viernes, 6 de septiembre de 2024

ÁLVAREZ AGIS Y FEDERICO STURZENEGGER


Emmanuel Álvarez Agis celebró el “pragmatismo” de Javier Milei y dijo que hace un “populismo culposo”
El exviceministro de Cristina Kirchner valoró que el Presidente haya desistido de dolarizar, pero cuestionó su “programa desinflacionario”, al que consideró “regresivo”; la mira en las reservas
Astrid Pikielny
Emmanuel Álvarez Agis
El economista Emmanuel Álvarez Agis valora el pragmatismo de Javier Milei que lo hizo desistir de “un evento traumático” como la dolarización y elogia también que el Gobierno se haya puesto como prioridad la baja de la inflación, pero advierte sobre las inconsistencias de un programa excesivamente regresivo que “ajusta a los pobres para que no la pasen mal los ricos” y pone en riesgo las reservas del Banco Central.
A contramano de quienes dicen que los problemas de la Argentina se solucionan eliminando el déficit fiscal, para Álvarez Agis la realidad demuestra que la baja del déficit fiscal es condición necesaria pero no suficiente. “A pesar de que hay un superávit fiscal como no veíamos en la Argentina en décadas, el Banco Central no tiene dólares”, describe Álvarez Agis, exviceministro de Economía de Cristina Kirchner entre 2013 y 2015, cuando el ministro era Axel Kicillof
Fundador y director de PXQ Consultora, Álvarez Agis cree además que la sociedad soporta la recesión porque prefiere, como sucedió con la reelección de Carlos Menem, tener un índice mayor de desempleo a tener altos índices de inflación.
Sobre el regreso de las 12 cuotas, dice que el Gobierno hace “populismo culposo” y que “entendió que tenía que ir tirando grajeas de alivio porque si no el costo recesivo al que estaba sometiendo a la sociedad era realmente demasiado alto”.
-Se cumplen nueve meses de la asunción de Milei, ¿podrías describir el cuadro de situación hoy?
-La foto de hoy es una inflación en baja después de la aceleración inicial, obviamente, pero a un altísimo costo en términos de actividad y a muy alto costo en términos de pérdida de reservas. Diría que tal vez lo que está pasando es que la sociedad argentina decidió admitir dos dígitos de desempleo con tal de que le aseguren que va a haber dos dígitos de inflación en el año. El año pasado había tres dígitos de inflación, o sea, 200% y un dígito de desempleo. Y la gente está diciendo: “Devuélvanme dos dígitos de inflación anual; no me importa, incluso, si el desempleo se duplica”. Es bastante claro que en el medio de estos nueve meses Milei cambió el programa, ¿no? Recordemos esa declaración inicial del Presidente de que íbamos a tener esa inflación dos años. Y eso no es porque el programa original salió mejor de lo esperado, es porque en el medio cambió el programa.
-¿Vos dirías, entonces, que la gente acompaña el tremendo ajuste, aunque lo padezca, porque ha decidido hacer una transacción y cambiar inflación por desempleo?
-Sí, este momento tiene algunas similitudes con los 90, aunque sea muy distinto. Cuando Carlos Menem asume la presidencia hereda 3000% de inflación anual y 5% de desempleo. Y en el 94 gana las elecciones de medio término con 14% de desempleo habiendo bajado la inflación anual al 3%. O sea, triplicó el desempleo, colapsó la inflación y la gente lo apoyó. A mí me parece que 200 puntos de inflación en el siglo XXI es como una híper en el siglo XX. Hoy son muy pocos los casos de una economía con tres dígitos de inflación anual y creo que la gente está dispuesta a hacer ese sacrificio porque con esa inflación anual la gente hace sacrificios todos los días y entonces uno entiende por qué la gente soportó la recesión. Ahora, eso también condiciona al Presidente a conseguir una baja de la inflación muy rápido y me parece que en ese apurar la baja de la inflación, la economía empieza a mostrar inconsistencias y el programa empieza a dejar claro que tiene un riesgo muy grande por el lado de la pérdida de reservas del Banco Central.
