domingo, 21 de abril de 2024

EL ESCENARIO Y BULLRICH


Los vicios de casta que salpican el relato libertario del Presidente
El Gobierno comenzó a jugar con las reglas de la política tradicional; los temores por la reforma del tabaco y los problemas con los sueldos públicos
Maia Jastreblansky xJavier Milei y su pasión por los perros, exhibida ayer en Bariloche
Al final, es mejor no meterse con el Señor Tabaco ni con las cuotas solidaria
¡ S omos liberales, no boludos!” Javier Milei cortó una discusión en seco. En una mesa chica, sus colaboradores debatían una medida poco ortodoxa. El Presidente frenó el divague ideológico con un grito de pragmatismo. La gestión libertaria empezó a jugar con las reglas de la política tradicional. La pregunta que sobrevuela en la Casa Rosada es si los errores de continuidad en el guion oficial comienzan a ser notorios para el ojo común.
En las últimas dos semanas, los colaboradores del Presidente dejaron el talante arrogante de las convicciones de hierro para pasar a dar explicaciones. Al final, cortar con las cuotas solidarias de los sindicatos era negociable y es mejor no meterse por ahora con el “Señor del Tabaco”. El Estado sí puede inmiscuirse en el mercado si hay cartelización. Y está bien repartir obras y fondos para pasar las leyes. Los intereses de provincias como la Santiago del Estero de Gerardo Zamora ahora importan.
Federico Sturzenegger se quedó solo flameando las banderas y defendiendo el espíritu de las reformas los primeros días de gobierno. Dijo que “la CGT representa a cada vez menos gente” y que no se puede culpar a las prepagas por el aumento de sus cuotas porque “están ordenando la situación”. Justo cuando la Casa Rosada repartió gestos de paz hacia los sindicalistas y declaró enemigo público al dueño de Swiss Medical, Claudio Belocopitt.
El Gobierno se está tomando licencias en su agenda “anticasta” tanto por necesidades propias como por factores exógenos. Esto último –supuestamente– corrió para la reforma a los impuestos al tabaco que la Casa Rosada borró de un plumazo en la nueva versión de la “Ley de bases”.
En el proyecto de enero había un artículo que cambiaba las reglas del sector para que todas las empresas tributaran lo mismo. Era un golpe artero al empresario Pablo Otero, dueño de Tabacalera Sarandí, que, a diferencia de compañías internacionales como Massalin Particulares y British American Tobacco, desde 2017 no paga el impuesto mínimo a los cigarrillos. Eso llevó a que un atado de una marca nacional sea mucho más barato. Y Sarandí vio crecer exponencialmente su participación en el mercado.
Altas fuentes del Gobierno señalan que lo que llevó a Milei a retirar de la “Ley de bases” los artículos del tabaco fue una información sobre una supuesta denuncia –cuya autenticidad no está comprobada– radicada en la Securities and Exchange Commission (SEC) de los Estados Unidos. Allí se habría pedido investigar presuntas prácticas irregulares de “Philip Morris International” y de un estudio jurídico que involucrarían a funcionarios del Poder Ejecutivo y a dos diputados de la oposición dialoguista para cambiar la legislación argentina.
En el Congreso hay quienes dudan de la veracidad de ese documento.
Sea real o no, la Casa Rosada prefirió sacrificar su reforma (dice que la impulsarán más adelante) hasta que bajen las olas. A esta altura, las operaciones cruzadas ponen un manto de sospecha muy incómodo para toda la política.
Vicios de casta
El Gobierno decidió correr de la “Ley de bases” y del paquete fiscal varios capítulos controvertidos para pavimentar el camino en el Congreso y está dispuesto a intercambiar recursos por votos con los gobernadores. Una actitud diametralmente opuesta a la intransigencia inicial. “Si Javier quisiera ser puro estaría en la televisión, no en la Casa Rosada. Él tiene que jugar desde adentro del sistema y no puede cambiar las reglas de un día para el otro”, dijo un colaborador del Presidente.
