Todos los condenados del kirchnerismo
De Cristina a Guillermo Moreno, una por una las figuras que recibieron penas por diferentes delitos
Cristina Kirchner
EXPRESIDENTA
La expresidenta fue condenada por administración fraudulenta en diciembre de 2022 a seis años de prisión por favorecer “sistemáticamente” al empresario patagónico Lázaro Báez en la adjudicación de la obra pública de santa Cruz entre 2003 y 2015. Fue inhabilitada de por vida para ocupar cargos públicos. Casación revisa su condena.
Felisa Micelli
EXMINISTRA DE ECONOMÍA
Fue la primera funcionaria kirchnerista con condena firme. En 2007, una requisa policial encontró una bolsa con dinero (más de 30.000 dólares y 100.000 pesos) en el baño de su despacho. En 2015, tres años después del fallo que la encontró culpable, la Corte confirmó la pena de tres años en suspenso y seis años de inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Ricardo Jaime
EXSECRETARIO DE TRANSPORTE
Fue condenado a 8 años por enriquecimiento ilícito, por la compra de trenes chatarra a España y portugal en 2005. también fue condenado luego por la tragedia de once a 6 años de prisión y tiene una condena por dádivas, a dos años en suspenso, y otra condena por ocultamiento de pruebas. Está libre en Córdoba.
Juan Pablo Schiavi
EXSECRETARIO DE TRANSPORTE
Fue condenado a cinco años y seis meses de prisión por su responsabilidad en la tragedia de once. En 2020, la Corte ratificó su condena por administración fraudulenta y estrago culposo. recuperó su libertad -condicional- tras cumplir las dos terceras partes de su condena en la cárcel en noviembre de 2021.
Lázaro Báez
DUEÑO DE AUSTRAL CONSTRUCCIONES
El empresario patagónico fue condenado a 10 años de prisión por lavado de dinero en la causa de la ruta del dinero K, a 6 años de prisión por fraude en la causa Vialidad, junto con Cristina Kirchner, y a 3 años y seis meses por la retención de aportes de sus empleados de austral Construcciones. Está en prisión domiciliaria en santa Cruz.
Luis D’Elía
LÍDER DE MILES
El dirigente piquetero fue condenado a cuatro años de prisión e inhabilitación por ocho años a ejercer cargos públicos por la toma de una comisaría de La Boca en 2004. En 2020, la Corte suprema dejó firme el fallo, en 2021 le fue concedida la libertad condicional y en noviembre de 2022 cumplió con su condena.
Milagro Sala
LÍDER DE LA TÚPAC AMARU
En 2022, la Corte suprema confirmó, por unanimidad, la condena de 13 años de prisión que tiene la dirigente piquetera y líder de la túpac amaru por los delitos de asociación ilícita -en carácter de jefa-, fraude y extorsión. Fue condenada a tres años de prisión en suspenso por un escrache contra el radical Gerardo morales, exgobernador de Jujuy.
Romina Picolotti
EXSECRETARIA DE AMBIENTE
En septiembre de 2021 la Justicia encontró culpable a la exsecretaria de ambiente kirchnerista del delito de fraude en perjuicio de la administración pública por haber pagado con fondos del Estado gastos personales. El tribunal oral Federal n° 6 la condenó a tres años en suspenso y la inhabilitó para ejercer cargos públicos de por vida.
Amado Boudou
EXVICEPRESIDENTE
El exvicepresidente de la nación amado Boudou fue condenado a cinco años y 10 meses de prisión, por haberse quedado con el 75 por ciento de las acciones de la imprenta Ciccone, que fabrica papel moneda. La Corte confirmó la condena en 2020. Boudou estuvo preso, cumplió su condena y está en libertad.
Fernando Esteche
LÍDER DE QUEBRACHO
Fue condenado a 3 años y ocho meses de prisión por el toF n° 8; en 2010, a tres años y ocho meses por el toF nº 3 por daño e incendio con peligro común. En 2014, el toF nº 5 lo sentenció a otros tres años por intimidación pública agravada por el uso de explosivo. tuvo una pena unificada de cuatro años y seis meses de prisión.
