sábado, 27 de abril de 2024

EL ESCENARIO, PLAN Y FORMOSA


El Presidente, ante la segunda fase
Claudio JacquelinJavier Milei

La dinámica de la política argentina imita el dibujo de un electrocardiagrama arrítimico, incapaz de encontrar la armonía y siempre bordeando los extremos. La intensidad de acontecimientos de los últimos días y las marcas que dejaron permiten concluir que fue una auténtica semana de lecciones presidenciales,
Tanto por las clases que Javier Milei se propuso dar, como por las que la realidad le impartió en las calles y en el universo digital, como nunca había ocurrido en estos primeros cuatro meses y medio de mandato. Los aprendizajes y los resultados deberían empezar a verse pronto.
El cierre semanal anticipado con la aprobación del dictamen de comisión para que, finalmente, pueda tratarse la versión acotada y corregida del proyecto de ley de Bases y el paquete de reformas fiscales asomó como el valle de una sucesión de picos y escaladas que volvieron a tensar el ánimo social. No hay respiro.
Cuatro días bastaron. Pero esto sigue. En las próximas horas y días habrá más capítulos cruciales. En actos políticos y en el Congreso. Lo concreto es que el paso dado hacia la aprobación en Diputados de los primeros proyectos de ley del Gobierno que atraviesan esa instancia podrían (y deberían) oficiar de parteaguas para la gestión de Milei y, sobre todo, para comenzar una nueva etapa de concreciones.
En lo inmediato, le habrían dejado al Gobierno y, en particular, al Presidente algunas lecciones sustanciales. Por ejemplo, que para gobernar y, más aún, para transformar la realidad no alcanza con la determinación ni con la disposición a confrontar.
La negociación y las concesiones hechas (muchas) fueron clave para avanzar con esas iniciativas que vienen tropezando desde hace un trimestre y consagraron el récord de ser el primer gobierno desde 1983 que en casi cinco meses no logró la aprobación de ninguna ley propia.
Anteanoche Milei admitió haber comprobado y aprendido que la realidad impone restricciones y que el purismo no sobrevive a la gestión. No es poco.
También el Presidente pudo constatar en estos días que los ecos de la autocelebratoria cadena presidencial del lunes pasado quedaron silenciados demasiado rápido por la monumental manifestación que le sucedió al día siguiente en las principales ciudades del país en defensa de la universidad pública, acosada por el ajuste del Gobierno.
No solo fueron cientos y cientos de miles los que se movilizaron en toda la geografía nacional, sino que se caracterizaron por una diversidad que no se reunía por un mismo reclamo desde hace demasiado tiempo. Además, impusieron su temática en el universo mediático y en las redes sociales, para romper con el dominio de la agenda pública que, con notable aptitud, venían imponiendo el Presidente, su equipo de comunicación y su ejército digital.
La monumental cantidad de manifestantes resultó potenciada por los aspectos cualitativos de ese acontecimiento político, que fue producto de un grave error de diagnóstico e incapacidad de previsión del Gobierno.
El Presidente buscó salir de él poniendo el foco en la cuestionada (o deslegitimada) dirigencia política que se sumó a la marcha, pero que no pudo liderarla ni capitalizarla. A ellos también los excedió, pero estaban ahí y no enfrente, como Milei siguió ubicándose aún después de producida. El blindaje popular tuvo una primerfisura. Ni más, ni menos que eso.
El excéntrico discurso (por las formas y el fondo) que Milei brindó anteanoche en la abarrotada cena anual de la Fundación Libertad dejó a las claras ese posicionamiento de Milei respecto de la movilización contra el recorte del presupuesto universitario, así como oficio de oportunidad para retomar la promoción de los logros financieros del primer trimestre que los manifestantes opacaron.
También la reunión sirvió para remarcar el rumbo y, sobre todo, para descalificar a los críticos (o los escépticos) de su gestión y de los resultados alcanzados y por alcanzar. La construcción de enemigos parece infinita en el caso de Milei.
