jueves, 25 de abril de 2024

EL ESCENARIO , CUENTAS, EVENTO Y DEVALUACIÓN


Cuando el ajuste aprieta, el manual ortodoxo ya no alcanza
José Luis BreaSantiago Caputo, Gerardo Werthein y Javier Milei
La bomba se fue armando a lo largo del verano, pero nadie intentó evitar que estallara. Relativizar el impacto que tendrían en la opinión pública los fuertes aumentos en las cuotas de las prepagas, habilitados mediante el DNU 70 de desregulación que en diciembre puso fin a los controles estatales, fue un error de cálculo que obligó al Gobierno a la sobreactuación de estos días. Pero difícilmente el conflicto haya tomado a los funcionarios por sorpresa.
Ya en febrero, en la primera audiencia que un grupo de asociaciones de defensa del consumidor mantuvo en la Secretaría de Comercio, el encarecimiento de la medicina privada había monopolizado la conversación. En aquel momento, el Gobierno prometió que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) se encargaría del tema en cuanto estuviera conformada. El organismo –al igual que otras áreas del Estado– aún no había terminado de completar a sus integrantes. Ya había llegado allí la denuncia de la Coalición Cívica por una posible cartelización de las prepagas que recién fue abordada dos meses más tarde.
Según fuentes privadas, luego del decreto 70 hubo una reunión con algunas prepagas en la que el Gobierno bajó un mensaje: “libertad total; ya nadie les va a decir qué tienen que hacer”. Afirman que, a cambio, se convino de palabra “salir de la jaula” con un esquema progresivo, en el que las empresas no pretendieran recuperar de golpe los años de rentabilidad perdida. Consistiría en un 40% de aumento inicial para luego ir subiendo mensualmente dos o tres puntos por encima del IPC. El dueño de Swiss Medical, Claudio Belocopitt, elegido por el Gobierno como enemigo, lo contó con naturalidad en una entrevista televisiva a fines del año pasado; fue el origen de la denuncia de la Coalición Cívica. Así, el propio Gobierno habría permitido la cartelización, aunque ahora lo niegue y esté dispuesto a investigarla y a, eventualmente, castigarla a partir de la letra que le dio un partido “socialdemócrata” con el que hasta ahora planteaba “trazar una línea” para diferenciarse.
Se sabe que en salud hay una demanda inelástica por parte de los adultos mayores, en un contexto de caída fuerte de ingresos y jubilaciones, y que el sistema atraviesa una crisis en la que los copagos de facto y la huida de médicos de las cartillas son moneda corriente. La tormenta se seguía formando, pero en ese momento en el Gobierno compartían el análisis de Belocopitt: no era un problema universal, ya que solo el 15% de la población tiene prepaga.
El hecho de que fuera una situación aparentemente acotada no facilitó su resolución. “De los 6,5 millones de afiliados a las prepagas, 4,5 millones las tienen a través de acuerdos corporativos y el restante millón y medio las paga directamente. De ellos, 500.000 personas siguieron pagando aunque aumentaran las cuotas y 300.000 se arreglaron bajando a un plan más barato. Tenías que resolverles el problema a unas 700.000 personas, básicamente jubilados”, razonan en el sector. Demasiado bisturí para el gobierno de la motosierra, que obligó a retrotraer precios y a un recálculo de cuotas en forma general, una medida que traerá algo de alivio, pero no soluciona el problema de fondo.
La aritmética de la política y de las encuestas es distinta. Enfocado en mostrar que las cuentas fiscales cierran para que no sea necesario emitir y eso le saque combustible a la inflación, la mayor demanda hoy de la sociedad, el Gobierno está decidido a archivar la receta liberal. ¿Cómo tolerar aumentos incesantes en un contexto en el que se busca contener los crecientes reclamos salariales en las paritarias o el pedido de mayor asignación presupuestaria en otro sector sensible como la educación pública? “Es la historia del bombero pirómano: provocan el incendio y luego se visten de bombero y lo apagan”, dice el exdirectivo de una prepaga. La lista de tropiezos es larga: “Ley de bases”, registros automotores, aumento de las dietas en el Congreso. Ante la falta de soluciones, se buscan enemigos. Gestionar es exponer.
