miércoles, 21 de agosto de 2024

CONFLICTO SALARIAL Y EL ESCENARIO




Casi 5000 pasajeros, otra vez rehenes de un paro
Los pilotos realizaron una asamblea que provocó cancelaciones y demoras en vuelos de Aerolíneas Argentinas por la mañana; Flybondi, JetSmart y Latam sufrieron el impacto al plegarse a la protesta personal de Intercargo
Luján Berardi y Valeria MusseReprogramaciones, filas, equipaje acumulado y esperas en el Aeroparque Jorge Newbery, ayer a la mañana, por acciones sindicales
Reprogramaciones, cancelaciones y demoras afectaron ayer a vuelos desde y hacia el Aeroparque como consecuencia de una medida gremial que volvió a tomar como rehenes a los pasajeros. Fueron más de 4600 los afectados por una asamblea de pilotos, a la que luego se plegó personal aeronáutico y de manejo de equipajes, en reclamo de un aumento salarial. Hay otras cuatro asambleas previstas para lo que resta de agosto en diferentes aeropuertos, que también impactarían en las operaciones aéreas.
Alegando que sus sueldos están “degradados” tanto internacional como localmente, miembros del gremio Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) encabezaron ayer en el Aeroparque la primera de una serie de asambleas convocadas para reclamar una recomposición salarial a la empresa Aerolíneas Argentinas. La medida afectó el normal servicio de la línea de bandera, sobre todo los vuelos que tenían previsto operar entre las 9 y las 11.30: más de 15 debieron ser cancelados y otros ocho sufrieron demoras, con 2490 pasajeros damnificados.
Las operaciones de Flybondi, JetSmart y Latam también se vieron perjudicadas por las acciones sindicales debido a que el personal de la compañía Intercargo, que brinda servicios de handling, se sumaron a una asamblea convocada por la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), también en la terminal Jorge Newbery.
Flybondi debió cancelar, hasta el mediodía, 12 vuelos, lo que impactó en más de 2200 pasajeros, según información a la que accedió
“No se descartan mayores afectaciones a la operación luego de finalizada la medida, debido al efecto de arrastre en la programación de vuelos”, se agregó en el comunicado.
Por otro lado, desde JetSmart remarcaron que se aplazaron dos vuelos, pero pasado el mediodía ya habían levantado la protesta, por lo que fuentes de la empresa confirmaron la salida de ambos en el día, a la vez que afirmaron no haber registrado cancelaciones.
Según Latam, los vuelos provenientes de Santiago de Chile y San Pablo sufrieron demoras en la entrega de equipajes, una de las tareas del personal de Intercargo, mientras que el retraso en las partidas, hacia las mismas dos ciudades, representaron entre media hora y una hora y veinte de espera, pero sin mayores problemas.
La medida fue liderada por Edgardo Llano, jefe de la APA desde hace 20 años; Pablo Biró, titular de la APLA desde hace 12 años, y Rubén Fernández, referente de la Unión del Personal Superior y Procon de Empresas Aerocomerciales (UPSA) desde hace 14 años.
Carlos Rodríguez, un pasajero que esperaba en el Aeroparque, contó que a las 21 de anteayer enviaron un mail a la empresa porque había sacado pasajes con la tarjeta corporativa y, como nadie le avisó, llegó ayer a las 6 a la estación aérea, cuando su vuelo por JetSmart hacia Santiago de Chile había sido movido a Ezeiza. “Cuando me presenté a despachar mi equipaje me dijeron que había paro de 9 a 12 de Intercargo. Igual, la empresa muy amablemente me hizo el cambio del pasaje con salida a las 12”.
Pese a la medida de fuerza a anunciada por el gremio de pilotos, el Jorge Newbery había amanecido tranquilo, ya que a muchos de quienes debían tomar vuelos más temprano, según contaron diferentes pasajeros, se les advirtió del cambio de sede u horario.
No fue el caso, sin embargo, de un grupo de chicos de 11 años que esperaban abordar para irse de viaje de egresados. Constanza Rodríguez aguardaba a que su hija pudiera tomar el avión a Puerto Madryn junto sus compañeros. Era una camada de 40 y nadie les había avisado la modificación de horario ni que los alumnos serían distribuidos en diferentes aviones.
“Iban a viajar todos juntos a las 10.30 de la mañana. Ahora los cambiaron. Todos viajan a las 13.30, menos siete que quedaron en un avión que sale a las 15. De esto nos avisaron cuando ya estábamos acá. Las mamás de los siete que quedaron afuera se están quejando. Son siete nomás, tendrían que viajar todos juntos”, sostuvo. Además, detalló que los directivos del colegio debían reorganizarse para que el grupo más pequeño no viajara sin supervisión adulta.
