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sábado, 16 de marzo de 2024

PROBLEMA


Problema El desafío narco demanda un Estado inteligente y proactivo
Sergio Berensztein

Entre los múltiples problemas que el mercado no resuelve por sí mismo (en rigor, su lógica tiende por lo general a agravarlo) sobresale la cuestión de la seguridad, en particular cuando el desafío es enfrentar a las redes de crimen organizado que lograron, como consecuencia de la ausencia de políticas públicas adecuadas (por incompetencia, desidia, cobardía o complicidad) un grado alarmante de consolidación que se manifiesta tanto en términos de control territorial y penetración en el tejido social como de protagonismo a menudo impune en la vida cotidiana de una ciudad, región o país. Los sondeos de opinión pública que permiten comparar diferentes países muestran que la seguridad es una de las tres prioridades en prácticamente todos lados, más allá de su nivel de desarrollo económico y político. Más: algunas cuestiones claves de la agenda actual, como las migraciones ilegales y las tensiones que producen en determinadas regiones, como la frontera sur de los Estados Unidos, constituyen un drama humanitario que tiende a convertirse en un dilema de seguridad nacional y ciudadana.
Situaciones caóticas como la que experimenta Haití o fenómenos inusuales como el debate surgido en torno a las políticas extremas implementadas por Nayib Bukele en El Salvador enfatizan la vigencia y los riesgos de estos temas, sobre todo si no se combaten a tiempo, con seriedad y determinación. Incluso países estables y con un recorrido satisfactorio en materia de desarrollo económico y social, como Uruguay, evidencian un deterioro significativo en materia de seguridad ciudadana, que se expresa sobre todo en la campaña electoral para las primarias de junio. En este contexto debemos analizar la crisis que estalló en Rosario.
Recordemos que la seguridad es un bien público que solo el Estado puede brindar. El surgimiento, la expansión, el fortalecimiento y la solidificación de los Estados modernos estuvieron apuntalados por la necesidad de brindar seguridad frente a amenazas externas y, en menor medida, internas. Esto derivó en la conformación de Fuerzas Armadas y policiales que, a su vez, debían ser financiadas mediante un sistema impositivo. Es decir, fue necesario crear una burocracia estatal especializada en recaudar y administrar recursos públicos que, en paralelo, generó tensiones: el aumento de la presión tributaria despertó una vocación de participación política para controlar el destino y la calidad del gasto. El principio de que “no puede haber impuestos sin representación política” (“no taxation without representation”) constituye el fundamento medular de los sistemas parlamentarios, primero, y democráticos, después: votamos representantes para que defiendan nuestros ingresos frente a la avidez en general desmedida de las burocracias estatales a la hora de extraer riqueza de la sociedad.
En el corazón del proceso de deliberación pública de la rica historia de la democracia están los mecanismos para limitar la acción de los gobiernos y definir prioridades y reglas claras y estables respecto de cuánto y quiénes pagarán el presupuesto y cómo se ejecutará.
De hecho, en la última elección las preferencias sociales y el devenir de la larga decadencia económica argentina impusieron ese debate. El triunfo de Javier Milei obliga a revisar con perspectiva histórica el proceso de expansión de un aparato del Estado que entre 2003 y 2023 duplicó su tamaño: pasó de representar el 25% al 50% del PBI. ¿La gran paradoja? En ese ínterin no se desarrollaron la infraestructura física, la salud ni la educación públicas. Tampoco mejoró la seguridad ni el cuidado del medioambiente. Por el contrario, la ampliación del gasto público tuvo como propósito fortalecer el aparato estatal para consolidar una peculiar forma de hacer política y negociados: solo sirvió para empobrecer a la sociedad y debilitar institucionalmente al país mientras se profundizaron la corrupción y la erosión del sistema democrático.
