domingo, 31 de marzo de 2024

FACUNDO GÓMEZ MINUJÍN Y MILEI, EL HETERODOXO


Facundo Gómez Minujín, presidente de J.P. Morgan:
“Si la Argentina sigue por este camino, para fin de año va a poder acceder al mercado de capitales”
El ejecutivo asegura que el Gobierno pasó los primeros 100 días de gestión “desactivando bombas” y que, de cara al futuro, el país necesita un “factor enganche” entre el ajuste que está llevando a cabo y un plan de crecimiento; en diálogo analiza el futuro del dólar, el cepo y la inflación
Ignacio Federico
Facundo Gómez Minujín, presidente de J.P. Morgan para la Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia
Facundo Gómez Minujín entró J.P. Morgan en 1995 y hoy es presidente de la firma para la Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay, y asesor general de la compañía para Latinoamérica; además, preside AmCham y fue presidente de arteBA. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y obtuvo una Maestría en Derecho en la Universidad de Illinois
–¿Cómo evalúa los primeros 100 días del Gobierno?
–Vienen desactivando bombas que había cuando asumieron el 10 de diciembre. Recibieron una situación muy difícil, sobre todo por el lado de la inflación, que se había acelerado mucho al final, y por el lado de las reservas, que siguen siendo negativas. El tema de las Leliq, que era un gran problema el año pasado, hoy ya no está más sobre la mesa.
–¿Hasta qué punto está solucionado el tema de las Leliq?
–Realmente creo que lo tienen solucionado. Han hecho una licuación impresionante de los activos en pesos también. Esa es la parte que es más sostenible de todo este plan, en el sentido de que lo que está licuado, ya está licuado, es decir, la pérdida ya está. Por el otro lado, con la inflación, al haber liberado tanto los precios, muchos empresarios creyeron que el dólar iba a estar más arriba. Y, al haberse desinflado el dólar, eso también va a generar un efecto positivo en la inflación. Contener el dólar es un ancla para bajar expectativas de inflación. Y ahora ocurrió relativamente sin esfuerzo del Gobierno.
–Muchos economistas creen que el dólar está atrasado...
–La Argentina se ha encarecido mucho en dólares y eso es un problema. Si es circunstancial o momentáneo, ayuda a seguir bajando la inflación. Pero si continúa demasiado esta tendencia de revalorización del peso, es un problema para la Argentina y, a la larga, va a ser un problema para el Gobierno también. Por eso es muy importante que haya una eliminación del cepo, eventualmente, y que confluyan los tipos de cambio.
Facundo Gómez Minujín: "La Argentina se ha encarecido mucho en dólares mucho y eso es un problema. Pero si es circunstancial o momentáneo, ayuda a seguir bajando la inflación"
–¿Eso implica que a corto o mediano plazo haya una devaluación o un ajuste del crawling peg?
–Ajuste del crawling puede ser, una devaluación grande no veo. Pero cuanto más tiempo pasa con un dólar quieto y una inflación creciendo, se acerca más la posibilidad de tener que devaluar. Por eso, creo que todo va confluyendo a que en los próximos meses va a haber muchas noticias.
–¿Por qué los mercados reaccionan positivamente, si todavía hay problemas importantes?
–La posición de la Argentina a nivel global técnicamente es favorable a la compra, porque había mucha posición negativa con el país. Y los bonos estaban tradeando a niveles de default. Entonces pegaron un rally importante y, si la Argentina se normaliza, van a seguir subiendo, porque el país sigue siendo un activo recontra barato aun en estos precios.
–¿De qué depende esa normalización?
–De dos temas. Uno es la gobernabilidad, es decir, que logren pasar leyes por el Congreso y que no le rechacen el DNU. El otro, que la gente tenga la paciencia suficiente para aguantar este momento bastante complicado de recesión, y que enganche esto con el crecimiento de la economía, que hoy todavía no se ve para nada. Es decir, tiene que haber un “factor enganche” entre el plan de reducción del gasto y un plan para crecer. Hoy están haciendo todo lo posible para ajustar la economía y entrar en recesión, que también frena la inflación. Pero, una vez que esté controlada la inflación, hay que empezar a crecer; si no, la sociedad no aguanta.
