domingo, 14 de abril de 2024

EL MEDIO ES EL MENSAJE Y LA HISTORIA DETRÁS DE LA HISTORIA


El Gobierno, reprobado en Educación
— por Pablo Sirvén

Las declaraciones medievales de Bertie Benegas Lynch sobre que la educación no debería ser obligatoria no son una noticia vieja y superada por la división del bloque libertario en Diputados ni por el fin del noviazgo del Presidente con Fátima Florez ni por las fotitos con Elon Musk. No hay nada más trascendente que la educación. Lo grave es que esa opinión extraviada, elitista y, por qué no decirlo, suicida –¿qué futuro próspero tiene una sociedad que se desinteresa de la formación de quienes la manejarán el día de mañana?– viene avalada desde lo más alto del oficialismo.
La imposición de una educación gratuita y obligatoria no es una idea extraviada de algún populismo estatizante, sino que fue pergeñada por los padres del liberalismo argentino, Domingo Faustino Sarmiento y Julio Argentino Roca.
La ley 1420, sancionada en 1884, dotó a la Argentina del siglo XX de una sociedad mayoritariamente instruida, con una clase media en expansión y un apreciable clima de equidad social y cultural. Ni el más humilde ni el más rico osaban poner en cuestión la necesidad de mandar a los chicos al colegio.
Con la degradación social de las últimas décadas, desde el poder se apeló a incentivos: aquellos que cobran algún plan o subsidio deben demostrar, en caso de tener hijos, que están escolarizados.
En su exabrupto, el diputado libertario expresó que un padre tendría que poder optar entre enviar a educar a su hijo o que se quede con él ayudándolo a trabajar “en el taller”. En la tira Mafalda, del genial Quino, tan representativa de esa sólida clase media y de la movilidad social ascendente que caracterizaron al siglo pasado, uno de los personajes, Manolito, atendía en el almacén familiar, pero no por eso dejaba de ir a la escuela. Pero cuidado: puede ser muy finita la línea que separa jugar a ayudar a papá del trabajo infantil.
Según parece, para Benegas Lynch (h.) no hay nada más abajo de tener “un taller”. Se le escapa que ya hay huestes de padres y hasta abuelos precoces con escasa o nula instrucción que nunca tuvieron un trabajo estable a los que es necesario recordarles la obligación que tienen de mandar a sus chicos a estudiar para que no les pase lo mismo que a ellos y no se conviertan en “soldaditos” del narcotráfico o derrapen en la delincuencia común.
Es clasista y rancia la figura del “taller” porque subraya otra diferencia social. A ningún profesional se le ocurriría que sus hijos no se escolarizaran para llevarlos a sus trabajos. Ergo, le sobrevuela, tal vez sin tenerlo en claro (es mejor pensar que lo hace por ignorante), la retrógrada idea de contar con iletrados que sean mano de obra barata o directamente esclava para las elites.
La reacción del Gobierno frente a tan infelices declaraciones fue decepcionante. El vocero Manuel Adorni argumentó que los liberales no son manada y que pueden pensar diferente. No es lo que ocurrió cuando despidieron al titular de la Anses simplemente porque su mujer había votado en contra de algunos incisos de la ley ómnibus.
La titular de Capital Humano, Sandra Pettovello, creyó suficiente publicar una ilustración con la estética de las señales viales, con la siguiente inscripción: “Hombres trabajando; niños estudiando”. Esta gestión degradó la educación de ministerio a secretaría, que justamente depende de Pettovello. Un dibujito en Instagram como reacción a algo tan grave está claro que le resta importancia a lo sucedido.
Nada es casual. El gobierno libertario ha emprendido una necesaria cruzada contra la inflación, pero la educación pública resulta una de las áreas más golpeadas. Comparando el presupuesto nacional de este año con el de 2023, la inversión en gestión socioeducativa cayó en un 67,8%; en infraestructura bajó un 98,9%; en educación inicial, 93%; en Conectar Igualdad, un 83,1%, y en becas, un 46%.
Tampoco se pagaron el Fondo de Incentivo Docente ni el Fondo de Garantía Salarial para ayudar a las provincias más pobres. Las universidades cuentan con un 33,2% menos de fondos respecto del presupuesto 2023 y podrían llegar a no funcionar el segundo cuatrimestre de seguir así. La marcha universitaria, anunciada para el 23 de abril, podría ser un stop al huracán Milei si convoca multitudes genuinas.
El Presidente calificó la frase de Benegas Lynch como “desafortunada”, pero prefirió cargar las tintas contra Romina Manguel, que le había hecho la entrevista en la que vomitó su pensamiento cavernícola.
Al fin y al cabo, Milei piensa parecido. En la campaña para ser diputado, en 2021, le dijo a Daniel Santa Cruz por el Canal de la Ciudad que la escuela pública “forma esclavos adoradores de la religión del Estado”. Peor, el año pasado, cuando ante el periodista chileno Matías del Río definió la igualdad de oportunidades como “una aberración” y desconoció el “derecho a la educación” porque “alguien lo tiene que pagar”.
Los libertarios no suscriben el principio de solidaridad que debe prevalecer en cualquier sociedad con los más débiles, no solo por una cuestión humanitaria; también para que “el mercado”, que tanto endiosan, crezca saludable y con una cantidad creciente de jugadores. Así, al menos, funciona el mundo desarrollado.
No hubo, siquiera, tirón de orejas para Benegas Lynch. Al contrario: se lo premia otorgándole la presidencia de una comisión en la Cámara baja. Está todo dicho.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

