jueves, 25 de abril de 2024

POSTAL INFRECUENTE Y EL ANÁLISIS


Defender la educación pública, la consigna que llevó a muchos jóvenes a marchar por primera vez
En la marcha universitaria fueron mayoría los estudiantes que están cursando hoy distintas carreras en universidades públicas
Lucila Marin
Magalí y Luciana, estudiantes de veterinaria, marchan por primera vez
“No seremos la generación que dejó morir a la universidad pública”, dice el cartel que lleva Victoria Chiachio. Ella y sus amigas tienen bandas azules que dicen “yo defiendo a la universidad pública”. Están en último año de la carrera de medicina. “A fin de año nos recibiríamos”, cuentan.
Estaban caminando por la columna de la UBA que avanzaba por Callao. La convocatoria es multitudinaria y las calles quedaron totalmente copadas. “Es raro estar acá. Es la primera vez que marcho. Nunca pensás que la facultad puede llegar a cerrar o que puede haber un problema”, dijo Chiachio.
Una de sus amigas contó que su hermana está en el CBC y en vez de cuatro ayudantes, este año hay dos. “Es lindo salir a marchar, pero es feo porque tu facultad corre peligro. Y tenés que defender tu derecho”, cerró.
Una multitud en la Plaza de Mayo y alrededores
Las calles del centro porteño estaban totalmente copadas desde temprano. Estaban los que vinieron con sus hijos y los llevaban a upa. Estaban los que saludaban a sus excompañeros. Estaban los que vinieron con sus ambos, o con guardapolvos firmados del día que se recibieron. Estaban los que vinieron con camisetas de la Argentina, o los que llevaban libros en la mano, porque una de las propuestas es levantar un ejemplar para dejar una postal contundente.
Macarena Etchezahar, está haciendo el CBC en la sede de Avellaneda para la licenciatura en administración. “Muchas veces tuve la oportunidad de ir a las marchas de la mujer, pero era muy joven y mi mamá no me dejaba”. Ya tiene 18 años y esta vez vino a marchar para defender los derechos estudiantiles. “Ahora soy adulta y voy a estudiar en la facultad pública, por eso dije voy a defender mis derechos”.
Primera generación de universitarios
Magalí Romaron llevaba su ambo rosa. “En mi familia soy la primera generación de universitarios, junto con mi hermana que se recibió hace poco de médica en la Universidad de La Matanza”, cuenta 
Llegó con sus amigas de veterinaria. Están en cuarto año, les faltan tres para recibirse. “Sin veterinarios no hay clones de Conan”, dicen los carteles que imprimieron.
Un grupo de estudiantes de Medicina, en la marcha
“Es emocionante, pero a la vez es como que te frustra tener que salir a marchar por esto”, agregó Luciana, otra de las estudiantes de veterinaria.
“Estamos estudiando en una universidad pública, no pudimos no venir”, dijo Juana. Estudia Ciencias de la Atmósfera y es de Tierra del Fuego.
Ella llegó caminando desde la facultad de Exactas con su grupo de amigas. Lucía, otra de ellas, estudia Ciencias Biológicas: “Hay mucha gente. En el pueblo en el que vivo son 800 habitantes”, cuenta. Es del sur de la provincia de Buenos Aires.
“Es un reclamo muy nuestro. Nosotros estamos bastante bien. En Geología, dijeron en la asamblea, estamos bastante bien hasta que termine el cuatrimestre; después no sabemos que va a pasar”, agregó.

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Un cortocircuito en el relato libertario
Martín Rodríguez YebraJavier Milei
La plaza de la educación colocó al gobierno de Javier Milei ante la incomodidad de los fenómenos complejos. En la inmensidad de la manifestación se mezclaron políticos y estudiantes; sindicalistas rancios y profesores intachables; férreos kirchneristas y votantes libertarios. Un muestrario de clases sociales, simpatías y profesiones que conformó un universo anómalo para los parámetros del relato oficial, poblado de “enemigos del pueblo”, de “castas”, privilegios, violencia y “curros”.
