayor que su nueva esposa), fruto de su primer matrimonio. Este lo recuperó totalmente restaurado y lo llevó durante algunos años. Hasta 1935, cuando le regaló la joya a William Dobbyn, secretario ejecutivo de su padre y uno de sus mayores confidentes, como regalo de bautizo para su hijo recién nacido, de quien iba a ser su padrino –Dobbyn continuó trabajando con Vincent tras la muerte de su padre–.
Según la propia casa de subastas, los Dobbyn conservaron el reloj hasta finales de la década de los noventa, cuando se lo vendieron a un coleccionista. Desde entonces, se ha exhibido en varios museos, como el National Geographic Exhibition de Washington, o el Titanic Museum, en Missouri. Hasta tener nuevo propietario desde el pasado fin de semana.
En la misma subasta, que se celebró en Wiltshire (Inglaterra), se pudo pujar por la maleta que contenía el violín de la banda del barco (se vendió por 360.000 libras; unos 420.000 euros) o una carpeta con documentos sobre los viajes programados para el Titanic que fue vendida por 85.000 libras; casi 100.000 euros
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martes, 16 de abril de 2024

JARDÍN JAPONÉS, HISTORIA, BELLEZA Y AGENDA








Horario 10 AM - 18:45 PM


Entrada General 1500 pesos


Cómo Llegar


Contacto




















DONAMOS EL MILLÓN DE ORIGAMIS AL PROGRAMA DE RECICLADO DE LA FUNDACIÓN GARRAHAN
¡Un millón de Origami que se traducen en deseos para que nuestra Argentina esté mejor!


La Fundación Garrahan recibió la donación de un millón de origamis para el Programa de Reciclado y Medio Ambiente, por parte de la Fundación Cultural Argentino Japonesa, en el acto de cierre de la Campaña “Un Millón de Origami por una Argentina Mejor” realizado en coincidencia con la celebración del “Día Internacional del Origami” en el Jardín Japonés.
La emotiva ceremonia, que se desarrolló en medio de un sol radiante, contó con la presencia de Beatriz Resnik (Coordinadora de Relaciones Institucionales), en representación de nuestra Fundación, quien evocó palabras de agradecimiento tras recibir, de forma simbólica, lo donado en el estrado frente a las autoridades participantes: Genta Hayashi (Vicedirector del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón en Argentina, asistente en nombre del Embajador de Japón, Hiroshi Yamauchi), Kazunori Kosaka (Presidente de la Fundación Cultural Argentino Japonesa), Javier Maure (Vicepresidente de la Fundación Cultural Argentino Japonesa), Gabriela Occhionero (Directora de Cultura de la Fundación Cultural Argentino Japonesa), Aki Kubo (en representación de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón – JICA Argentina), Antonio D´Amico (cuya empresa Antonio D´Amico Sociedad Anónima tuvo a cargo la construcción de la grulla de metal y los cubos para la campaña), Cristina Lualdi (Miembro del Consejo de la Fundación Cultural Argentino Japonesa y Socia de la Asociación Origami Argentina) y María Eugenia Sandín (Expresidenta de la Asociación Civil Plegando al Sur, Origami Argentina).
Al cierre de la jornada, nuestra institución fue premiada con un certificado por su participación y colaboración en la campaña que surgió en medio de la pandemia (por lo que simboliza la perseverancia, constancia y esperanza, valores muy presentes en la cultura japonesa), y logró reunir un millón de deseos, escritos en cada grulla de origami, por un país mejor.