Ricardo Echegaray
EXTITULAR DE LA AFIP
para la Justicia, fue el soporte estatal que tuvo el plan de pagos otorgado a la empresa oil Combustibles, cuyos dueños son Cristóbal López y Fabián de sousa. Fue condenado a 4 años y ocho meses de prisión en marzo de 2022. La Justicia corroboró que gracias al delito cometido por Echegaray el Grupo indalo expandió sus negocios.
Sergio Urribarri
GOBERNADOR ENTRE RÍOS
El exgobernador de Entre ríos (2007-2015) fue hallado culpable de los delitos de negociación incompatible con la administración pública y peculado mientras todavía era embajador argentino en israel y Chipre, en abril de 2022. a urribarri la Justicia entrerriana lo condenó a 8 años de prisión e inhabilitación perpetua.
José López
EXSECRETARIO DE PLANIFICACIÓN
En junio de 2023 la Corte suprema dejó firme la pena unificada de siete años y medio contra el exfuncionario, célebre por haber tirado bolsos con millones de dólares en un convento. también fue condenado en diciembre de 2022 a 6 años de prisión por fraude en la causa Vialidad. se encuentra en libertad condicional desde noviembre de 2021.
Julio De Vido
EXMINISTRO DE PLANIFICACIÓN
Está condenado a 5 años y ocho meses de prisión por la tragedia de once, uno de las mayores siniestros ferroviarios del país. La Corte suprema mandó a revisar el monto de la condena para reducirlo. asimismo está condenado a 4 años de prisión por la compra de trenes chatarra a España y portugal. Fue absuelto en la causa Vialidad.
José Alperovich
EXGOBERNADOR DE TUCUMÁN
sobre él pesa una condena por violación sexual. Fue detenido en junio luego de que le fuera leída la sentencia del juez ramos padilla: 16 años de prisión por nueve hechos de abuso sexual, dos en grado de tentativa. La víctima era la hija de un primo. podrá recurrir, ir a la Corte, y el año próximo, tras cumplir 70, pedir cumplir la pena en su casa.
Guillermo Moreno
EXSECRETARIO DE COMERCIO
En su tercera condena, fue encontrado culpable de manipular los datos del indec entre 2006 y 2007. Fue condenado a tres años de prisión condicional y a seis de inhabilitación para ejercer cargos públicos. Ya tiene otra condena a 2 años y 8 meses y otra a dos años en suspenso. Eventualmente, podrían unificarse.
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Sharif Menem. A la sombra de su “tío” y con el mismo territorio para reconquistar
Con 22 años, milita en las filas libertarias, donde se reivindica una era, la menemista, que no vivió; mientras se encarga de los recortes en Diputados, mira a La Rioja; pasado y futuro del clan
Delfina Celichini
Sharif Menem en la Cámara de Diputados, donde es funcionario
Su apellido es sinónimo de los años 90, pero Federico Sharif Menem nació en 2002, cuando el régimen de la convertibilidad se había agotado y el menemismo ya no sonaba tanto a Miami ni a pizza con champagne, sino más bien a estallido social, desempleo y escándalos de corrupción. El último de los Menem creció a la par de la popularidad de Cristina y Néstor Kirchner, que inicialmente denostaron la presidencia del patriarca de Anillaco y la utilizaron como contracara de su propio relato. Pero nada dura demasiado en la Argentina pendular y el joven dirigente hoy está lejos de padecer su apellido en las filas libertarias, desde donde se reivindican las políticas neoliberales del pasado. Desde diciembre cuida las espaldas de su “tío” Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados.
A lo largo de sus 22 años, fueron muchas las veces que Sharif tuvo que defender y rendir cuentas por un período de la Argentina que no vivió. Para hacerles frente a los cuestionamientos, estudió al detalle las presidencias de Carlos Menem, el hijo del primo de su abuelo, Mohamed. “Ser Menem es estar y no estar en política”, resume uno de los tantos miembros de esta familia, cuyo primer referente en el país –Saúl– llegó desde Siria a principios del siglo XX.