–¿Hace falta un plan de estabilización?
–Yo no lo llamo plan de estabilización, sino que son las leyes que tienen que conseguir para generar las expectativas necesarias para poder invertir. Por ahora veo que hay mucha inversión en el sector financiero, sobre todo de afuera, pero no se ve todavía tanta actividad en el sector industrial o productivo. Entrar en el sector financiero es relativamente fácil, y salir también. Una vez que normalizaste lo financiero, hay que ver por dónde vendrá el crecimiento.
Facundo Gómez Minujín: "Una vez que esté controlada la inflación, hay que empezar a crecer como país, porque si no, la sociedad no aguanta"

–¿Cuán sustentable cree que es este ajuste, que mezcla licuación con motosierra?
–Es para un tiempo nada más, porque después empieza a caer la recaudación. Por otra parte, todo lo que se licuó es sustentable porque ya desapareció de alguna forma. Claramente, el tema de la seguridad social, lo previsional, es la parte más importante del gasto. Entonces, si logran a través del decreto reducir el gasto hacia adelante, esa parte va a ser sustentable también. Lo que me preocupa es que todavía ni siquiera empezó a tratarse el tema tarifario, o empezó en poca medida; hay que ver cómo logran hacer eso y qué plan tienen hacia adelante para que no haya un impacto tan grande en la sociedad. Ahí hay un cuello de botella muy preocupante para lograr subir las tarifas y, a la vez, bajar la inflación.
–¿Qué es más importante en esa puja entre reforzar el ajuste y bajar la inflación?
–Obviamente, reforzar el ajuste es lo más importante, pero no se trata de lo que yo pienso, sino de lo que piensa la sociedad, o sea, de cuánto está dispuesta a aceptarlo. Me acuerdo que cuando [el expresidente Mauricio] Macri hizo los aumentos tarifarios hubo muchos problemas, y ahora pasa un poco lo mismo, hay que ver realmente cuánto la sociedad está dispuesta a aceptar esto.
–¿Cuál debería ser la prioridad para los próximos 100 días?
–Conseguir aprobación de leyes y que la sociedad acompañe este cambio casi revolucionario que se está tratando de hacer, para quebrar una inercia que viene de muchas décadas de estar muy mal. Porque la Argentina es un poco como un atleta que tiene todo el potencial para seguir adelante, para jugar bien, y no puede porque está maniatado por todos los impedimentos, controles, regulaciones y exceso del gasto, con un Estado sobredimensionado con respecto a la capacidad de recaudación, y con ineficiencias por todos lados. Pero el mundo siempre dice –incluso pese a los nueve defaults– “te sigo creyendo que esta vez sí vas a poder pegar la vuelta”. Pese a todo, siempre se le vuelve a dar a la Argentina la posibilidad de seguir creciendo.
–¿Por qué pasa eso?
–Porque realmente la Argentina tiene factores que son increíblemente únicos, como el territorio, toda la parte agrícola, la minería, las energías renovables, el petróleo y gas, el turismo, e incluso los recursos humanos. Por eso los inversores, sobre todo los financieros, están tan entusiasmados, porque en general tienden a mirar un poco eso. Nosotros tenemos un centro de servicios acá que empezamos de cero hace 10 años y hoy son casi 4000 personas y vamos llegando a 5000. Y toda esta gente no hace un trabajo fácil, es trabajo sofisticado de posiciones que antes estaban en Estados Unidos. O sea, el nivel de preparación que tiene una persona que sale de la universidad acá está al mismo nivel que cualquier otra persona que sale de una universidad en Estados Unidos. Ese talento humano ha generado empresas enormes que hoy están en toda la región y en el mundo, como Globant.
Facundo Gómez Minujín: "Una vez normalizada la parte financiera, hay que empezar a ver por dónde va a venir el crecimiento del país"
–El inversor extranjero, ¿está tan entusiasmado?
