sábado, 27 de abril de 2024

EDUCACIÓN Y CAPITAL HUMANO


Hay otro camino posible

Susana Decibe



Entre la negación de la educación pública que pretende inaugurar el Presidente y la decadencia actual del sistema educativo, tenemos la obligación de buscar una alternativa.
Es un grave error que tantos economistas estén concentrados solo en el equilibrio fiscal, y celebren que para lograrlo simplemente se cierren cuentas públicas, sin importar la productividad de esos recursos aplicados a sectores como la educación. Ante la idea de que el Estado no debe intervenir de ninguna manera en la educación y que la educación de la juventud debe ser dejada enteramente a los padres y a las asociaciones e instituciones privadas, según prescriben los teóricos libertarios que admira Milei, es imperativo comprender que debemos producir un servicio educativo de calidad, que haga accesible a todos los jóvenes los conocimientos científicos relevantes para su crecimiento intelectual y social, organizado de manera flexible en instituciones abiertas a la comunidad y transformadas en atractivos centros de la ciencia y la cultura. Será un largo camino de trabajo intenso, no menor al desafío de la alfabetización en un desierto, a finales del siglo XIX.
Es inevitable reformular el modo de financiar el servicio: se deberá pagar solo lo que cuesta cada escuela, con la infraestructura adecuada, su dotación de docentes coherente con su matrícula, y con los recursos necesarios para la enseñanza. El costo para administrar en cada provincia el sector no debiera superar el 3% del total de la inversión, si se aplican los instrumentos tecnológicos disponibles. Eliminar la recarga de “horas cátedras” que pagan los más diversos puestos de la administración pública, los regímenes de licencia abusivos y las dotaciones de personal en puestos innecesarios. Y rehacer el mapa escolar concentrando matrícula, cuando sea posible, para ahorrar recursos físicos y profesionales.
En paralelo, transformar la enseñanza y la escuela. Organizar la enseñanza centrada en los conocimientos fundamentales de las disciplinas fundamentales, los que no son más de 4 o 5, según el campo científico, repetidos una y otra vez durante toda la escolaridad, ordenados por niveles de complejidad y vinculados a problemas del entorno y del mundo actual, que cobren sentido para los jóvenes. Si cada escuela arma su proyecto educativo en torno a los conocimientos fundamentales y permite que sea libre el recorrido que puede hacer cada alumno según su propio crecimiento en cada materia, no habría “años que repetir” sino solo conocimientos a lograr en no más de 6 años calendario. Y cada estudiante haría su propia trayectoria dentro del sistema, pudiendo permanecer 3, 4 o 6 años, según sus logros.
Ofrecer, para los tres primeros años, talleres donde se puedan adquirir competencias laborales concretas, muy importante sobre todo para quienes no puedan cumplir con todo el nivel secundario y necesiten trabajar. Hay que transformar la enseñanza en un proceso en el cual docentes bien formados conduzcan a los alumnos hacia el estudio y la reflexión, el debate y la argumentación, la solución de problemas, y sobre todo generen en ellos la idea de que pueden ser parte de la creación de alternativas a situaciones complejas que los preocupan e incluso que dificultan la vida en común.
A esa escuela renovada y convertida en un centro de la ciencia, el arte y la cultura, abierta a la comunidad, le corresponde una organización física flexible, con salas multiuso, circulación no restringida, bibliotecas físicas y virtuales, talleres y deportes. Que permita trabajar de manera individual y en grupos, estudiar y cooperar con otros, sentir placer por aprender y comprender y valorar los modos en los que los científicos crean conocimientos y los refutan.
¿Cómo se seleccionan sus docentes y directivos? ¿Cómo progresan en su carrera profesional?, ¿cómo se garantiza su actualización permanente?, ¿quién y cómo evalúa su desempeño?, ¿cuál será su retribución salarial? Todos temas de una nueva legislación que transforme los viejos estatutos vigentes para dar lugar a una profesión que debe recobrar valor social por su enorme importancia.
En este sistema, donde las provincias son los actores jurídicos y administrativos preponderantes para su gestión, ¿cuál es el rol de una autoridad nacional? El que le da la Ley Nacional de Educación: ser un observatorio acreditado para conocer las demandas del mundo del trabajo, de la ciencia y las tecnologías y de la sociedad, para proponer y trabajar con los equipos de todas las provincias los contenidos de la educación a impartir; evaluar de manera sistemática los aprendizajes de los alumnos y la calidad de la formación de los docentes, monitorear y promover la calidad de las instituciones formadoras de docentes; intervenir en los territorios donde sea necesario compensar situaciones de pobreza e inequidad educativa; promover en cada provincia las transformaciones que requiere la gestión del sector. Estas tareas, pensadas para asegurar un piso cultural que nos identifique como argentinos, no requieren un organismo burocrático cargado de personal. Será más eficiente si articula sus tareas con otras instituciones de alto perfil académico seleccionadas en concursos públicos.
Las ideas sobre la educación y el Estado del libertario Murray Rothbard crearían una sociedad de esclavos a expensas de quienes pudieran formarse y dominar su entorno. Los cambios que necesita nuestro sistema público para promover ciudadanos libres, capaces y autónomos y una sociedad evolucionada y justa, es la agenda que describo y que al Presidente le toca liderar. Ojalá pueda verla