En el sector de la salud ven detrás del giro a Caputo, pero no al ministro de Economía, Luis, sino a su sobrino Santiago, el spin doctor estrella del Gobierno. Creen que su influencia es tan decisiva que hasta le atribuyen haber escrito personalmente el posteo de “Toto” en X en el que dijo que las prepagas le declararon la guerra a la clase media. “Es una frase demoledora, que nos pega en la línea de flotación”, reconocen. Difícil de comprobar. En todo caso, secreto de familia.
Quién mira la micro
El caso de las prepagas expone al Gobierno a la crítica más común de una parte del empresariado, que es que el gobierno libertario no se ocupa de la micro, que tiene el foco puesto en la macro, sobre todo en las variables financieras y en el ajuste fiscal, y por eso comete estos errores.
“Hay una mirada pro sector privado, pero no integral, transversal. Caputo tiene un enfoque macro y el resto trata de acomodarse; hay que mejorar la gestión”, sentencia un hombre de la industria que suele tener trato con los funcionarios. La preocupación en el mundo de la producción es que no haya una reacción a tiempo para revertir la recesión. “El consumo no repunta, la inversión, si es que se da, tarda en rendir frutos. No hay obra pública. No se ve cuál será el motor de la recuperación”, agrega, y enumera las fuertes caídas que se están verificando en varios rubros. En algunos hay bajas de ventas de entre 30% y 40%, como en textil, electro, metalmecánica, línea blanca y construcción. “La situación está afectando especialmente a las pymes; hay que ver si esto es políticamente sostenible”, lamenta la fuente.
En el Gobierno dicen que están trabajando en silencio en despejar trabas burocráticas y simplificando impuestos para ayudar a las empresas. Entienden que, con la baja de la inflación y la mayor estabilidad, la recuperación llegará inexorablemente.
Hay contactos con la Unión Industrial Argentina (UIA), aunque por ahora muy incipientes, con una idea embrionaria de un programa que contemple ayuda crediticia e incentivos tributarios para la inversión. En el sector privado miran de reojo el plan Nueva Industria Brasil, un paquete de créditos por US$61.000 millones en tres años que puso en marcha Lula da Silva en enero. Pero es otro mundo. Está en las antípodas del paradigma mileísta. “Vamos a ayudar, pero no a regalar dinero. Aportes no reembolsables no va a haber más”, aclaran fuentes oficiales, al referirse a los fondos que el gobierno anterior entregaba a pequeñas y medianas empresas para financiar proyectos sin la obligación de devolverlos. En su cadena nacional, Milei dio pocas esperanzas. “No esperen la salida por el lado del gasto público”, advirtió.
Hay otros empresarios, en tanto, a los que les gustaría ver un gobierno más activo en el plano internacional. Creen que Milei debería aprovechar su popularidad global para atraer inversión extranjera en la economía real. La participación en Davos, en enero pasado, y el reciente encuentro con el magnate Elon Musk se vieron como oportunidades perdidas de promocionar al país.
En paralelo, algunos sectores buscan actuar preventivamente, acaso por la manera en que el Gobierno manejó la crisis de las prepagas. Con la concentración que existe en varios rubros de la economía son varios los que ven venir acusaciones de oligopolio o cartelización y quieren anticiparse a los hechos. En el caso de la lechería, por ejemplo, desde la industria acercaron a Luis Caputo un plan para aumentar la oferta, desarrollar nuevas áreas productivas y recuperar a pequeños productores que permitan una menor concentración. Piden que las retenciones a la leche en polvo y el queso sigan en cero y discutir los reintegros a la exportación. Aún no recibieron respuesta de Economía.
La realidad va llevando a dejar atrás ideas que salieron del laboratorio libertario que cocinó la “Ley de bases” y el decreto 70 de desregulación, cuyo más notorio integrante, pero no el único, fue Federico Sturzenegger. Desde entonces, la hoja de ruta se hizo más sinuosa en virtud de las concesiones a las que todo ejercicio del poder obliga. Una flexibilidad que Milei ya había proclamado antes de las elecciones y que ahora, curiosamente, busca disimular con el relato.

