El Gobierno sostiene al jefe camporista involucrado en el espionaje ilegal a jueces
Fabián Rodríguez sigue como funcionario de la AFIP a pesar de las revelaciones
Jaime Rosemberg
El dirigente camporista Fabián “Conu” Rodríguez sigue como alto funcionario de la AFIP a pesar de las revelaciones judiciales que lo involucran en la trama de espionaje ilegal contra jueces que investigaban a Cristina Kirchner, entre otras figuras de la Justicia y la política. Rodríguez está involucrado como uno de los dirigentes kirchneristas que pedían y recibían información clandestina obtenida por el expolicía Ariel Zanchetta, detenido por espiar, entre otros, a magistrados de la Corte Suprema.
En las pruebas obtenidas por la Justicia, el camporista Rodríguez aparece conectado al espionaje ilegal junto con el diputado cristinista Rodolfo Tailhalde, que se convirtió, con Leopoldo Moreau, en uno de los principales impulsores del juicio político a la Corte.
Las revelaciones sobre el espionaje ilegal provocaron un fuerte impacto en el sistema político, a dos semanas del balotaje.
“No, no está”, contestó sin explicaciones adicionales a un la nacion empleado de la despoblada mesa de entradas de la sede central de la AFIP. Lo hizo luego de comunicarse varias veces con el despacho de Néstor Fabián “Conu” Rodríguez, un funcionario kirchnerista de la agencia recaudadora de impuestos vinculado con el escándalo de escuchas y seguimientos ilegales que involucran al policía retirado Ariel Zanchetta, imputado por el hackeo de centenares de teléfonos de dirigentes políticos, jueces de la Corte Suprema y periodistas.
En la calurosa mañana del miércoles, y en medio del hermetismo de sus allegados, no hay pistas sobre el paradero de Rodríguez, cuyo domicilio fue allanado el lunes pasado por la Justicia en busca de más datos sobre su conexión con Zanchetta.
Un vínculo del que surgieron chats en los que el actual Subdirector
General de Servicio al Contribuyente de la AFIP recibe del presunto espía información personal sobre la actual ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, parte del entramado de más de mil carpetas que Zanchetta acumulaba con información sensible sobre distintos actores de la vida pública.
Vinculado desde hace años a la agrupación La Cámpora, y al igual que el diputado kirchnerista Rodolfo Tailhade, denunciante reiterado de la Corte Suprema y otro de los involucrados en los chats con Zanchetta, Rodríguez conserva entonces su cargo en la AFIP en medio del escándalo por el espionaje ilegal.
Según explicaron altas fuentes del organismo, y a través de su cargo de subdirector, Rodríguez tiene acceso a información que está bajo secreto fiscal y a la que puede acceder solo personal jerárquico del organismo.
Ingresado en agosto de 2022 a la AFIP desde la gestión bonaerense, Rodríguez es uno de los diez subdirectores de la entidad, por debajo de su administrador, Carlos Castagneto, y de los tres directores: el massista Guillermo Michel (Aduana), la cristinista y excuñada de Máximo Kirchner, Virginia María García (DGI), y la exministra de Trabajo de Axel Kicillof Mara Ruiz Malec (directora de Recursos de la Seguridad Social). Distintas fuentes de la entidad confirmaron que ni bien ingresó Rodríguez obtuvo un pase a planta permanente, a pesar de tratarse de un nombramiento claramente político.
Ni Castagnetto ni distintos referentes del kirchnerismo en la AFIP respondieron los llamados sobre el futuro de Rodríguez en cion el ente recaudador, del que pasó de director de Comunicación Estratégica a subdirector contratado el 4 de abril de este año, según se informa en la página web de la entidad y datos aportados por fuentes confiables.
Cerca del presidente Alberto Fernández, que aún no se pronunció sobre el escándalo, estimaron que la continuidad de Rodríguez, cercano al diputado y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, “depende de Castagnetto” como principal cabeza de la AFIP. Anoche circulaba la información de que podía ser desplazado en las próximas horas, pero el Gobierno no transmitió ninguna decisión.
Otros empleados con años de trayectoria coincidieron en que, durante todo este tiempo, lo vieron poco y nada por los pasillos de la AFIP. “Muchos se enteraron de que trabajaba acá cuando salió en los diarios”, comentó un antiguo empleado del ente recaudador, que nunca habló personalmente con Rodríguez.
“Le inventaron el cargo para alguna tarea en particular”, deslizó con tono misterioso otro conocedor de los pasillos de la sede central de la calle Hipólito Yrigoyen, a escasos cien metros de la Casa Rosada.
Cerca de Michel, en la sede de la Aduana, afirmaron que el vínculo con Rodríguez y con el propio Castagneto es “profesional”, sin objeciones. “Cada uno tiene su equipo de prensa, no hubo roces”, estimaron desde la Aduana, sin intenciones de entrar en conflicto con el kirchnerismo duro, al que Rodríguez ingresó hace unos quince años, gracias a su blog Conurbanos, y un posterior puesto de prensa a las órdenes del entonces dirigente camporista y referente de ese sector en Lanús, Julián Álvarez.
Las fuentes recalcaron que Massa ya se manifestó sobre el asunto, recordando que él mismo denunció escuchas ilegales “en 2015 y 2017” y agregó que “si alguno hace seis años se dedica a espiarme lo debo haber aburrido mucho”, ironizó en relación a su vida privada.
Un massista y un cristinista
De todos modos, otras fuentes sin conexión con el kirchnerismo aseguraron que, dada su cercanía con Massa, es Michel el que “maneja” la entidad por estos días, con la coordinación de Noelia Cohen, subdirectora general de coordinación técnico institucional. Y que Castagneto, leal a la vicepresidenta Cristina Kirchner, espació su presencia y su actividad como administrador cuando ingresó como candidato a diputado por la octava sección electoral.