Esta dualidad, ser y no ser, marcó la vida del joven Menem, a quien su madre quiso llamar Federico y su padre, Sharif. Fue anotado con ambos nombres, aunque rápidamente predominó la denominación de origen árabe, que significa “noble”. “Nadie me dice Federico”, admite a la nacion.
Su existencia pareciera estar dominada por la pulseada que inició con su nombre y que está vinculada a su apellido: Sharif Menem estudia la hipertécnica carrera de actuario, pero lo apasiona la política; asiste a clases en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que combina con su trabajo en la Cámara de Diputados; nació y creció en el barrio porteño de Almagro, aunque viaja como militante a La Rioja, antiguo bastión indiscutible del menemismo; cultiva un bajo perfil, pero está en el ojo de la opinión pública.
En 2020, Sharif terminó el secundario en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE). Pocos meses después, y con su carrera universitaria en marcha, tuvo que tomar una decisión. Martín Menem, a quien él se refiere como “tío” a pesar de que su vínculo es lejano, era candidato a legislador provincial por La Rioja y él lo llamó para felicitarlo. “Qué ‘te felicito’, vení mañana”, le respondió el actual titular de la Cámara baja. Sharif no desobedeció.
Recorrida
Los más de 40 grados que dominaban el suelo riojano en pleno octubre no fueron un obstáculo para Sharif y Martín Menem, quienes a fuerza de caminata y sonrisa recorrieron cada rincón de la provincia que supo ser un emblema de su apellido. Había que instalar al candidato y hacerlo conocido. Un reto nada despreciable en un territorio donde, desde el ocaso del menemismo, el peronismo kirchnerista se hizo cada vez más fuerte. Ricardo Quintela, el actual gobernador, es el exponente de esta gesta.
Sharif y Martín Menem se repartían en iguales cantidades las boletas que, de un lado y otro de la calle, cada uno dejaba debajo de las puertas de los hogares. Cuando divisaban un comercio, se agrupaban para conversar con el dueño y la clientela. Repitieron este esquema durante el mes y medio que duró la campaña. Junto a ellos había un tercer Menem, Eduardo o Lule, verdadero tío de Sharif, el hermano de su padre.
“No fue fácil: eran pocos y había mucha hostilidad”, confió a este medio un colaborador que sigue siendo parte del reducido grupo que orbita a los Menem. Sharif se convirtió, desde ese momento, en el guardián de las espaldas de Martín, rol que hoy tiene en la Cámara baja.
Para ese momento, Javier Milei era un economista mediático que aspiraba a ocupar una banca como diputado en el Congreso nacional. “El de la peluca”, repetían los Menem para hacer referencia a su líder político cuando recorrían los rincones de La Rioja, la casa matriz del libertarianismo mileísta. Esa descripción era suficiente para que la gente entendiera de quién se trataba. “Lo conocían”, se sorprende hasta el día de hoy Sharif al recordar ese momento.
Martín Menem finalmente asumió como legislador provincial y Milei hizo lo propio en el parlamento nacional. Dos años después, ambos se prepararon para un nuevo desafío: Martín fue por la gobernación de La Rioja y su jefe político disputó la presidencia.
El avance del economista libertario hacia la Casa Rosada no bastó para que Martín Menem se hiciera con el Ejecutivo provincial, pero sí le bastó para que en octubre de 2021 consiguiera una banca en la Cámara de Diputados. Su cercanía con el Presidente y su “mesa chica”, fundamentalmente su hermana Karina Milei, fue suficiente para que terminara al frente de la presidencia de la Cámara. Sharif lo acompañó durante todo este proceso y hoy cumple un rol fundamental junto a su “tío”. No solo es su mano derecha sino que, además, ejerce como director general de la Secretaría Privada del titular de Diputados. “Mi tarea es que no le lleguen los problemas a Martín”, confía el joven Menem a la nacion.