Carlos, de 44 años, fue otro ejemplo de un pasajero que llegó al Aeroparque sin saber de las demoras que se iban a producir. Tenía vuelo programado para las 11.40 con destino a la capital salteña, pero le avisaron de las demoras cuando realizó el check-in.
“Me dijeron que podría salir más o menos 14.30. Nadie me informó nada antes, me enteré viendo que había periodistas reunidos y escuché el tema de la asamblea ya estando acá. Cuando alguien dijo ‘paro’ me acerqué al sector de Aerolíneas Argentinas a averiguar. Ahí me informaron que cuando termine la asamblea me dicen cuándo sale el vuelo”, describió.
Tenía que llegar a Salta a las 14, porque a las 16 debía tomar un colectivo que lo llevaba a su pueblo. Si por las demoras no accedía al trasbordo de transporte, debía informarle a la aerolínea para obtener un reintegro por los gastos ocasionados.
Con el correr de las horas y de la asamblea, algunos vuelos se cancelaron directamente y la gente empezó a acumularse en filas cada vez más largas. Algunos pasajeros comentaban que habían conseguido pasajes para el mismo día, aunque un poco más tarde de lo planeado.
En el caso de Aerolíneas, ofreció a los pasajeros de los vuelos afectados cambiar sus pasajes sin penalidad. Y a quienes no aceptaron se les prometió reubicarlos el mismo día en otros horarios.
Además, siete vuelos de la compañía estatal fueron programados para salir desde Ezeiza, con destifesional
nos a Mar del Plata, San Pablo, Comodoro Rivadavia, Mendoza (2), Santiago de Chile y Bariloche.
Fueron 16 (ocho salidas y sus regresos) los establecidos para horarios entre las 9 y las 11 que debieron ser cancelados, lo que afectó a 1570 pasajeros. Desde la empresa comunicaron que “ya no habrá servicios anulados”. También los viajes previstos entre las 11 y las 11.30 (cuatro salidas más los regresos) se demoraron alrededor de dos horas, con perjuicio para 860 usuarios. A las 11 solo quedaban por reubicar mañana a 60 pasajeros, según informó la aerolínea estatal.
Desde los gremios anunciaron que mañana al mediodía realizarán una conferencia de prensa en la sede de APLA para brindar detalles sobre las medidas de fuerza.
“Desde hace meses estamos transitando una negociación paritaria con Aerolíneas Argentinas por la recomposición salarial, manteniendo una enorme prudencia y responsabilidad. La temporada alta de verano se llevó a cabo sin conflictos, apostando al diálogo y al entendimiento”, indicaron desde el gremio a través de la red social X. “A cambio, recibíamos sistemáticamente propuestas mediocres y muy por debajo de los índices de inflación por parte de la empresa. Se decidió llevar adelante una medida de acción directa coincidente con el inicio del receso invernal”, se agregó.
Según APLA, fue entonces que la Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria y la medida de fuerza quedó en suspenso. “Pero nunca fuimos convocados a negociar; en paralelo, la empresa de manera desleal se encargó de vulnerar nuestro convenio colectivo de trabajo reiteradamente”, reclamó el sindicato que conduce Pablo Biró, y remarcó: “Lo que recibimos fueron ofertas desechables que faltan el respeto a nuestra profesión”.
“Venimos desde principios de año tratando de encontrar un acuerdo de recomposición salarial en línea con la inflación, nunca lo pudimos lograr. Tuvimos paciencia y tratamos de contribuir, pero no fue posible. Ofrecieron siempre parches desde Aerolíneas. Estamos en nuestro período paritario (del 1º de octubre de 2023 al 30 de septiembre de 2024) y quedamos casi 70 puntos por debajo de la inflación. La empresa decidió no reconocer la inflación de noviembre y diciembre, que fueron altísimas”, explicó Juan Pablo Mazzieri, secretario de prensa de APLA en diálogo con Futurock.
Además de los pilotos, se sumaron a la asamblea tripulantes de cabina y, en otra reunión paralela, personal de Intercargo. “Hay un malestar generalizado en la industria aerocomercial”, añadió.
De no avanzar la negociación con las autoridades de Aerolíneas Argentinas –la instancia de conciliación ya se venció–, la asamblea de ayer habrá sido la primera de al menos cuatro más. Según el esquema anunciado, la próxima se realizaría pasado mañana en la terminal internacional de Ezeiza, desde las 21. Luego, habría otras tres, el martes, el miércoles y el viernes de la semana próxima.