–Sí, sobre todo en los últimos dos meses. Ya se está empezando a ver más inversores viniendo, más inversiones financieras y no financieras que empiezan a tratar de entender qué está pasando. La Argentina estaba caída del mapa y el mundo fue creciendo para otro lado. El país llegó a estar fuera del interés de los inversores.
–¿Pero el inversor no duda dos veces, sobre todo tras la decepción de la gestión de Cambiemos?
–El inversor financiero no, porque le es más fácil entrar y salir. El inversor industrial, sí, porque para poder hacer inversiones a largo plazo se necesita un marco mucho más certero. Pero en la Argentina hay muchísimas empresas que demostraron tener un gran manejo de las crisis. Hay compañías grandes que no están en situaciones financieras complicadas y que, de hecho, podrían acceder al mercado internacional en condiciones mucho mejores que el gobierno argentino. En todos los países hay una regla que dice que el rendimiento de los bonos nunca es mejor que el soberano. Bueno, en la Argentina pasa exactamente lo contrario. Entonces hay un montón de empresas importantes que van a empezar a acceder al mercado de capitales en los próximos meses, si la Argentina logra una cierta estabilidad.
–El Banco Central logró acumular reservas, pero en parte a costa de reprogramar importaciones. ¿Cómo cree que sigue la película?
–El Bopreal, que al comienzo le costaba bastante, fue un gran éxito, y la cotización está mucho mejor que al salir. Con eso ha resuelto parte del problema. Pero sigue habiendo reservas netas negativas. La realidad es que tiene que seguir recomponiendo reservas y lo está haciendo también porque existe un control de cambios. Por eso es tan difícil levantar el cepo. Cuando logren levantarlo, la economía debería empezar a crecer.
–¿Debería ser inminente la salida del cepo?
–Es importante, sobre todo, que se salga bien. Haber llegado a cruzar el puente hasta el momento de la liquidación de las exportaciones [del agro] es clave; los próximos dos meses son fundamentales para todo esto.
Facundo Gómez Minujín: "Hay un cuello de botella muy preocupante entre lograr subir las tarifas y, al mismo tiempo, lograr bajar la inflación"
–¿El dólar está competitivo para que el campo liquide?
–Buena pregunta, pero también podría ser menos competitivo, ¿no? Porque, si demorás la liquidación, te puede llegar a costar más. Ahí está el balance de cómo el exportador tiene que manejar esto.
–El Gobierno antes hablaba de dolarización y ahora habla de competencia de monedas. ¿Qué necesita el país desde lo monetario?
–Creo que el Gobierno tiene que seguir trabajando sobre el tema del déficit, el crecimiento, el aumento de reservas y la baja de la inflación. Sobre competencia de monedas y dolarización, está bien la discusión, pero no me parece que sea algo urgente.
–Uno de los pasos para acumular reservas podría ser pedir US$15.000 millones al FMI. ¿Hay lugar para endeudarse más?
–Hay lugar para endeudarse, porque la deuda no depende de cuánto tenés, sino de qué podés pagar. Si vos no tenés acceso al mercado de capitales, nunca tenés lugar para endeudarte más. Pero si tenés acceso, como cualquier país normal, podés hacerlo, porque finalmente la deuda te sirve para poder refinanciar pasivos. El tema es cuando no tenés acceso al mercado, y la Argentina no lo tiene todavía. Con el Fondo sí puede.
–Pero tiene que poder generar los dólares para pagar esa deuda, aunque sea con el FMI...
–Si la Argentina sigue por este camino, para fin de año va a poder acceder al mercado de capitales en forma natural, es decir, a inversores que quieran comprar deuda nueva. Y eso va a servir para refinanciar parte de los vencimientos de los próximos años.
–¿Qué es lo que más les preocupa a las empresas hoy?
–Están optimistas respecto del sendero, pero están expectantes en cuanto a la gobernabilidad y los cambios estructurales hacia adelante. En Amcham hay 720 empresas y nosotros hablamos con muchas, y veo que hay una sensación de expectativa positiva. Pero en algunos sectores la recesión ha pegado fuerte.