En su intercambio por chat con Zanchetta, Rodríguez se jactaba de “seguir manejando” la pauta bonaerense, a través de la cual habría pagado por la información que recibía. Desde la gobernación bonaerense se limitaron a decir a que Rodríguez la nacion “no trabaja hace bastante tiempo” en la administración Kicillof, de quien Rodríguez fue subsecretario de Coordinación de Medios, a cargo efectivamente de la distribución de la pauta publicitaria.
Exgerente de la agencia oficial de noticias Télam durante el final del segundo gobierno de Cristina Kirchner –fue duramente criticado por la fundación Led, de la opositora Silvana Giúdici, que lo tildó de “apretador de periodistas”–, Rodríguez estuvo en el búnker de Unión por la Patria en el barrio de Chacarita el pasado domingo 22, cuando el ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa fue el más votado en las elecciones presidenciales, y obtuvo su pase al balotaje contra Javier Milei.
“Estuvo ayudando con la prensa, conoce a muchos periodistas”, explicó un conocido de la política, que también evitó opinar sobre la divulgación de sus supuestos intercambios de Rodríguez con Zanchetta.
Repudio de Adepa y Fopea
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) y el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) criticaron las acusaciones de Rodolfo Tailhade contra periodistas. ADEPA “deploró” los dichos en que acusó a diversos periodistas de “responder” a un funcionario de la Corte y de realizar “operaciones”.
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El fiscal que no cambia la misión de investigar
La defensoría está del pasillo para allá, acá está la fiscalía, ¡acá se acusa!”, suele contestar cuando los imputados o sus abogados piden verlo para jurarles su inocencia. El trabajo de Gerardo Pollicita no es defenderlos. Es fiscal federal desde 1993 y titular de la Fiscalía 11 desde 2005, cuando accedió por concurso. Nunca lo cambiaría por ser juez. “Es estar del lado de los intereses generales de la sociedad. No quiero decidir, quiero investigar, quiero acusar”, suele decir. Hoy investiga al diputado nacional Rodolfo Tailhade y al camporista Fabián “Conu” Rodríguez por su vinculación con Ariel Zanchetta, el expolicía que realizó inteligencia ilegal para el kirchnerismo.
No es nuevo para él tener entre manos casos de la política. Está acostumbrado a investigar al poder. Envió a juicio al expresidente Carlos Menem por el pago de sobresueldos; elevó a juicio el caso Vialidad contra Cristina Kirchner, condenada a seis años de cárcel, y envió a juicio las causas Hotesur y Los Sauces, además de Oil Combustibles, entre otras.
Cuando el kirchnerismo lo define como “fiscal amarillo”, cercano a Pro, Pollicita recuerda que él avanzó con la indagatoria del ministro de Mauricio Macri, Oscar Aguad, por la deuda del Correo. E investiga el papel de Revolución Federal, el grupo de libertarios radicales enfrentados con el kirchnerismo.
Con Tailhade tiene una historia. El legislador lo criticó con fuerza, hace unos años, por lo que en ese momento el fiscal se excusó en algunas causas. Pero no es motivo para que ahora se vaya a apartar del expediente, señalan algunos de sus colegas. “Los papeles mandan, vamos hasta donde nos lleven los papeles”, suele decirles a los jóvenes de su fiscalía.
A Pollicita nadie le dice Gerardo, ni lo llaman por su apellido: todos le dicen “Polli”, hasta los recién iniciados en los pasillos de Comodoro Py. Viste zapatillas juveniles blancas, remeras ajustadas o camisas holgadas y, excepto los días de audiencias importantes, pareciera que siempre cabe el look “casual friday”.
No deja de asombrarle esta causa en la que investiga el inframundo de la política. Ya lo hizo cuando le tocó avanzar con la denuncia de su amigo, el fallecido fiscal Alberto Nisman, contra Cristina Kirchner por la firma del Pacto con Irán.
Pollicita no proviene de familia judicial. Nació en Barracas, su padre era botellero y su madre costurera. Vendió sándwiches en la cancha de Independiente e iba al colegio con los chicos de la villa, hasta que empezó con los salesianos. Otro fiscal, Guillermo Marijuan, iba al mismo colegio. La inconducta de Pollicita lo dejó al borde de su expulsión, sus modos no eran los de los curas.
Estudió Derecho en la Universidad del Salvador y en primer año, cuando aún no tenía 17 años, se postuló para “pinche” en el Juzgado Federal 1, a cargo del juez Eduardo Marquard. “¿Usted sabe dónde está?”, le preguntó el juez, sentado en su escritorio, que estaba sobre una tarima. Apenas alcanzó la edad para trabajar lo tomaron en el juzgado federal vecino de José Nicasio Dibur, otro juez bravo de la dictadura.
Después pasó a la Justicia Federal de Morón, donde conoció a Nisman y luego trabajó en una fiscalía con Santiago Blanco Bermúdez, el ahora abogado de Jaime Stiuso. De allí saltó a la Justicia Federal de San Martín, donde participó del juicio por la toma de La Tablada.
Fue adjunto de Carlos Stornelli, Eduardo Freiler y el fallecido Jorge Di Lello, hasta que tuvo su propia fiscalía. Su despacho es un retrato de sus gustos. Miniaturas de la cancha de Boca, placas recordatorias de la policía y de fuerzas de seguridad, una mesa ratona repleta de mates y hasta una pelota de fútbol. Ahora suma el termo y el mate pilas de legajos e informes de inteligencia que permitirán asomarse al submundo del espionaje ilegal, donde el kirchnerismo termina otra vez bajo la lupa.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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