Clase, juicio y show
Desde el atril destrató, desmereció, parodió y se burló de sus colegas economistas, así como volvió a arremeter indiscriminadamente contra los políticos en un discurso que osciló entre una pretensión de clase de economía (desde sus rudimentos hasta abstracciones complejas) y un show unipersonal.
Inclusive, le dedicó una elíptica pero obvia crítica a Mauricio Macri por haber forzado a fines de 2017 la salida del Banco Central de su ahora superasesor, Federico Sturzenegger. No obstante, antes había elogiado a Macri y luego de hablar lo abrazó al grito de “¡Hola, Presi”. Como si disociara los conceptos que usa de los sujetos concretos a los que se refiere.
Tan singular fue su primera presentación estelar en la cumbre social de los liberales argentinos que algunos de los presentes, mayoritariamente identificados con ese ideario, llegaron a preguntarse si estaban ante un presidente (exótico), un profesor de economía (histriónico) o ante una magnífica imitación de Milei hecha por su expareja Fátima Florez.
Al término del extenso discurso y mientras los comensales arremetían con el demorado primer plano, los comentarios iban del elogio a la determinación y la convicción presidencial hasta algunas demandas por la falta de enunciación del futuro en términos concretos más allá de la promesa de que a fin de año la inflación mensual estará por debajo del cinco por ciento.
Muchos de los economistas y políticos presentes, en cambio, no ocultaban su incomodidad o fastidio.
La fascinación de los demás competía con la perplejidad, el asombro y algún dejo de inquietud o incomodidad. Los aplausos resultaron un fiel reflejo de esa mixtura de sensaciones. Pocas veces fueron estruendosos. “Tal vez sólo alguien muy particular y tan excéntrico como Milei pueda lograr como Presidente lo que la Argentina necesita desde hace tantos años para terminar con la decadencia y volver a la prosperidad que todos los anteriores presidentes no lograron o, directamente arruinaron”, explicaba, se esperanlos zaba o se justificaba el titular de una institución bursátil, que antes del discurso tenía más expectativas que prevenciones.
Coincidieron con él muchos otros empresarios presentes. Milei ya ha dicho que lo que diferencia a un loco de un genio es el éxito (o el fracaso). Todo depende de los resultados.
La extensa lección con la que Milei cerró los discursos había sido precedida por las palabras del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, de Macri, del exjefe de gobierno de España José María Aznar y del expresidente Bolivia, Jorge Quiroga.
Los cuatro tuvieron expresiones que contrastaron con las formas y con algunos conceptos del orden político y relacional de Milei. Si además de expresar sus posiciones intentaron colaborar con la educación de un presidente novel habrán advertido que, al menos anoche, todavía no había incorporado sus aportes. Si es que no los había rechazado, después de haberlo escuchado entre bambalinas. Como el rockstar que le gusta seguir siendo.
Los números fiscales positivos del primer trimestre destacados por Milei hace cuatro días son un hito así como una foto del pasado que empieza a tener su gestión y sobre los que pretende construir un futuro, cuyas formas aún resultan borrosas.
El Gobierno debe competir no solo contra sus adversarios, sino que empieza a tener sus propios resultados para que se lo evalúe. La recreación de expectativas sostenida por la desaceleración inflacionaria, el superávit fiscal y la consecuente recesión ya convive con la demanda de un horizonte más preciso respecto de la recuperación y las políticas por adoptar con ese fin, que formulan hasta los sectores más identificados con el rumbo fijado por el Presidente.
Ese escenario en gran medida favorable para el Gobierno, coexiste con los reclamos y protestas que empiezan a expresarse públicamente por las consecuencias negativas del ajuste sobre diversas áreas de la sociedad, la economía y el trabajo, a que procuran montarse, por sin éxito, los sectores y dirigentes más reactivos al proyecto oficialista.
Milei y su equipo de cracks, como él los denomina, todavía no les despejaron las incógnitas que les dejaron los primeros meses de la presidencia a aquellos que adhieren, pero esperan señales más claras.
La gobernanza empieza a preocupar más (o antes) que la gobernabilidad.