A principios de año, la designación de Sharif Menem fue duramente cuestionada por la opinión pública, a la que calificaron como un acto de nepotismo. “Trabaja conmigo hace unos tres años. Es la persona en la que más confío de todas las que tengo a la vuelta”, retrucó el presidente de la Cámara, que defendió a Sharif y se negó a removerlo de su lugar.
“Es un trabajador incasable, trabaja 14 horas por día”, repiten quienes conocen la dinámica del último de los Menem. Los legisladores del oficialismo y la oposición lo respetan. A pesar de que es el funcionario que se encarga de llevar adelante en la Cámara baja el ajuste impuesto por la administración Milei en todos los estamentos del Estado –una tarea poco simpática entre los diputados–, le tienen estima. “Es una persona muy reservada”, señala una referente de los dialoguistas.
Pese al abrupto cambio de ropaje que lo llevó a desempeñar un rol institucional, Sharif no dejó la facultad. Hace equilibrio entre su trabajo en Diputados y sus estudios para convertirse en actuario. Trabaja de día y estudia de noche, o al revés, según la jornada.
Logró combinar la ciencia estadística que estudia con su labor política: recortó la pauta publicitaria de la Cámara (que en 2023 había rondado los 1700 millones de pesos), redujo un 20% la emisión de pasajes de avión y colectivos de los legisladores, impuso el presentismo para todos los empleados de la Cámara, cesanteó los contratos de alrededor de 400 personas y vendió 45 autos de la flota oficial. “Un ahorro aproximado de 25.000 millones de pesos anuales”, precisa con orgullo.
Salpicado
Cuando la polémica por el “Astizgate” escaló, salpicó al protegido de Martín Menem. Seis diputados libertarios visitaron a represores condenados por desapariciones y torturas, y para ello se trasladaron al penal de Ezeiza en una de las combis que forman parte de la flota oficial de autos. El hecho dejó desmarcado a Sharif, encargado de la autorización de uso de los vehículos de la Cámara baja.
Sin justificar el accionar de la media docena de diputados que pidieron la combi, en el despacho de la presidencia del cuerpo salieron a desligar a Sharif de cualquier responsabilidad. Según explicaron el sistema de solicitud de vehículos permite reservar un auto sin intervención de las autoridades siempre que sea para menos de cinco personas. Para una rápida gestión, el líder de la comitiva, el diputado entrerriano Beltrán Benedit, ingresó un número menor de asistentes y aclaró en los comentarios que la cantidad de pasajeros podía ser superior.
El escándalo dejó en evidencia la sinergia protectora entre Sharif y Martín Menem. La misma que existió entre sus abuelos, que se brindaron ayuda mutua cuando eran inmigrantes sirios recién llegados a la Argentina. Este vínculo se extiende por todas las ramificaciones del clan, que encontró en Milei la reivindicación del apellido y la posibilidad de aspirar a volver a dominar La Rioja.
Cerca de Sharif aseguran que el joven no tiene “ninguna aspiración política personal”. Que sus objetivos están atados a los de Martín Menem, el candidato natural de La Libertad Avanza para gobernar la tierra de Carlos Saúl.
Por eso, el último Menem lleva siempre consigo un billete de 10.000 “Chachos”, la cuasimoneda que Quintela emitió en La Rioja para sostener el gasto público en medio de la caída de los ingresos nacionales y provinciales. Afirma que le recuerdan sus prioridades. Quizás, también, sus aspiraciones y limitantes en estas tierras pendulares. Ser o no ser.
Su apellido es sinónimo de los años 90, pero Federico Sharif Menem nació en 2002, cuando el régimen de la convertibilidad se había agotado y el menemismo ya no sonaba tanto a Miami ni a pizza con champagne, sino más bien a estallido social, desempleo y escándalos de corrupción. El último de los Menem creció a la par de la popularidad de Cristina y Néstor Kirchner, que inicialmente denostaron la presidencia del patriarca de Anillaco y la utilizaron como contracara de su propio relato. Pero nada dura demasiado en la Argentina pendular y el joven dirigente hoy está lejos de padecer su apellido en las filas libertarias, desde donde se reivindican las políticas neoliberales del pasado. Desde diciembre cuida las espaldas de su “tío” Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados.