PINTURA JAPONESA SÁBADO 20 DE ABRIL, 15 HS
Seminario Magistral de Nihonga - Performance

A cargo de la Prof. Cristina Ishikawa. Sorteo de una obra > Salon Tokyo (1er piso) 15:00 a 16:30 hs


KARATE DOMINGO 21 DE ABRIL, 15:00 Y 16:30 HS
Exhibición 35° Aniversario de la Asociación de Karate-Do Okinawa Karate-Do Shorin Ryu Taishinkan Chikara Dojo

A cargo de Chikara Dojo Sensei Luis Lemos – 8° Dan Kyoshi. Director mundial de la escuela. Sensei Matías Lemos – 4° Dan Subdirector de la escuela. Escenario Principal


AIKIDO SÁBADO 27 DE ABRIL, 15:00 Y 16:30 HS
Demostración de Aikido

A cargo de la Asociación Marplatense de Aikido Sensei Juan Alberto Carrizo. Escenario Principal


AIKIDO DOMINGO 28 DE ABRIL, 13:00 A 18:00 HS
33° ENCUENTRO NACIONAL DE AIKIDO 2024

A cargo de profesores y alumnos de la F.A.A. SUM Kyoto - Escenario Principal


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El Jardín Japonés es administrado por la Fundación Cultural Argentino Japonesa. Se autofinancia con los ingresos por abono de las entradas de nuestros visitantes y otras actividades que se desarrollan en el Jardín. El Jardín Japonés no recibe subvención de los gobiernos de Japón, Argentina y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Gracias a su colaboración podemos mantener este hermoso Jardín.

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miércoles, 27 de marzo de 2024

HISTORIA


Los linajes imaginarios del mileísmo
Un país lleva consigo una carga de pasado que lo limita y que, cuando se intenta ignorar, suele vengarse; el Presidente, desde el punto de vista discursivo, reivindica una línea: Roca, Menem, Milei; mala noticia: esa línea es falsa
Marcelo Gioffré

