La Rioja: Ricardo Quintela limita el uso de las cuasimonedas y solo los funcionarios cobraron parte de su sueldo en “Chachos”
Hay en circulación unos $40 millones y el gobernador apeló a ellos para abonar el sueldo de sus funcionarios y un bono a estatales
Gabriela Origlia
CÓRDOBA.- A siete meses de que la Legislatura le aprobara la emisión de cuasimonedas, “los Chachos”, el gobernador riojano, Ricardo Quintela, los usa a cuentagotas. Si bien puede pagar hasta el 30% del salario de los estatales con los papeles, anunció que durante julio seguirá cancelando la totalidad del sueldo en pesos y sí, les dará el equivalente a $50.000 de un bono extra en Chachos. Hasta ahora, solo los funcionarios de más rango cobraron el mes pasado una parte en este Bono de Cancelación de Deuda (Bocade). Por eso, no hay prácticamente circulación en comercios; los que lo reciben lo usan para pagar impuestos o servicios al Estado.
Si bien la autorización de emisión alcanza a los $22.500 millones, hasta ahora se imprimieron US$9300 millones (el equivalente al 1,8% de la masa monetaria provincial del primer semestre). En circulación hay unos $40 millones. Hasta el 31 de diciembre la cuasimoneda da un interés del 17%.
Quintela justifica la emisión de la cuasimoneda en el “no envío de los fondos correspondientes a la provincia por parte del gobierno Nacional, la devaluación, el ajuste y la profunda crisis que están atravesando todas las provincias”. Lo que reclama es la “compensación” que La Rioja recibe por la quita de un punto de la coparticipación; la “deuda” era de $9300 millones a inicios de año.
Javier Milei y Quintela llevan varios cruces. “La verdad es que el gobernador recibe lo que tiene que recibir [en materia de coparticipación y transferencias]. Nosotros no nos quedamos con el dinero de nadie. Si gasta plata contratando a Lali Espósito y después no le paga a los policías, no es un problema nuestro”, dijo el Presidente, quien además irónicamente le dio la “bienvenida” a los bonos y enfatizó que la Nación no los rescatará.

Quintela busca tener perfil nacional. Periódicamente hace declaraciones fuertes sobre el gobierno nacional con el objetivo de ganar espacio. Por ejemplo, pone en duda que la gestión libertaria termine su período de cuatro años. Las últimas veces no logró respuesta de la primera línea mileista. “Inundar” La Rioja de cuasimonedas le implicaría revivir las protestas y manifestaciones callejeras de comienzos de año.
Juan Keulian, director del Centro Comercial e Industrial de La Rioja, admitió que todavía no se ven cuasimonedas en los negocios: “Hay algo, muy poco. Seguramente con el pago del extra haya compras que no sean las más necesarias y empiecen a circular más. Venimos haciendo una campaña explicando que si se paga con uno de alta denominación y se gasta poco no se les dará el vuelto en pesos; otra cosa es pagar con uno de 50.000 una compra de 48.000″. Hay Bocades de 1.000; 2.000; 5.000; 10.000; 20.000 y 50.000.
A comienzos de julio, sin que prácticamente ningún comerciante riojano viera los “Chachos”, hubo una campaña protagonizada por los periodistas Julia Mengolini y Diego Brancatelli mostrándose con los papeles y hablando de sus “beneficios”.
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Francisco visitó a la sobrina de una de las monjas francesas desaparecidas en 1976
Se trata de sor Geneviève Jeanningros, que vive en una casa rodante en las afueras de Roma; su tía Léonie Duquet fue víctima de Astiz
Elisabetta Piqué
Francisco mostró su cercanía con sor Geneviève
ROMA.– En una tarde calurosa, cuando el termómetro marcaba 35 grados, el papa Francisco interrumpió su mes de “vacaciones” y salió del Vaticano para ir a visitar a sor Geneviève Jeanningros, monja de la Congregación de las Hermanitas de Jesús y sobrina de Léonie Duquet, una de las dos religiosas francesas desaparecidas durante la dictadura, que fue víctima de Alfredo Astiz.