Varios escalones más abajo de Milei, los libertarios se vienen trenzando en peleas por el bronce. Los últimos capítulos de la interna oficialista en Diputados entre Oscar Zago y Martín Menem y la pulseada en espejo en la Legislatura porteña –que podría hacer que Ramiro Marra vuelva a presidir el bloque a un mes y medio de ser desbancado– mostraron escenas de casta típicas. “Somos ‘La Locura Avanza’”, bromeó un referente del espacio.
En Balcarce 50 están irritados por esos episodios y tratan de minimizarlos. “Preferiríamos que esas cosas no ocurran. Las peleas por los lugares no representan a este espacio”, dijeron muy cerca del Presidente. Algunos recuerdan que cuando el proyecto de Milei estaba en formación, el gurú Santiago Caputo planteó como máxima evitar las rencillas internas. Un libertario sin vicios diría: “No somos Juntos por el Cargo”.
Más allá de las proclamas, en la vida real los cargos sí importan. Hay quienes cuentan que tras las PASO ya se escuchaba al juez federal Ariel Lijo hablar de que iba a pegar el salto a la Corte Suprema y al abogado Santiago Viola decir que su destino era la Auditoría General de la Nación (AGN), casilleros que tenían reservados si Milei era presidente.
Volviendo a las peleas de palacio, lo que siempre enciende la chispa entre los libertarios son las actitudes desafiantes hacia Karina Milei, que es la jefa política del espacio. No debajo, sino al mismo nivel que el Presidente. El que le toca la puerta a Javier para patalear pierde. En el medio, proliferan viejos trucos para ordenar el espacio, como la entrega de delegaciones de la Anses o la entronización en comisiones del Congreso a cambio de alineamientos políticos.
Quien llamativamente oficia de excepción a la regla de los hermanos es Eduardo Serenellini. El secretario de Prensa del Gobierno viene sorteando los intentos de Karina por limar su poder y sigue mostrando un perfil alto en la agenda oficial a pesar de que fue marginado de las reuniones de gabinete. Tan curiosa es su situación que hace diez días lo habían degradado de rango y ayer volvió a tener estatus de ministro. Es decir que sostendrá su sueldo y otros beneficios, como el chofer. Su situación es peculiar si se tiene en cuenta que Milei siempre quiso un gabinete tamaño pocket para exhibir un Estado austero.
En el Poder Ejecutivo hay una situación cada vez más compleja porque las señales de sobriedad de Milei comienzan a chocar con problemas prácticos. Hay varios ejemplos. El Presidente ya no podrá viajar en vuelos comerciales y saludar a los pasajeros a bordo por una cuestión de seguridad nacional. Y la decisión de sacar las horas extras está llevando a complementar los sueldos con “unidades retributivas” discrecionales para que los empleados públicos lleguen a fin de mes.
Tampoco falta mucho para que los altos funcionarios cobren un sueldo más bajo que sus asesores.
De hecho, este mes hubo ministros que percibieron de bolsillo 1,2 millones porque tuvieron que reembolsar el aumento que habían recibido en febrero. “Así van a quedar los ladrones o los incapaces”, se le escuchó decir a una figura importante del Gobierno.
Con la cuestión salarial, la Casa Rosada se metió en un callejón sin salida por la cruzada de Milei contra los senadores por el aumento de sus dietas. De hecho, que en la Cámara alta, los legisladores se duplicaran el sueldo a mano alzada le permitió a la Casa Rosada correr los reflectores hacia el Congreso. Justo cuando el Gobierno venía desenfocado con su habitual libreto antisistema. Difícilmente el Presidente pueda bajarse de esa batalla.
Muy cerca del primer mandatario aseguran que no están preocupados por la cuestión simbólica. Creen que Milei conserva su aura y no se contamina con las diligencias que hacen otros para ordenar la cuestión partidaria, contener a los popes sindicales o persuadir a los caciques provinciales. Confían en que la magia ante la opinión pública está intacta, porque el público general no percibe incoherencias. La imagen presidencial, dicen, sigue rozando los 60 puntos.