Vi el estreno en el Teatro Real de Madrid de la única ópera que yo conozca que aborda el tema de Auschwitz: La pasajera. A comienzos de la década del 60, quince años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, viajan en un transatlántico un diplomático alemán, Walter, con su mujer, Lisa. De pronto, Lisa advierte la presencia de una figura fantasmagórica que deambula misteriosamente por el barco: es Marta, una prisionera a quien Lisa, que había sido guardia de las SS, había elegido como colaboracionista dentro del campo. La escenografía se bifurca en dos niveles: el de arriba, el lujoso transatlántico; el de abajo, el horroroso campo de concentración.
La presencia de esa mujer, a la que ella creía muerta, agobia a Lisa, que intenta recluirse en su camarote. No quiere participar de las fiestas ni de los bailes para no volver a toparse con ella. Desesperada, le revela a su marido el secreto. A Walter lo único que lo preocupa es que el legajo de Lisa no trascienda, para aventar cualquier riesgo sobre su carrera diplomática.
Lo que me parece particularmente interesante es el foco que la ópera pone en el sobrepeso que ejerce el pasado, como si la biografía fuera irrevocable: un bastidor del cual no podemos desprendernos. Viéndola, recordé una escena de una obra de Sartre en la que un asesino, después de haber purgado su pena, se mira al espejo y se pregunta si sigue siendo asesino. Lo que sucede en la vida constituye al ser humano, es imposible de borrar. Para muchas mujeres, casarse con un diplomático y viajar en un transatlántico sería una fiesta; para Lisa, no. Lo más lógico es que Lisa tuviera visiones, que ese cuerpo que recorría la cubierta del barco con un velo fuera imaginario. Pero no irrumpe porque sí, está ahí porque la prisionera probablemente muerta constituye la gramática última de Lisa.
Hay un momento de la obra en el que Lisa le grita al fantasma: “Yo te salvé la vida, deberías agradecerme”. El fantasma no le va a agradecer, solo va a contribuir a su locura, pero está en la naturaleza de las cosas la emergencia de la aparición. No puede evitarse, del mismo modo que Raskolnikov no puede evitar los flecos de la culpa por haber matado a la vieja usurera.
Sé que no es lo mismo una peripecia personal que la historia de un país, pero hay inquietantes semejanzas: también un país lleva consigo una pegajosa carga de pasado que lo limita. Una historia que, cuando se intenta ignorar, suele vengarse.
Milei desde el punto de vista discursivo reivindica un linaje, una línea de tiempo: Roca, Menem, Milei. Una mala noticia: esa línea es falsa. Roca fue el gran mentor del Estado argentino, bajo su impulso se construyeron caminos, escuelas, puertos y edificios públicos. Se diseñó toda la burocracia administrativa para un país moderno. Mandaba emisarios a Europa a rastrear inmigrantes, mano de obra dispuesta para la epopeya. De modo inversamente proporcional, Milei sostiene que el Estado es siempre una estafa. Roca reivindicaba la educación pública igualitaria y laica, de lo que da cuenta la ley 1420, mientras que Milei la recusa. Según testigos intachables, ni siquiera ha hablado con el funcionario del área que designó. Roca fue progresista a punto tal que mantuvo una relación fría con la Iglesia, mientras Milei es un místico que llora en el Muro de los Lamentos, invoca las fuerzas del cielo, cree en la reencarnación y formula citas bíblicas. Cuando tuvo que criticar al Papa, no lo hizo marcando sus desaciertos, sino llamándolo “el Maligno”, es decir, desde una dimensión religiosa.
Menem fue el paradigma perfecto del político. Tomaba la tarea como una profesión, que, nos guste o no, tiene reglas precisas. Igual que Roca (a quien no por nada llamaban “el Zorro”), sabía negociar, sabía hasta dónde podía tensar la cuerda, sabía cuánto valía cada ficha y sabía tejer alianzas. Menem era amable, seductor y se inscribía en una tradición política. Mirtha Legrand lo criticaba y él le devolvía flores y elogios. Pudo amigarse con el almirante Rojas. Hasta le ofreció la dirección de la Biblioteca Nacional a un acérrimo antiperonista como Adolfo Bioy Casares.
