lunes, 31 de octubre de 2022

TECNOLOGÍA....NOTIFICACIONES



En serio, ¿qué vamos a hacer con las notificaciones?
Estamos aprendiendo a cambiar de estado mental cada dos o tres segundos; es inhumano
Estamos ante una crisis atencional de proporciones apocalípticas. Si seguimos así no solo vamos a terminar quemados, sino que nuestra capacidad de trabajar se va a degradar mucho más de lo aceptable. A ver qué opinan de estas dos soluciones que se me ocurrieron
Ariel Torres
Como más o menos todos saben, los nuevos teléfonos y las versiones mas recientes de los sistemas operativos de uso personal (Windows, macOS, Linux, en orden de popularidad) tienen alguna función para reducir el número de notificaciones. Es algo así como el Modo Avión, pero de uno, del usuario. Por ejemplo, el Asistente de concentración de Windows reduce las notificaciones hasta llegar a un mínimo vital en el que solo emite las alarmas. Si me permiten una sugerencia, añadiría una opción más, llamada Armagedón o algo parecido. O sea, no me molesten salvo que venga el fin del mundo.
Un asistente de concentración es, aparte de una herramienta que, hasta donde pude averiguar, no solo nadie usa, sino que casi nadie sabe que existe, una admisión de responsabilidad. Es decir, que estas tecnologías, con todo y sus innumerables beneficios, nos llevaron de lo que en 2015 denominé como el delirio ontológico de estar siempre disponible a una atomización del tiempo tan minuciosa que estamos aprendiendo a cambiar de estado de consciencia cada dos o tres segundos. Eso está muy bien para los cerebros electrónicos, que así simulan lo que en la jerga se llama multitasking, pero es demoledor para la salud mental de las personas.
Ahora bien, me dirán, y les anticipo que tienen razón, que si seguimos en esta lógica vamos a terminar todos de atar. Sí, por supuesto. Pero de ninguna manera eso es lo más grave.
¿Te puedo llamar?
Uno de estos días me desperté, abrí el correo y me encontré con un mensaje de un colega que me preguntaba si todavía estaba editando cierta nota, porque aparecía como que la tenía tomada mi usuario. Ese mensaje era del día anterior a las 7 de la tarde. Como, mal que me pese, soy de lo más puntual, a esa hora de ese día mi nota ya estaba cerrada hacía rato. Di por sentado algún errorcito del sistema, pero como además de puntual soy obse, abrí la notebook para verificar, y ahí estaba. La nota había quedado abierta en mi portátil, y el sistema de edición, como corresponde, la había mantenido intocable para los otros usuarios. Hasta que, como nunca respondí ese mensaje de mi colega, llamaron a Sistemas, que liberó la nota y, al día siguiente, como también corresponde, salió impresa.
Por supuesto, mi primera reacción fue la de flagelarme (soy del ‘60, lo nuestro es la culpa), pero mientras estaba en esto cayeron como 28.000 notificaciones que me distrajeron incluso de los latigazos que me estaba propinando por incompetente e irresponsable. WhatsApp, por supuesto. Ya saben cómo es. Cada persona tiene la sensación de ser la única que te habla a vos, sin darse cuenta de que hay otras 29 personas que están haciendo lo mismo. Así que además de la opción Armagedón, les propongo que WhatsApp informe cuántas otras personas están mensajeando simultáneamente a ese interlocutor. Aunque sea para que les dé lastima, qué se yo. No es difícil. Al lado de cada avatar, un número. Fondo rojo, obvio. Ese número indicará cuántas personas están en ese momento mandándote activamente mensajes por WhatsApp.
Además, mientras estaba castigándome por despistado, también cayeron las notificaciones de la compañía de teléfono, por SMS y por correo (éramos tan felices cuando solo nos interrumpía el correo, ¿recuerdan?). Al parecer, quieren conocer mi opinión, y la quieren conocer ahora. Noto últimamente que ya se están impacientando y no sé si acaso la próxima vez van a apelar no ya al mensaje de email marketing sino a la carta documento. Lo mismo pasa con el banco, aunque, cosa curiosa, el lunes, cuando le consulté a mi oficial de cuentas por un tema, no me respondió. Sigo esperando. Es la misma oficial de cuentas que me clavó el visto el 4 de noviembre de 2021 a las 16,24. Debe tener muchos mensajes, pobre.