–¿Cómo están viviendo las empresas el impacto en el empleo?
–Creo que lo están aguantando.
–¿Por cuánto tiempo?
–Es muy difícil de saber, depende mucho de los sectores. En J.P. Morgan es al revés, estamos creciendo, porque es una empresa de servicios y estamos contratando talento para el crecimiento. La pata financiera es muy estable, pero en líneas generales también crece. Estamos tomando gente pensando que la Argentina va a ir por la senda positiva.
–¿Cómo ve la salida de la recesión, en V, en U?
–Es muy difícil de saber, porque depende mucho de cómo reaccione la sociedad. Si se normaliza el país y se logra salir del cepo, empezar a ver una inflación bien decreciente, de un dígito y terminando el año en niveles de 4%, es una sensación muy positiva. Por más que siga siendo alta, la sensación de que finalmente habrá una inflación mucho menor el mes siguiente es muy importante.
Facundo Gómez Minujín, en 10 frases:“Si la Argentina sigue por este camino, para fin de año va a poder acceder al mercado de capitales en forma natural, es decir, inversores que quieran comprar deuda nueva”
“La Argentina se ha encarecido mucho en dólares mucho y eso es un problema. Pero si es circunstancial o momentáneo, ayuda a seguir bajando la inflación”
“Si la Argentina se acomoda y se normaliza, [los bonos] van a seguir subiendo”
“Todo lo que es competencia de monedas y dolarización me parece bien la discusión, pero no me parece que sea un tema urgente”
“Tiene que haber un factor enganche entre el plan que están haciendo de reducción del gasto y un plan para crecer”
“Una vez que esté controlada la inflación, hay que empezar a crecer como país, porque si no, la sociedad no aguanta”
“Hay un cuello de botella muy preocupante entre lograr subir las tarifas y, al mismo tiempo, lograr bajar la inflación”
“Pese a todo, siempre se le vuelve a dar a la Argentina la posibilidad de seguir creciendo”
“Hay un montón de empresas importantes que van a empezar a acceder al mercado en los próximos meses si la Argentina logra una cierta estabilidad”
“Los corporativos han logrado sobrellevar las crisis en forma mucho más eficaz que el soberano”

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Javier Milei, el presidente heterodoxo
A la par del ajuste, el Gobierno recurre a herramientas no previstas en su discurso: el análisis de Dal Poggetto y Menescaldi.Marina Dal Poggetto y Sebastián Menescaldi*

El título no es un oxímoron, ni la heterodoxia es un sinónimo de mala praxis. Forzar la restricción presupuestaria al límite, “reventando el balance del Banco Central (BCRA)”, recreando la alta inflación, la brecha cambiaria y la distorsión de precios relativos que heredaría la siguiente gestión, todo ello tratando de llegar “competitivo” a la próxima elección (no importa cuándo se lea esto) no fue heterodoxia. Fue literalmente mala praxis.
Empezar a resolver el entuerto heredado por el actual Gobierno requería un programa económico pragmático y coordinado para recapitalizar el balance del Banco Central, apuntando a recrear la moneda y el crédito e intentando evitar que se arranque, una vez más, rompiendo contratos. Claro que, para que el programa funcione, se requiere que en simultáneo se avance en los otros dos ejes de un triángulo equilátero: la gobernabilidad y las reformas.
La gobernabilidad debe ser entendida en sus tres dimensiones: que no se prenda “fuego la calle” frente al ajuste; que las reformas pasen por el Congreso y la Corte Suprema no las anule y, fundamentalmente que se extienda el horizonte de las decisiones en el tiempo, es decir, que el cambio sea irreversible (algo que en la Argentina pendular generalmente no ocurre).
Por reformas entendemos aquellas que hagan sostenible la consolidación fiscal en el tiempo y, fundamentalmente, aquellas que apuntalen la productividad sistémica de la economía, permitiendo una mayor apertura sin generar un desastre en términos de empleo.