Milei, por el contrario, condena la política en paquete: es “la casta”. Esa simplificación, que le sirvió para concitar adhesiones y llegar al poder, ahora obtura toda posibilidad de gobernar. Es áspero. Se enfrasca en prescindibles peleas con López Murphy, con el radicalismo y con los gobernadores, cuyos votos necesita. Insulta a Lali Espósito y le estampa una broma cuartelera propia de un panelista. El problema es que cree que la batalla cultural se da en una relación entre el líder y el pueblo, sin intermediarios, razón por la cual desatiende el tejido de organismos estatales. No advierte que una obra en el Teatro Cervantes, una muestra en Tecnópolis, un seminario en la Biblioteca Nacional o una serie en la TV Pública podrían ser recursos simbólicos mucho más eficaces que la lucha cuerpo a cuerpo.
Parecen ignorar los libertarios que el procedimiento cartesiano suele ser mal consejero. Cuando dicen con arrogancia: “Siempre y en todo lugar la inflación es un fenómeno monetario”, infringen un principio elemental: que un mismo remedio resulta beneficioso en un caso y perjudicial en otro, porque los cuerpos reaccionan de distinta manera. Un viaje, que para muchos sería fantástico, para Lisa, que arrastra un pasado ominoso, termina siendo una pesadilla. Cada sociedad tiene sus particularidades, los agentes juegan, algunas estructuras tienen rigideces legales y hasta anímicas diferenciales. Este tema lo desarrolló muy bien el único economista argentino propuesto en dos ocasiones para el Premio Nobel: Julio H. G. Olivera. Por eso, administrar una receta única para sociedades diversas es como aplicar el lecho de Procusto: una cama de un tamaño fijo sin mirar el volumen corporal de la persona.
La historia de un país es mucho más compleja de lo que suele creerse, tiene entretelas donde se esconden intereses resistentes al cambio. Que el cambio sea urgente no implica que haya que emprender la tarea embistiendo como un enceguecido. La temeridad eventualmente es una forma de suicidio. Toda esta madeja de privilegios no se disuelve con insultos y enojos, sino con algo infinitamente más quirúrgico: política. La frase recurrente “los expongo”, referida a quienes se oponen al cambio, es un error táctico: lo que hace es invitarlos a que se pongan en guardia.
La Argentina, como Lisa, tiene cicatrices. Nada es sencillo en un país atravesado por los golpes de Estado, el peronismo, la lucha armada, la represión ilegal, la dictadura militar y las hiperinflaciones. Cada ciudadano y sus hijos y sus nietos tienen impresos a fuego estos acontecimientos. Forman parte de una memoria colectiva que no puede ser desarmada a fuerza de bravuconadas y provocaciones. La retórica tribunera, aun siendo necesaria, es insuficiente. Creer que el cambio cultural se agota en hacerle bullying a una cantante, en atacar el feminismo, o en articular un linaje fantasioso solo empeora las cosas. Hay capas superpuestas de historia que siempre reaparecen, traumas que solo podrían abordarse con política y con un uso inteligente del aparato estatal, dos escamas, dos tegumentos que los libertarios parecen odiar.
Atávicamente, el liberalismo argentino sobrevaloró el contenido y despreció lo institucional. Recaer en esa tentación sería de una torpeza imperdonable. Estamos viviendo un experimento inédito, un momento de inflexión con final incierto; encender alarmas puede ser la mejor contribución.
Milei condena la política en paquete: es “la casta”; esa simplificación, que le sirvió para concitar adhesiones y llegar al poder, ahora obtura toda posibilidad de gobernar; es áspero, se enfrasca en prescindibles peleas