Miembro del Club Político y de la Coalición por la Educación


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Un niño tendrá más oportunidades si va a la escuela
Diego M. Jiménez
Hay dos textos fundantes de la Teoría del Capital Humano, escritos, uno por Theodore Schultz en 1961 Inversión en Capital Humano, y otro por Gary Becker, Capital Humano, elaborado tres años después, que pueden servir para clarificar la visión que tiene el liberalismo sobre la educación y en especial, sobre la sostenida por el dinero del Estado. Estos autores intentaban explicar en qué medida la educación contribuía al aumento del PBI de un país, influenciados entre otras cosas por el gran interrogante sobre el tema: ¿el desarrollo educativo es consecuencia del crecimiento económico o a la inversa? Para Becker y Schultz, el aumento del capital físico y laboral no alcanzaban para explicar el crecimiento, lo educativo, entonces, debía explicar una parte.
Sus análisis fácticos y teóricos los llevaron a elaborar la Teoría del Capital Humano que sostiene que los recursos que se destinan a la educación son una forma de inversión que rinde beneficios. Los trabajadores y empleados ganarán más dinero (tendrán más habilidades y conocimientos) a medida que aumente su educación. Por otra parte, todo aprendizaje excede la propia vida, convirtiéndose en un capital que se acumula socialmente.
Primera conclusión: la inversión en educación crea activos en forma de conocimientos y habilidades que incrementan la productividad personal, empresarial y de un país. Los profesores de la Universidad de Chicago, una institución ortodoxa en materia económica, agregan una consideración importante en sus estudios: creen que los Estados deben promover una educación de base ancha (gratuita y obligatoria, como los liberales argentinos de fin del siglo XIX), financiada públicamente (con impuestos, que huelga decir, pagan lo que es de todos).Y sostienen que se debe incentivar a los individuos para que se formen y a las empresas para que hagan lo propio con sus empleados.
Segunda conclusión, la educación genera beneficios económicos indirectos: impacto sobre las generaciones futuras y una retroalimentación positiva que se da entre los trabajadores no formados o menos formados al trabajar con los más educados, así como también, beneficios no económicos (bienestar) personales. Los sistemas educativos públicos, en esta línea de pensamiento, son una inversión necesaria dado que junto a las oferño. tas del sector privado y lo que los particulares se pueden proveer y las empresas financiar, producen una sinergia positiva para el crecimiento y desarrollo de un país.
La educación aumenta la libertad individual en la medida de que es un derecho que permite elegir mejor sobre la vida personal y social. Incrementa (y crea) opciones, construyendo sociedades más abiertas, diversas y plurales. Por esa razón las naciones más prosperas, conscientes de que las posibilidades personales son el resultado de múltiples factores y no solo consecuencia del esfuerzo individual (aunque sea este relevante), sostienen sus sistemas y se ocupan afanosamente en su mejora. Ergo, siempre un niño tendrá más oportunidades vitales asistiendo regularmente a la escuela.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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