Pero que el viejo modelo Estadocéntrico haya fracasado no implica que su achicamiento sin planificación ni la amputación de algunas de sus partes en función de algún magro criterio de “viabilidad política” nos brinde el acervo de instituciones, políticas y recursos humanos y tecnológicos que aseguren un umbral mínimo de bienes públicos sin los que, de acuerdo con la experiencia internacional, es imposible el desarrollo humano, incluyendo la capacidad de luchar contra las bandas narco.
Rosario se presenta como la cara más visible de estas más de dos décadas de indolencia y descontrol. Lo que ocurre allí con el narcotráfico es consecuencia de una tradicional ausencia de políticas de seguridad acordes a los problemas estratégicos del país y de la región de larga data que se profundizaron los últimos años, como analizamos con Eugenio Burzaco en El poder narco. Drogas, inseguridad y violencia en Argentina (Sudamericana, 2014), libro en el que dedicamos un capítulo entero a esa ciudad.
La industria de las drogas necesita exportar para satisfacer los mercados que más consumen, en especial Europa y algunas zonas de Asia. Por eso, donde hay puertos que exportan a esos destinos existe una oportunidad para la industria del narcotráfico. Lo vemos en Montevideo, Santos, Valparaíso, Mar del Plata, Bahía Blanca y los puertos patagónicos. Rosario es un polo logístico extraordinario donde se cruzan la hidrovía que conecta con Brasil y Paraguay y la crucial ruta 34, que viene de Bolivia. Mientras el desarrollo de la agroindustria, incluyendo la siembra directa, multiplicó exponencialmente la actividad portuaria, se acumularon bolsones de pobreza y marginalidad, particularmente desde las inundaciones de los 80, que forzaron migraciones desde provincias mesopotámicas y del norte. Ante la ausencia de una infraestructura social básica para evitar el desarrollo de pandillas, el narcotráfico ocupó el espacio que no llenaron ni la política ni la economía formal. A mayor capacidad de exportación, más droga se acumula en los puertos, pues la logística se suele pagar con droga pura, que debe industrializarse y comercializarse. Esto genera una gran demanda de mano de obra y enormes flujos de dinero que se canalizan mediante sofisticadas maniobras de lavado en el sistema formal. Un círculo vicioso perfecto.
Frente a este panorama dramático, de nada sirven las respuestas espasmódicas ni las sobreactuaciones mediáticas. Es positivo advertir una clara voluntad política de las autoridades nacionales, provinciales y locales, condición necesaria pero no suficiente. Lo fundamental es consensuar un plan estratégico integral de lucha contra el narcotráfico de alcance nacional, en cooperación con los países de la región y con agencias especializadas de los países centrales, como la DEA.
Necesitamos un Estado inteligente, proactivo y audaz, que invierta los recursos necesarios para encarar una lucha que dará frutos recién en el mediano y largo plazo. Resulta crítico el involucramiento de la sociedad civil para generar espacios de control y construcción de confianza que reviertan los viejos prejuicios que persisten como consecuencia de nuestra violenta y a menudo trágica experiencia histórica en relación a nuestras Fuerzas Armadas y de seguridad.
Más: la convocatoria del Presidente al Pacto de Mayo constituye una oportunidad para debatir y acordar una política pública de seguridad que constituya el puntapié inicial, junto a una reformulación completa del sistema tributario, para establecer ese modelo de Estado que necesitamos, como reza nuestro Preámbulo, para consolidar la paz interior, proveer a la defensa común y asegurar los beneficios de la libertad