De momento, los ejes dos y tres (las reformas y la gobernabilidad) lucen poco direccionados. El primer eje (el programa económico) funciona mejor de lo esperado. Es cierto que, frente a un ajuste que es en extremo violento, el conflicto social no se desborda, y que Javier Milei mantiene una imagen positiva en buena parte de la población, según las encuestas. Pero a 100 días de haber asumido, los dos dispositivos desordenados de medidas, el DNU 70 y la ley de bases, están lejos de ser aprobados, y mucho más lejos de ser irreversibles.
El DNU fue rechazado en el Senado y su vigencia depende de que Diputados no lo trate. La reforma laboral está frenada por una medida judicial. Y, en lo que se refiere a varias desregulaciones, recae una lluvia de amparos. El proyecto de ley de bases volvió a foja cero y sería enviado en partes al Congreso, en el marco de la negociación con gobernadores de cara al pacto del 25 de mayo. Ese acuerdo fue convocado en medio de un giro similar al de la “tábula rasa” que proclamó Milei, entonces candidato, tras el resultado de la primera vuelta electoral. Lo que en cualquier contexto hubiera sido un traspié político, la narrativa y el justificado enojo “con la casta” (siendo Milei el que decide quién es casta y quién no) le permite al Presidente sostener alto el caudal político, en medio de un ajuste en extremo violento e inimaginable en democracia.
Con respecto al programa, se priorizó evitar romper contratos y se apeló a herramientas “heterodoxas” y coordinadas, con el objetivo de ordenar el balance del BCRA. Se estuvo, por lo tanto, lejos de las propuestas de campaña que, sin acceso al crédito, oscilaban entre un “mini plan bonex” para dolarizar, y una baja de la tasa de interés y liberación total de los controles de capitales, suponiendo que el mercado iba a encontrar el nuevo equilibrio.
Las herramientas heterodoxas a las que se recurrió conviven con un agresivo ajuste para cortar de prepo el financiamiento monetario al fisco.
Un ajuste fiscal que se hizo, en el arranque, acelerando la licuación del gasto vía un shock inflacionario “controlado”, mientras que la devaluación y el impuesto País apuntalaron los ingresos de la Nación. Pero no así, claro, los ingresos de las provincias, para las cuales a la caída de la coparticipación de casi el 20% en términos reales, se suma el recorte en las transferencias discrecionales de más de un punto del PBI.
El ajuste fiscal tiende a diluirse rápido, a medida que los ingresos se erosionan con la recesión, y la licuación del gasto se modera con la baja en la inflación, la recomposición rezagada de las jubilaciones (incluida en el DNU 274) y la necesaria negociación que tendrá que entablar para que el Congreso apruebe las leyes que necesita, incluyendo la restitución del impuesto a las ganancias en un contexto de desplome del salario real.
Componentes heterodoxos
1) El shock cambiario de arranque no solo mantuvo controles de capitales, sino que los ajustó a principios de febrero con la resolución general 990, cuando la suba de la brecha cambiaria empezaba a ser coordinada por importadores que intentaban acceder al CCL para pagar deudas pendientes con proveedores del exterior, aprovechando que el 20% de las exportaciones abastecía de dólares ese mercado. Son controles que podrían empezar a aflojar frente a la estacionalidad de la salida de la cosecha, pero sin soltar el grifo. Recordemos que el registro de deudas comerciales que implementó el Gobierno totalizó US$42.600 millones, más de cinco veces la suma de las tres series de Bopreal.
2) Lejos de abrir la economía, se incrementó en los hechos la protección efectiva, vía la implementación del pago en cuotas de las nuevas importaciones (a 30, 60, 90 y 120 días), el aumento del impuesto País de 10% a 17,5%, y la perpetuación de las percepciones de IVA y Ganancias, que dejaron de “tomarse a cuenta” en la gestión de Sergio Massa. De momento, el atraso cambiario que se empieza a coordinar convive con una economía que sigue siendo en extremo cerrada (el dólar se ubica 3% arriba de los $14 de cuando Mauricio Macri salió del cepo, pero la ventaja tiende a achicarse rápido con el crawling al 2%).