-Desde los ‘90, la situación del empleo no hizo más que empeorar. Hay un problema estructural monumental. ¿No estamos caminando en una cornisa, volviendo a producir cada vez mayores contingentes de personas que difícilmente puedan incorporarse al mercado de trabajo?
-Yo creo que ya nos caímos de la cornisa y estamos barranca abajo constantemente en materia de precarización del mercado laboral. La Argentina hace por lo menos 10 años que tiene un problema gravísimo. Uno escucha todo el tiempo discusiones sobre reformas laborales y me parece que incluso la reforma laboral que plantea el Presidente es una reforma que está pensada para el siglo XX, no para el mercado de trabajo del siglo XXI. Ya para el siglo XX era una mala reforma laboral, o sea, una reforma laboral que apuesta a que una baja del costo de contratación va a mejorar el volumen y la calidad del empleo. Creo que tendríamos que aprender de las experiencias de otros países que realmente han probado con reformas laborales regresivas, ortodoxas, o sea, precarizadoras, como le pasó a España hace unos 8 o 10 años. Y fue la propia España la que hace un año y medio decidió revertir los cambios que hizo esa vieja reforma laboral para introducir cambios que mejoren la calidad, el registro, los derechos laborales, pero que al mismo tiempo modernicen unas normativas que hoy tienen que lidiar con economía de plataforma, inteligencia artificial y teletrabajo.
-Mencionabas la pérdida de reservas del Banco Central. ¿Es posible bajar la inflación aún más? Y, en ese caso, ¿qué se necesita hacer para lograrlo de manera sostenida sin poner en riesgo las reservas?
-Yo creo que es probable bajar más la inflación, pero va a ser al costo de poner al Banco Central, tal vez, en una situación tan compleja como la que Milei tuvo cuando asumió. O sea, Milei asumió con un Banco Central con -11.000 millones de dólares de reservas netas. Logró cerrar esa brecha a cero en abril y mayo, y hoy estamos en -6000 con perspectiva de volver a estar abajo de -10.000 millones de dólares de reservas netas en enero de 2025. Entonces, me parece que el riesgo clarísimo es ese porque la verdad es que la inflación baja no porque hay emisión monetaria cero, la inflación baja básicamente porque hay un ancla cambiaria, porque se atrasa el tipo de cambio y, por supuesto, la recesión hace lo que resta del trabajo sucio. Pero el ancla cambiaria es un componente sustantivo de este programa y obviamente no se pone en estos términos porque está en contra de todo el ideario libertario que tiene el Presidente porque, digamos que el precio por excelencia que debería estar determinado por el mercado, tanto en el dólar oficial como en el dólar paralelo, acá lo regula el Banco Central.
El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo
-Milei se autodefine como libertario, mientras el Gobierno lleva adelante un programa que tiene elementos heterodoxos con intervención del Estado a través del cepo, del precio del dólar,... ¿Hay que prestarle atención a lo que Milei dice o a lo que Caputo hace?
-Primero, es un presidente que dijo que iba a dolarizar y antes de subir impuestos se iba a cortar un brazo pero que empezó con cepo, tipo de cambio controlado, aumento del Impuesto País y originalmente también había un aumento de retención. Por suerte para la población tuvo el pragmatismo de no llevarnos a una dolarización que hubiese sido un evento absolutamente traumático. Y eso sí, definitivamente, hubiese llevado a la economía a una hiperinflación. Ahora, por otro lado, pasa algo más general en la Argentina, que no es culpa de este presidente sino de los gobiernos anteriores y es que han destruido la credibilidad en la política económica. Entonces, cuando un gobierno se encuentra con un país que destruyó su credibilidad, lo único que pueden hacer los agentes económicos en ese contexto es ver lo que el gobierno hace, no lo que el gobierno dice. Así que por historia y por mérito propio de Milei, hay que prestar atención a lo que el Gobierno hace.
-Elogiás el pragmatismo de Milei que lo hizo desistir, por ejemplo, de su promesa de dolarización. ¿Hay un plan integral o hay medidas puntuales sobre la marcha?
