domingo, 21 de abril de 2024

A una hora y media de Capital: pulperías, restaurantes de campo y parrillas para comer muy bien




A una hora y media de Capital: pulperías, restaurantes de campo y parrillas para comer muy bien
La Casona de Angelito es un clásico de Lobos.
Lobos, Navarro y Las Marianas son localidades que invitan a comer bien, en medio de campo y en parajes tranquilos.
Los ñoquis de La Casona de Angelito son una delicia.
Basta con agarrar la RN 205 y manejar poco más de 100 kilómetros en dirección al sudoeste para llegar a Lobos. Para seguir hasta Navarro, bastará con doblar a la derecha y tomar la RP 41, que nos meterá más de lleno en el campo… Más aún en Las Marianas. Localidades vecinas, prósperas y bien rurales, que combinan con inteligencia la vida que ocurre al aire libre y en la vereda, con propuestas gastronómicas que no defraudan. Bodegones con historia, parrillas que corren de boca en boca entre los camioneros, y restaurantes sencillos, pero muy bien atendidos. Todos como opción viable para comer muy bien y sentirse de viaje, aunque sea cerca de Capital Federal.
La Casona de Angelito – Lobos

Funciona en una vieja propiedad con galerías amplias que está sobre una ochava. Los ñoquis rellenos que aquí sirven son inolvidables.
Ángel Leonardo Bustos es el dueño de este restaurante que tiene 20 años, tras sus más de cinco décadas como parrillero. El hombre ya está consagrado después del tiempo transcurrido desde que esta historia empezó, cuando prendía brasas en el ACA de Necochea. En pleno oficio de sus habilidades, tuvo que cerrar con la crisis de fines de la década del 90. Y en vez de apichonarse, volvió a arrancar: fue mozo, hizo lo que tocara en la cocina y así salió adelante. En 2003, fortalecido, abrió el restaurante con techos altos que bautizó con su nombre, según el consejo de sus hijos.
La Casona de Angelito recibe comensales todo el año.

Ángel recibe en un salón largo con corredor central y la tele prendida. Todo lo que prepara al asador sale mucho, especialmente el vacío. Se luce también con los ñoquis rellenos de jamón y queso y los tallarines. Desde la cocina, Marta Braque, su esposa, es pieza fundamental del engranaje. Y Augusto, el hijo más chico de la pareja, también interviene.Abre de miércoles a domingo, mediodía y noche; viernes y sábado, noche. RN 205 Km 99,600, Lobos. T: +54 9 (2227) 61-6649. IG: @lacasonadeangelito
12 Servilletas – Lobos

Desde abril de 2022, Ernesto Oldenburg y Carolina Rodríguez Mendoza tienen la concesión del tradicional club de tenis Fitti Ferro.
En 12 Servilletas la comida está pensada para que los comensales se vayan felices.

Más preparados para el frío que en la etapa del food truck + patio, ahora tienen pérgola, salón y parrilla, pero conservan el espíritu original (infaltables el vermú con copetín) y la cocina simple, siempre atenta a los productos de estación. Entre los clásicos, empanadas (fritas o al horno de carne cortada a cuchillo), bondiola en sándwich o al plato, hamburguesas. Los fines de semana suman pastas y parrilla. De postre, flan casero con dulce de leche.

Abre de miércoles a domingo, mediodía y noche. Albertini 319, Lobos. T: +54 9 (11) 5701-2383. FB: /12 servilletas
La Vata Atada – Lobos


Oscar Bermejo, que para todos es Pato, tiene 22 años de parrillero y está al frente de esta propuesta muy ponderada en la zona.