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

lunes, 16 de octubre de 2017

MARIHUANA; GRAVE PROBLEMA SOCIAL


Marihuana: entra en la agenda de los pediatras en los controles de rutina
Preguntar a los chicos de 11 años o más si la fuman llegó al consultorio; es una manera de detectar el comienzo de una adicción y también de prevenirla; según cifras oficiales, crece su consumo entre los 12 y los 17 años y unos 10.000 menores tienen un grado de dependencia riesgoso
"¿Fumaste marihuana alguna vez?" La pregunta se la hace la pediatra Carolina Bertini, en un consultorio del Hospital Italiano, a todos sus pacientes a partir de los 11 años. Esta pesquisa se convirtió en rutina obligatoria en la Unidad de Adolescencia del Servicio de Clínica Pediátrica desde el año pasado. Y si antes ese momento a solas con el médico era la chance para iniciar la charla sobre temas más relacionados con la salud sexual, ahora la marihuana se coló en las consultas. La baja en la edad de inicio, la tolerancia social y la subestimación del riesgo por parte de muchos padres preocupan a los expertos.
Es cierto que a esa edad, como reconocen los pediatras consultados, no suelen quedarse a solas con el paciente. Pero la oportunidad de instalar el tema y hacer intervención primaria no se pierde, y en esos casos la pregunta se les hace a los padres. "Indagamos si ellos consumen, y si lo hacen de qué manera: solos o en presencia de sus hijos. Si tienen planta de cannabis en su casa y con qué frecuencia fuman. Puede ser una pregunta incómoda y a los pediatras nos cuesta hacerla. Pero es una manera de detectar el comienzo de una adicción, y también de prevenirla", dice Bertini, especialista en adolescencia y a cargo de la última charla que el hospital brindó a la comunidad sobre el "consumo de marihuana en adolescentes".


La urgencia que plantea Bertini tiene respaldo en las últimas estadísticas que el Gobierno difundió hace un mes, donde se registró que la cifra de consumidores de marihuana creció un 150% en siete años. Se pasó de 590.000 usuarios de cannabis en 2010 a 1.500.000 en la actualidad. Y entre ellos, unos 10.000 niños y adolescentes tienen un grado de dependencia riesgoso para su salud. La población en la que más creció el consumo, según el informe de la Sedronar, es la que va entre los 12 y los 17 años.
Para algunos padres, conversar sobre el tema en el consultorio del pediatra cuando su hijo tiene apenas 11 años puede ser inusual, o incómodo. Pero la preocupación de los especialistas también recae sobre la tolerancia social de los adultos con respecto al uso recreativo de la marihuana. "Es un permiso social en aumento -dice la doctora Marta López, del servicio de medicina familiar del Italiano-. Muchos de los adultos que vienen con sus hijos al consultorio son consumidores. Por eso es tan importante que los padres tomen conciencia de que basta con un cigarrillo para que haya síntomas de intoxicación aguda."
"No va a pasar nada"
La curiosidad y la experimentación, dicen los expertos, son condiciones intrínsecas del ser adolescente. Para Bertini, uno de los mayores riesgos a los que está expuesto un adolescente es "creer que si prueba no va a pasar nada".
Para Graciela Morales, miembro del Grupo de Adicciones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), lo que sucede con la marihuana se asemeja a la actitud que tienen muchos adultos frente al alcohol y las famosas previas que se realizan en las casas. "Así como hay padres que ponen a disposición de sus hijos y amigos las bebidas alcohólicas durante una previa, también escucho decir: «Yo prefiero que el primer porro se lo fume en casa»."


La herramienta de pesquisa que se utiliza en el Italiano durante la entrevista para evaluar el riesgo de consumo problemático, abuso o dependencia de marihuana, alcohol y otras sustancias en los adolescentes argentinos es el denominado Crafft, un test de screening recomendado por la Academia Americana de Pediatría que ha sido adaptado y validado para uso local. Consiste en seis preguntas sobre consumo en los últimos 12 meses. Se realiza siempre en privado, con estrictas reglas de confidencialidad, y luego se evalúan los riesgos. Si el paciente no consume, explican los pediatras, se hace un refuerzo positivo.
¿Y ahora qué hacemos?
Para la pediatra Ana Tarlovsky, que atiende pacientes tanto en su consultorio privado como en el Centro de Salud y Acción Comunitaria porteño N° 11, hay dos grandes dificultades que atraviesan los médicos frente a esta situación. "Ante la identificación de riesgo o de una situación de consumo problemático, el sistema de salud no ofrece una red de acción para que los médicos podamos ejecutar. Muchas de las intervenciones las hacemos de forma artesanal."
En el Hospital Italiano, luego de una pesquisa de consumo positiva, se da paso a un tratamiento de terapia cognitivo-conductual. "Se comienza con una entrevista motivacional -señala López-. Es una técnica que intenta resolver la ambivalencia y ayudar al paciente en su motivación para el cambio de conducta. Está centrada en el adolescente y no es confrontativa. Los objetivos son expresar empatía, crear una discrepancia, evitar una discusión y darle un giro a la resistencia."