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Polémica por el modo del ajuste: ¿es licuadora, motosierra o freezer?
Por cadena nacional, Milei negó que su plan se basara en una licuación del gasto; el Gobierno celebró el superávit financiero en el primer trimestre, pero hay dudas
Francisco JueguenPablo Quirno, Luis Caputo, Javier Milei, Santiago Bausili y Vladimir Werning, anteayer
Licuadora: dícese de la baja del gasto que se instrumenta usando la elevada inflación. Esa herramienta no suele ser permanente; por lo tanto, no es sustentable en el tiempo. Si se vuelve permanente, puede llegar a ser motosierra.
Motosierra: es la baja del gasto nominal.
Freezer: se define como los pagos postergados.
Estos son los principales conceptos –metáforas del mundo de los artefactos– que usó el presidente Javier Milei para explicar su estrategia para hacer caer el gasto y eliminar el déficit en este primer trimestre. Por suerte, siempre hay un diligente profesor de la UBA a mano para traducir a los lectores –con ejemplos didácticos– cómo funcionan estos “aparatos” del mundo de la economía.
“La motosierra es bajar el gasto público y punto. La licuación es un instrumento que vos usás para bajar el gasto público. Por ejemplo, uno puede decir que va a utilizar la motosierra para bajar el déficit fiscal en cinco puntos del PBI. Buenísimo. ¿Cómo va a hacer? Bueno, va a ir de frente a decirles a los gobernadores que no les hace transferencias. Eso es motosierra pura. Pero si después uno dice que va a usar una motosierra de marca diferente y deja las jubilaciones fijas un período con una inflación del 25%, eso es licuadora”, explica.
“¿Qué quiere decir? Que le baja el valor real a lo que se quiere ajustar. Entonces, con un instrumento vas de frente y decís, ‘te bajé esto’. Con otro instrumento vas y decís, ‘te licué parte del salario, yo no fui, fue la inflación’”, ejemplifica el profesor, y cierra con otra imagen: “En un segundo momento, tengo un déficit cuasi fiscal generado por las Leliq. ¿Por qué hay déficit cuasi fiscal? Porque esas Leliq me dan una tasa de interés altísima. Entonces, se pone la tasa de interés negativa y se licúa el valor real de los pasivos que tiene el Banco Central. Podrías ir de frente y decir, ‘miren, yo no respeto el derecho de propiedad. ¿Viste esa Leliq que vos tenías? Bueno, no valen más nada porque las desconozco’. Fui al default. Solo que mi Banco Central, que por nada del mundo es independiente, decidió poner una tasa de interés negativa. Y eso se ve claramente porque cada vez que la inflación baja, te bajan la tasa de interés de forma tal de poder seguir licuando”.
Por cadena nacional, el Presidente negó estar usando la licuadora y puso el énfasis en que el superávit financiero de los primeros tres meses del año “es sustentable”. Fue una respuesta directa al sector privado, que le pide que la trayectoria del equilibrio fiscal sea sostenible –o sea, que relance su plan económico– y al Fondo Monetario Internacional (FMI), que sugiere que el camino elegido debe “mejorar la calidad” del ajuste.
¿Qué tipo de ajuste se hizo?
La consultora Empiria, que lidera Hernán Lacunza, elaboró un cuadro sobre cuánto de la baja del gasto en los últimos tres meses es motosierra, licuadora o freezer. Según sus números, el 60% es licuadora (jubilaciones y pensiones con bono, salarios y universidades, planes sociales, y otros), el 28% es motosierra (obra pública y transferencias corrientes a provincias) y 12% es freezer (subsidios). De todos esos ítems, el que más aportó a la reducción del gasto son las jubilaciones y pensiones (33%). Iaraf lo lleva a 35%.
Milei solo reconoció una baja por licuación de 0,4% del PBI. Se trata del mismo porcentaje que el ministro de Economía, Luis Caputo, había definido de baja del gasto en jubilaciones y pensiones por cambio de fórmula previsional cuando presentó sus primeras medidas económicas en diciembre pasado.
