Un Gobierno con desgaste prematuro y la economía en un sendero angosto
El cambio de jefe de Gabinete no garantiza que sea el punto final del alboroto político; la oposición dialoguista está enojada con los errores oficialistas que capitaliza el kirchnerismo; en la gente crece la preocupación por el empleo y la pérdida de poder adquisitivo
José Luis Brea

El presidente Javier Milei volvió a mostrar sin complejos, para exasperación de extraños y varios propios, que se siente más cómodo en el exterior en su rol de predicador del dogma libertario que en el país como administrador del Estado, en una semana en la que quedaron a la vista los desatinos en la gestión. Es igual de transparente en privado. La política no le interesa, suele sincerarse ante sus ocasionales interlocutores. Cuando la conversación gira hacia allí, el Presidente corta el diálogo y manda a hablar con su hermana Karina.
Es el origen de uno de los principales conflictos, aunque no fue el único, que terminó eyectando del gobierno a Nicolás Posse. La prescindencia de Milei en el armado del Poder Ejecutivo había hecho que el exjefe de Gabinete avanzara sobre casi todo el tablero del Estado, salvo la economía y la política de comunicación. “Nicolás sintió que todas las áreas que no estaban bien delimitadas eran terreno suyo y ahí empezaron las fricciones; salvo Toto Caputo, los ministros tenían la sensación de que no eran dueños de sus ministerios”, recuerda un libertario de la primera hora. La concentración de funciones, además de roces, provocó una ostensible inacción. Como sucede con el propio Milei, el trabajo en equipo no era el fuerte de Posse.
En el mar de excentricidades que caracterizan a este gobierno, aquí había otra. Posse tomó espacios de poder casi sin tropa realmente propia. Fue juntando gente en un headhunting frenético luego de las elecciones de octubre, fuertemente asistido por Martín Maestu, senior partner de la consultora McKinsey & Co, a quien luego le dio un despacho en Casa de Gobierno, aunque sin un cargo formal. Se supone que lo iba a asistir en el proceso de privatización de empresas públicas. Posse no contestó sobre qué rol desempeñaba Maestu cuando pasó por el Congreso para presentar su primer y único informe de gestión. Por esa omisión, ambos fueron denunciados por la Fundación por la Paz y el Cambio Climático, una habitué de los tribunales, y la demanda recayó en el juez Ariel Lijo, postulado por el oficialismo para integrar la Corte.
La caída del jefe de Gabinete a menos de seis meses de gobierno ya sería en sí mismo un hecho político muy relevante; si ese jefe de Gabinete era Posse la significación es aún más profunda. Fue él quien reunió al equipo de técnicos y abogados que redactó la primera versión de la Ley Bases, quien seleccionó candidatos para integrar el gobierno y sedujo a empresarios para que aportaran plata para la campaña.
“A Posse el puesto le quedaba grande; repetía cosas de Milei que solo eran exageraciones del discurso electoral, pero fríamente y sin gracia. Eso asustaba a muchos. No es lo mismo juntar informes que gobernar”, recuerda la fuente libertaria. “Se podría haber aprovechado su despido para oxigenar el gabinete, poniendo figuras de peso para que no parezca un club de amigos que todos los días hace una cagada distinta y busca subsanarla echando gente. Es al revés: ahora son menos y con más funciones”, lamenta.
Si hay más cambios o no lo decidirá el triángulo compuesto por Milei, su hermana Karina y Santiago Caputo. El ascendente sobrino de Toto ya apunta a varias posiciones que quedaron huérfanas tras la salida del exjefe de Gabinete. El desafío es que la suma de poder no lo convierta en el nuevo Posse. Algunos prevén un avance estratégico sobre las “cajas” del Estado, conocimiento que -dicen- habría adquirido en su experiencia como asesor de la fallida campaña presidencial de Eduardo “Wado” De Pedro.
El despido de Posse no garantiza que sea el punto final del ruido político. “La personalidad negociadora de Francos [Guillermo, el nuevo jefe de Gabinete] quizás choque con el enfoque económico de Milei y este es un gobierno donde está todo supeditado a la economía”, razona alguien que los conoce y tuvo trato con ambos.
