lunes, 30 de enero de 2023

ENTREVISTA A FERNANDO SAVATER


Fernando Savater* «Progresistas son los que procuran no aumentar los males de este mundo»
Con nuevo libro, el filósofo español afirma que su país conoce el populismo desde hace mucho y que ahora ha llegado al gobierno; por otra parte, dice que la autodeterminación de género va contra la biología
Savater ha escrito más de cincuenta libros, entre ficción (El jardín de las dudas, Los invitados de la princesa), estudios literarios (Jorge Luis Borges: la ironía metafísica), teatro (El traspié. Una tarde con Schopenhauer) y ensayos filosóficos y políticos (Historia de la filosofía. Sin temor ni temblor). El filósofo escribió ensayos con los que tantas generaciones estudiaron y estudian en los colegios secundarios de América y España, como Invitación a la ética, Ética para Amador o El contenido de la felicidad, hoy clásicos de la filosofía hispanoamericana.
De padre andaluz y madre madrileña, Savater tiene raíces en la Argentina, donde nació su abuela materna, pero él y sus hermanos nacieron en el País Vasco. Junto al mar encuentra la serenidad para realizar sus reflexiones, para entender la democracia, el poder y el dolor.
–Hay una frase del cineasta Luis García Berlanga que utiliza como epígrafe en su libro: “Soy tan egoísta que lucho por la felicidad de los demás, para que no me molesten”. ¿Se puede luchar por la felicidad de los otros? ¿Cómo lucha usted?
–No tengo ningún truco especial. Buscar la felicidad de los demás es simplemente no tratar de dañarles, el viejo lema de la ética: “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. No se trata tanto de hacer algo positivo, porque no sabemos muy bien cuáles son las cosas que hacen feliz a los otros, pero, en cambio, sabemos las cosas que pueden hacer infelices a los demás.
–Una parte es su ensayo sobre el duelo, sobre la pérdida de un ser amado [lo escribe cuando atravesaba el duelo tras la muerte de su mujer, Sara]. Se suele repetir que “lo que no te mata te hace más fuerte”. ¿Es cierto eso? ¿Nos hacemos más fuertes ante el dolor?
–Sinceramente no le veo aspectos positivos al dolor. Siempre hay gente que trata de hacer de la necesidad, virtud. El dolor te enseña muchas cosas, pero no aquellas que aumenten tu fuerza. Al contrario, te das cuenta de tu vulnerabilidad. Todo el que ha sufrido se da cuenta de hasta qué punto es vulnerable. Puedes creer que puedes resistirlo todo, hasta que te ocurre algo verdaderamente doloroso. De allí sales con un conocimiento más real, más profundo, más experimentado de la vida, pero también con un fondo de amargura que no se te va.
–¿Dónde encuentra hoy las certezas en este mundo donde todo parece ser veloz e imprevisible? ¿A qué se aferra usted?
–Cuando eres joven pretendes tocar todos los instrumentos de la orquesta. Con el tiempo uno se va concentrando en las cosas que hace mejor y que puede disfrutar más. Eso reduce la vida, pero mantiene también una cierta intensidad. Hoy me dedico a lo que me parece más sustantivo: el cine, la lectura y el amor [Savater ha formado una nueva pareja, escribe en el prólogo de su último libro]. El amor es importante porque uno vive para alguien y no para algo. Los algos que hay en el mundo nunca me han interesado demasiado.
–¿Cree en el horóscopo? ¿Existe algún conocimiento milenario que nos permita anticipar algo del futuro?
–No. Nada nos permite anticipar el futuro. Son sueños compensatorios. No hay más que el pensamiento en el sentido de la experiencia, del conocimiento de la ciencia, de la tradición, pero no hay revelaciones milenarias. Hemos nacido ignorándolo casi todo y moriremos ignorándolo casi todo.
–¿Qué filósofos de la actualidad y del pasado nos sirven para entender la vulnerabilidad del individuo?
–La filosofía es una tradición, una cadena, donde siempre hay algunos eslabones de esa cadena que te gustan más que otros. Sigo fiel a los autores que me han interesado siempre, como Spinoza o Schopenhauer. Hoy prefiero leer novelas, o diarios y memorias, las revelaciones vitales de las personas.
–Y también Shakespeare, un autor omnipresente en su obra. En una de su columnas menciona a Hamlet y su afán por enmendar el mundo. ¿Cómo podemos mejorar el mundo?
–A Albert Camus le hicieron esta pregunta y él respondió que él se limitaba a no estropearlo. Suficiente.
el título de su último libra, implica riesgos. ¿Cuánto le pesa por ejemplo, las críticas o ataques en esta era de la cancelación?
–Creo que la vejez tiene pocas ventajas, pero una de ellas es que francamente no me importa absolutamente nada lo que digan de mí. Procuro ser lo más sincero y cordial posible cuando escribo, tocar un poco el corazón del que me lea y, por supuesto, el cerebro, y ya está. Cuando termino de escribir algo y creo que lo he hecho con sinceridad y poniendo lo mejor de mí para decirlo, me quedo tranquilo. Después, el hecho de haya una revolución y la gente se enfade, todo eso sinceramente no me preocupa en absoluto.
–Usted se declara progresista. ¿Qué es hoy ser progresista?
–Esto que veníamos conversando: aquellos que de alguna manera procuran no aumentar los males en el mundo y, lógicamente, tratar de resolver algunos de los problemas sin incurrir en otros peores; es decir, intentar mitigar los males sin crear otros distintos. Nacemos rodeados de males e injusticias y así moriremos.
–Hay manifestaciones cada vez más evidentes, como lo ocurrido recientemente en Brasil, donde los autoritarismos asedian a la democracia y sus instituciones, al periodismo, etcétera. ¿Cómo explicar esta oleada en tantos países de Occidente?
–En España llevamos ya mucho tiempo conociendo movimientos populistas, demagógicos, y desgraciadamente los tenemos en el gobierno mismo. No necesitamos buscarlos fuera porque están aquí. Movimientos de este tipo ha habido siempre. Ahora nos acordamos de aquel disparate de la toma del Congreso cuando Trump perdió las elecciones, pero cuando él las ganó hubo una serie de manifestaciones que duraron meses en los Estados Unidos en contra de ese resultado. Aquí en España hemos tenido un intento de golpe de Estado en Cataluña, separatista, hemos tenido manifestaciones que han rodeado al Congreso, pero como eran de izquierdas parece que se habla menos de ellas. El problema, en Brasil o en Estados Unidos, es que ha habido elecciones con un resultado muy ajustado. Eso crea una división en la sociedad y aparecen esos que aprovechan esa división para quebrar las instituciones políticas. La democracia es algo que hay que defender, no es algo que se consigue y está ahí, como el amanecer o como el mar, al que se mira de lejos o se admira. La democracia es un proceso y hay que estar siempre vigilando. No tiene piloto automático.

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