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martes, 13 de febrero de 2024

HISTORIA


¿Estamos ante el ocaso de Occidente?
El mundo árabe fue el centro cultural que irradiaba su saber a Europa; ¿cómo fue posible el declive de una civilización donde florecieron el álgebra, la literatura, la medicina y la astronomía?
Diana Cohen Agrest Dra. en Filosofía y ensayista


Uno de los más célebres intelectuales de la posguerra en Alemania que, en su adolescencia, había sido expulsado de las Juventudes Hitlerianas evocó este raro privilegio al señalar: “No valgo para camarada. No soy capaz de alinearme”. Tal vez ese fracaso de Hans Magnus Enzensberger gestó su opúsculo publicado en 2006 El perdedor radical. Ensayo sobre los hombres del terror, aludiendo a quienes buscan la destrucción del otro y su autodestrucción.
Enzensberger cita la experiencia histórica alemana cuando, perdedores tras la ofensa narcisista infligida por la derrota de 1918 y el Tratado de Versalles, “amplios sectores de la población se veían a sí mismos como perdedores. La mayoría de los alemanes buscaban a los culpables entre los demás. Los vencedores de entonces, la conspiración mundial capitalista-bolchevique y, sobre todo, ¡cómo no!, el judaísmo, eterno chivo expiatorio”.
Desde entonces –continúa este profético ensayo escrito hace ya más de un quindenio–, el único movimiento dispuesto a la violencia y con capacidad de actuar globalmente es el islamismo radical (el cual debe ser distinguido de la comunidad árabe, pues “no todos los musulmanes son árabes, no todos los árabes son perdedores ni todos los perdedores son radicales”, replica anticipadamente el autor ante la posible objeción de cometer la falacia de la generalización).
Este movimiento fue anticipado por las guerrillas amparadas tras el mote de “organizaciones de liberación” y a las que los medios solían llamar “rebeldes”, eufemismo romántico que aludía a un centenar de organizaciones terroristas, desde Sendero Luminoso hasta las FARC, desde IRA y ETA hasta el ERP de nuestros “jóvenes idealistas”. Consagrados a explotar ideológicamente conflictos nacionales o étnicos, ninguno de estos grupos pudo seguir el paso de la globalización.
La innovación del terrorismo islámico es que, en lugar de depender de un politburó central, se expande en redes. En “El populacho de los piadosos”, un artículo publicado por el periódico Die Welt en 2006, Wolfgang Sofsky calculaba que el ejército jihadista militante constaba de siete millones de miembros, guarismo hoy superado por una expansión demográfica producida por la práctica de la poligamia, a la que se suman los europeos conversos al islamismo radical que se alistan en sus filas.
Pese a sus invocaciones ancestrales y gracias a sus petrodólares, todos los instrumentos del terror (la comunicación satelital, los explosivos, los aviones) son hijos de la cultura a la cual combaten. Y aunque Marx, Lenin, Mao y Gramsci fueron suplantados por ciertas interpretaciones del Corán y el proletariado mundial por ciertas formas de la comunidad musulmana, muy pocos de ellos provienen de un entorno ortodoxo. Según un estudio del Foreign Policy Research Institute norteamericano publicado por el Scientific American en 2006, de los cuatrocientos militantes registrados de Al-Qaeda, el 63% había cursado el bachillerato y el 75% provenía de clases mediasaltas, al igual que quienes integraban las guerrillas. Sin embargo, a diferencia de sus antecesores, el islamismo es un movimiento apolítico porque sus reclamos no son negociables: el falsamente poético “del río al mar” es un eufemismo de la destrucción del Estado de Israel sin acuerdo posible.
Ocho siglos atrás, el mundo árabe era el centro cultural que irradiaba su saber a Europa. Esa época selló en la memoria colectiva árabe una suerte de utopía retrospectiva, pues a partir de entonces el declive se aceacaecidas leró. A diferencia de los chinos, los indios y los coreanos, que también fueron saqueados por potencias extranjeras y se recuperaron, hoy el mundo árabe atribuye su precaria situación a Estados Unidos, al colonialismo y a los judíos. El interrogante es: ¿cómo fue posible el declive de la civilización árabe, donde florecieron el álgebra, la literatura, la medicina y la astronomía?