Una mezcla de prejuicio ideológico y superficialidad emocional impidió ver al Presidente la delicada fibra que tocaba al tratar a las universidades nacionales con las mismas herramientas narrativas que tan buenos resultados le dieron con la oposición política. La educación pública resiste todavía como un valor de cohesión en la sociedad argentina, capaz de resistir incluso el manoseo recurrente de los vendedores de consignas facilistas.
La potencia de la marcha sacudió a un gobierno en minoría legislativa que teje su poder con el hilo de la opinión pública. Para Milei, las prioridades son “la macro” y “la calle”. En 24 horas pasó de una cadena nacional festiva sobre el superávit fiscal del primer trimestre a la amargura de la primera gran muestra de resistencia pública a su proyecto. Fue la primera protesta en estos cuatro meses y medio que no pudo capitalizar el Gobierno, hasta ahora siempre favorecido por el contraste con los convocantes.
Milei le aplicó al presupuesto de las universidades el turbo de la licuadora. Al rigor fiscalista le sumó una visión personal que irritó incluso a una parte de quienes lo eligieron con la ilusión de revertir el descalabro económico de la última gestión peronista. Repitió hasta el cansancio que la educación pública ha sido “un mecanismo de lavado de cerebro que ha hecho mucho daño a la gente” y acusó a la Universidad de Buenos Aires (UBA) de funcionar como un centro de adoctrinamiento.
“Si van a la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y preguntan quién es Ludwig von Mises les van a decir que es el 9 de Holanda. Y para otros es el mejor economista de todos los tiempos, con Murray Rothbard. Eso sí... Al barbudo alemán, al empobrecedor de Marx, sí lo conocen”, dijo el mes pasado en el cierre de un foro empresarial.
La declaración despertó indignación en los claustros. Entre otras cosas, porque la UBA –donde se recibió su “ministro héroe” Luis Caputo– tiene desde 2016 un curso sobre la Escuela Austríaca en el que se estudia a Van Mises, Hayek y otros referentes profesionales de Milei. Van Mises, además, disertó en Económicas de la UBA en su visita al país de 1959, de la mano de Alberto Benegas Lynch (padre).
La educación no ha sido nunca un punto relevante en el discurso de Milei. En la campaña propuso “ir en el largo plazo a sistemas privados” en todos los niveles, pero dejó desinflar esa consigna a medida que avanzaba en la carrera hacia el poder. Al asumir, devaluó Educación a una secretaría del Ministerio de Capital Humano. El 1º de marzo, no incluyó siquiera una mención a la cuestión de la enseñanza cuando planteó los lineamientos del Pacto de Mayo con el que se propone impulsar el desarrollo de la Argentina.
Su gobierno hace de la excepción, la regla. ¿Hay falencias en las auditorías de los fondos universitarios? Sin dudas hay un déficit notorio de transparencia. ¿No es escandaloso que la Universidad de San Martín haya participado la década pasada de una maniobra para financiar una telenovela de Andrea del Boca que nunca se emitió? Evidentemente. ¿Son esas las pruebas irrefutables del “curro de la universidad pública” y la justificación para someterla a un ajuste del presupuesto sin precedente? Sería como cerrar la Policía Federal cada vez que se descubre a un comisario que ampara a delincuentes.
Al reclamo de los rectores, le devolvió una “guerra cultural”. No intentó aún plantear una visión propia sobre el destino de la educación superior en la Argentina. Cuestionó que hubiera actividad política en los claustros como si no fuera el estado natural de las cosas en espacios concebidos para fomentar el pensamiento crítico.
El subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, se hizo cargo de recibir a las autoridades educativas para minimizar sus pedidos y advertirles que les iban a revisar las cuentas con detalle. Calentó de más un ambiente inflamable.