Sor Jeanningros vive desde hace cinco décadas en una casa rodante al lado de un parque de diversiones de Ostia, en las afueras de Roma, donde realiza un trabajo pastoral con personas necesitadas de esa comunidad.
La visita, de carácter privada y de la que informó el Vaticano, tuvo lugar justo en medio de las duras críticas que provocó en la Argentina la visita que diputados nacionales libertarios les hicieron a Astiz y a otros condenados por crímenes de lesa humanidad en el penal de Ezeiza.
“No tuvo absolutamente nada que ver con eso”, dijo a la nacion sor Geneviève, quien aseguró que, si bien ella estaba enterada de la polémica visita sucedida en la Argentina, con el Papa no tocaron para nada el tema.
La visita de los legisladores de La Libertad Avanza a genocidas también creó zozobra en Francia, donde Astiz es un símbolo del régimen militar que gobernó el país entre 1976 y 1983 porque tuvo un papel principal en el secuestro, las torturas y la desaparición de las religiosas francesas Alice Domon y Duquet en diciembre de 1977. Astiz está condenado a cadena perpetua.
“El Papa vino por el Luna Park y por el circo, colectivos que han sufrido mucho durante la pandemia y a veces se sienten desatendidos, y para bendecir una estatua de la Virgen Protectora del Espectáculo Itinerante y del Circo… Y después se quedó saludando a los chicos en una sala y a ver un pequeño espectáculo de circo que le había preparado”, detalló a la sobrina la nacion de Duquet.
La religiosa mantiene desde hace años una relación muy cálida con el Pontífice, que ya había visitado su obra en 2015. Sor Geneviéve, de 81 años, suele ver al Papa el miércoles después de la audiencia general, cuando le lleva a grupos de nómades, gente del circo y personas LGBT+.
La relación
Si bien hoy el vínculo entre ella y Francisco es de amistad, no fue tan así en el pasado. Sor Geneviéve, en efecto, había quedado mal cuando, el 25 de septiembre de 2005, luego de la identificación del cuerpo, su tía fue enterrada en el jardín de la Iglesia de la Santa Cruz, en Buenos Aires, junto a otras madres de Plaza de Mayo, entre las cuales estaba Esther Balestrino de Careaga, que había sido profesora de Química de Jorge Bergoglio. En esa ceremonia, si bien hubo personalidades civiles, no asistió nadie del episcopado, algo que le dolió mucho a sor Geneviéve, que decidió entonces, años más tarde, escribirle una carta al entonces arzobispo y cardenal primado de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, y dejársela en el hotel para eclesiásticos donde solía quedarse cuando viajaba a Roma. Aunque no se lo esperaba, después de esa carta, en la que había dejado su número de teléfono, recibió un llamado de Bergoglio, que reconoció su error y le pidió disculpas: “Hermana, hizo bien en decírmelo, así se hace entre hermanos y hermanas”.
Tal como consignó Vatican News, el arribo del Santo Padre al parque infantil de Ostia –donde vive y trabaja la hermana Geneviève desde hace 56 años– estuvo marcado “por el chasquido de dos besos” que se intercambiaron. El Papa, además, llamó cariñosamente a la religiosa una “enfant terrible”. “¡Qué gran alegría nos regala!”, dijo la monja con su acento francés, abrazando al Pontífice, que, durante el encuentro, agradeció a todos los circenses, payasos, acróbatas y trabajadores del espectáculo itinerante “por hacer sonreír a la gente”.
La religiosa ofreció su testimonio sobre cómo vivió la desaparición de las monjas francesas en la Argentina y el posterior hallazgo de los restos en el libro La verdad los hará libres, publicado el año pasado por el Episcopado, en el que se revisa la actuación de la Iglesia en esos años oscuros.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
ROMA.– En una tarde calurosa, cuando el termómetro marcaba 35 grados, el papa Francisco interrumpió su mes de “vacaciones” y salió del Vaticano para ir a visitar a sor Geneviève Jeanningros, monja de la Congregación de las Hermanitas de Jesús y sobrina de Léonie Duquet, una de las dos religiosas francesas desaparecidas durante la dictadura, que fue víctima de Alfredo Astiz.