La movilización del martes pasado fisuró, además, las restricciones para opinar que impone a los escépticos o los críticos una alta popularidad de los presidentes. Más en los comienzos de una gestión.
La espiral de silencio puede haber empezado a desenrollarse. Sin embargo, las precoces reacciones de algunos opositores pueden pecar de extemporáneas y costarles caro. Para Milei la mayoría de ellos todavía son adversarios ideales.
Las encuestas muestran unánimemente que el Presidente y algunos de sus ministros son los únicos que gozan de imagen positiva neta.
La reaparición pública de Cristina Kirchner en el bastión camporista de Quilmes, al lado de la intendenta Mayra Mendoza, prevista para mañana puede ser un examen interesante. Obviamente, no se esperan tropiezos en tierra quilmeña, pero habrá que ver qué eco general tienen su salida a la luz y sus palabras.
Lo que está claro es que no puede ser considerada una demostración de fortaleza, sino una admisión de retroceso de su poder, incluso dentro del espacio que ella y Néstor Kirchner crearon.
Si bien su figura sigue siendo incuestionable en ese universo, su conducción empieza a ser objeto de cuestionamientos públicos, como lo expresó Andrés Larroque, el exlíder camporista y actual ministro bonaerense.
En realidad, lo que está en disputa es su herencia. Axel Kicillok y Máximo Kirchner representan dos ramas en conflicto de una misma familia y la madre política del primero y biológica del segundo intenta actuar un equilibrio en el que pocos creen.
La sangre tira. Recientes interlocutores han escuchado alguna crítica hacia Maximo por la forma de hacer política, entre muchos elogios. Pero también han advertido que expresiones aparentemente comprensivas referidas a Kicillof parecían conllevar una crítica. “Axel no es político” o “Axel no viene de la política”, ha repetido. Para los estándares de Cristina Kirchner esos calificativos no parecen elogios.
El tratamiento en el Congreso de los proyectos del Gobierno que acaban de aprobarse en comisión prometen, además, abrir otras grietas en el peronismo. Pero también en el radicalismo. Aunque el blindaje popular y la confianza de los factores de poder económico del que goza Milei puedan haber experimentado algún rayón esta semana nadie parece en condiciones de capitalizarlo. Pero la realidad es muy dinámica. Son las lecciones presidenciales de la semana. El segundo semestre empieza a estar más cerca
El Gobierno debe competir contra sus adversarios y, a la vez, empieza a tener sus propios resultados para ser evaluado
Desde el atril, el Presidente parodió a economistas y le dedicó una elíptica pero obvia crítica a Mauricio Macri

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Los economistas liberales se dividen tras las réplicas y burlas presidenciales
Con tono histriónico, Milei enfrentó los cuestionamientos de sus colegas y profundizó las diferencias; Melconian y Cachanosky le respondieron
Maia JastreblanskyCarlos Melconian, uno de los apuntados por Milei
Javier Milei es economista, llegó a Presidente hablando únicamente de economía y como jefe del Estado dedica casi todo su tiempo a mirar la macro. Ayer, en la cena de la Fundación Libertad, el líder libertario se sintió reivindicado por la escena, porque era el número uno frente a un auditorio que años atrás lo había mirado como un bicho raro. Se notó en su discurso, donde sacó a relucir todo su histrionismo. Con un tono burlón, se tomó revancha contra los economistas liberales ortodoxos que vienen marcando diferencias con la marcha de su gestión.
“Cualquiera que opina diferente pasa a ser directamente enemigo de Milei”, dijo ayer el economista Roberto Cachanosky, que es liberal como el Presidente, pero que en las últimas semanas dijo que la “precariedad del razonamiento” del jefe de Estado “es espeluznante”. El miércoles, en el Goldencenter donde se celebró el evento de la Fundación Libertad, circuló la versión de que Milei había pedido que Cachanosky -que históricamente asistió a esas cenas y es allegado a los organizadoresno asistiera. En la Casa Rosada negaron esa versión.