El anunciado ingreso de Federico Sturzenegger al elenco ministerial también despierta dudas por su estilo dogmático y por su dañada relación con el jefe del Palacio de Hacienda. Luis Caputo fue, junto a Marcos Peña y Nicolás Dujovne, uno de los actores del famoso 28-D, el episodio del 28 de diciembre de 2017 en el que anunciaron una corrección en las metas de inflación que Sturzenegger había fijado para 2018. Más tarde, Toto -entonces ministro de Finanzas- lo reemplazó como presidente del Banco Central y en una de sus primeras declaraciones prometió que haría “lucir mucho mejor” el balance de la entidad.
Pero aun si no se involucrara en internas, Sturzenegger ya generó -vía el decreto de desregulación de la economía- ruidos con los sindicatos, las prepagas, el sector aerocomercial y el cabotaje fluvial, entre otros. Un eventual rol en el manejo o destino de algunas empresas públicas promete un rosario de conflictos.
Mirar el partido
La salida de Posse, los inesperados cortes de gas a las industrias y estaciones de GNC y el escándalo de los alimentos sin entregar a los comedores sociales, que salpicó a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, eclipsaron el trabajoso avance de la Ley Bases, que obtuvo dictamen en el Senado y sería tratada en el recinto la próxima semana. El modesto triunfo fue atribuido por los libertarios en las redes sociales a la pericia política de Francos. “Estuvimos 30 días a los sopapos; con o sin él el resultado hubiera sido el mismo”, minimiza un senador de la oposición dialoguista que está lejos de compartir la euforia de los funcionarios. “No significa que ya tengamos la ley; va a haber que mirar el partido a cada rato. Hay intereses de los senadores patagónicos que chocan con los del norte y la interna de la UCR también incide”, advierte
Las horas más críticas desde el 10 de diciembre encontraron a Milei literalmente a más de 10.000 kilómetros de distancia. En Estados Unidos, el Presidente siguió llenando el álbum de fotos con los número uno de las empresas que lideran la economía digital en todo el mundo. Son viajes por fuera del protocolo, lo que hace que algunos los critiquen, pero que en la Cancillería defienden.
“La diplomacia presidencial existió siempre. Menem [por el expresidente Carlos] jugaba al golf con George Bush padre”, comparan, ante la consulta de La Nación. “Milei es así, disruptivo en todo, incluyendo su agenda internacional. Preferimos que se vea con empresarios y no con Maduro [Nicolás, el presidente de Venezuela], como hacía el gobierno anterior”, afirman en la cartera que conduce Diana Mondino, donde aseguran que el Presidente no viaja para atraer inversiones, sino para saber “para dónde va el mundo”. Consideran que para crear un clima de negocios atractivo son más importantes el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) de la Ley Bases, modernizar los acuerdos de doble imposición con otros países, promover el comercio y avanzar en tratados de protección de inversiones.
Pero no todas las críticas a Milei por su desinterés administrativo provienen del kirchnerismo o la izquierda. “No podemos regalarle a los K que se caguen de risa con la mala gestión. Gestión es horas-culo en la silla y la cabeza puesta en los problemas”, grafica otro senador no libertario de buena sintonía con el Gobierno. “Algunos senadores que él dejó a cargo de la negociación son tipos que no entienden de política. Podés jugar al fútbol y ser burro, pero no tanto como para desconocer las reglas de juego y agarrar la pelota con la mano”, ilustra. La metáfora podría extenderse a los pormenores de la crisis en Capital Humano y el despido del exsecretario de Niñez, Adolescencia y Familia Pablo de la Torre, denunciado por el propio Gobierno.
“Los peronistas están empantanando todo y van a llevar al Gobierno a un lugar complicado”, advierte. “Tienen un socio histórico que es el paso del tiempo. Si tu gestión no arranca, la gente va a preferir a alguien que haga y resuelva, aunque sea un delincuente. Los peronistas no se redimen en los tribunales, sino por la incompetencia de los que vienen después de ellos”, alerta.
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El límite de la paciencia
Algunos analistas creen que los principales logros del plan Caputo a nivel macro -inflación en baja, superávit fiscal y financiero, y dólar calmo- podrían estar encontrando límites en su progreso. Otros piensan que, con consumo deprimido e inversión insuficiente, estas condiciones podrían empezar a darse por sentadas y la población orientará sus preocupaciones hacia otras cuestiones y exigirá otras soluciones.
