Donde termina la lluvia, de Norberto Gugliotella
Natalia Blanc
¿Cómo narrar la violencia de género, esa que transcurre a puertas cerradas, al interior de las familias, que se oculta (cuando se puede) o se disfraza con mentiras y excusas? En Donde termina la lluvia, su primera novela, Norberto Gugliotella narra la violencia íntima y cotidiana a través de las miradas y las voces de una madre y una hija que fueron objeto de golpes, insultos, amenazas en una etapa de sus vidas. Sin golpes bajos ni bajadas de líneas, el autor elige un estilo coloquial y ubica a los lectores en el lugar de testigos de las “confesiones” y reflexiones de las distintas partes involucradas.
Diferentes recursos narrativos dan estructura a la historia: en capítulos alternados que llevan el mismo título (“De afuera hacia adentro”) aparece una voz en segunda persona que le habla a Diana, la madre que logró escapar del infierno. También hay listas con preguntas que se hace Violeta, la hija adolescente (“¿Qué se hace con el amor?”; “¿Puede un padre ser un padre en todos los momentos en los que no está?”); anotaciones donde se reflejan el dolor y las dudas que le provoca la ausencia paterna; una enumeración con las “veinticuatro cosas que más nos gustan hacer a las dos” y hasta un cuento breve que la joven debe escribir para el colegio.
La referencia temporal está marcada con una anécdota: la experiencia de Violeta cuando va con su madre a una movilización de Ni una menos y advierte que ellas no son las únicas. Y que, a diferencia de las mujeres que aparecen en los carteles, ellas están vivas y pueden contar, denunciar y exigir justicia por las otras víctimas, las que ya no están.

Donde termina la lluvia, de Norberto Gugliotella (Corregidor). 224 páginas. $ 8000
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