miércoles, 17 de abril de 2024

Guerra en Medio Oriente


Israel insiste: “Habrá una respuesta dolorosa”
Los altos mandos militares presionan por una represalia, pero sin enemistarse con EE.UU. y Europa
La propaganda del régimen, ayer, en las calles de Teherán, y una burla: “Israel es más débil que una telaraña”
TEL AVIV (AP).– Mientras aumentaba la presión internacional para frenar la escalada en Medio Oriente, Israel insistió ayer en que el bombardeo de Irán tendrá una respuesta militar, “sabia y en el momento adecuado”. Sin embargo, Tel Aviv enfrenta el desafío de calibrar una represalia, sin enemistarse con sus aliados y buscando evitar una mayor escalada. “Daremos una respuesta dolorosa”, advirtió el jefe del Ejército israelí,
Herzi Halevi. La prensa israelí reveló que los mandos militares presionaban a Benjamin Netanyahu para lanzar una represalia, y funcionarios norteamericanos dejaron trascender que un ataque es “inevitable”.
JERUSALÉN.– En medio de la fuerte presión de sus aliados para que Tel Aviv desescale el conflicto, el jefe del Ejército de Israel prometió ayer una respuesta “dolorosa” al ataque sin precedentes de Irán, que avivó el temor a una escalada regional de la guerra.
“Daremos una respuesta dolorosa. Israel responderá al lanzamiento de estos numerosos misiles, misiles de crucero y drones sobre el territorio del Estado de Israel”, declaró el jefe del Estado Mayor israelí, el general Herzi Halevi, en una visita a una base militar.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, convocó ayer a su gabinete de guerra para evaluar una posible respuesta, después de una reunión la víspera en la que, según los medios locales, no se tomó ninguna decisión. Sin embargo, volverá a reunirse hoy y, según dejaron trascender medios israelíes, ya diseña una respuesta que pueda contar con el apoyo de Estados Unidos.
“El estamento de seguridad está presionando para que se dé una respuesta militar, y parece que Netanyahu también se inclina por apoyar ataques contra Irán”, asegura una fuente cercana a las negociaciones que cita el diario israelí Haaretz. Esa fuente ha señalado, sin embargo, que “la fuerte presión internacional ejercida sobre Israel influye mucho en la toma de decisiones” sobre qué respuesta adoptar.
Funcionarios estadounidenses dijeron ayer que alguna respuesta al ataque de Irán es poco menos que “inevitable”, pero que la administración Biden todavía tiene la esperanza de poder limitarla a un contrataque que no esté dirigido a territorio iraní.
“Irán deberá esperar nerviosamente sin saber cuándo podría llegar el ataque, como le hizo hacer a Israel”, dijo Netanyahu tras una reunión con los ministros. “Responderemos, pero lo haremos de manera sabia y no instintivamente”, agregó.
Sin opciones
“No hay otra elección más que responder al ataque de Teherán”, dijo el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, al jefe del Pentágono, Lloyd Austin.
El gabinete de guerra, que ya dedicó dos reuniones al expediente Irán y otra está prevista para hoy, estudia “diferentes opciones”. Cada una de ellas, explicó Halevi, representa “una respuesta dolorosa” para los iraníes, sin correr el riesgo de desencadenar “una guerra regional”. El objetivo es elegir una opción que “no esté bloqueada por Estados Unidos”.
Según analistas, los distintos escenarios van desde un contraataque directo en territorio iraní, pasando por operaciones dirigidas contra los aliados del régimen de los ayatollahs en la región, hasta acciones selectivas contra los líderes de la Guardia Revolucionaria.
Teherán afirmó que lanzó el ataque en respuesta a un bombardeo contra su consulado en Damasco, el 1° de abril, un ataque que fue atribuido a Israel.
Irán considera que con la operación del fin de semana el asunto está “zanjado” y advirtió contra cualquier “comportamiento imprudente” que pudiera desencadenar una reacción “mucho más fuerte”.
“El ataque limitado del sábado por la noche tenía como objetivo advertir, desalentar y castigar al régimen sionista. Pero si Israel toma nuevas medidas contra Irán, se enfrentará a una respuesta mucho más fuerte”, afirmó el canciller Hossein Amirabdollahian, en una conversación con su homólogo ruso, Sergei Lavrov.