Cachanovsky dijo en Radio con Vos que lo habían invitado, que él respondió que ya no iba a ese tipo de eventos y que volvieron a llamarlo los organizadores para insistirle, prometiendo que iba a estar en una mesa interesante. Y agregó que después no lo volvieron a contactar y que, entonces, no asistió al Goldencenter de Parque Norte.
Desde que se paró frente al atril el Presidente tiró indirectas contra los economistas liberales consagrados que vienen cuestionando el rumbo económico y el atraso del tipo de cambio. Dijo que muchos colegas que critican sus políticas económicas quedarían “hechos huevo frito” si “se tiraran de lo más alto de su ego”. No nombró a ninguno, pero no hizo falta.
El momento incómodo que dio que hablar durante la noche fue, no obstante, el que Milei protagonizó con Carlos Melconian. “Había uno que decía ‘no podés dolarizar, si no hay fideos ni tuco no me podés invitar a comer fideos con tuco’. Bueno se equivocó”, dijo Milei en alusión a la metáfora que había utilizado el candidato a ministro de economía de Patricia Bullrich.
Algunos invitados comentaron que en ese momento,Carlos Melconian se paró de su asiento y se fue. Otros aseguraron que en rigor el economista se había retirado minutos antes, porque dio una entrevista al canal TN. Como sea, fue la comidilla del resto de la velada. “Me gusta más como me imita Ariel Tarico”, dijo Melconian ayer. “Sigue sin haber fideos y tuco”, remató.
Con su discurso en la cena de la Fundación Libertad, Milei incomodó también a otros de los economistas presentes. En una de las mesas más importantes estaba sentado Miguel Ángel Broda, que en las últimas semanas viene advirtiendo que “este ajuste fiscal y monetario no es sustentable en el tiempo” y que las medidas implementadas por el Gobierno para conseguir el equilibrio de las cuentas públicas fueron “toscas y excesivas”. Pero lo que más irritó a Milei fue cuando Broda advirtió que “no hay un plan de estabilización”. Frente al atril, Milei repitió la frase con voz burlona.
Broda fue jefe de Milei cuando él, en 2004, se desempeñó como economista coordinador de su estudio. “Aprendí el trabajo del economista profesional de verdad”, escribió el Presidente en uno de sus libros. Los tiempos cambiaron ahora que está en el poder.
A Carlos Rodríguez, Milei lo ponderó como uno de sus asesores más relevantes para darle volumen a su proyecto durante la campaña, pero muy pronto dejó de escucharlo.
El referente del Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina (CEMA) -cantera de muchos funcionarios nacionales- dijo días atrás a la nacion: “Usó mi nombre, nada más”. Y apuntó: “Estamos yendo a una depresión económica y no veo cómo se va a recuperar la caída de la inversión”.
Los comensales se quedaron atónitos el miércoles con la performance de Milei. La política tradicional, el empresariado y el elenco liberal que desde hace años asisten a la cena de la Fundación Libertad no lograban explicarse cómo este economista excéntrico y extremo que solo habla de teoría económica obtiene tanto éxito político.
Un referente cercano a Mauricio Macri comentó: “Lo que muchos en Pro no terminamos de explicar es como él, rompiendo todos los manuales y con dos escarbadientes, nos ganó a todos”. El expresidente tampoco termina de comprender el fenómeno. “Cada uno tiene su estilo. Milei tiene el suyo… y mal no le va”, comentó a uno de sus interlocutores en el evento.
Lo que quedó en claro fue que el Presidente tuvo el poder de cambiar la agenda de la noche, que hasta su alocución giraba en torno a la marcha universitaria del martes y su eventual impacto en el Gobierno.
Así como Milei ahora ridiculiza a muchos de sus colegas liberales, a otros todavía los venera. En ese grupo está Juan Carlos De Pablo, “El Profe”, según el Presidente. Ambos economistas tienen charlas frecuentes y una de esas conversaciones ocurrió hace pocos días, según reveló el jefe de Estado.
De Pablo comentó en las últimas horas la cadena nacional en la que Milei celebró el superávit fiscal del primer trimestre. El economista dijo que, si bien la coyuntura actual es “dramática” y el Gobierno tiene “muy pocos instrumentos hoy”, el jefe de Estado dio (en el mensaje al país) “un discurso retrospectivo con un mensaje prospectivo”.
