domingo, 29 de enero de 2023

CRISIS EN EL GABINETE KKK


La trama de enredos detrás de una ruptura
El cruce del ministro del Interior expresa el enfrentamiento de fondo por el futuro electoral
Maia Jastreblansky
La detonación del último conflicto entre el Presidente y la cúpula del kirchnerismo partió de una trama mínima de enredos y teléfonos descompuestos que luego fue escalando y cuyo final todavía está por verse. El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro dejó trascender que se ofendió por no haber sido convocado a una reunión que el lunes tuvo lugar en la Casa Rosada con Alberto Fernández, Luiz Inacio Lula da Silva y los organismos de derechos humanos. El funcionario, que está en contacto diario con Cristina Kirchner, dejó saber que leyó en eso una “malicia” política del jefe del Estado para perjudicarlo de cara al escenario electoral.
En la Presidencia alegan que el encuentro fue promovido por los organismos y que no hubo una decisión premeditada de dejar al funcionario afuera porque, simplemente, ningún ministro estuvo invitado.
Ayer, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz –una funcionaria que habla autorizada por el Presidente–, le envió un mensaje a De Pedro. “Si no nos sentimos contenidos deberíamos dar un paso al costado”, dijo. Según alguien que conversó con Fernández en las últimas horas el jefe del Estado estaba “caliente” con la situación.
En el Ministerio del Interior, tras las declaraciones de Tolosa Paz, se llamaron a un llamativo silencio. La convivencia en el gabinete ya es demasiado incómoda.
La trastienda
Cuando trascendió periodísticamente el enojo de De Pedro, la portavoz Gabriela Cerruti –una funcionaria que está en la diaria con Fernández– le preguntó al ministro, por chat, si era cierto lo que decían los medios. De Pedro entendió que Cerruti le preguntaba si era verdad que él había “atacado” al Presidente por el episodio con Lula. “De ninguna manera, es una locura”, respondió –según dicen en su entorno– con la intención de negar que él hubiera embestido contra el jefe del Estado.
La portavoz entendió otra cosa: que resultaba alocado pensar que el ministro estaba enojado por la reunión del lunes. “Wado le quiso decir que no atacó al Presidente, sino que fue al revés y que era él el que estaba dolido”, explicaron cerca del ministro del Interior sobre ese intercambio.
Todas son nimiedades porque, en definitiva, la escena esconde una motivación política más profunda: Cristina Kirchner y el kirchnerismo quieren que Fernández se baje de una eventual candidatura presidencial. El episodio de Wado exhibe la decisión de la cúpula K de ir contra el Presidente ya sin filtros. No es la primera vez que al ministro del Interior le molesta una actitud de Fernández, solo que en otras oportunidades buscó que primara la concordia. Esta vez, en cambio, decidió que ese malestar trascendiera y así se desató el escándalo.
El episodio de la reunión con Lula y los organismos de derechos humanos fue el lunes. El martes, De Pedro estuvo en el Senado con Cristina (se tomó una foto con el presidente colombiano Gustavo Petro en la antesala del despacho de la vicepresidenta). El escándalo salió a la luz en la mañana del miércoles. En el entorno íntimo del ministro dijeron que la situación con el presidente brasileño fue “un gesto de mezquindad política” de parte del jefe del Estado. “Falta de códigos”, agregaron muy cerca del funcionario kirchnerista y aseguraron que la exclusión de una reunión así es muy cara en lo personal para De Pedro, que es hijo de desaparecidos y fundador de la agrupación H.I.J.O.S.
Quiebre total
Pero hay, de fondo, una escenificación del quiebre total del kirchnerismo con el Presidente. “En el kirchnerismo hay una sola certeza: no van a apoyar a Fernández en su eventual plan de reelección y van a romper internamente con Alberto. No está claro a quién van a apoyar como candidato, pero sí a quien no van a apoyar”, dijo a un dirigente del conurbano muy al tanto de las conversaciones que se dan en el kirchnerismo y con Cristina.
Cerca de Fernández se mostraron asombrados por toda la escena. Aseguraron que la lectura de Wado estaba equivocada porque la reunión fue pedida por los organismos. “Los referentes de derechos humanos pidieron insistentemente una reunión con Lula. Cancillería consultó con Brasil y buscó el hueco en la agenda. Presidencia no convocó o dejó de convocar”, aseguró un alto funcionario que siguió de cerca el paso del mandatario de Brasil por la Argentina. Ilustró que, por caso, el Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, pidió especialmente que se invitaran a más representantes del Servicio Paz y Justicia (Serpaj).
“No fue invitado Wado, tampoco Cabandié [Juan, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible e hijo de desaparecidos]”, dijo. Y agregó que, en cambio, al acto en el Salón Blanco sí fueron convocados todos los ministros y que De Pedro no fue.
En el Ministerio del Interior ayer aseguraron, por el contrario, que hubo exponentes de los organismos de DD.HH. que, en las horas previas al encuentro con Lula, hablaron con él y dieron por hecho que lo verían en el acto en la Casa Rosada. “De Pedro consideró que no podía asistir si no era invitado por el Presidente”, agregaron. Una y otra parte ofrecen versiones contrapuestas.
Cerca de Fernández, en tanto, apuntaron a De Pedro por haber dejado trascender su enojo off the record. “Ellos siempre hicieron gala de no hablar en off y se quejaban por los off del Gobierno”, lanzó un estrecho colaborador presidencial. “Es todo una locura, están buscando roña, están desorientados”, agregó.
La convivencia entre el alfil de la vicepresidenta y el jefe del Estado es cada vez más insostenible. Toda la situación tiene un antecedente, De Pedro fue el cabecilla de la ola de renuncias que tuvo lugar en las horas posteriores alas PASO de 2021 y que implicó un fuerte conflicto institucional.
Cerca de Fernández primero quisieron minimizar la situación y señalaron que era “difícil” que el Presidente eche al ministro del Interior. “Pese a que implica un alto costo político, Alberto sigue haciendo esfuerzos por sostener la unidad”, dijeron.
Pero las declaraciones de Tolosa Paz de ayer por la tarde fueron un síntoma de la bronca que se mastica en la Casa Rosada.

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