Israel aseguró que el ataque “fue frustrado” y según el Ejército el 99% de los proyectiles fueron interceptados. La Casa Blanca afirmó que la operación fue un “fracaso impresionante y bochornoso” para Teherán.
“He visto informes de que los iraníes planeaban fallar y que este espectacular y vergonzoso fracaso fue intencionado (...) Esto es categóricamente falso”, afirmó el vocero de la Casa Blanca, John Kirby, que también negó que Teherán hubiera proporcionado a Estados Unidos tiempos y objetivos del ataque.
Los líderes mundiales presionan fuertemente a Israel a no tomar represalias, mientras Netanyahu instó a la comunidad internacional a “permanecer unida” frente a la agresión de Irán, que, afirmó, “amenaza la paz mundial”, en un mensaje difundido por su despacho en la red X.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que quiere evitar que se propague el conflicto en Medio Oriente, después de que el secretario de Estado, Antony Blinken, subrayó que Washington seguirá defendiendo a Israel, pero que no desea una escalada con Irán.

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Todas las opciones de respuesta de Israel entrañan riesgos
Isabel Kershner Traducción de Jaime Arrambide
El gobierno de Israel sigue sopesando una posible respuesta al masivo ataque aéreo con misiles y drones lanzado por Irán durante el fin de semana, y todas las alternativas que tiene entrañan riesgos propios.
En el pasado, cuando era atacado por sus enemigos, Israel tomaba represalias, con la esperanza de desalentar nuevos ataques.
En 2016, por ejemplo, el raid transfronterizo de Hezbollah, la milicia libanesa chiita apoyada por Irán, fue el puntapié inicial de una devastadora guerra de un mes de duración, y en otras ocasiones, las descargas de cohetes lanzados por grupos armados desde la Franja de Gaza escalaron rápidamente con duros combates y destrucción que se extendieron varios días.
Pero esta vez Israel tiene que hacer malabares con una montaña de intereses contrapuestos y con nuevos factores que se han sumado.
Si efectivamente el gobierno de Benjamin Netanyahu responde al inusitado ataque iraní –que a su vez fue en represalia por el ataque israelí a un edificio consular de Irán en Siria para asesinar a los altos mandos de las Fuerzas Armadas iraníes–, Israel tiene que sopesar si lo hace en proporción con el resultado concreto del ataque del sábado, que fue mayormente interceptado por las defensas antiaéreas y causó pocos daños, o considerando lo que habría pasado si los más de 300 drones y misiles hubieran hecho impacto en territorio israelí y causado víctimas mortales entre la población civil.
Los halcones ultraderechistas de la coalición de gobierno de Netanyahu presionan por una respuesta militar potente e inmediata, argumentando que lo contrario sería interpretado por los enemigos de Israel como un signo de debilidad. Y algunos israelíes creen que esta es la oportunidad perfecta para usar un ataque militar para cumplir un objetivo largamente añorado por Israel: destruir o dañar el programa nuclear de Irán.
Pero otros israelíes instan a la moderación o a la llamada “paciencia estratégica”, por temor, entre otras cosas, a distraer al país de su guerra con Hamas en Gaza, de los esfuerzos para liberar a sus decenas de rehenes que siguen retenidos en la franja y de sus escaramuzas con Hezbollah en la frontera norte.
Y también temen que un fulminante ataque de Israel termine desencadenando un conflicto regional más amplio y sin apoyo internacional.
Libertad de elección
Los analistas dicen que el exitoso bloqueo del ataque aéreo iraní le dio a Israel la libertad de elegir cómo y cuándo responder, o de hacerlo o no.
“Israel tiene evidente legitimidad para atacar a Irán”, dice Yaakov Amidror, exgeneral de división y exasesor de seguridad nacional de Israel, que actualmente trabaja en el Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén, de tendencia conservadora.
“La otra opción es decir: logramos lo que queríamos, que era eliminar a los comandantes de la Fuerza Quds en Damasco, y el ataque iraní fracasó, así que hagamos lo que tenemos que hacer”, apunta Amidror, o sea, terminar la campaña contra Hamas en la Franja de Gaza y abocarse a los preparativos para enfrentar a las milicias de Hezbollah en el Líbano.