De eso habla justamente el informe de humor social de junio de la consultora Moiguer, titulado “La brecha entre la macro y la micro”, al que accedió La Nación. La caída del poder adquisitivo y la inestabilidad laboral empiezan a marcar la agenda. Cuando se les preguntó a los encuestados cómo creen que evolucionará el escenario económico general durante el gobierno de Milei, el 43% respondió mejor contra el 38% que dijo peor, mientras que respecto de la inflación, el 41% respondió mejor versus un 39% que señaló peor. Pero cuando las preguntas se orientaron a la microeconomía, las respuestas se invirtieron drásticamente. Consultados sobre la estabilidad de su situación laboral, el 52% estimó que será peor contra un 25% que prevé que será mejor; en tanto que un 52% espera contar con una peor capacidad de compra, contra un 25% que estima tener un mejor poder adquisitivo. El 37% de los encuestados dijo tener temor a perder el empleo en los próximos 6 meses, porcentaje que en la clase baja salta al 51%. Todo en un contexto donde la gente empieza a quedarse sin resto.
Ante la pregunta “¿Cuánto podés esperar a que el plan económico de Milei comience a dar resultados positivos?”, el 46% dijo no poder esperar y necesitar que la situación empiece a mejorar; 18% señaló que podría esperar unos 3 a 6 meses y 26% contestó “un año o más”. Del trabajo también surge que la población espera que se anuncien medidas de alivio. El informe aclara que, de todos modos, la mitad de la gente mantiene la esperanza en que la economía mejorará en los próximos 12 meses.
El fin de semana pasado, en su blog, Domingo Cavallo, uno de los pocos economistas que Milei respeta, también pidió ocuparse de la micro y advirtió que la inflación podría volver a subir. “La microeconomía será un ingrediente esencial para que pueda fructificar la labor del nuevo jefe de Gabinete en materia de búsqueda de consensos con los gobernadores y mantenimiento de la paz social”, advirtió. Su receta: eliminar el cepo para destrabar el funcionamiento de las empresas.
¿Lo escuchará el Gobierno? Los empresarios que visitan los despachos oficiales hace tiempo que se van con el mismo mensaje: “Nosotros les arreglamos la macro, ustedes hagan el resto”. Es fruto de una visión que sostiene que con las cuentas ordenadas y la inflación en baja todo el resto se acomoda solo. En tanto, el reloj corre y, si la economía no repunta, los errores de gestión serán cada vez más difíciles de disimular.
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Señal oficial: Francos visitó a la UIA en medio de la ansiedad por la economía
Crisis. “No me animaría a decir que hay brotes verdes”, sentenció Daniel Funes de Rioja luego de la reunión con el jefe de Gabinete
Ignacio Grimaldi
El sector industrial ocupó los primeros lugares de la agenda del flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos. “Fue una reunión de trabajo en la que plantearon los temas ellos”, resumieron fuentes oficiales que acompañaron ayer al nuevo hombre fuerte del Gobierno a un almuerzo con la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA). Del otro lado, el titular de la entidad, Daniel Funes de Rioja, se mostró “contento” por el veloz interés oficial en el sector, aunque dejó en claro: “Una cosa es atendernos y otra cosa es solucionarnos [los problemas]”.
Funes de Rioja le dijo a Francos que la industria no es ajena a los indicadores de caída de la actividad económica que se repiten. “Decimos: ‘Ojo, no queremos que se caiga la industria, atendamos esta realidad micro’”. En ese sentido, fue más específico y estimó que “hay ansiedad y expectativa por el futuro”. De esta manera, la entidad fabril le presentó al jefe de Gabinete un cuadro de situación atravesado por el reclamo de una recuperación que, según su visión, debería ser coordinada entre la industria, el campo y la construcción. “El sálvese quien pueda (...) tampoco alcanzaron los botes en el Titanic”, resumió Funes de Rioja con habilidad cinematográfica.
Tras la reunión con Francos, el análisis empresario incluyó datos del impacto que trajo el enfriamiento de la actividad económica, así como también precisiones y pedidos para acelerar la reactivación en medio de una “contracción que le pega a la industria”. Hoy habrá más números: se conocerá el dato de industria de abril y si hubo o alguna mejora. “No me animaría a decir que hay brotes verdes”, declaró el titular de la UIA al mismo tiempo que sembró dudas sobre la caída “tocó piso”.
Estas palabras de Funes de Rioja se mueven en la misma sintonía de los números relevados por la última encuesta de la UIA con información hasta el mes de abril. Según esa publicación, el 53% de las empresas respondieron que cayó su producción, el 59,8% reportaron reducción de ventas internas, el 37% reconoció exportar menos y el 12,3% admitió tener atrasos en pagos para afrontar integralmente todas sus obligaciones (salarios, proveedores, compromisos financieros, tarifas de servicios públicos e impuestos). Además, en un dato sensible, el 24,3% indicó que achicó su planta de empleados. Pese a que el dato parece abultado, Funes de Rioja analizó que el impacto de la retracción en el empleo “no es significativo”.