Sobre el freezer, por caso, anteanoche se conoció una información relevante en el mercado. Pampa Energía informó a través de una carta a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) tiene una deuda con la firma de $133.191.236.814. “Encontrándose vencidas y pendientes de pago las transacciones de los meses de diciembre de 2023 por un total de $38.907.909.098; enero de 2024 por un total de $43.965.580.313 y febrero de 2024, por un total de $50.317.747.401”, informó. Aunque no fue confirmado, el rumor en el sector es que el Ministerio de Economía tenía pensado emitir un bono para comenzar a compensar estas deudas y sacarlas del debe.
“La mitad del ajuste fiscal del primer trimestre es recorte real en jubilaciones. Fin”, posteó en X Alfonso Prat-Gay en modo Manuel Adorni.
“Los haberes de los jubilados están en niveles históricamente bajos, peores que los de 2001”, estimó un trabajo difundido, antes de la cadena nacional, por Eduardo Setti y Pablo Carreras Mayer, ambos referentes económicos de Sergio Massa. “Los haberes de los jubilados cayeron 40% en términos reales en los últimos 12 meses. Para aquellos que cobran bonos, la caída es un poco menor (28%). La caída del poder adquisitivo es mayor que la registrada entre diciembre de 2001 y 2002”, indicaron sin recordar que las moratorias impulsadas por el kirchnerismo quebraron el sistema, ya que le sumaron millones de jubilados sin recursos obligando a los diferentes gobiernos a licuar haberes, sobre todo, los de aquellos que sí aportaron.
Vale recordar, además, que en la transición el Gobierno no solo aumentó la alícuota del impuesto PAIS y lo extendió a más bienes, sino que en su primer paquete fiscal intentó aumentar las retenciones a las exportaciones y que negocia ahora con los gobernadores para reponer la cuarta categoría del impuesto a las ganancias (que Milei votó para eliminar). El Ministerio de Economía repuso además el impuesto a los combustibles, que impacta de lleno cada vez que un automovilista carga el tanque. Ese impuesto se sigue actualizando.
“Los ingresos totales del SPN [sector público nacional] en el mes alcanzaron los $6.121.629 millones (+254,5% interanual). En lo que respecta a la recaudación tributaria, la misma presentó un crecimiento de +254,5% anual, explicado principalmente por la variación del comercio exterior y del impuesto PAIS”, informó anteanoche el Ministerio de Economía para graficar la importancia no solo del impuesto PAIS, sino también de las retenciones. Son dos impuestos que el Gobierno prometió eliminar, pero que sostienen la recaudación en tiempos de recesión.
La herencia y el diagnóstico
No es menor el logro del Gobierno en apenas algo más de 100 días. Lo recordó anteayer Milei en su discurso y ya lo había anticipado el secretario de Finanzas y mano derecha de Caputo, Pablo Quirno, una madrugada en el Congreso. Allí había mencionado que la inflación de julio de 2022, cuando se fue Martín Guzmán, era de 71% interanual; mientras que en noviembre pasado llegaba a 160,9%. Que el dólar oficial en julio de 2022 era de $131,2, mientras que a fines del año pasado saltó a $364,4; que el contado con liquidación pasó en ese período de $280,60 a $1001, 60 y la brecha cambiaria, de 118% a 174,9%. Advirtió que las reservas netas que dejó Mauricio Macri (US$9000 millones) eran US$412 millones en julio de 2022 y US$10.545 millones negativas al cierre de la gestión del cuarto kirchnerismo.
“El Gobierno de Milei recibió una herencia de casi US$11.000 millones de reservas negativas, de US$50.000 a US$60.000 millones de deuda comercial, 18 tipos de cambio, 15 puntos de déficit [suman el 5,2% de déficit financiero y el heredado en el BCRA] y un país al borde de la híper”, había señalado. “Cuando llegó Milei no había ni un dólar para hacer frente al pago del FMI el 21 de diciembre, solo 10 días después de la asunción”, explicó entonces Quirno, que recordó que Alberto Fernández incumplió el acuerdo.