En fin, estaba intentando despachar los mensajes de WhatsApp (los SMS y el mail solo hacían ruiditos, aunque también son una distracción), cuando, por fin, ocurrió algo realmente serio, así que tuve que intentar concentrarme. Para qué. Fue como concentrarse en medio de un tifón. Además, sonó el teléfono, dos veces. Una era una llamada por error, calculo. Entre tanto, Twitter trinó varias veces, me hablaron por el mensajero de Facebook y por el de Instagram, y entonces, como era de esperarse, llegó la estocada mortal: un mensaje de audio. Luego otro. Y otro más.
La buena noticia, si me permiten este patético acto de resignación, es que desde hace ya bastante WhatsApp los reproduce uno atrás del otro automáticamente. Al menos te quedan las manos libres unos 2 segundos más. Pero, hablando en serio, he notado que las personas que normalmente (civilizadamente) me escriben textos cambian al modo Disculpame Por el Audio Pero Estoy Manejando (o DPAPEM, para abreviar) tan pronto se suben al automóvil. Así que pregunto: si no podemos evitar ametrallar con audios a nuestros contactos cuando manejamos, ¿no sería hora de pensar en erradicar el automóvil?
No, chiste, la industria automotriz no tiene la culpa. Pero todos sabemos cuál es el problema con los mensajes de audio. Incluso cuando aguces el oído y lo pases a 16X roban tiempo. Pero hay algo peor. Si estás oyendo música, como es mi caso la mayor parte del día, tenés que apretar Pausa, sacarte los auriculares y poner los audios.
Bueno, eso, me puse a oír la perorata cuando una persona muy querida me escribió un mensaje directo por Twitter. Le iba a contestar, pero entonces Windows me interrumpió para preguntarme si enviaba unos archivos que le parecían sospechosos para su análisis (son solo direcciones web a un sitio de noticias hacker, pero bueno, más vale un falso positivo), y, cuando hube dicho que no, recibí el anuncio del trailer de una película que jamás voy a tener tiempo de ver, cortesía de IMDb, aparte de una frustrada alerta de tormenta, ofertas de Amazon, el aviso nueva serie en Netflix (no miro series, Netflix), y el despistado que nunca falta y que así, de la nada, como si te hubieras pasado la vida esperando ese momento, te pregunta qué opinás sobre el efecto de la luz azul de las luminarias LED en la producción de melatonina y los consiguientes trastornos del sueño. Para entonces, el DM quedó irremediablemente olvidado.
No abundaré. Si no lo queremos ver es otro asunto, pero estamos frente a una crisis atencional de dimensiones apocalípticas. Atencional no existe en el DRAE, pero ya está aceptado como tecnicismo en psicología. El DRAE, gracias a Dios, no interrumpe con notificaciones, dicho sea de paso. Al revés que Dictionary.com, por dar un ejemplo.
Voy a esto. Es cierto que las notificaciones tienen por fuerza que afectar nuestra salud mental. Pero antes de eso, y ahora mismo, están dañando nuestra capacidad de trabajar. Dejando de lado los accidentes espantosos que, hasta donde se sospecha (es difícil probarlo), tuvieron que ver con mirar notificaciones en el celular, esta cantidad demencial de interrupciones está degradando la calidad general de lo que hacemos. Y eso es por definición muy malo.
Configuración de notificaciones en Windows 11
A primera vista no parce haber solución. Excepto los tiernos, tan ingenuos asistentes de concentración. Y no parece haber solución porque se supone (se supone) que si tenemos todos esos mensajeros, apps, redes y servicios es para que nos avisen cosas. Y es humanamente imposible ir decidiendo uno por uno cada tipo de mensaje que sí queremos recibir. Bueno, así como WhatsApp debería decirnos “esa persona a la que estás por mandarle un mensaje ahora está hablando con otras 29 personas”, las notificaciones deberían aparecer una sola vez. Si no las leés, entonces pasarían a una pantalla oculta que podrás mirar cuando tengas ganas y no estés en medio de un cierre o manejando por la Panamericana. Así que hay una solución. Pueden usar esta idea libremente, y, por favor, sin notificarme.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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