Algunos sondeos de opinión, no obstante, comenzaron a detectar que, pese al apoyo general, hay medidas puntuales que empiezan a ser cuestionadas por la gente. La consultora Adhoc detectó que, este jueves, seis de cada diez menciones a Milei en redes sociales fueron negativas. “Los aumentos de sueldo y el conflicto con la UBA estimulan la negatividad en la reputación digital del Presidente”, advierte el informe. El principal concepto asociado a Milei fue “casta”. Impensado.
Un importante colaborador de la Casa Rosada reflexionó: “Si se perciben incoherencias de forma extendida en el tiempo puede hacer mella en la construcción de imagen de Milei. Pero hoy no está pasando eso”. Y reconoció: “Nos preocupa más el impacto en los bolsillos que la cuestión discursiva”

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Bullrich, lejos de Macri. Influencia en el núcleo duro de Milei y un nuevo think tank liberal
A punto de dejar la conducción de Pro, la ministra gana influencia en el círculo de confianza del Presidente y reflota su plataforma política; la posibilidad de ser candidata en la ciudad de Buenos Aires
 Matías Moreno Javier Milei y Patricia Bullrich, una sociedad cada vez más aceitada
“Los dos talibanes del grupo somos los que ponemos los votos en la mesa: Patricia y yo”. Hace nueve días, en una extensa entrevista con Alejandro Fantino en el canal Neura, el presidente Javier Milei ratificó que considera a la ministra de Seguridad como una pieza clave de su núcleo duro. Él mismo reveló que pone a Bullrich en una categoría diferente no solo del resto del gabinete, sino también de la todopoderosa Karina o el estratega comunicacional Santiago Caputo, a la hora de describir cómo funciona la dinámica interna de la toma de decisiones en el gobierno de La Libertad Avanza.
Cuando Milei se prepara para afrontar los meses más duros por la creciente conflictividad social frente al avance del ajuste fiscal y el desafío urgente de lograr una reactivación económica y obtener el aval legislativo a las reformas, Bullrich vuelve a cobrar protagonismo en el mundo de los libertarios.
Tiene autonomía para manejar su cartera, donde se rodeó de dirigentes de confianza y “hace y deshace” sin consultar a la Casa Rosada -hasta consiguió que Luis Caputo le habilitara la reactivación de obras en cárceles-, y se jacta de haberse ganado la confianza de Milei.
De hecho, les hizo saber a sus colaboradores íntimos que el Presidente, receloso de su entorno, le anticipó que planea integrarla más pronto que tarde a su mesa política, donde solo orbitan Karina Milei y Santiago Caputo, con intervenciones esporádicas de Nicolás Posse o Guillermo Francos.
Al igual que ellos, Bullrich se convirtió en “un soldado de la causa”: defiende a rajatabla el rumbo de la gestión y evita diferenciarse del Presidente, incluso en los temas más espinosos que hacen ruido o provocan asperezas en la galaxia de Pro, como la nominación del juez federal Ariel Lijo a la Corte Suprema o los ataques a la prensa y el Congreso.
Es más: ratificó que respalda la candidatura de Lijo: “Es una persona práctica, que resuelve cosas de acuerdo con la ley y el derecho; él termina metiendo preso por primera vez en la historia a un vicepresidente”, aseguró anteanoche en diálogo con Todo Noticias. Además, cuestionó los aumentos en las dietas de los senadores.
Está claro que Bullrich se pone el traje de fundamentalista libertaria en la esfera pública. Prefiere no hacer hincapié en las discrepancias y mostrarse como “talibán” de Milei. Quienes la rodean esperan un clima áspero en las calles por el impacto de la recesión y el ajuste, pero lucen optimistas sobre el futuro económico.
Desde que rompió con Mauricio Macri, a quien visualiza cada vez más lejos de asumir el papel de árbitro con Milei, pese a que el expresidente recuperó las riendas de Pro, Bullrich promete lealtad a su nuevo jefe y aspira a tener una influencia decisiva en el renovado tablero de poder.
“Ya tiene vida propia, va a hacer lo que se le antoje en 2025”, vaticina un interlocutor habitual de la ministra de Seguridad, quien se frota las manos cada vez que Milei la elogia en público.