Sor Jeanningros vive desde hace cinco décadas en una casa rodante al lado de un parque de diversiones de Ostia, en las afueras de Roma, donde realiza un trabajo pastoral con personas necesitadas de esa comunidad.
La visita, de carácter privada y de la que informó el Vaticano, tuvo lugar justo en medio de las duras críticas que provocó en la Argentina la visita que diputados nacionales libertarios les hicieron a Astiz y a otros condenados por crímenes de lesa humanidad en el penal de Ezeiza.
“No tuvo absolutamente nada que ver con eso”, dijo a la nacion sor Geneviève, quien aseguró que, si bien ella estaba enterada de la polémica visita sucedida en la Argentina, con el Papa no tocaron para nada el tema.
La visita de los legisladores de La Libertad Avanza a genocidas también creó zozobra en Francia, donde Astiz es un símbolo del régimen militar que gobernó el país entre 1976 y 1983 porque tuvo un papel principal en el secuestro, las torturas y la desaparición de las religiosas francesas Alice Domon y Duquet en diciembre de 1977. Astiz está condenado a cadena perpetua.
“El Papa vino por el Luna Park y por el circo, colectivos que han sufrido mucho durante la pandemia y a veces se sienten desatendidos, y para bendecir una estatua de la Virgen Protectora del Espectáculo Itinerante y del Circo… Y después se quedó saludando a los chicos en una sala y a ver un pequeño espectáculo de circo que le había preparado”, detalló a la sobrina la nacion de Duquet.
La religiosa mantiene desde hace años una relación muy cálida con el Pontífice, que ya había visitado su obra en 2015. Sor Geneviéve, de 81 años, suele ver al Papa el miércoles después de la audiencia general, cuando le lleva a grupos de nómades, gente del circo y personas LGBT+.
La relación
Si bien hoy el vínculo entre ella y Francisco es de amistad, no fue tan así en el pasado. Sor Geneviéve, en efecto, había quedado mal cuando, el 25 de septiembre de 2005, luego de la identificación del cuerpo, su tía fue enterrada en el jardín de la Iglesia de la Santa Cruz, en Buenos Aires, junto a otras madres de Plaza de Mayo, entre las cuales estaba Esther Balestrino de Careaga, que había sido profesora de Química de Jorge Bergoglio. En esa ceremonia, si bien hubo personalidades civiles, no asistió nadie del episcopado, algo que le dolió mucho a sor Geneviéve, que decidió entonces, años más tarde, escribirle una carta al entonces arzobispo y cardenal primado de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, y dejársela en el hotel para eclesiásticos donde solía quedarse cuando viajaba a Roma. Aunque no se lo esperaba, después de esa carta, en la que había dejado su número de teléfono, recibió un llamado de Bergoglio, que reconoció su error y le pidió disculpas: “Hermana, hizo bien en decírmelo, así se hace entre hermanos y hermanas”.
Tal como consignó Vatican News, el arribo del Santo Padre al parque infantil de Ostia –donde vive y trabaja la hermana Geneviève desde hace 56 años– estuvo marcado “por el chasquido de dos besos” que se intercambiaron. El Papa, además, llamó cariñosamente a la religiosa una “enfant terrible”. “¡Qué gran alegría nos regala!”, dijo la monja con su acento francés, abrazando al Pontífice, que, durante el encuentro, agradeció a todos los circenses, payasos, acróbatas y trabajadores del espectáculo itinerante “por hacer sonreír a la gente”.
La religiosa ofreció su testimonio sobre cómo vivió la desaparición de las monjas francesas en la Argentina y el posterior hallazgo de los restos en el libro La verdad los hará libres, publicado el año pasado por el Episcopado, en el que se revisa la actuación de la Iglesia en esos años oscuros.
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