El pacto de Thomsen y sus amigos caducó
Daniel Gallo

Tuvo su oportunidad de hablar en el debate oral que derivó en su condena por homicidio agravado. Tal vez ese 16 de enero del año pasado Máximo Thomsen aún confiaba en que el asesinato de Fernando Báez Sosa quedaría como una anécdota más de las que sus acompañantes de tropelías acumulaban en las noches de Zárate, cobijados junto al fogón del poder político local. Esa tarde en Dolores miró desafiante al abogado querellante Fernando Burlando mientras pensaba bien las respuestas a preguntas de la fiscalía. Se le pidió que identificase en el video de la golpiza a quienes participaban en ese brutal ataque. Su contestación fue sintética: “No voy a responder sobre otra persona. Yo no soy. Veo una pelea”. La persona que pateó a Báez Sosa cuando este estaba indefenso en el suelo tuvo su oportunidad de hablar.
Pasados quince meses desde de la sentencia que lo mantendrá en la cárcel al menos durante 35 años, quiere hablar. Los asesinos -se los puede llamar así, después de todo tienen una condena ratificada- afirman que todo fue un engaño construido por el abogado Hugo Tomei, quien doblegó su voluntad de tal manera que no pudieron más que obedecer y caminar en silencio hacia la inevitable derrota.
Saber que la victoria es imposible y pese a eso avanzar en lugar de retroceder podría ser considerado un atributo de guapo. Extrañamente, un grupo de jóvenes de físicos entrenados en la rudeza del contacto corporal visualizaban la guapeza como si se tratase de un acto de abuso. No soportaban estoicos los golpes, sino que daban palizas. Y probablemente pensaban que también estaban vapuleando al tribunal de Dolores. Ahora, conocida la verdad, gritan sobre una trampa. Un pensador contemporáneo diría que son guapos en el duro artes de arrugar.
Esta semana, finalmente, se rompió el pacto de silencio. Ese acuerdo de mentiras caducó, para usar palabras que son familiares para el grupo que atacó a traición y mató a puñetazos y patadas a Báez Sosa. Thomsen directamente a acusó a Enzo Comelli, otro de los condenados a prisión perpetua, de dar el puñetazo que noqueó a la víctima. El comediante Enrique Pinti definió alguna vez en sus maravillosos monólogos sobre costumbres argentinas que el destino del guapo, si realmente es guapo, es morir con una puñalada por la espalda que le propina su mejor amigo. Los cinco condenados a la pena máxima y los tres que deberán pasar 15 años tras las rejas ya tienen sus cuchillos en las manos. Por ahora, comparten un pabellón propio en la Alcaidía de Melchor Romero.
¿Mantendrán ese alejamiento del resto de la población carcelaria ahora que cada uno señala las responsabilidades de otros? “Máximo omitió proferir estos dichos porque tenía el mismo defensor que sus consortes de causa, los cuales podían verse perjudicados por tales afirmaciones. Tomar por caso que Comelli, que al haber sido el que asestó el primer potente golpe en la mandíbula, y de determinarse que fue la causal del deceso, podría haber respondido en solitario como autor de homicidio doloso”, se consignó en el escrito preparado por la nueva defensa de Thomsen para recurrir la decisión del Tribunal de Casación Penal, que confirmó el fallo de primera instancia.
Pocos días antes había elevado un recurso similar Matías Benicelli. Ambos piden la nulidad de la sentencia por una defensa técnica que no protegió sus derechos. Tomei sigue como abogado de otros condenados que comparten calabozo con aquellos que afirman que fueron forzados a dejar de lado sus propios intereses para protegerlos y que ahora los acusan. Deben ser todos muy guapos realmente para soportar el encierro al lado del que ya no oculta el puñal de la acusación. ¿Alguno pidió cambiar de alojamiento?
Detrás de esas presentaciones aparece la idea primaria de anular un juicio que fue seguido en vivo por millones de personas.
Antecedentes de esos giros inesperados tienen como para sostener la última carta. Piensan en Carlos Carrascosa, por ejemplo, que tenía un destino similar en prisión por esa sentencia que Casación había impuesto en segunda instancia. Fue la Corte Suprema la que anuló el fallo por las deficiencias técnicas del proceso penal que había bloqueado a Carrascosa una revisión de lo actuado en Casación, ya que al revocar allí la absolución de primera instancia no podía considerarse un fallo firme.
Bastante diferente parece ser la situación de los condenados por el asesinato de Báez Sosa. Esas condenas fueron ratificadas por la segunda instancia de un tribunal de Casación. Esos mismos jueces tuvieron unos días después el expediente del homicidio de María Marta García Belsunce y sorprendieron al definir la condena del hasta entonces absuelto Nicolás Pachelo.
Los condenados por el asesinato de Fernando Báez Sosa buscan la nulidad de la sentencia, apoyándose en que la defensa colectiva restringió sus derechos

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.