Ante anoche, cuando aún se recordaba el peso que tiene el impuesto PAIS en los resultados del Gobierno, Quirno contestó un post en X. “Justamente, por eso peleamos la idea de parte de la oposición, que quería hacerlo coparticipable”, escribió.
¿Por qué es importante el equilibrio fiscal? Caputo alguna vez explicó que, para los gobiernos, es fácil culpar a los síntomas: la deuda o la inflación. Pero que el verdadero problema es el déficit fiscal, los políticos –“la casta”– gastando de más. “Tomamos el toro por las astas y anunciamos desde el primer día que con nosotros se acaba el déficit y en consecuencia, se acaba la emisión monetaria y la inflación”, sentenció Milei al anunciar un superávit financiero de 0,2% del PBI en el primer trimestre por primera vez desde 2008. Es un hito que tendrá que mantener en trimestres –los que vienen adelante– más desafiantes (por estacionalidad).
El debate que se daba anteanoche es cómo logró lo que logró y si se puede mantener en el tiempo. El mercado festeja el rumbo, por primera vez hay un gobierno con este diagnóstico. Sin embargo, no se despejan todas las dudas. Para acabar con la polémica, vale remitirse a las propias palabras del Presidente cuando inauguró el ciclo lectivo de este año, el 6 de marzo, el día que se desmayaron dos alumnos. “No voy a negar que hay licuadora, un ajuste tan rápido tiene licuadora. Lo que pasa es que, si la licuadora se vuelve permanente, se vuelve motosierra”, afirmó Milei entonces. El desafío libertario es ahora volver permanente lo que duró tres meses

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Tres analistas advierten sobre el riesgo del atraso cambiario
Diego Bossio, Marina Dal Poggetto y Daniel Artana mostraron su preocupación por la apuesta oficial de mantener el tipo de cambio subiendo apenas al 2% mensual
Sofía DiamanteArtana y Dal Poggetto, ayer, durante el encuentro Caputo en Washington, porque en esa época “había una economía más abierta, más productiva y con otro esquema de precios relativos”.
Los economistas Diego Bossio, fundador de Equilibra; Marina Dal Poggetto, directora de EcoGo, y Daniel Artana, economista jefe de FIEL, advirtieron que la Argentina está entrando en un atraso del tipo de cambio y señalaron algunos “riesgos” que ven en el gobierno de Javier Milei, en un evento organizado por Adcap y DLA Piper.
Dal Poggetto comenzó su disertación haciendo referencia a la sostenibilidad del programa fiscal. Dijo que cada mes los recursos del Estado caen con más fuerza, mientras que al mismo tiempo cuesta cada vez más bajar el gasto por la nueva indexación de la fórmula previsional.
“El esquema económico es heterodoxo, cepodependiente y, a mi juicio, el intento de bajar agresivamente la tasa de interés y de abusar del ancla cambiaria no es lo ideal. La consolidación fiscal, que es condición necesaria para que el programa funcione, empieza a hacer ruido frente a la recesión, que además tiene impacto en términos de gobernabilidad”, señaló la directora de EcoGo.
Luego dijo que falta un programa que apunte a la microeconomía. “La ‘Ley de bases’ no es un programa micro. No hay un cambio en la productividad sistémica de la Argentina que permita abrir la economía. Si no se abre la economía, los precios de los bienes no van a caer. Y si se abre la economía con la productividad sistémica actual, el desempleo se va a las nubes. Se necesita una reforma micro que haga consistente el equilibrio fiscal en el tiempo y que no solamente esté basado en la mera licuación del gasto con la aceleración de la inflación”, dijo.
La economista también marcó la ausencia de una reforma tributaria y previsional. “No hay una discusión sobre el esquema previsional y no hay ninguna discusión sobre el nivel de evasión que tiene la Argentina. De hecho, tenemos un presidente que aplaudió la evasión”, señaló, en referencia a las declaraciones de Milei en el Foro Llao Llao, cuando dijo que “el que fuga es un héroe; logró escaparse de las garras del Estado”.