Envalentonada con su buena imagen en las encuestas y la alta valoración del jefe del Estado, a pesar de los traspiés o errores no forzados en la gestión, como el insólito conflicto diplomático que provocó con Chile por sus dichos sobre supuestos integrantes de la agrupación terrorista Hezbollah en el país vecino, la ministra de Seguridad comenzó nuevamente a dedicarle tiempo a la construcción política.
Thinktank,fond os y“círculo rojo”
Mientras se alista para abandonar la presidencia de Pro, Bullrich relanzó esta semana su asociación civil -el Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad (IEES), que armó hace 15 años y que el año pasado fue intervenido por la IGJ durante el gobierno del Frente de Todos-, donde trabaja el equipo que la acompañó durante la campaña.
Si bien seguirá funcionando en las oficinas ubicadas en la Avenida de Mayo, la ministra decidió rebautizar su instituto con el nombre de Icona (Intercambio y Convergencia para una Nueva Argentina). Desde esa plataforma política, una suerte de think tank con el que planea “articular al sector público con el mundo privado” y “generar políticas públicas” -quiere replicar el modelo norteamericano-, Bullrich intenta contener a sus allegados, estrechar lazos con políticos y académicos de la nueva derecha en el exterior y tener una herramienta de recaudación de fondos.
Sin el sello de Pro, Bullrich requería un espacio para preservar los vínculos que construyó con el “círculo rojo” por su postulación presidencial. ¿Piensa que podría necesitar una plataforma para una eventual candidatura en las elecciones de 2025 o 2027? Icona ya realizó distintos eventos con empresarios a los que asistieron desde Bullrich y Federico Sturzenegger, el ideólogo de la desregulación de Milei, hasta el exministro Dante Sica, los diputados nacionales Damián Arabia y Alejandro Bongiovanni o consultores.
Se realizan en el tercer piso de un edificio ubicado en la Avenida de Mayo al 953, búnker histórico de Bullrich.
Como ocurría durante la campaña, María Oneto, la recaudadora de fondos de Bullrich, se ocupa de organizar las convocatorias y cobrar las invitaciones a los seminarios. El precio de las entradas oscila entre los 350,000 y 500,000 pesos y ofrecen cupos para quince personas. Moira Coupe y otros allegados a Juan Curutchet, director del Banco Central y uno de los representantes de una agrupación liberal de Pro, colaboran con la difusión para atraer a empresarios y dirigentes cercanos.
A cambio del aporte para cubrir los gastos del “seminario”, el think tank de Bullrich ofrece un canal directo con funcionarios del Gobierno o sus equipos técnicos. ¿Charlas sobre “la coyuntura política” y el “cambio cultural” o asesoramiento?
Resquemores en Pro
La movida despertó críticas en el seno de Pro. Desde aliados en JXC hasta exfuncionarios macristas consideran que las actividades rentadas de la asociación civil de Bullrich, que emulan su esquema de recaudación de campaña, cuando organizaba cenas o eventos, podrían implicar un conflicto de intereses e incompatibilidades con la ley de ética pública. Al lado de Bullrich, relativizan la sensibilidad del tema o niegan falta de transparencia.
“Hay actividades rentadas y otras, no. Ella dice que es la madrina”, justifican. Además, arguyen que se trata de una práctica habitual de la política emplear fundaciones para canalizar ayuda y contener a los equipos técnicos. Por caso, Sergio Massa lanzará su fundación en los próximos días. El año pasado los gastos del IEES de Bullrich quedaron bajo la lupa por la intervención del Ministerio de Justicia, pero en octubre la Cámara Civil declaró nula la intervención. “Fue una persecución del kirchnerismo; la IGJ no hacía inspecciones desde los noventa”, remarcan.
Cerca de Bullrich, además, anticipan que prevén buscar acuerdos internacionales, como con la Universidad de Florida, en Estados Unidos, u organizaciones de derecha, para otorgar becas y “formar nuevos liderazgos”. A tono con el corrimiento de la oferta electoral, quieren darle a la asociación civil un tinte “libertario”.