A lo largo de sus 22 años, fueron muchas las veces que Sharif tuvo que defender y rendir cuentas por un período de la Argentina que no vivió. Para hacerles frente a los cuestionamientos, estudió al detalle las presidencias de Carlos Menem, el hijo del primo de su abuelo, Mohamed. “Ser Menem es estar y no estar en política”, resume uno de los tantos miembros de esta familia, cuyo primer referente en el país –Saúl– llegó desde Siria a principios del siglo XX.
Esta dualidad, ser y no ser, marcó la vida del joven Menem, a quien su madre quiso llamar Federico y su padre, Sharif. Fue anotado con ambos nombres, aunque rápidamente predominó la denominación de origen árabe, que significa “noble”. “Nadie me dice Federico”, admite a la nacion.
Su existencia pareciera estar dominada por la pulseada que inició con su nombre y que está vinculada a su apellido: Sharif Menem estudia la hipertécnica carrera de actuario, pero lo apasiona la política; asiste a clases en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que combina con su trabajo en la Cámara de Diputados; nació y creció en el barrio porteño de Almagro, aunque viaja como militante a La Rioja, antiguo bastión indiscutible del menemismo; cultiva un bajo perfil, pero está en el ojo de la opinión pública.
En 2020, Sharif terminó el secundario en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE). Pocos meses después, y con su carrera universitaria en marcha, tuvo que tomar una decisión. Martín Menem, a quien él se refiere como “tío” a pesar de que su vínculo es lejano, era candidato a legislador provincial por La Rioja y él lo llamó para felicitarlo. “Qué ‘te felicito’, vení mañana”, le respondió el actual titular de la Cámara baja. Sharif no desobedeció.
Recorrida
Los más de 40 grados que dominaban el suelo riojano en pleno octubre no fueron un obstáculo para Sharif y Martín Menem, quienes a fuerza de caminata y sonrisa recorrieron cada rincón de la provincia que supo ser un emblema de su apellido. Había que instalar al candidato y hacerlo conocido. Un reto nada despreciable en un territorio donde, desde el ocaso del menemismo, el peronismo kirchnerista se hizo cada vez más fuerte. Ricardo Quintela, el actual gobernador, es el exponente de esta gesta.
Sharif y Martín Menem se repartían en iguales cantidades las boletas que, de un lado y otro de la calle, cada uno dejaba debajo de las puertas de los hogares. Cuando divisaban un comercio, se agrupaban para conversar con el dueño y la clientela. Repitieron este esquema durante el mes y medio que duró la campaña. Junto a ellos había un tercer Menem, Eduardo o Lule, verdadero tío de Sharif, el hermano de su padre.
“No fue fácil: eran pocos y había mucha hostilidad”, confió a este medio un colaborador que sigue siendo parte del reducido grupo que orbita a los Menem. Sharif se convirtió, desde ese momento, en el guardián de las espaldas de Martín, rol que hoy tiene en la Cámara baja.
Para ese momento, Javier Milei era un economista mediático que aspiraba a ocupar una banca como diputado en el Congreso nacional. “El de la peluca”, repetían los Menem para hacer referencia a su líder político cuando recorrían los rincones de La Rioja, la casa matriz del libertarianismo mileísta. Esa descripción era suficiente para que la gente entendiera de quién se trataba. “Lo conocían”, se sorprende hasta el día de hoy Sharif al recordar ese momento.
Martín Menem finalmente asumió como legislador provincial y Milei hizo lo propio en el parlamento nacional. Dos años después, ambos se prepararon para un nuevo desafío: Martín fue por la gobernación de La Rioja y su jefe político disputó la presidencia.