La dependencia que genera la marihuana sobre la cual advierten los pediatras, sumada a los datos del informe de la Sedronar, contrasta con los discursos que señalan los supuestos beneficios de esa droga para el uso medicinal, o que minimizan los riesgos en comparación con otras sustancias ilegales. "Cuando se plantea el debate sobre la aprobación de cannabinoides para uso medicinal en los medios, su efectividad se asume como un hecho -agrega la doctora Verónica Campana, del servicio de medicina familiar y comunitaria del Italiano-. Sólo existen pruebas confiables para muy pocos y determinados tratamientos."
Bertini considera que la gente "se confunde" con la sanción de la ley. Y concluye: "Los padres son más tolerantes, y los estudios de epidemiología demostraron que la mitad de los adolescentes nombran la marihuana como sustancia de inicio a la adicción. Probar sí es peligroso, y puede tener graves riesgos".
S. V


Un problema social que hay que saber cómo enfrentar
Laura Gómez López,
Flavia Marchioni


Ante el marcado descenso de la edad de inicio en el consumo de sustancias, aumenta la preocupación por los daños en el desarrollo del cerebro, ya que su maduración no culmina hasta los 21 años. A menor edad de inicio, mayor deterioro.
Esto se ha convertido en un problema social y, por lo tanto, consideramos la prevención imprescindible y, dentro de ella, la transmisión de información correcta ofrecida desde edades tempranas (la escuela primaria) adaptando los contenidos a las edades de los chicos. Esta información debe ser dada por profesionales acreditados y con experiencia para que los contenidos sean confiables.
La principal fuente de información para nuestros adolescentes es la familia, de ahí que ésta sea considerada por los expertos el factor de protección más fuerte para evitar el consumo de drogas. La labor de los padres es crucial. Deben aprender a conocer a sus hijos y estar informados sobre drogas y sus consecuencias, para ayudarlos a construir sus valores y a saber defenderlos. No podremos evitar que en algún momento entren en contacto con las drogas, pero podremos ayudarlos a que en ese momento tomen la decisión correcta.
Éstos son algunos tips que las familias pueden tener en cuenta:
Aprender a hablar con ellos. Es importante saber escuchar, lo que les preocupa, les gusta, sus miedos... Esto permite establecer el diálogo, aceptar su lenguaje, crear momentos propicios, respetar sus opiniones.
Estar presentes. Nuestra puerta debe estar siempre abierta para dialogar, plantear miedos, dudas, preocupaciones. Deben saber que pueden llamarnos siempre que lo necesiten. Generar climas de confianza.
Ser firmes, pero flexibles y consistentes. Los límites deben ser parte de la educación de nuestros hijos desde el inicio, ya que nos ordenan y nos ayudan a mantener una dirección. Las reglas deben ser claras y precisas, explicando el porqué de ellas y de su importancia. Si no lo hacemos desde niños, será más difícil hacerlo de adolescentes. Las reglas forman parte de la sociedad. Ser firme no implica ser agresivo.
Compartir actividades. Es un espacio para comunicarnos con ellos, dedicarle un tiempo a algo que nos guste a todos fomenta la confianza y el diálogo.
Actuar dando ejemplo. Ser coherentes entre lo que hacemos y lo que decimos.
Conocer los amigos de nuestros hijos. Permitirles espacios para reunirse, invitarlos a compartir momentos y de esta forman saber qué hacen y cómo se mueven nos acercará más a ellos y a sus intereses.