Apuntan, sobre todo, a ampliar el alcance del viejo instituto de Bullrich: no solo apostar a proyectos vinculados al eje de la seguridad, sino a todo el abanico de políticas públicas y una agenda internacional. La conducción está a cargo de Oneto, el legislador porteño Juan Pablo Arenaza, mano derecha de la ministra, y Guillermo Yanco, pareja de Bullrich.
El martes, la funcionaria de Milei asistió a la presentación del Icona, en la que participaron el gobernador de Chaco, Leandro Zdero (UCR) y el intendente de San Isidro, Ramón Lanús (Pro), entre otros legisladores y dirigentes cercanos a Bullrich. Por allí desfilaron empresarios que aportaron fondos a la campaña cuando fue candidata de JXC.
Macri y el plan 2025
Mientras Macri se alista para asumir de manera formal a mediados de mayo la presidencia de Pro, Bullrich ya teje junto con los armadores de Milei el esquema electoral de 2025. Sus asesores descuentan que habrá dos polos de electores: el filoperonista y los seguidores del gobierno de Milei.
Así como ella apostó a insertarse en el corazón de la estructura de los libertarios para ganarse la confianza del Presidente, Bullrich les pidió a sus laderos que entablen nexos con los lugartenientes de Milei en el territorio de Buenos Aires, la Capital y el interior del país. “A diferencia de Macri, no va a pararse en lo orgánico para negociar lugares o condicionar. Vamos a construir desde abajo hacia arriba”, comenta uno de los miembros fieles de la tropa bullrichista.
De hecho, ya hubo reuniones entre Bullrich, que estuvo escoltada por Pablo Walter y Juan Pablo Allan, y Sebastián Pareja, el arquitecto territorial de LLA en la provincia de Buenos Aires, para coordinar el despliegue y cerrar filas en una “mesa de trabajo”.
En el bastión de Pro, pese a que Karina Milei puso en marcha el armado del partido y provocó tensiones, también hay contactos para unir las piezas. Arenaza tiene diálogos frecuentes con las legisladoras de la hermana del Presidente. Y Arabia tiende puentes en el interior.
Si bien ella repite que no piensa en una candidatura y menos aún en volver al Congreso, los seguidores de Bullrich no descartan la chance de que sea candidata a senadora en 2025 en la ciudad. Especulan que Milei requerirá figuras taquilleras en la casa matriz de Pro o la provincia y que ella solo contemplaría la idea si se lo pidiera el Presidente.
¿Pondrá los “votos en la mesa” si la economía cruje? “No les va a pedir permiso ni a Mauricio ni a Jorge Macri”, advierte un consejero de Bullrich. Están convencidos de que esa apuesta perturbaría a Macri y encendería las alarmas en Uspallata. Cerca de Bullrich aventuran que el expresidente atravesará un tormento político en su tarea como conductor partidario.
Aún no dejó formalmente la presidencia de Pro, pero la ministra de Seguridad da señales de que se mueve sin ataduras y que imagina su futuro al lado de Milei. Y, aunque presionó para imponer a Arabia como vicesegundo de Macri, proyecta una fusión con los libertarios. Se replica la escena de 2015, cuando se integró al gabinete de Macri y sumó su partido Propuesta Republicana.
Ella ya soltó amarras de sus exsocios, pese a que mantiene una tropa de diputados, quienes hoy salieron a ratificar que votarán sin peros la “Ley de bases” y el paquete fiscal, en un nuevo gesto de alineamiento a Milei. El viernes pasado, Macri se reencontró con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal en el evento íntimo que hizo Marcos Peña para presentar su libro El arte de subir (y bajar) la montaña. Bullrich, que tuvo roces con el exjefe de Gabinete en la gestión, no participó.
“No la invitaron, pero tampoco tenía interés. Mauricio está reeditando el ‘club de amigos sociedad anónima”, dicen al lado de la ministra. Su vínculo con Macri y la mesa fundadora de Pro es parte del pasado.

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