LOS TRES LÍDERES DETRÁS DE LA CONVOCATORIA

El paro aeronáutico fue liderado por Edgardo Llano, jefe de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA); Pablo Biró, titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), y Rubén Fernández, referente de la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA). Son los tres sindicatos más influyentes de los diez que hay en la actividad.

Pablo Biró



◗ Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA): Pablo Biró es el referente de los pilotos desde hace 12 años. Integra la CGT y fue un acérrimo opositor a la política de “cielos abiertos” que impulsó Mauricio Macri durante su gestión. Le surgió un gremio de pilotos a modo de competencia, pero en las líneas “low cost”. Intentó forzar un paro, pero su propuesta no generó adhesión plena en las bases; por esa razón, se determinó una protesta escalonada y programada, como la de ayer.

Edgardo Llano



◗ Asociación del Personal Aeronáutico (APA): Edgardo Llano es su jefe desde 2004. Integra la CTA de Hugo Yasky, con un gremio que tiene 7000 afiliados. Buena parte de sus representados están afiliados a La Cámpora. En Facebook comparte fotos con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; el exministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro; el dirigente social Juan Grabois, y el presidente de Brasil, Lula da Silva, entre otros. También tiene fotos con Sergio Massa y algunas publicaciones a favor de Cristina Kirchner.

Rubén Fernández



◗ UnióndelPersonalSuperior Aeronáutico (UPSA): Rubén Fernández es su titular desde hace 14 años. Integra la CGT y su referente sindical es Hugo Moyano. En UPSA está organizado el personal jerárquico y, en su momento, también estuvo a cargo de Intercargo, el servicio estatal de rampa para los aviones.