En Lobos, La Vaca Atada tiene sus clientes de siempre

Arquitecto de profesión, siempre fue glotón y además, cocinero. Le fue bien porque la calidad de su carne siempre estuvo en primer lugar. “Nada de feedlot”, enfatiza el gastronómico que no se traiciona. Y cuenta que su cocina es “sincera, sin rebusques”. Tiene pocos platos y simples, pero virtuosos: están preparados en el momento y con gusto a mucho. ¿El mejor elogio? “Vine y estaba todo igual de rico que hace diez años”.Abre de martes a domingo de 12 a 15, y de martes a sábado de 21 a la medianoche. RP 41 Km 173, Lobos. T: +54 9 (2227) 52-0452. IG: @la.vaca.atada
Cantina Villa Picante – Lobos

Abrieron hace ocho años y sirven platos de mar para no más de 20 comensales. En una calle oscura, y con el frente del lugar un poco deteriorado, el nombre bromea con esos aspectos “picantes” del lugar.
Cantina Villapicante es una propuesta creativa.
“Si no come pescado, usted está en el lugar equivocado. Exit” reza un cartel en el emprendimiento que Andrea Bevilacqua y Gonzalo Labega tienen en Lobos. La cocina marinera les viene de experiencias compartidas en la costa argentina, en Brasil y en Sardegna (Italia). Los platos son simples, la decoración y el ambiente rústicos, pero los productos que trabajan son de primera calidad. “Sencillez, calidad y calidez” son su lema. Los nombres en el menú son el fiel reflejo de lo que sirven: pulpo con papas, fideos con mariscos, sin adjetivos decorativos, ni piripipí superfluo. Las reservas deben solicitarse con 45 días de anticipación. Toman una mesa cada media hora, para que cada grupo tenga un buen rato de atención en exclusiva. No hay horario de salida.Abre de miércoles a sábados, desde las 19.30. Castellli 754, Lobos. T: +54 9 (2227) 46-1889. IG: @cantinavillapicante
La Lechuza – Navarro


Lo manejan los Rivas (primero Chola y Héctor; ahora Eli Irigoyen y Oscar Rivas) desde hace casi 60 años.

La Lechuza ofrece delicias que se cocinan con tiempo, en el horno de barro.
En la entrada, el horno de barro es protagonista. La idea es pasar una jornada completa con tarifa fija, que incluye acceso a la barra, una entrada (hay ricos bocados al escabeche), empanadas, pollo al horno de barro, ravioles de verdura caseros y flan con dulce de leche, o queso y dulce. Incluye bebidas con y sin alcohol. Para la sobremesa, hay reposeras, tejo, hamacas, vóley y fútbol reducido.Abre sábado y domingo, de 11 a 18. Conviene llamar antes. Paraje Lecap s/n, Navarro. T: +54 9 (2227) 41-1397. FB: /La Lechuza de Navarro
Doña Irma – Las Marianas


Queda frente a la estación de tren de Las Marianas y regala clima familiar en el comedor de un hotel que conserva fotos históricas y objetos de culto.
En Doña Irma la comida es abundante

Se trata de un restaurante-hotel de 1940 que nació con la llegada tren, cuando la zona era pujante, y que durante años fue de la familia Fegiano. En esta edificación centenaria basta con bajar las persianas para preservar el ambiente fresco. Desde 1953 pertenece a los Camacci; Nazareno (abuelo de Andrés) es el promotor, secundado por su hijo y su nuera, Hugo e Irma Angrigiani. Con la retirada del tren en los 90 el pueblo quedó aislado y el restaurante –que se llamaba El Morocho por Hugo–, funcionaba sólo como comedor del hotel para los viajantes. En 2015 Andrés se decidió a reabrirlo con ayuda de su hijo Nahuel.
Doña Irma está atendido por sus dueños

En la cocina se multiplican los imperdibles ravioles y los canelones que amasa Irma. “A ella sola le sale la masa. Todo en la cocina es a leña”, cuenta Andrés sobre este negocio que tiene cupo limitado para no perder calidad. En la semana sirven minutas si hay algún pedido especial. A los postres sorprende un muy buen dulce de higos. Cuentan con quincho y pileta para compartir.Abre sábados y domingos al mediodía. Conviene reservar. Si llovió mucho no se entra porque el camino no está consolidado. Calle 1 entre 9 y 11, Las Marianas. T: +54 9 (2227) 61-4985. IG: @saloncomedor_irma

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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