3) El Banco Central bajó la tasa de interés en dos oportunidades (del 11% al 8,6% mensual y luego al 6%), en la búsqueda de acentuar la licuación del overhang (excedente) de pesos, frente a una inflación que en diciembre saltó al 25,5%, y empieza a bajar, en simultáneo con el reacomodamiento de tarifas que se está implementando. La inflación fue, de hecho, de 20,6% en enero, de 13,2% en febrero y... ¿será de 13% en marzo y de 12% en abril, para alcanzar un índice de un dígito recién en mayo? La baja de tasas es una decisión que podría volver a darse, viendo la forma en que empujó hacia abajo la tasa de las Lecaps (letras del tesoro) cuando se decidió aceptar solo el 25% de las ofertas. Tasas negativas que, frente al actual nivel de riesgo país, solo pueden sostenerse con controles de capitales.
4) Tras una desregulación de prepo del sistema de precios mediante el DNU de fines de diciembre, el equipo económico empezó a “conversar” con los distintos sectores involucrados (supermercados, empresas de consumo masivo, refinadoras y prepagas) con la intención de moderar el impacto en el IPC de las subas, al tiempo que el propio Milei les avisa a los empresarios que el crawling al 2% mensual llegó para quedarse, reconociendo que los controles de capitales se sostienen. Todo ello, mientras el sector privado empieza a mirar con preocupación el desplome en las ventas y la suba de costos.
Por lo pronto, el vértice del programa viene saliendo bien, en un contexto de retorno de la liquidez global que compra la historia detrás del ajuste. Eso generó que el riesgo país se derrumbara desde los 2600 puntos básicos a poco más de 1400. Y hay una nueva fiesta financiera que hoy no alcanza para abrir el crédito.
A costa de una brutal recesión, la inflación baja algo más rápido en comparación con lo esperado, el BCRA sigue comprando dólares, y los números fiscales mostraron en enero y febrero un superávit financiero y se acercarían al equilibrio en marzo, mientras el caudal político medido en las encuestas se sostiene. Las reservas netas son menos negativas, pero siguen siendo negativas (de US$11.500 millones en el arranque pasaron a US$4300 millones), y los pasivos remunerados cayeron 40% en términos reales respecto del pico de octubre pasado. En algún momento hay que salir del 80%-20% y del crawling peg al 2%; la tasa de interés tiene que remunerar el ahorro y se deben empezar a aflojar las restricciones cambiarias. Para esto se requiere avanzar en un programa monetario que no solo esté basado en una megalicuación del gasto, y en un programa financiero que no requiera de puts para recircular los pesos dentro del cepo. Por ahora, el equipo económico no muestra apuro en presentarlo.
Sobre la gobernabilidad, la pregunta es: ¿Milei inventó la pólvora, y la narrativa alcanza para que la división no solo sea sobre la interpretación de los hechos, sino sobre “los hechos”, recreando una realidad virtual en la cual estamos todos metidos frente a la licuación, a la recesión y al aumento del desempleo? Se trata de una narrativa que exagera el número de despidos del Estado, pone y saca la dolarización de la agenda a conveniencia, le explica a los gobernadores dónde cortar el gasto para compensar el recorte unilateral en transferencias, y muestra día a día un nuevo caso de abuso del Estado contra los argentinos de bien, mientras mantiene los privilegios de los que define como no casta. ¿O en algún momento la visualización de los hechos lo vuelve a convertir en calabaza? Por ahora solo pasaron 100 días y la agenda sigue siendo complicadísima. Lo que sí sabemos es que, mientras dice que nunca dobla, lo que hace es siempre doblar, mostrando un pragmatismo mucho mayor al que reconoce el personaje.
“Empezar a resolver el entuerto heredado por el Gobierno requería un programa económico y avances en la gobernabilidad y en las reformas”
“Las herramientas heterodoxas a las que se recurrió conviven con un agresivo ajuste para cortar de prepo el financiamiento monetario al fisco”

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