El Presidente, en tanto, está atravesando un “metejón” con el diputado José Luis Espert, otro economista ultraliberal con el que otrora tuvo peleas de cartel. Ambos se conocen desde hace una década y en los últimos años tuvieron una relación zigzagueante, pero desde el triunfo de La Libertad Avanza volvieron a hablar seguido y terminaron como aliados.
En la Casa Rosada mencionan a otro grupo de economistas liberales que todavía tienen el visto bueno del Presidente y hasta son ponderados en sus comentarios privados. Allí ubican a Claudio Zuchovicki, licenciado en Administración y especialista en finanzas que tiene un alto perfil como comunicador en los medios y que hoy tiene una relación de amistad con el jefe de Estado.
También a Fausto Spotorno y Miguel Boggiano, que formarán parte del “consejo de asesores económicos” ad hoc del Presidente. Ese comité estará encabezado por Demian Reidel, licenciado en Física del Instituto Balseiro, matemático financiero de la Universidad de Chicago que fue vicepresidente del BCRA cuando lo conducía Federico Sturzenneger, el asesor económico estrella del Gobierno calificado por Milei como “coloso”. Cuando se abrazaron, el padre intelectual del DNU 70/2023 le revolvió el pelo al Presidente en un gesto de cercanía total.
De Domingo Cavallo, calificado como prócer en los ámbitos libertarios, Milei dejó de hablar.
El exministro de Economía del menemismo y padre de la convertibilidad viene advirtiendo que es necesario acelerar la devaluación actual.
“Dice que el dólar está atrasado cuando hoy está en mejores niveles que en su época. Está grande Cavallo, no nos vamos a meter con él que es amigo de esta casa”, señalaron en Balcarce 50.

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La Corte reactivó la causa contra Insfrán
La presentación cuestiona su reelección indefinida
Paz Rodríguez Niell
La Corte Suprema reactivó el expediente del amparo promovido contra la reelección indefinida del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que lleva 28 años al frente de la provincia, el año pasado fue reelegido y tiene mandato hasta 2027.
Después de meses sin movimientos de trascendencia en el caso, la Corte le dio 60 días a Formosa para que conteste la presentación de la Confederación Frente Amplio Formoseño.
Este grupo político opositor a Insfrán le pidió a la Corte que declare la inconstitucionalidad del artículo 132 de la Constitución provincial, norma que habilita la reelección del gobernador sin fijarle un límite. Ese artículo dice: “El gobernador y el vicegobernador durarán cuatro años en el ejercicio de sus cargos, y podrán ser reelectos”.
Los promotores del amparo, que pretendieron frenar la postulación de Insfrán del año pasado, sostuvieron que se estaba violando el artículo 5º de la Constitución, que establece que las provincias deberán adoptar el sistema “representativo republicano” de Gobierno. principio republicano presupone, en términos de la Corte, la “periodicidad” y “renovación de las autoridades”.
El amparo fue presentado el 15 de mayo de 2023, antes de las elecciones en las que Insfrán ganó su octavo mandato, pero la Corte omitió tratarlo en aquel momento y el 26 de junio Insfrán volvió a imponerse con casi el 70% de los votos.
El 19 de mayo, menos de una semana después de presentado el amparo, la Procuración dictaminó sobre la competencia y sostuvo que la Corte no debía intervenir en este caso porque primero debía agotarse la discusión en la justicia provincial. La Corte no está obligada a seguir el criterio de la Procuración, y Casal, además, lo reforzó en este caso porque dijo que si la Corte consideraba que estaba en juego “el sistema republicano de gobierno”, podría decidir la intervención procesal que considerara pertinente. Un antecedente de la Corte que tiene similitudes con este caso es el San Juan. El año pasado, el máximo tribunal inhabilitó al entonces gobernador, Sergio Uñac, a competir por una nueva reelección basada en que su postulación
 violaba “la esencia del sistema representativo republicano”

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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