El conflicto se incubó durante días hasta que la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, entró en alerta cuando constató que la marcha podía ser masiva. Esperaban 40.000 personas, pero la cifra conservadora de la Policía Federal señaló 150.000. Los organizadores amplían el número hasta 800.000. En cualquier caso, una multitud que pesa fuerte en términos políticos. Fuentes de la Casa Rosada ponían en la mira al subsecretario Álvarez: ¿será una nueva baja en un megaministerio diezmado por las renuncias?
Protocolo
Hasta último momento, la esperanza libertaria consistía en que la movilización quedara monopolizada por la CGT, los movimientos piqueteros, las Madres de Plaza de Mayo, los exfuncionarios kirchneristas, Sergio Massa, Axel Kicillof, La Cámpora... El tuit de convocatoria que escribió Alberto Fernández desde Madrid había sido una brisa de alivio durante el fin de semana.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, amenazó con aplicar el protocolo antipiquetes que usó hasta ahora para mostrar quién manda en la calle cada vez que un grupo opositor desafió al Gobierno. Milei avaló desde su cuenta de Twitter decenas de mensajes ofensivos contra los manifestantes y con denuncias de los “curros de la universidad”. Uno de los tuits que reprodujo, de la tuitera militante Lady Market, terminaba con la frase: “Este país está lleno de hijos de puta”.
Al final, “el tren fantasma” se diluyó en una marea multicolor. El palco sobrevivió como la evidencia de que el acto se había pensado con el sesgo de una facción.
En la intimidad de la Casa Rosada se descartó por completo la pretensión de despejar las calles para que fluyera el tránsito en el corredor que une al Congreso con la Plaza de Mayo. El palco sobrevivió como la evidencia de que el acto se había pensado con el sesgo de una facción.
Kirchnerismo fogoneó desde el principio y estuvo detrás de la movilización a cara descubierta. La consigna de la educación pública, sin embargo, desbordó el oportunismo de la oposición dura. La UCR exhibió el aparato universitario que cuida como su bastión más preciado. Marcharon el trotskismo, la Coalición Cívica y el exjefe porteño Horacio Rodríguez Larreta. Hubo hasta legisladores libercero tarios que adhirieron a la protesta.
Aunque tarde, el Gobierno resolvió separar las aguas. Milei bajó la orden de no atacar a los estudiantes. “No digo que no sea algo genuino de los alumnos, que están preocupados y son a quienes defendemos. Es genuino lo que hacen y los reclamos que puedan considerar, pero no consideramos genuino que desde un escritorio se incentive este tipo de cuestiones”, dijo el voEl Manuel Adorni, al elegir rival.
Negó el desfinanciamiento de la educación superior que motorizó el reclamo. Enfatizó que el Gobierno ya había aumentado las partidas, en alusión a los giros que se aprobaron en los últimos días vinculados a los gastos operativos de las universidades. “La cuestión presupuestaria está saldada”, afirmó, con la misma certeza con que el día anterior había dicho que “si el Presidente dijo que hay cinco perros son cinco perros y se terminó”. El 90% del gasto de las universidades, sin embargo, corresponde a salarios de docentes y auxiliares, cuyas asignaciones no se han modificado desde la prórroga del presupuesto 2023.
La magnitud de la marcha pone a prueba el temple del Gobierno y el “mandamiento” que declaró Milei el lunes por cadena nacional: “No gastarás”. Es una de muchas incógnitas. A saber: ¿nació en el calor de la plaza un nuevo polo político de resistencia al ajuste de Milei?, ¿impactará el éxito de la convocatoria en el ánimo de los diputados y senadores que se disponen a discutir otra vez la demorada “Ley de bases”?, ¿serán capaces el oficialismo, la oposición y las autoridades universitarias de darle un lugar a un debate sin reduccionismos sobre el futuro de la educación superior, en términos de calidad, financiamiento y transparencia?
Antes de saberlo queda por resolver otra intriga sobre el novedoso dispositivo de poder que gobierna la Argentina desde diciembre: cómo será Milei en los momentos de adversidad.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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