-Yo primero obviamente saludo que no hayamos dolarizado porque te diría que después del programa con el Fondo [el FMI] que firmó Macri en 2018, dolarizar hubiese sido probablemente un error incluso más grave que ese. El acuerdo con el Fondo yo lo defino como el error más grande del siglo. ¡Y mirá que recién arranca el siglo! Ahora, creo que, en ese cambio de programa, el Gobierno se encontró en una situación medio complicada cuando se dio cuenta de que los aumentos de tarifas eran demasiado grandes, de que no podía salir del cepo, de que no podía volver a devaluar a pesar de que el dólar se le atrasaba y fue cuando empezó a cambiar el programa. Y hoy ya sí empezó a vislumbrar una estrategia que es, antes de tratar de liberar las restricciones cambiarias, ya sea parcial o totalmente, matar la inflación. Lo que pasa es que esa es una carrera respecto de qué pasa antes, si el Gobierno mata la inflación o antes el Banco Central se queda sin reservas. Y la verdad que el resultado no está escrito en piedra: depende mucho de la pericia que tenga el Gobierno. Yo soy crítico del Gobierno por tres aspectos.
Emmanuel Álvarez Agis y Axel Kicillof
-¿Cuáles son tus críticas?
-Saludo que un Gobierno tenga como prioritario bajar la inflación, porque la verdad que eso no nos ha pasado en las anteriores administraciones. Pero me parece que con algunos componentes heterodoxos que acompañaran una política de reordenamiento fiscal y monetario podríamos haber tenido una baja de inflación más rápida y menos costosa en términos de recesión. Y me parece que el Gobierno reparte muy mal la carga del ajuste fiscal. Esta es una foto fiscal que es medio Hood Robin: ajustamos a los pobres para que no la pasen mal los ricos. Pero el Gobierno ganó las elecciones, entonces me parece que la elección del programa económico corresponde a la fuerza que recibió la mayor parte de los votos por parte de la sociedad.
-¿A qué te referís con que el Gobierno reparte muy mal la carga del ajuste fiscal?
-Este es un ajuste que se basa fundamentalmente en jubilados, salarios públicos y obra pública. Y, por otro lado, mantenemos intactos la friolera de casi 25.000 millones de dólares de subsidios que reciben, en un 90%, compañías o personas que no necesitan recibirlos. Obviamente es mucho más difícil quitarles subsidios a cinco compañías enormes que a cinco millones de jubilados, pero de vuelta, es el Presidente el que tiene la legitimidad para hacerlo. A mí me da la impresión de que ahí sí hubo una segunda promesa incumplida en campaña, que es que el ajuste lo pagara la casta. Yo estaba de acuerdo en que el ajuste fiscal lo pagara la casta. Me parece que tenemos definiciones distintas de quién es la casta. No solo hay una cuestión moral o de preferencia política respecto de cómo repartir la carga del ajuste, sino que tiene que ver con los efectos económicos que tiene un ajuste fiscal que esté más sesgado a las compañías y las personas que están mejor acomodadas en la Argentina y que reciben subsidios por parte del Estado. Entonces creo que había un programa desinflacionario que desde el punto de vista distributivo podría haber sido progresivo. Este es un programa desinflacionario que es claramente regresivo.
-Para crecer son necesarias inversiones y para que lleguen esas inversiones es necesario salir del cepo en algún momento, pero eso tiene un costo y el año que viene es un año electoral. ¿Por qué llegarían las inversiones si se mantiene el cepo? Aquí hay una encrucijada, ¿no?
-Me parece que estamos asistiendo a una especie de experimento económico. El Presidente dice que él es el único Presidente libertario en todo el mundo y eso implica que estamos presenciando el primer experimento libertario en materia de economía. El Presidente ganó diciendo algo relativamente sencillo: que todos los problemas de la economía argentina tienen que ver con que el Estado gasta más de lo que recauda. Como el Estado gasta más de lo que recauda, genera inflación y genera recesión, las inversiones no vienen y hay que poner un cepo. Ahora podemos decir que no hay ninguna duda de que el Estado recauda más de lo que gasta, o sea, que tiene superávit fiscal, o sea, que hizo un ajuste. Entonces uno diría, es un lindo experimento, vamos a probar: se hace un ajuste fiscal y se solucionan el resto de los problemas. Pero está bastante claro para analistas de cualquier tipo de ideología que a pesar de que hay un superávit fiscal como lo veíamos en la Argentina en décadas, el Banco Central no tiene dólares.