El avance del economista libertario hacia la Casa Rosada no bastó para que Martín Menem se hiciera con el Ejecutivo provincial, pero sí le bastó para que en octubre de 2021 consiguiera una banca en la Cámara de Diputados. Su cercanía con el Presidente y su “mesa chica”, fundamentalmente su hermana Karina Milei, fue suficiente para que terminara al frente de la presidencia de la Cámara. Sharif lo acompañó durante todo este proceso y hoy cumple un rol fundamental junto a su “tío”. No solo es su mano derecha sino que, además, ejerce como director general de la Secretaría Privada del titular de Diputados. “Mi tarea es que no le lleguen los problemas a Martín”, confía el joven Menem a la nacion.
A principios de año, la designación de Sharif Menem fue duramente cuestionada por la opinión pública, a la que calificaron como un acto de nepotismo. “Trabaja conmigo hace unos tres años. Es la persona en la que más confío de todas las que tengo a la vuelta”, retrucó el presidente de la Cámara, que defendió a Sharif y se negó a removerlo de su lugar.
“Es un trabajador incasable, trabaja 14 horas por día”, repiten quienes conocen la dinámica del último de los Menem. Los legisladores del oficialismo y la oposición lo respetan. A pesar de que es el funcionario que se encarga de llevar adelante en la Cámara baja el ajuste impuesto por la administración Milei en todos los estamentos del Estado –una tarea poco simpática entre los diputados–, le tienen estima. “Es una persona muy reservada”, señala una referente de los dialoguistas.
Pese al abrupto cambio de ropaje que lo llevó a desempeñar un rol institucional, Sharif no dejó la facultad. Hace equilibrio entre su trabajo en Diputados y sus estudios para convertirse en actuario. Trabaja de día y estudia de noche, o al revés, según la jornada.
Logró combinar la ciencia estadística que estudia con su labor política: recortó la pauta publicitaria de la Cámara (que en 2023 había rondado los 1700 millones de pesos), redujo un 20% la emisión de pasajes de avión y colectivos de los legisladores, impuso el presentismo para todos los empleados de la Cámara, cesanteó los contratos de alrededor de 400 personas y vendió 45 autos de la flota oficial. “Un ahorro aproximado de 25.000 millones de pesos anuales”, precisa con orgullo.
Salpicado
Cuando la polémica por el “Astizgate” escaló, salpicó al protegido de Martín Menem. Seis diputados libertarios visitaron a represores condenados por desapariciones y torturas, y para ello se trasladaron al penal de Ezeiza en una de las combis que forman parte de la flota oficial de autos. El hecho dejó desmarcado a Sharif, encargado de la autorización de uso de los vehículos de la Cámara baja.
Sin justificar el accionar de la media docena de diputados que pidieron la combi, en el despacho de la presidencia del cuerpo salieron a desligar a Sharif de cualquier responsabilidad. Según explicaron el sistema de solicitud de vehículos permite reservar un auto sin intervención de las autoridades siempre que sea para menos de cinco personas. Para una rápida gestión, el líder de la comitiva, el diputado entrerriano Beltrán Benedit, ingresó un número menor de asistentes y aclaró en los comentarios que la cantidad de pasajeros podía ser superior.
El escándalo dejó en evidencia la sinergia protectora entre Sharif y Martín Menem. La misma que existió entre sus abuelos, que se brindaron ayuda mutua cuando eran inmigrantes sirios recién llegados a la Argentina. Este vínculo se extiende por todas las ramificaciones del clan, que encontró en Milei la reivindicación del apellido y la posibilidad de aspirar a volver a dominar La Rioja.
Cerca de Sharif aseguran que el joven no tiene “ninguna aspiración política personal”. Que sus objetivos están atados a los de Martín Menem, el candidato natural de La Libertad Avanza para gobernar la tierra de Carlos Saúl.
Por eso, el último Menem lleva siempre consigo un billete de 10.000 “Chachos”, la cuasimoneda que Quintela emitió en La Rioja para sostener el gasto público en medio de la caída de los ingresos nacionales y provinciales. Afirma que le recuerdan sus prioridades. Quizás, también, sus aspiraciones y limitantes en estas tierras pendulares. Ser o no ser.
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