En Tiempo sellado. Sobre el inmovilismo del mundo islámico, publicado en Berlín en 2005, Dan Diner se interroga por las causas endógenas de ese declive. El autor parte de la decadencia del capital intelectual de las sociedades árabes. Y cita el rechazo de la invención de la imprenta por parte de los jurisconsultos islámicos desde el siglo XV, quienes invocaban que no podía haber otro libro que el Corán. Ese mandato condujo a que la primera imprenta de libros en árabe se creara 300 años más tarde y que el número de traducciones de otras lenguas publicadas desde hace doce siglos equivalieran a la producción editorial anual en España. En cuanto al progreso tecnológico, un autor iraquí sugirió: “Si en el siglo XVIII un árabe hubiera inventado la máquina de vapor, nunca se habría fabricado”, corroborado por la pobre estadística de patentes hasta hoy.
Las autopistas, los barcos de vapor, los puertos y puentes, el abastecimiento de gas y electricidad, los servicios de comunicaciones y los transportes públicos fueron creados y construidos por compañías europeas. Incluso los Estados petroleros son incapaces de explotar sus propios recursos sin la adquisición de tecnología, de geólogos e ingenieros, de flotas de buques cisterna y de refinerías provenientes de Occidente.
Los profesionales calificados locales abandonan la región. Según el Arab Human Development Report, entre 1976 y 2006 se produjo una fuga de cerebros que cercenó toda posibilidad de crecimiento autóctono: el 23% de los ingenieros, el 50% de los médicos y el 15% de los científicos emigraron. También dependen de la mano de obra extranjera: el gobierno autoriza a cada qatarí el empleo de migrantes en condiciones laborales abusivas, tal como mostró el Mundial de Qatar. Observaba Enzensberger que “tanta riqueza es una maldición, pues les recuerda constantemente su dependencia” de los infieles. El Corán ordena pegarles a las mujeres desobedientes y los musulmanes radicales lo hacen. Pero el problema no es del libro sagrado, sino de que el derecho familiar, sucesorio y penal de la sharia continúe vigente en la mayoría de los países árabes.
Pese a ese escenario retrógrado, el feminismo radical occidental silencia las violaciones de mujeres en la invasión de Hamas y la progresía occidental defiende lo indefendible a costa de traicionar la dignidad humana y los ideales igualitarios legados por la Ilustración y erróneamente proyectados en una cultura teocrática regulada por otra escala de valores. Asociados a un sentimiento de inferioridad, esos valores arcaicos condujeron a que los “infieles” deban ser injuriados porque su único propósito, a juicio de los islamistas radicales, es humillarlos. Y se los obedece: el mundo puso el grito en el cielo tras la matanza de Charlie Hebdo, pero pasó por alto un dibujo publicado en el Arab News saudí en abril de 2002 que caricaturizaba al entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharon, con un hacha en forma de esvástica sacrificando a niños palestinos.
El 7 de octubre de 2023, la “muerte a los infieles” se encarnó en terroristas que, desde Gaza, invadieron Israel en parapentes motorizados. Terroristas desprovistos de ese halo heroico que se suele atribuir a quienes se inmolan con un cinturón de municiones. Fue un ataque sorpresa que, sin embargo, no sorprende: los “guerreros de Dios” matan en los trenes de Atocha, en negocios de barrio… Pero “los infieles” somos muchos más. Es inevitable evocar al pastor luterano Martin Niemöller (18921984), quien sentenció: “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista… Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí”. Los “guerreros de Dios” vinieron por Israel. De ahora en más vendrán por Occidente.•
Pese a sus invocaciones ancestrales y gracias a sus petrodólares, todos los instrumentos del terror (la comunicación satelital, los explosivos, los aviones) son hijos de la cultura a la cual combaten