Con relación al cepo cambiario, dijo que no había ninguna chance de quitarlo en los primeros meses de gestión con las reservas negativas del Banco Central. “Dicho eso, yo siempre imaginé que la tasa de interés tenía que ser negativa, porque hay que licuar parte del excedente de pesos, pero me parece que se están pasando de rosca”, indicó.
Finalmente, dijo que hay cosas del programa que le parecen “muy razonables”, pero que hay otras que “parecen un error”. En particular, habló sobre la idea de “pensar que el atraso cambiario en la Argentina no es un problema” y de comparar el nivel actual con el de la convertibilidad, como hizo el ministro Luis
“Tentaciones populistas”
Artana, en tanto, dijo que le recomendaría al Presidente “que abandone algunas tentaciones populistas”. Por ejemplo, mencionó lo que ocurrió con las prepagas, que el Ministerio de Economía obligó a las empresas a retrotraer los aumentos. “Se la agarraron con ellas, pero lo mismo podría haber sucedido con el combustible, con los productores de alimentos y con otros sectores que tenían sus precios relativos atrasados desde el gobierno anterior. Ningún país serio hubiera dicho que acá hubo un riesgo de cartelización. Sería un non-starter en Estados Unidos y en Europa”, dijo el economista de FIEL.
Luego habló sobre “la adicción al atraso cambiario que tiene la dirigencia política argentina”. En este sentido, se refirió al Presidente, que dice que, como la brecha es baja, no hay problema. “No es verdad eso. Porque vos estás mirando un precio de contado con liquidación que tiene la liquidación de 20% de las exportaciones, que en teoría a mitad del año no sigue más. Así que no sabemos qué va a pasar con ese mercado. Hay una recuperación de reservas netas que ha sido muy importante, pero la mejora no es muy distinta del equivalente de lo que se pisó de importaciones. Tenemos dividendos que no se dejan pagar. Hay una necesidad de seguir acumulando reservas dentro del programa con el Fondo y porque hay que comprar un seguro anticrisis”, comentó.
Por último, volvió a repetir que si bien es “muy popular atrasar el tipo de cambio”, le parece que es inconveniente. “Ya hemos pasado períodos en la Argentina de atraso cambiario. La salida de eso siempre ha sido traumática, así que trataría de evitar meterme en ese lío. ¿Qué están pensando en materia de reforma previsional y tributaria? ¿Se va a abrir la economía con esta legislación laboral, con esta rigidez en la economía? Le diría al Presidente que no se vuelva populista”, cerró.
Bossio, por su parte, mencionó los “tres grandes riesgos” que observa sobre el Gobierno: la sostenibilidad fiscal, el atraso del tipo de cambio y la capacidad de lograr acuerdos políticos. “Lo fiscal hasta ahora se hizo como se pudo. Cuando uno llega al gobierno trata de no pagar, de pararse sobre la caja, y es genuino, pero es legítimo preguntarse qué tan sostenible es licuar gastos, no pagar la luz o no aumentar jubilaciones, que tuvieron un recorte muy fuerte, que entra en el plano casi de lo inmoral”, dijo.
Luego se refirió al tema cambiario, que podría generar “problemas de competitividad serios”. Y agregó: “Ya hemos vivido diferentes situaciones en donde, por sostener el tipo de cambio, los desequilibrios se acumulan y después las salidas son mucho más traumáticas. Eso es un segundo riesgo, porque evidentemente una modificación del tipo de cambio reflotaría un rebote inflacionario y naturalmente eso socavaría la popularidad del Presidente”.
Por último, se refirió al riesgo social y político. “Una de las fortalezas de Milei es tener una impronta contra la casta y claramente ponía el Poder Legislativo como un lugar a donde apuntar permanentemente. Pero su fortaleza termina siendo su propia debilidad, porque necesita al Legislativo para poder hacer creíbles las reformas en materia fiscal, tributaria y cambiaria”.
Federico Aurelio, director de la consultora Aresco-Aurelio, dijo que el Presidente todavía mantiene un saldo favorable estable, como desde el inicio de la gestión, similar al voto de la segunda vuelta. “Su imagen positiva está muy estable, a pesar de las mil discusiones y las distintas problemáticas de todos los argentinos, sostiene un buen acompañamiento”, dijo.
