Una de las primeras señales de que la caída del imperio romano de Occidente estaba cerca fue el retiro de tropas de la isla que hoy conocemos como Inglaterra. Claro, la presión de las tropas germánicas en el norte, especialmente de los godos más las incursiones de Atila y sus Hunos hacían que aquellas tierras distantes pasaran a ser una segunda prioridad.
Eso permitió que las megatribus germánicas de los anglos y los sajones dominaran esas tierras húmedas allá por el Siglo IV después de Cristo, aproximadamente. Sólo 3 siglos después de aquella invasión exitosa, Offa, un rey anglo-sajón cristiano emitía monedas donde se podía leer “no hay más Dios que Alá”. Sí, las economías del mundo del Islam eran tan importantes que sus monedas eran imitadas incluso allá en el norte.
Hoy sabemos bien que la unidad de cuenta más usada en el mundo es el dólar estadounidense y, sin embargo, en algunos países como El Salvador pretenden que la gente use el Bitcoin como alternativa. Es una receta para el fracaso y así pareciera reflejarlo el diario local La Prensa Gráfica que informa que en febrero de este año sólo se enviaron remesas por US$ 9,4 millones a través de criptomonedas, lo que representa menos del 2% del total.
Pero no todas son malas para las monedas digitales. De hecho, en general tuvieron un lindo rebote de precio durante la semana pasada debido, principalmente, a que el banco Goldman Sachs habría revampeado su página de Internet para reflejar el creciente interés en el ecosistema. Esa misma entidad realizó su primera operación OTC de Bitcoin hace menos de diez días y todo indica que estamos viendo sólo el comienzo.
Sin embargo, como los lectores de esta columna saben, es importante ponerle paños fríos a la posibilidad de crecimiento de las criptomonedas como un reemplazo de la moneda fiat emitida por gobiernos. Será, por ejemplo, importante seguir el destino de la E-Cash Act, una propuesta de ley para el lanzamiento de una moneda digital que sería el reemplazo de los billetes en dólares estadounidense. Fue presentada, entre otros, por Rashida Tlaib, quien el año pasado había impulsado la Stable Act, que pretendía regular a las stablecoins.
Tanto en el mundo de las criptomonedas como en el mundo del dinero bancario o de las fintechs (PayPal, MercadoPago, etcétera) el registro de las tenencias de dinero o activos existe fuera de las billeteras virtuales, las cuales sólo sirven para comunicarse con los dueños de esa información, ya sean bancos o blockchains. En el caso del E-Cash la información “viviría” en el hardware, o sea en una billetera virtual. Sería el equivalente real en formato digital de los billetes verdes.
La importancia de esta iniciativa es la necesidad de preservar la privacidad de los usuarios, cosa que es difícil de asegurar en el sistema tradicional o en el de las stablecoins. Pareciera una buena idea y más de un argentino con sus dólares en el colchón se estará refregando las manos.
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