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Una de las hipótesis que vengo sosteniendo ya hace un tiempo respecto al mundo cripto es que nadie podrá desarrollar una verdadera stablecoin descentralizada, un criptodólar que pueda mantener la paridad con la moneda sin la intervención de un ente centralizado en alguna parte de su estructura. La semana pasada fue el caso de Neutrino que cayó en desgracia y perdió el “1 a 1” con el dólar. Al momento de escribir estas líneas su token vale 0,88 dólares recuperándose un poco del 0,69 al que supo llegar en su peor momento Sobre fines del Siglo 12 y comienzos del 13 se dio una guerra de monedas entre Inglaterra y Flandes. No era lo que hoy conocemos como una carrera devaluatoria en la que dos países se involucran en una “race to the bottom” (carrera al fondo) para poder volverse más competitivos, pero fue algo parecido. En aquellas épocas cualquiera podía ir con un pedazo de oro o plata a la casa de la moneda real y pedir que se imprimieran monedas para ser usadas en el comercio. Fue Felipe II de Borgoña quien empezó a imprimir muy buenas imitaciones del Noble de oro inglés (la moneda inglesa) que contenían menos oro que las originales. Fue así que se volvió un gran negocio la exportación de monedas inglesas a Flandes para fundirlas y convertirlas en sus imitaciones ganando la diferencia. Esto generó un gran problema a la economía inglesa debido a la pérdida de credibilidad en el sistema y a la gran injusticia a favor de aquellos que podían financiarse el viaje a través del Canal de la Mancha. ¿Cuál fue la solución que encontraron? Inglaterra redujo el contenido de sus monedas para igualarlas a las producidas en Flandes y así eliminar el incentivo para exportar el oro. Siglos después, algo similar podría ocurrir con el dinero electrónico. Un reciente informe publicado por el Fondo Monetario Internacional y escrito por Ruchir Agarwal y Miles Kinball llamado “The electronic money standard and the possibility of a zero inflation target” (“El estándar del dinero electrónico y la posibilidad de target de inflación cero”) argumenta que con dinero electrónico se pueden pagar tasas de interés muy negativas, lo cual elimina la restricción del “zero lower bound” según el cual cuando la inflación es muy baja llega un punto en el que teóricamente no se podrían bajar más las tasas de interés, lo cual a su vez no permitiría impulsar la economía con política monetaria. Sería el formato moderno de la devaluación que ocurría en la Edad Media. Una pregunta que surge es si tiene realmente sentido cobrar tasas negativas. La idea es obviamente que el dinero se derrita en las manos (en el celular, en realidad) y que la gente gaste más por ese motivo. El problema surge cuando uno se para del lado del vendedor del bien o servicio. Este recibirá un dinero que se derrite y que por lo tanto vale menos que antes, lo cual hará que suba sus precios. El objetivo de subir la inflación estará cumplido, pero el problema es que la razón para haberlo logrado se basa en el hecho de que un índice de precios muy bajo estaría reflejando una economía muy fría. En el caso que estamos hablando, la suba de precios está clara pero no pareciera que la actividad se recuperará en términos reales. Es algo que los responsables de la política económica deberán revisar. Es algo a lo que también los emisores de las stablecoins deberán prestar atención. Si fuéramos a un mundo de tasas de interés negativas en términos nominales, aquellos verían su modelo de negocio amenazado. Recordemos que en general están tendiendo a respaldar la mayor parte de sus tokens con cash y bonos del Tesoro. |
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