“Para el 51% de los argentinos, el ajuste de Milei está en línea con lo que había anunciado en el inicio de su gestión. El rubro donde se percibe que le afecta más a su bolsillo la inflación de los últimos meses son alimentos y bebidas, y tarifas de servicios púbicos (luz, gas y agua)”, concluyó.

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Para Melconian, fue innecesario hacer saltar el dólar a $800
Opinó que la depreciación inicial del peso podría haber sido menor; “se va camino a incubar un problema”, alertó

El economista Carlos Melconian se sumó ayer a las voces críticas de la política cambiaria del Gobierno y advirtió que se está “camino a incubar un problema”. El expresidente del Banco Nación, que había sido elegido por Patricia Bullrich ministro de Economía para una eventual presidencia, apuntó contra la magnitud de la devaluación que convalidó el Gobierno en diciembre pasado por su efecto inflacionario: “El dólar a $800 fue al pedo”, opinó.
“Podrías haber arrancado con un número inferior, porque lo que terminaste autogenerándote fue una inflación superior”, dijo el economista, en una entrevista en Radio Con Vos, donde agregó: “Por supuesto, en la narrativa del Gobierno, esto está borrado. Te dicen: ‘Si no era eso, venía la híper’. Y si te mirás en ese espejo, ya está”.
En ese sentido, advirtió por el proceso de apreciación cambiaria desde diciembre, con el esquema de devaluaciones al 2% mensual, una tasa varios puntos inferior a la inflación mensual. “Te generaste un colchón que, si no se fue, está camino a incubar un problema. Todos los atrasos cambiarios no significan que el lunes revienta, pero todos en la historia argentina terminan corrigiendo, tarde o temprano”.
Por otra parte, Melconian se refirió a los números fiscales y el superávit financiero de 0,2% en el primer trimestre del año, que fue celebrado anteayer por el presidente Javier Milei en cadena nacional. En ese sentido, el extitular del Banco Nación dijo que ese resultado se dio por una combinación de “motosierra, bicicleta y licuadora”.
“Un cuarto de la caída del gasto fue motosierra, porque si a las provincias las limpiás porque les mandás cero y a la obra pública le mandás cero, es motosierra. Otro cuarto fue la bicicleta, porque acá no se les pagó a los productores de energía. Y estoy siendo generoso, porque esa deuda podría ser más grande, pero parte es de 2023 y eso es herencia de (Sergio) Massa”, dijo Melconian, en referencia a la deuda que acumuló Cammesa con las empresas energéticas en el período.
“El 50% restante fue la licuación, especialmente jubilatoria y algo de otro gasto social”, dijo Melconian, en referencia a la caída en términos reales de las partidas correspondientes a estos rubros.
“Este gobierno no generó el ‘quilombo’ previsional que tiene la Argentina. Lo de estos días viene de años de vacas gordas como los 2000 y el kirchnerismo”, analizó Melconian, quien calificó de “tragedia previsional” la pérdida de poder adquisitivo de los haberes jubilatorios acumulada en los últimos meses.
A su vez, describió que procesos de licuación de ingresos “hubo siempre en la historia argentina” y advirtió que “el efecto concreto es si después te la aguantás”.
“Si a la licuadora después viene un período donde terminás deslicuando lo que licuaste, ‘cagaste’. Y eso es la historia argentina”, planteó Melconian, quien agregó: “La política siempre le dio cero pelota a todo esto. Bueno, aprendamos definitivamente de equilibrio fiscal, que endeudamiento, impuestos y emisión no van más, y recuperemos tranquilidad para discutir estas cosas”.
Por otra parte, el economista señaló que los ingresos fiscales en lo que va de 2024 se sostuvieron fundamentalmente por la suba del impuesto PAIS. “La licuadora también agarró a la recaudación, pero cuando se agrega el impuesto PAIS, que el Gobierno rápido de reflejos subió del 7,5% al 17,5%, se logró que los ingresos se mantuvieran en términos reales. No es ficticio ni dibujado, pero por eso no se hizo pelota la recaudación”, describió.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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