“Ambas son buenas opciones, cada una con sus pros y sus contras”, dice el exmilitar. “Es una cuestión de preferencia personal”.
Los mandatarios extranjeros, entre ellos el presidente norteamericano, Joe Biden, el mayor apoyo que tiene Israel, están presionando para que prime la moderación.
Cautela
Desde que terminó el ataque, el domingo por la mañana, Netanyahu no ha salido a amenazar públicamente al régimen de los ayatollahs.
Otros líderes militares y políticos israelíes dicen que no quieren poner en peligro, sino preservar y fortalecer, la alianza de los países árabes moderados y occidentales que por primera vez se unieron para repeler el ataque de Irán y defender a Israel, entre ellos Jordania.
Para Israel, el ataque iraní redundó en una explosión de apoyo internacional, tras meses de condenas e indignación por la cantidad de víctimas civiles y la hambruna en Gaza, y algunos funcionarios dicen que por eso Israel solo debería accionar contra Irán en coordinación con sus aliados.
“Israel contra Irán, el mundo contra Irán”, dijo el domingo Benny Gantz, miembro centrista del gabinete de guerra de Israel y exjefe del Ejército, al exponer las opciones que tiene su país.
“La alianza estratégica y el sistema de cooperación regional han sido puestos seriamente a prueba y ahora es el momento de fortalecerlos. Construiremos una coalición regional contra la amenaza iraní y haremos que Irán pague el precio de su ataque en la forma y el momento que nos convengan a nosotros”, dijo Gantz, que mantiene un fuerte enfrentamiento político con Netanyahu y lidera las encuestas de unas eventuales elecciones anticipadas.
Las opciones de Israel van desde atacar abiertamente a Irán, simbólicamente o con toda su fuerza, hasta no tomar ninguna represalia, una concesión que, según los expertos, Tel Aviv podría aprovechar para alentar mayores sanciones internacionales contra Irán o la formalización de la alianza antiiraní.
La opción de “no hacer nada” tiene precedentes: durante la Guerra del Golfo de 1991, cuando Irak lanzaba misiles Scud contra ciudades israelíes, Yitzhak Shamir, entonces primer ministro de línea dura de Israel, se abstuvo de responder militarmente ante la insistencia de la administración del presidente norteamericano George Bush, para preservar la coalición con Estados árabes amigos que lideraba Estados Unidos.
Israel también podría orquestar algún tipo de ciberataque, sin derramamiento de sangre, o volver a los métodos de su larga guerra solapada con Irán, apoyándose en técnicas de espionaje y acciones encubiertas contra intereses y blancos iraníes, dentro o fuera de Irán, y sin adjudicarse la responsabilidad de los hechos.
“Estados Unidos está comprometido con alcanzar un cese del fuego que traerá a los rehenes a casa y evitará que el conflicto se extienda más allá de lo que ya ocurrió”, dijo el mandatario estadounidense durante la visita a la Casa Blanca del primer ministro iraquí, Mohammed Shiaa Al-Sudani.
Distancia
Otros países aliados, como Francia y Gran Bretaña, que contribuyeron a interceptar el ataque, también tomaron distancia.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, indicó que Irán “tiene la intención de sembrar el caos en su propio patio trasero para desestabilizar aún más Medio Oriente” y precisó que “todas las partes deben mostrar moderación” para evitar una escalada.
El canciller británico, David Cameron, pidió a Israel, en una entrevista con la BBC, que evite tomar represalias contra Irán.
“Queremos evitar una escalada de este conflicto, por razones obvias de nuestro propio interés nacional. Decimos muy claramente que no apoyamos un ataque como represalia”, señaló Cameron.
“Expreso mi solidaridad con el pueblo israelí y el compromiso de Francia con la seguridad de Israel, de nuestros socios y de la estabilidad regional. Francia trabaja con sus socios para reducir la tensión y pide moderación”, expresó por su parte el mandatario francés, Emmanuel Macron, en su cuenta en X.
En tanto, contrariamente a sus aliados europeos, el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, habló por teléfono con el emir de Qatar, el jeque Jassim bin Hamad al Thani, sobre el aumento de los esfuerzos del mundo musulmán para detener los ataques de Israel, dijo la oficina del mandatario turco.

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