-¿Entonces?
-Entonces, debería ser una evidencia lo suficientemente contundente para entender que en ciertas circunstancias el ajuste fiscal puede ser condición necesaria, pero no suficiente para que se solucionen los problemas de la Argentina. O sea, es más complejo arreglar el problema argentino que simplemente hacer un ajuste fiscal. No es que hacer un ajuste fiscal sea fácil, pero no todos los problemas de la Argentina derivan del déficit fiscal. ¿Eso quiere decir que hay que tener déficit fiscal, imprimir todo lo que sea necesario para financiar el gasto público hasta que el último argentino le rebalsen los bolsillos de pesos? No, pero lo inverso tampoco es cierto. Fijate lo que nos pasa con el Banco Central: haciendo un ajuste fiscal como este lo vamos a tener casi igual de vacío que cuando había déficit fiscal. Me parece que esa paradoja debería hacer reflexionar sobre el diseño del programa económico.
-Hubo doce cuotas con el kirchnerismo, hubo doce cuotas con Macri, volvieron ahora las doce cuotas. ¿Qué nos dice eso?
-Volvieron las doce cuotas, pero el Gobierno no hace demasiada propaganda al respecto porque creo que es como una especie de populismo culposo, ¿no? Creo que, de nuevo, tiene que ver con el cambio del programa. La verdad es que el Gobierno entendió que tenía que ir tirando grajeas de alivio porque si no el costo recesivo al que estaba sometiendo a la sociedad era realmente demasiado alto. Entonces, me parece que ahí es donde yo a veces veo que el programa no es tan claro porque dado el programa inicial que había elegido el Presidente, uno decía, para que salga bien, ¿qué tiene que pasar? Y lo que tiene que pasar es que la economía tiene que caer un montón y durante un montón de tiempo, o sea, muy profundo y durante mucho tiempo. Por ejemplo, si estamos diciendo que el Banco Central está a flojo de dólares y el nivel de consumo empieza a elevarse y eso tracciona las importaciones, ¿de dónde vamos a sacar la plata para pagar por esas importaciones? Entonces, la verdad es que, si el programa cierra, cierra con recesión y eso es lo que a veces me parece que el Gobierno intenta alterar. Eso es lo que a veces genera suspicacias porque, nuevamente, si hay superávit fiscal, ¿por qué el riesgo país está arriba de 1500 puntos básicos? Bueno, porque hasta el mercado entiende perfectamente que con hacer un ajuste no alcanza para que el Banco Central se llene de los dólares que necesita para pagar la deuda y para crecer.
-Por último, ¿por qué crees que la gente votó a Milei?
-A ver, Cristina dejó un país con 20, 25 puntos de inflación. Macri dejó un país con 50 puntos de inflación. Alberto, antes de entregarle el control de la economía a Sergio Massa, nos puso el 100% de inflación y Massa, en 200%. Cada uno de ellos duplicó la inflación que le dejó el anterior. Entonces creo que cuando la gente veía alguna expresión del kirchnerismo, del peronismo, del Frente de Todos, que era responsable del retorno de la inflación a la Argentina de la pos convertibilidad, veía los 25 puntos de 2015 o los 200 de 2023. Y después veía a Patricia Bullrich, un gobierno que llevó a la Argentina a una crisis de deuda en nada más que dos años, en una economía que estaba completamente desendeudada, y duplicó la inflación que había tenido. Y la gente se daba vuelta y del otro lado había un tipo que decía que había que hacer algo con el Banco Central. Bueno, en ese momento decía que iba a prenderlo fuego, pero la verdad, tenía más sentido decir que hay que hacer algo con el Banco Central más allá de fingir demencia, que es lo que les pasaba a las otras fuerzas políticas que no se podían hacer cargo de su historia. Cuando la gente va a una elección tiene que elegir entre una terna de candidatos. Y la verdad es que el único que no había producido cargas económicas en esa terna de candidatos era Milei, tal vez porque no había tenido la oportunidad. Bueno, ahora Milei tendrá cuatro años para demostrarlo

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FEDERICO Sturzenegger criticó a Mayra Mendoza por “ocultar” una tasa municipal en el precio del combustible: “Si quiere cobrar que ponga una cabinita”
El funcionario nacional consideró que tanto los gobiernos provinciales como los municipales “esconden” impuestos en diferentes servicios para recauda

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, entrevistado en la señal TN
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, apuntó contra la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, por “ocultar” en el precio del combustible una tasa municipal. El funcionario nacional consideró que se trata de una práctica común en diferentes municipios y provincias en donde se suman impuestos a sectores relacionados con el Gobierno.