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Ante un gobierno que los expone
Diego Cabot
Las asambleas de los empleados de Aerolíneas Argentinas e Intercargo que se programaron para toda la semana esconden varias causas que no están en la superficie. Detrás de las protestas hay internas gremiales, reclamos salariales con cierta razón, sobreactuación, temor y, sobre todo, una enorme desorientación a la hora de entender dónde posicionarse frente a un gobierno que los trata como empleados públicos y una sociedad que no les perdona los privilegios de que disfrutaron durante la extensa gestión de La Cámpora, hasta diciembre pasado.
En principio, está la cuestión salarial. Los gremios aeronáuticos están “recalculando”: no saben dónde pararse frente a la nueva escenografía que trazó la administración de Javier Milei. Juegan al gallito ciego en un cuarto en el que hay paredes nuevas, pero no conocen dónde. Lo primero que sucedió es que este año, desde la Casa Rosada, bajó una orden: aplicarles una recomposición salarial similar a la que les aplicaron a los empleados públicos representados por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).
Semejante innovación en el método generó que los sindicatos del sector tuvieran que asimilar un golpe a la mandíbula. Pero quedaron de pie, y a aquel aumento se sumaron algunos beneficios convencionales, cosa de que hubiera algo más de dinero en los bolsillos de los empleados. Por caso, lo que negocian los gremios son cuestiones como viáticos, beneficios o ascensos para los empleados. Esos artículos, conocidísimos por Hugo Moyano, son los que permiten decir que la recomposición es un número, cuando finalmente en los hechos se concedió un porcentaje más alto.
A esa situación se sumó otra: el Gobierno no conversa demasiado durante las protestas. Esa metodología de amenazas, declarar la conciliación obligatoria y dejarla transcurrir para regresar con la negociación terminada ahora parece oxidada. Desde hace 20 años, con la irrupción de los subsidios a nivel masivo en el mundo de los colectivos, los trenes y los aviones, los sindicalistas que se desarrollan en estos sectores han pasado a negociar gasto público más que verdaderas convenciones colectivas de trabajo.
Ahora, Milei impone reglas de conducta de gasto y no teme a las medidas de fuerza. Los sindicalistas tienen que recalcular sus movimientos. A esto se suma algo más: los usuarios perdieron la paciencia y, ante una protesta, cargan las tintas contra los jerarcas de los gremios y no tanto contra el Gobierno.
De a poco, la receta para evitar un paro del transporte se convirtió en una metodología conocida: aumentar el gasto y terminar con el asunto. En 22 años que cumple el sistema que amaneció con la caída de la convertibilidad, en 2002, el paro de transporte no era un problema, sino un costo. Y como sucede siempre en la cabeza de quienes tienen dinero, si es un costo y se arregla con plata, pues ya dejó de existir el problema.
Los funcionarios que se sucedieron, administradores temporales de la máquina de hacer billetes, aceleraban la maquinita y se evitaba el paro. El costo se traducía en emisión y un poco más de gasto público. De paso, con ese remedio que durante años se usó como antídoto, se metía una cuña para que otras medidas de fuerza perdieran impacto.
Todos quedaron en una posición incómoda ante el imperio de las planillas de cálculo de los fiscalistas que manejan hoy el Gobierno. El primero que lo sufrió fue Omar Maturano, el líder de La Fraternidad. Hizo un paro en febrero y en 24 horas se convirtió en la referencia de miles de usuarios de las redes sociales. Lo mostraron posando junto a autos de lujo e inmediatamente cotizaron esos vehículos, cosa de ilustrar la vida del sindicalista. Pocos días después, firmó manso con lo mismo que tenía antes de la medida de fuerza. Los aeronáuticos no quieren saber nada con pasar por ese lugar.
De hecho, quienes miran de cerca a los gremios del sector advierten algunas cosas que han cambiado. La primera, que estas asambleas no se anunciaban en otra época. Tomaban por sorpresa a sus empleadores y, sobre todo, a los pasajeros. Ahora las anunciaron y eligieron algunos horarios que no son tan centrales. Por caso, si el objetivo buscado hubiese sido el caos en el hall de la estación, el horario ideal era a la mañana temprano.
Como se dijo, al aplicarse el acuerdo de ATE, los aeronáuticos perdieron contra la inflación. Claro que no fueron los únicos. Tampoco es que quedaron por debajo de la industria, ya que, cuando se miran las horas de vuelo, en el caso de los pilotos, o bonificaciones, siempre están por arriba. En el medio, todo transcurre en un continuo drenaje de empleados que dejan la empresa. Menos trabajadores; menos empleados.
Para entender un poco más. En diciembre, cuando asumió Milei, Aerolíneas tenía 11.890 empleados, mientras que al día de hoy la nómina tiene 11.110, además de alrededor de 120 que se anotaron para hacer efectivo el retiro voluntario a fin de mes. En tanto, solo se incorporaron a la empresa tres empleados nuevos, todos ellos funcionarios.
El plan de reducción de personal, que mantiene su rumbo, despertó las internas en los gremios. Algunos, más identificados con el ala camporista que quedó después de que terminó el mandato de Luis Ceriani, el enviado por la agrupación, piden endurecer las posiciones frente la política oficial. Y entonces los gremialistas algo tienen que hacer.
Una cosa más. En enero, cuando la Confederación General del Trabajo (CGT) llamó a un paro, el Gobierno, puntualmente la Dirección de Inspecciones Federales de Trabajo, le aplicó a la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) una multa de 160 millones de pesos. El gremio apeló, pero el antecedente intimidó a sus colegas.
Así las cosas, se viene una semana en modo protesta. Milei ya ha dado muestras de que no se siente incómodo en los conflictos con los gremios. Aprovecha y expone a los gremialistas. Mientras, estos recalculan y tratan de mantener la ascendencia entre los suyos, y, por otro lado, no incomodar demasiado a la Casa Rosada.


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