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martes, 6 de febrero de 2024

HISTORIA


Europa se muere y de la forma más desdichada: negándose a sí misma
La creencia en una inmigración que se asimila a las costumbres del país que la hospeda, o las respeta, puede ser válida en la mayoría de los casos, pero no cuando existe la determinación de prevalecer sobre la cultura del anfitrión
Carlos Manfroni


Un asesor del presidente George W. Bush dijo, durante una conferencia, que tenía la sensación de que Europa se estaba jubilando de la historia. Esa frase, que hace veinte años podría haber causado irritación, hoy debería resultar una caricia al Viejo Continente. Una jubilación en Europa, lejos de las penurias de estas latitudes, todavía evoca el placer, el descanso y el turismo. Pero Europa se muere. Y se muere de la forma más desdichada, que es la negación de sí misma.
Joseph Pieper, quien reconoció haber acompañado a muchas personas en agonía, escribió que el paso hacia la muerte, aun cuando resulta inevitable, es siempre un acto voluntario en los segundos finales, cuando el espíritu se encuentra ante la alternativa de abandonar su morada terrena o aferrarse inútilmente a una cotidianidad que ya ha comenzado a resultarle extraña. Y, sin embargo, incluso esto es una afirmación de la vida, probablemente el mayor acto de afirmación, cuando se consolida en una mínima fracción de tiempo la historia completa de lo que hemos hecho o dejamos de hacer.
Pero Europa ha negado su historia. Una historia de conquistas, de civilización, de generosidad, de grandeza y también de horrores indecibles y arrepentimientos públicos. Pero era su historia; la historia que fue fusionando a latinos, etruscos, dorios, aqueos, visigodos, ostrogodos, suevos, vándalos, sajones, anglos, galos, francos y más tarde judíos llegados del cercano Oriente, algunos de los cuales llevaron el cristianismo a Roma.
Hace dos años, la Unión Europea rechazó el pesebre de Navidad, una decisión que revirtió después, pero el argumento consistió en que el pesebre ofendía a las personas de otras creencias. Quien reaccionó contra semejante sentencia fue la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. “¡Cómo puede ofenderte un niño que nace en un establo! ¡Cómo va a ofenderte una familia que escapa para defender a ese niño!”, dijo en un video que circuló por el mundo.
Desde YouTube, mediante un mensaje que recogió miles de visitas, mientras armaba su Belén, la inefable Giorgia alegó que ella creía en todos los valores de nuestra civilización: el respeto, la sacralidad de la vida, la tolerancia e, incluso, la laicidad del Estado, porque se lo había enseñado ese símbolo.
Desde hace mucho tiempo –pasadas ya las aberraciones de las guerras y del genocidio–, católicos, protestantes y judíos viven en armonía en Europa. El pesebre es la antítesis misma del superhombre, de la superioridad de una raza, de la prepotencia de un Estado poderoso. En ninguna ciudad del mundo, incluso en las más cosmopolitas, la Navidad fue un obstáculo para la convivencia en la diversidad de razas y religiones.
Y, sin embargo, Europa se acompleja. ¿Frente a quiénes?
Hace poco, una profesora de Francia fue acusada de islamófoba y racista por mostrar a sus alumnos la imagen de un cuadro del siglo XVII que contenía desnudos. Algunos padres argumentaron que ella buscaba provocar a los estudiantes, especialmente a los de fe musulmana.
“El islamismo en Francia pretende sacar el arte y la historia de las aulas”. La publicación donde apareció esta sentencia, en reacción a la censura de los padres y de los alumnos, no fue el periódico parisino de centroderecha Le Figaro, sino la revista española Cambio 16, creada para combatir al franquismo en los 70 y de una orientación más bien socialista.
La orgullosa Francia se cubre hoy la cara frente al embate de aquellos a quienes en otro tiempo refugió o de los hijos de los refugiados. La mayoría de ellos son ciudadanos franceses, pero únicamente en los papeles.
Es famoso el pasaje de un profesor que preguntó en un aula a sus alumnos quiénes tenían nacionalidad francesa. Todos levantaron la mano. Después preguntó quiénes se sentían franceses. ¡Nadie! Los brazos permanecieron tan abajo como durante un examen.
A mediados del año pasado, más de 2500 edificios y 12.000 automóviles fueron incendiados en distintas ciudades de Francia por manifestantes enfurecidos en protesta porque un oficial de policía había disparado contra un joven de ascendencia marroquí-argelina que se había salteado un control policial y se negó a detener su automóvil ante las reiteradas advertencias de los agentes. Más de 400 uniformados resultaron heridos y la furia de los insurgentes fue tal que arrojaban automóviles incendiados desde los pisos altos de los estacionamientos, sin importar sobre qué o sobre quiénes cayeran. En un día, al que siguieron otros, miles y miles de extranjeros arremetieron contra las ciudades que les habían dado refugio a ellos y a sus padres.
En Londres, siempre más pacífico que París, por todos lados se ven mujeres que visten el hiyab o el chador, un rigor que muchas compensan con sus costosas compras en Harrods. A ninguna de ellas se la vio el 6 de mayo del año pasado en los parques o en los lugares públicos atestados de gente desde donde se podía contemplar el acto de la coronación, fiesta máxima de los británicos.
La creencia en una inmigración que se asimila a las costumbres del país que la hospeda o, al menos, las respeta puede ser válida en la mayoría de los casos, pero no cuando existe una determinación profunda de prevalecer sobre la cultura del anfitrión.
España luchó siete siglos para recuperar sus tierras invadidas por los moros, que se instalaron en 711, tras ganar la batalla de Guadalete, y fueron definitivamente derrotados en 1492. En el medio, existieron idas y venidas; largos años de paz, ruptura de treguas y también fructífera convivencia de cristianos, judíos y musulmanes; hasta que los islámicos se decidieron a “ir por todo” y ese fue el final de su permanencia en la península, tras las guerras de Granada.
En 1974 –es decir, cinco siglos después–, el entonces presidente de Argelia Huari Bumedian lanzó la profecía que hoy se está cumpliendo: “Un día, millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos, pues irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”.
“El que avisa no traiciona”, dicen en el barrio. Aquella confesión no podía ser más sincera. Fueron los europeos quienes decidieron ignorarla, como ignoraron antes a Muhamar Khadafi cuando anunció que un día desfilaría en París para vengar la batalla de Poitiers.
La batalla de Poitiers tuvo lugar en Francia el 10 de octubre de 732, cuando un ejército comandado por Charles Martel derrotó a las tropas musulmanas lideradas por Al-Gafiqi y que habían penetrado en su territorio. Quinientos años no fueron suficientes para que el líder libio olvidara sus rencores. Y no será él, que murió violentamente en 2011, pero serán otros cualesquiera, porque la conquista de Occidente por el Islam es un mandato religioso inexplicablemente pasado por alto.
Solo es cuestión de matemática. Los europeos hace mucho que decidieron no tener hijos o, a lo sumo, tener uno. La comodidad, el hedonismo y la corrección política están haciendo el trabajo que antes realizaban las armas de los invasores. La mafia y sus negocios a costa de los refugiados completan la tarea. Ojalá que no sea tarde para despertar.
Desde hace mucho tiempo –pasadas ya las aberraciones de las guerras y del genocidio–, católicos, protestantes y judíos viven en armonía en Europa

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