Entrevistado el martes por la noche en TN, Sturzenegger explicó que la intención de la administración de La Libertad Avanza (LLA) es bajar los impuestos y “devolverle a los ciudadanos menores costos”. Para ello , ejemplificó con lo ocurrido en el Ministerio de Justicia.
“El ministro Mariano Cúneo Libarona ha hecho una importante reducción y racionalización en su ministerio. Logró bajar los gastos a tal punto que ha permitido reducir a la mitad el costo de una transferencia automotor. La disminución del gasto permite devolverles a los ciudadanos mediante menores costos. El ministro redujo el impuesto de transferencias del 2,1% al 1%, que en total era de 5%, pero el otro 3% es del impuesto de los sellos, que es provincial”.
Federico Sturzenegger durante una presentación
En ese sentido, postuló: “Uno podría decir que, si quieren cobrar mucho, que lo hagan, y que sea el ciudadano de cada provincia quien se arregle con su gobernador y lo interpele. Sin embargo, observamos algo en las tasas municipales y provinciales: se imponen bajo el paraguas de instrumentos nacionales”.
Por el contrario, el extitular del Banco Central dio el ejemplo de lo ocurrido en Quilmes. “Hace unas semanas, la intendente Mayra Mendoza decidió establecer una tasa sobre los combustibles. Entonces, nos preguntamos por qué en el combustible, si es un bien que la gente asocia con el gobierno nacional, y eso oculta el verdadero costo que los habitantes de Quilmes están pagando”.
Fue así que ironizó sobre qué debería hacer Mendoza para cobrar esa tasa municipal: “Si ella quiere cobrar a quienes compran combustible, debería instalar una cabina y decirles directamente a todos los que entran en la estación de servicio que les va a cobrar ese dinero”.
La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza
“Con tanto impuesto oculto en la factura de luz, en la nafta, en los sellos del registro nacional, los municipios y provincias han creado una estructura de recaudación que casi ‘oculta’ lo que realmente están cobrando”, aseguró Sturzenegger.
Tras ello, insistió en que reducir los impuestos fue uno de los apartados del Pacto de Mayo firmado por 17 gobernadores y el jefe de Gobierno de CABA. “Es importante que provincias y municipios comiencen a ser transparentes; si quieren cobrar, que lo hagan de manera pública y enfrenten a sus vecinos, explicándoles lo que les van a cobrar. Transparentemos, y la gente será más consciente y exigente con los gobiernos”.
Cabe señalar que, desde el inicio de septiembre hubo un aumento en los combustibles de todo el país de en torno al 3% el cual fue avalado por el Ministerio de Economía, con la intención de reducir la brecha de los precios y la inflación acumulada. En lo que va del año, los combustibles tuvieron un aumento mayor al 85%.
Federico Sturzenegger en Tucumán durante la firma del Pacto de Mayo, cuando aun no era funcionario, solo asesor
Por otro lado, respaldó la decisión del Poder Ejecutivo de vetar la ley de movilidad jubilatoria aprobada en el Poder Legislativo. “El Presidente dio un mensaje contundente y necesario: es inaceptable que el Congreso apruebe aumentos de gasto sin generar los recursos para financiarlos. Es como una actitud infantil, similar a cuando un niño le pide al padre que le compre algo sin considerar cuánto cuesta”.
“Este tipo de decisiones es lo que nos ha llevado a la inestabilidad macroeconómica y al estancamiento. El Presidente siente que recibió el mandato de hacer esto -reducir e déficit- y le dice al Congreso que no se puede legislar sin saber de dónde provienen los recursos”, remarcó el funcionario.

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