Psicólogas especialistas en adicciones; autoras de Drogas. Adolescentes en peligro, padres desorientados

miércoles, 6 de abril de 2016

EL ENORME PROBLEMA; LA INFLACIÓN


Aunque hubo diferentes matices, los oradores que pasaron por el escenario del Congreso Económico Argentino coincidieron en señalar la inflación como el gran desafío que debe afrontar el nuevo gobierno.
En paralelo al evento que se llevó a cabo miércoles y jueves en el hotel Hilton de la ciudad de Buenos Aires, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, anunció que desde el viernes próximo aumentarán hasta 100% las tarifas de colectivos y trenes porteños y del Gran Buenos Aires. A esta alza, que se suma a las tarifas eléctricas en febrero, se añadieron las de gas y agua, en un 300% promedio, respectivamente. Además hubo un incremento en los combustibles, el tercero desde diciembre.
Los aumentos generalizados que, según justifica el Gobierno, son producto del congelamiento tarifario que rigió durante el kirchnerismo vuelven cada vez más difícil de alcanzar la meta oficial de inflación fijada en 25% para este año.
En uno de los paneles, Diego Giacomini, economista jefe de Economía y Regiones, les puso un número a las subas de marzo: la estimación de la consultora es de una inflación de 4,4%. Para abril, con las novedades de esta semana, puede esperarse una cifra aún mayor. Según Giacomini, el aliciente es que la inflación “core” o núcleo está bajando y anticipa una desaceleración en el segundo semestre. De todos modos consideró irrealizable el deseo oficial. “Aun si se logra desacelerar la inflación y se cumplen los guarismos de bajarla al 1% mensual en los últimos meses del año, el piso anual de 27% sigue siendo alto, y queda por encima del objetivo oficial”, dijo. En otro ejercicio de proyección analizó que si el ritmo baja, pero las alzas mensuales varían en torno de 2%, es posible calcular que el promedio se acerque más a 35%, indicó el economista.
El director de la consultora Abeceb, Dante Sica, hizo su presentación en el mismo panel llamado “Programa económico y proyecciones”, y también destacó el reto en medio del proceso de ordenamiento macro que lleva adelante el equipo económico. “El desafío de bajar la inflación se incrementa en un contexto de acomodo de precios relativos, y la meta de 25% luce muy desafiante”, comentó.
Giacomini criticó el gradualismo: “La enfermedad es grave y nos plantean un tratamiento suave y prolongado en el tiempo”. A su entender, “una economía puede crecer algunos años con inflación creciente, pero si sigue en alza y la economía se estanca, no va a haber crecimiento en forma sostenida e importante”, afirmó. En la consultora establecieron un contraste entre la Argentina y la región: entre 2008 y 2015, la inflación local fue de 531%, contra 48% en el vecindario.
Mientras se trabaja con el objetivo de corregir los precios relativos y actualizar tarifas, los salarios de la mayoría de los trabajadores que esperan el momento de las negociaciones paritarias corren por detrás.
Para el economista y ex diputado de Unidad Popular Claudio Lozano, la erosión de los ingresos a partir del incremento en el costo de vida ya tiene como consecuencia un aumento de la pobreza. “En tres meses, este gobierno sumó un punto más a la pobreza -que estimamos en el 34% de la población-, al adicionar un punto porcentual al desempleo”, dijo Esa tasa de desocupación, según el director del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, se ubicó al final del ciclo político kirchnerista por encima de la oficial publicada por el Indec, de 5,9 por ciento.
“Estamos hablando de un piso mínimo de 400.000 personas que pasaron a ser nuevos pobres”, calculó, respecto de los últimos meses. Lozano responsabiliza al Gobierno del incremento de la pobreza, por ser “responsable de la aceleración de los precios”, y proyectó que las alzas anunciadas recientemente empeorarán la situación. “No se puede sacarle las retenciones a las mineras, a los sojeros, y transferirle a la comunidad costos de esta naturaleza, que no va a estar en sintonía con la evolución de los ingresos, porque el ingreso promedio de los que trabajan en la Argentina es de $ 7500”, se quejó.
El viernes, el Observatorio de la Deuda Social que depende de la UCA publicó su informe, en el que estima que la pobreza afectó a fines de 2015 al 29% de la población y que las primeras medidas del gobierno macrista -en especial la devaluación- impulsaron ese índice hasta el 32,6% este mes. En tanto, los índices oficiales ya tienen fecha: habrá Índice de Precios al Consumidor en mayo, y tasas de pobreza e indigencia en agosto o septiembre, cuando se publique la Encuesta Permanente de Hogares, según precisó el director del Indec, Jorge Todesca, que evitó comentarios sobre el aumento de las tarifas en los servicios.