Al mismo tiempo, recordó que Francos le explicó a todo el comité ejecutivo de la entidad fabril que “hay un plan macroeconómico en marcha” y que, luego de la normalización, vendrían reformas más estructurales. Ninguna de las partes se anima a decir cuándo llegará el momento posterior a la normalización, como tampoco nadie se aventura en marcar una fecha o mes para el inicio de la recuperación o para la salida del cepo, dos de las repetidas preguntas “del millón”.
A propósito del saneamiento de las cuentas públicas y el esfuerzo del Gobierno por conservar el superávit, Funes de Rioja también se encargó de mostrar otro punto de vista: “No hay micro sin macro, pero tampoco hay macro sin micro”.
De esta manera, el representante de los industriales resumió que si el Gobierno dice “no hay plata”, ellos dicen que “tampoco” la tienen. Fue otra traducción de la palabra “ansiedad” en boca del máximo representante del sector industrial.
Si Francos es señalado como uno de los principales negociadores del Gobierno en medio de la extensa discusión por el proyecto de Ley Bases, Funes de Rioja no perdió oportunidad para hablar de uno de los puntos más polémicos, para los empresarios, de la iniciativa oficialista y que impacta de lleno en la industria. De este modo, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) ganó protagonismo.
El titular de la UIA reiteró su reclamo por la desigualdad de condiciones que generaría el RIGI entre productores locales y posibles importadores que contraten las inversiones superiores a US$200 millones que se apliquen en este sistema. Uno de los beneficios que percibirían es la eliminación de derechos de importación. “La distorsión viene por el lado tributario, no por la calidad ni la competitividad”, argumentó Funes de Rioja, quien, a su vez, no dudó un segundo en marcar su posición: “Hay que preservar la lógica de las posibilidades de competencia del sector nacional”.
No es una nueva crítica de la UIA. Pero, pese a eso, en el debate en comisiones del Senado no se introdujo el cambio esperado por el sector industrial. De todas maneras, allí descuentan que todavía falta un largo debate que podría permitir agregar modificaciones al proyecto, al que consideran “necesario”.
Con foco en la reactivación, Funes de Rioja le comentó a Francos que la entidad trabaja en su propia versión del RIGI. En realidad, esa propuesta no estaría orientada a grandes inversiones, sino a montos más pequeños. Todavía no se conoce la letra chica de esa propuesta.
Baja de impuestos, mejoras en infraestructura para reducir costos de logística y acceso al crédito son los puntos en los que el titular de la entidad fabril concentra los pedidos al oficialismo para que la reactivación no demore mucho en llegar.
Sobre el acceso al crédito, Funes de Rioja admitió que se abrió “una ventanita”. Con relación a la logística, Francos le comentó que el gobierno nacional está trabajando para firmar convenios con provincias y municipios para retomar la actividad en la obra pública considerada “estratégica”, como, por ejemplo, rutas de abastecimiento productivo para Vaca Muerta.
La cuestión impositiva es la que aparece por encima de cualquier reclamo empresario y la que, en simultáneo, presenta más incertidumbre. Por ejemplo, el impuesto PAIS tiene fecha de vencimiento este año, pero nadie asegura cuándo exactamente dejará de estar vigente el cepo y, en consecuencia, este tributo, que sostiene la recaudación del fisco, pata clave en el equilibrio entre ingresos y gasto público.
En línea con la materia tributaria, Funes de Rioja también citó otro estudio de la UIA sobre presión fiscal en la Argentina. Dicho trabajo de la entidad analizó siete impuestos (IVA, Ganancias, Ingresos Brutos y Sellos, entre otros). De acuerdo con la comparación con otros 24 países, entre los que se encuentran Brasil, Chile, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, el sector formal argentino es el que mayor carga tributaria tiene, con un 50,7%. “El costo argentino está marcado por la presión fiscal exorbitante sobre el sector formal”, afirmó.
Pese a los puntos señalados y la mencionada “ansiedad” del sector por la llegada de la reactivación, Funes de Rioja valoró el gesto oficial de Francos de haber asistido a la sede la UIA: “Que el jefe de Gabinete esté acá señala que interés hay”
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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